Ir al contenido principal

Tres momentos de tango en el cine.-


Mi visionado de The Four Horsemen of the Apocalypse, con su célebre escena de tango, me llevó a pensar en otros momentos de cine en los que el tango cumpla una función esencial. Estos son los tres momentos que recopilé. ¿Se les ocurren otros?


Anchors Aweigh (Levando anclas) - George Sidney, 1945.-




Algún día dedicaré a esta película una reseña completa, pero el segmento que aquí nos convoca corresponde a una escena de fantasía en la cual Joe Brady (Gene Kelly), un marinero con permiso por tres días, intenta decirle a Susan (Kathryn Grayson) lo que siente por ella. Joe siente que para expresar sentimientos sinceros necesita un contexto épico y grandioso, como los que aparecen en las grandes obras de la literatura. Su imaginación lo transporta a un mundo imposible en donde él es un bandido enamorado de una princesa que arriesga su vida para verla una vez más. El número musical que tiene lugar es un delirio maravilloso en el cual se combinan La Cumparsita, la cultura española y la capa, antifaz y espada de El Zorro en algo que siempre me arranca una risa (pero una risa embelesada) cuando comienza pero que al final termina enganchándome.-

Esto que parecería ser una mezcolanza cuando uno mira el número en forma aislada, tiene sentido en el contexto de la historia. Joe es un atorrante que tiene una novia en cada puerto y cuando conoce a Susan de manera fortuita (gracias a la inoportuna aparición de Donald, el sobrino de la joven interpretado por el recientemente fallecido Dean Stockwell) no quiere saber nada con ella porque tiene otros planes. Pero no puede evitarla porque su amigo Clarence (Frank Sinatra) se ha enamorado de la muchacha y Joe prometió ayudarlo a lograr una conquista para su permiso de tres días. A poco de tratarla, Joe comienza a enamorarse de Susan pero no en la forma infantil y superficial en la que ama Clarence, sino sincera y profundamente. Pero quiere ser leal a su amigo. Es todo muy doloroso y confuso para él y en medio de eso, Susan lo presiona para que le diga lo que verdaderamente siente. En su imaginación alborotada, Joe conforma una escena de cuentos (ya antes había creado otra para el pequeño Donald) en donde pone todos los elementos narrativos de gallardía, aventura y romance que se le ocurren.-

El número es, además, un exponente puro del estilo de Gene Kelly. Los saltos, los giros, las acrobacias, la mixtura entre el claqué, el ballet y la danza contemporánea, la vitalidad y la sensualidad que actúan como un imán para el espectador. No veo esta película completa hace años, pero he revisado algunos números para escribir este texto y lo que puedo garantizar es que Anchors Aweigh es una inyección de felicidad instantánea. Dejo el enlace al número completo para que puedan disfrutar en grande.-





The Impostors (Los impostores) - Stanley Tucci, 1998.-




Otra película a la que le debo un texto, porque es una de esas películas que me han acompañado desde la adolescencia y cuyas frases citábamos a menudo en casa, tanto afecto sentíamos por ella. The Impostors cuenta la historia de dos amigos aspirantes a actores, Maurice (Oliver Platt) y Arthur (Stanley Tucci) que se meten en problemas cuando enfrentan a un célebre actor a lo John Barrymore interpretado por el querido Alfred Molina y terminan de polizontes en un crucero. Pero antes de todo esto, la secuencia de títulos constituye una pequeña pieza autónoma de cine mudo al ritmo de tango. Dos hombres anónimos para nosotros son vecinos de mesa en un café a la vera del río. El primero le pide azúcar al segundo y toma a mal que éste censure la cantidad de cucharadas que pone. Luego, el segundo le pide fuego al primero y éste, aún enfadado, le aclara que no fuma y critica su hábito. La llegada de una mujer que no tiene dónde sentarse termina de arruinar la interacción entre estos dos desconocidos, que comienzan a disputarse la compañía de la dama hasta terminar en un duelo de navajas con resultado fatal.-

Toda esta escena transcurre sin diálogos y está coreografiada (tanto en los movimientos de los actores como de la cámara) al servicio de la pieza de tango original compuesta por Lisandro Adrover y me fascina por varios motivos. Primero, porque es absolutamente genial (sí, sé que no es un argumento muy contundente) y si bien es una escena aislada, es perfectamente coherente con las personalidades de Arthur y Maurice que descubrimos a lo largo de la película. Y la estética, que parece de cine mudo, guarda relación también con la de la película en general que no sólo tiene mucho slapstick y el ritmo frenético de las comedias del período silente y del pre-code sino también separadores con carteles al modo de los intertítulos del cine mudo.-

En segundo lugar, porque es una excelente forma de aprovechar el espacio de los títulos generándonos la intriga respecto de lo que estamos viendo. Por otro lado, me gusta la utilización del tango porque rescata una de las formas que puede tener el baile, no tan difundida como la que se produce entre un un hombre y una mujer, que es la que se da entre dos hombres. El tango en sus comienzos se bailaba en los burdeles y a menudo los hombres bailaban entre sí mientras esperaban a ser atendidos. En su forma más sofisticada, el baile entre hombres representa un combate tal como el que sucede entre estos dos personajes en la escena, de ahí que el acompañamiento de tango sea perfecto para la situación que se desarrolla delante de nuestros ojos.-


