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De sueños, fantasmas y viajes en el tiempo. Amores con magia (tercera parte).-

Somewhere in time (Pide al tiempo que vuelva) - Jeannot Szwarc, 1980.-


Confieso que esta película es el motivo por el cual empecé a pensar en hacer esta serie; estos amores con magia no son más que una excusa para poder traer esta película que forma parte del telón de fondo de mi infancia. Esta película extraña, que no tuvo éxito en el momento de su estreno y que parecería olvidada, estaba siempre a mano en mi casa y curiosamente, nos gustaba a todos por igual, hombres y mujeres, adultos y más jóvenes. Años más tarde, su banda musical compuesta por John Barry y con la preciosa Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninoff se convirtió en una de mis preferidas para poner de fondo mientras estudiaba (porque es instrumental) y cuando tuve mi propio tocadiscos no pude resistirme a comprar un puñado de bandas musicales de películas en vinilo, incluida ésta.-

La historia que cuenta es bien simple aunque suene complicada de resumir: en la noche de su primer estreno teatral, el dramaturgo Richard Collier (Christopher Reeve) recibe un reloj antiguo de manos de una anciana desconocida (Susan French) quien sólo le dice “vuelve a mí” antes de marcharse tan misteriosamente como llegó. Ocho años después, Richard es un autor de éxito que acaba de separarse de su novia y, para salir de un bloqueo de escritor, decide alojarse en un hotel por una noche para cambiar un poco de escenario. Allí se obsesiona con la foto de una actriz de comienzos de siglo, Elise McKenna (Jane Seymour), que está en exhibición en la sala histórica del hotel. Una pequeña investigación sobre la actriz lo lleva a descubrir que es nada menos que la mujer que le entregó el reloj ocho años atrás y que por algún extraño bucle temporal, él estuvo en ese hotel al mismo tiempo que ella, en 1912. Richard decide entonces recurrir a la hipnosis para viajar en el tiempo y (re)encontrarse con Elise.-

Una de las cosas que recordaba, en cuanto a los aspectos formales de esta película, es que en la primera parte (esto es, antes del “viaje en el tiempo”) hay algunos cortes abruptos en la banda musical de una escena cuando se pasa a la siguiente. Eso siempre me llamó la atención y observando con mayor cuidado en esta oportunidad, noté que eso se repite en casi todas las escenas de esta sección, pero una vez que nos trasladamos a 1912 todo es más suave y armónico tanto sonora como visualmente, aumentando la romantización del pasado que la película hace. En efecto, las paletas de colores son también diferentes en ambas secciones, pasando de tonos fríos que dominan en la primera a los colores cálidos y la atmósfera de ensueño que envuelve a la segunda. Todo en la película es más bello y poético en el pasado que en el presente de Richard y como espectadores somos invitados a compartir esa melancolía en gran parte porque, desde lo narrativo, nos sentimos más a gusto en ese universo.-

Otra cosa que me encantó en este nuevo visionado fue reencontrarme con tantas caras que ya no están salvo en la pantalla. No sólo con Christopher Reeve en el pico de su popularidad (recién salidito del mundo Superman) sino también con Teresa Wright, Bill Erwin y George Voskovec en papeles pequeños pero importantes. Y en especial con Christopher Plummer en el rol de William Fawcett Robinson, el representante y productor teatral de Elise que se comporta como un auténtico Svengali, pretendiendo controlar todos los aspectos de la vida profesional y personal de su protegida. Robinson representa un digno antagonista para Richard y uno con muchos matices además; desde su enfrentamiento durante un desayuno, cuando se da cuenta de que Richard no desaparecerá así como así, se nota su vulnerabilidad. De hecho los dos grandes enfrentamientos entre Richard y Robinson (el primero durante el desayuno y el segundo en una glorieta durante la noche de la representación teatral de Elise) son muy reveladores para comprender a ambos hombres. En ellos Robinson revela la complejidad y profundidad de sus sentimientos por Elise y Richard hace lo propio mostrando además mucho aplomo (en estas escenas, también Reeve demuestra mucho aplomo frente a Plummer, dicho sea de paso). Volviendo a Robinson, a él pertenece uno de los planos más hermosos de la película (lo cual es mucho decir porque lo cierto es que esta es una película muy hermosa de ver), un travelling lateral que lo acompaña mientras se pierde en las entrañas de un teatro vacío luego de haber dicho a Elise que la espera para partir hacia la siguiente ciudad en su gira, pero sabiendo que nunca más volverá a verla.-

De la historia me fascinó algo que no recordaba y es que la película balancea muy bien los elementos románticos y dramáticos con muchos momentos de comedia (Reeve en particular es muy bueno aquí en encarnar esos tres tonos diferentes) pero me quedaron al menos dos cabos sueltos. El primero es que nunca se nos dice qué pasó con Richard en 1912. ¿Murió, se desvaneció en el aire? El segundo (y aquí cometeré un pequeño spoiler) es que cuando nuestro héroe regresa al presente, aparece en un cuarto diferente del suyo (supuestamente, es el mismo cuarto en el cual estaba con Elise al momento de su desaparición). Nunca antes había pensado en ello, pero esta vez me vi forzada a preguntarme si acaso Richard anduvo deambulando por el hotel durante tres días bajo los efectos de la hipnosis y en ese caso, cómo nadie lo vio o lo despertó o llamó a un médico o algo… Cierto es que el hotel está bastante vacío en 1980 pero entonces, ¿cómo consiguió Richard entrar en ese otro cuarto? La verdad es que verán que durante años nunca me planteé esas preguntas, es decir que o bien yo soy una espectadora bastante lenta o bien esas pequeñas incongruencias no importan en lo más mínimo (o ambas). Y por otro lado, tampoco soy una fanática de estar sacándole la nariz al payaso. Somewhere in time es una película hermosa y delicada, de las más románticas que conozco en esta idea de dos personas destinadas a reencontrarse y enamorarse perdidamente en tiempos paralelos que se repiten una y otra vez. Y que además tiene esta idea encantadora de que en estos tiempos paralelos, Richard y Elise se reconocen el uno en los ojos del otro: Richard se enamora de ella al ver su retrato, pero ese retrato fue tomado mientras ella lo miraba a él, de modo que de alguna forma él se enamora de la forma en la que ella lo mira con amor. O algo así. En todo caso, es una película para mirar con total entrega y sin cinismos y para soñar un poquito con que en algún lugar del tiempo está el amor de nuestras vidas esperándonos.- 


Comentarios

  1. Querida Bet
    ¡¡¡Sabía que iba a salir esta película en la serie!!!
    Y te doy mil gracias porque no solo me la descubriste, sino que también pude leer y disfrutar el libro que adapta.
    No hay lógica posible, es un amor más allá del tiempo y del espacio, donde hay todo el sitio del mundo para la incógnita.

    Beso enorme
    Hildy

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    Respuestas
    1. No podía faltar, ¿verdad? Yo nunca tuve oportunidad de leer la novela, pero sé que es diferente en cuanto al mecanismo que permite el "viaje en el tiempo". En cuanto a la película, es maravilloso que algo que viste cientos de veces durante años, aún pueda mostrarte nuevas facetas estéticas o a nivel de los personajes. Me ha encantado reencontrarme con esta historia y siempre me alegra poder compartir su legado porque no es una película de la que se hable a menudo.-
      Te mando un abrazo enorme, Bet.-

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