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Bingo de películas (tercera parte).-

Durante el fin de semana pasado una de las “categorías” de películas sorteadas en mi bingo fue “película original y su remake”. Con un par de días de atraso, he aquí mi entrada.-

6 de abril - Película original y su remake: Imitation of Life (Imitación de la vida) - John M. Stahl, 1934 y Douglas Sirk, 1959.-


Dos versiones de la misma historia, filmadas con veinticinco años de distancia en dos contextos históricos de Estados Unidos en los que muchas cosas seguían siendo iguales. En ambos casos recorremos la historia de dos mujeres solas, una blanca y la otra negra, ambas madres de niñas, que tejen una relación durante años, a partir de que la segunda convence a la primera de tomarla como mucama a cambio de casa y comida. En ambos casos hay una historia de éxito profesional, un triángulo amoroso complicado, sacrificio y una dura historia de aceptación de la propia identidad por parte de la hija de la mujer negra, una niña mestiza de piel muy clara. Sin embargo, hasta aquí llegan las similitudes y ambas películas adquieren, desde lo estético y los detalles de la trama, vida propia.-
En la primera versión (estrenada luego de la implementación del Código de Producción Cinematográfica) Bea Pullman (Claudette Colbert) es la mujer blanca y Delilah Johnson (Louise Beavers) es la afroamericana. Bea heredó de su marido un emprendimiento de venta de jarabe de arce que no va demasiado bien, pero su talento innato para los negocios la lleva a tomar la receta secreta de panqueques de Delilah y construir sobre eso un emporio comercial del cual hace socia a Delilah (es importante tener en cuenta este detalle, porque en un principio parece desagradable que Bea se apropie de la receta familiar de Delilah, pero no lo hace sin ofrecer nada a cambio). Pasan los años y ambas mujeres siguen juntas, prosperando económicamente y criando lo mejor posible a sus hijas que ahora tienen los rostros de Rochelle Hudson y de Fredi Washington. Jessie (Hudson) continúa sus estudios en la Universidad, pese a que era la menos brillante de las niñas, mientras que Peola (Washington) intenta en vano encontrar un lugar en el mundo de los blancos a los que se parece pero al que no pertenece. Jessie tendrá sus propios problemas cuando regrese de la Universidad y conozca a Stephen Archer (Warren William), el prometido secreto de su madre, de quien se enamora.-


La segunda versión presenta varias diferencias que la disminuyen a mis ojos. En primer lugar, allí donde la versión de 1934 era una película discreta que por único depliegue estético tenía los decorados Art Decó de la mansión de Bea en la segunda parte (y varios atuendos espectaculares para Claudette Colbert, bien en el estilo de los años ‘30) y unos cuantos movimientos de cámara muy bellos, la versión de 1959 es de un Technicolor rabioso en pantalla ancha que no combina del todo con la naturaleza íntima de la historia que pretende contar.-
En segundo lugar, al adaptarse la historia de la mujer blanca (Lora Meredith es su nombre en este caso) a la imagen pública de la actriz que la interpreta, Lana Turner, la película pierde en mucho. Lora es una actriz de teatro que está decidida a triunfar sin importar lo que deba dejar en el camino (incluída su hija), es decir que lejos de montar una empresa en la que ambas mujeres puedan desarrollarse, esta mujer tiene una inclinación exclusivamente individual y gran parte de la película gira en torno a ella. Esto (y la vanidad y egocentrismo que derrocha Turner en cada escena) socava la relación entre ambas mujeres. Más allá de los aspectos que hoy en día nos parecen atrasados (Delilah rechazando su independencia, viviendo eternamente en el subsuelo de la casa de Bea y aspirando solamente a un gran entierro), la versión de 1934 establece con mucha potencia la amistad y la confianza incondicional entre ambas mujeres. Esa es la gran historia amor de la película. En la versión de 1959, quien entabla una relación de respeto y afecto con Annie Johnson (una espléndida Juanita Moore) es Stephen Archer (John Gavin). Tanto Lora como su hija Susie (interpetada por Sandra Dee en la segunda parte) comparten sus confidencias con Annie casi como si escribieran en un diario íntimo, sin esperar una respuesta a cambio (vamos, qué ganas sentí de sacudir a madre e hija de los hombros, a ver si se despabilaban). Y cuando Annie deba salir en busca de su hija Sarah Jane (Susan Kohner), lo hace sola a diferencia de la versión anterior. En esta versión hay una cierta nota de resentimiento entre ambas mujeres, las dos parecen tener algún reproche para hacer a la otra.-
La relación entre Susie y Stephen tiene también otro tenor en la segunda versión. En la primera, Jessie ignora la verdadera naturaleza de la relación de Stephen y su madre y se deslumbra por su primera experiencia en el mundo de los adultos. Pero en la versión de 1959, Susie conoce a Stephen desde su infancia y si bien es entendible que haya tendo un flechazo con él durante años, hay algo en su actitud que genera incomodidad, la competencia con su madre es mucho más abierta.-
En lo que gana la versión de 1959 es en la descripción de la crueldad a la que queda expuesta Sarah Jane en un mundo en el que impera la segregación racial. En la primera versión vemos que Peola sólo puede conseguir un trabajo como dependiente en un restaurante si su empleador cree que es blanca, lo cual ya es bastante (resuenan en mi memoria las palabras de la cantante Lena Horne, quien en una entrevista contó que durante su juventud una mujer negra sólo podía ser maestra, cocinera o puta); pero en la segunda versión, el mundo es mucho más hostil y más violento que eso y la última escena no pretende resolver su situación. Tanto en 1959 como en 1934 la segregación era la norma. Pero al menos el cine ya no tenía que mentirnos un final feliz.-

Comentarios

  1. ¿Sabes qué me pasa? Que amo demasiado el remake de Douglas Sirk, me parece maravilloso formalmente y la historia que me cuenta. Me fascina la manera de construir melodramas de John M. Stahl, con calma y contención, pero el lenguaje cinematográfico exultante y la pinceladas barrocas de Sirk para mostrar una América que bajo sus colores esconde corrientes subterráneas y oscuras me envuelve y subyuga. Yo disfruté de las dos, pero soy una enamorada de la de Sirk, que además he visto bastantes más veces. Siempre que me enfrento a la secuencia final no puedo evitar contener las lágrimas. Me gusta mucho de tu análisis cómo describes la distinta naturaleza de la amistad entre las protagonistas en ambas versiones, es un punto muy interesante.
    Tengo pendiente un 10 razones para amar... este melodrama de Sirk, que intuyo por lo que leo en tu texto que te ha dejado algo fría, ¿o me equivoco?

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Jaja, no te equivocás. La única escena que me desarmó fue el encuentro de Annie y Sarah Jane en el hotel, cuando entra la amiga y Annie finge ser una antigua criada, ahí me lloré todo; pero el resto me pareció demasiado dominado por Lora y su hija y por la relación de ambas con Gavin que lindo y todo como era, ¡qué cartón por favor! Nada supera el triángulo de Colbert - Hudson - William. Y la relación entre Bea y Delilah es mucho más intensa y cálida en esa versión.-
      Me encantará leer un "10 razones para amar", tal vez aprenda a ver nuevos aspectos que me hagan apreciarla más. Me quedó pendiente de todos modos escuchar el audiocomentario de esa versión, sólo escuché el de la primera versión (por eso me retrasé con el bingo, por ver dos veces la misma película).-
      Te mando un beso grande, Bet.-

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