Some Like it Hot (Una Eva y dos Adanes) - Billy Wilder, 1959.-




Esta película ya ha aparecido por aquí antes (y no lo recordaba, pero había en aquel texto una referencia a The Impostors), pero no podía dejar de mencionarla. En este caso, el tango nos trae a un Jack Lemmon plenamente involucrado con su papel de Jerry, un contrabajista que debe disfrazarse de mujer para salvar el pellejo y que descubre que recibir las atenciones de un millonario (interpretado por Joe E. Brown) puede ser más que agradable. Es muy interesante que la escena esté montada en forma paralela con la acción que se desarrolla en un yate en el cual el amigo de Jerry, Joe (Tony Curtis), finge ser un millonario impotente para seducir a una cazafortunas adorable interpretada por Marilyn Monroe. Este montaje nos permite ver al mismo tiempo como los dos amigos alcanzan sus (por decirlo de algún modo) sueños de amor.-

Al comienzo de su baile con el millonario Jerry está más bien aburrido pero cada vez que volvemos a él, se muestra más y más “en personaje” hasta que la escena termina con tanta pasión que los músicos de la banda, por discreción, llevan los ojos vendados.-

De alguna forma esta escena reúne lo mejor de los dos mundos: es un baile de cortejo, como es el tango entre un hombre y una mujer, pero es también una forma posible entre dos hombres. Y viene (con su carga de pasión pero también con el tono casi caricaturesco que puede alcanzar un tango que se transformó en el emblema del género, como es La Cumparsita) a sanear el inmenso desafío que Some Like it Hot representó para el Código Hays (más sobre esto en mi artículo anterior sobre esta película). Pero sobre todo, es una escena de pura comedia. Les dejo el enlace para un video que sólo incluye esta escena, no así la que se desarrolla entre Tony Curtis y Marilyn Monroe.-




Comentarios

  1. Qué tres momentos más maravillosos. El de The Impostors (Los impostores) - Stanley Tucci, 1998, no lo conozco. Y tampoco he visto la peli. A ver si la consigo.
    A mí me encanta el tango (verlo, claro)... ¡¡¡¡y es tan cinematográfico!!!
    Te digo varios tangos de cine que no olvido.
    El que se marca el personaje de Al Pacino con una desconocida en "Perfume de mujer"... Por una cabezaaaa...
    Sally Potter realizó una película que me fui a verla solo por el tango. La peli se titulaba "La lección de tango" y la protagonizaba ella junto a un bailarín, Pablo Veron.
    Luego el realizador australiano Baz Luhrmann, hizo en "Moulin Rouge", que me rechifla, una versión tanguera de Roxanne.
    Y ya la última para que te rías: siempre que la echan en la tele me quedo enganchada. La peli se titula Shall We Dance y es de doña Jennifer Lopez y Richard Gere en una academia de baile... ¡y por supuesto tienen su maravilloso momento tangooooo!

    Beso
    Hildy

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. "Los impostores" es deliciosa y tiene un elencazo, ¡la recomiendo mucho pero mucho!
      Jaja, yo también reservo el tango solo para verlo. Una sola vez intenté bailarlo y alguna vez volveré a intentarlo, pero no por ahora ;)
      "Perfume de mujer" no la he visto (ninguna de las dos) pero creo que he visto alguna vez esa escena suelta. Y tampoco he visto "Moulin Rouge" ¿podés creerlo?
      De "La lección de tango" no tenía ni noticias pero sí he visto y revisto "Shall we dance". Esa escena de tango me fascina y encuentro que es de las escenas más sensuales de la pantalla, sin ser en absoluto sobre sexo. Es la voluptuosidad de estar vivo lo que transmite. Pensé en traerla por aquí pero me decanté luego por otras opciones. Y también está el tango siempre presente en "12 monos", sobre el cual hemos hablado alguna vez, pero no tenía tiempo de ver la película completa para comentarla aquí (qué triste ¿no?). Y hay tango también en "La lista de Schindler" y en "Los falsificadores".
      Qué lindo hacer estos inventarios...
      Un beso con ritmo de dos por cuatro, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Nuevo abecedario de cine (Edición musicales): R - S (más un bonus track).-

Rhapsody in Blue (Rapsodia en azul) - Irving Rapper, 1945.- Esta película se inscribe en la tradición comenzada por Yankee Doodle Dandy en 1942, la de relatar de manera muy libre la vida y obra de algún compositor o artista ligado al ámbito musical. Este tipo de película suele arrojar un resultado desparejo, no siempre exitoso en términos artísticos y nunca, en tiempos del cine clásico, fiel a la realidad.- En este caso, se trata de la vida de George Gershwin (Robert Alda) desde su infancia hasta su muerte, su relación con su hermano Ira (Herbert Rudley), con sus padres (Rosemary DeCamp y Morris Carnovsky) y con sus amigos, mentores y difusores (muchos de ellos interpretándose a sí mismos en la película), además de su vinculación romántica con dos mujeres creadas para la ficción: la cantante Julie Adams (Joan Leslie) y la pintora Christine Gilbert (Alexis Smith).- Inevitablemente aparece la comparación con otras películas de este estilo y debo decir que entre aquellas que he visto ( T

Brief encounter (Breve encuentro) - David Lean, 1945.-

Momento N° 1: una despedida fragmentada.- Brief encounter está contada en un largo flashback durante el cual Laura Jesson (Celia Johnson) recuerda su fallido romance clandestino con Alec Harvey (Trevor Howard). En el comienzo de la película presenciamos una escena de despedida contada desde un punto de vista objetivo: en una mesa apartada de la cafetería de la estación de trenes, la pareja es interrumpida por una indiscreta conocida de Laura que domina la escena en esta primera presentación. Hacia el final de la película, la misma situación es presentada desde el punto de vista de Laura, en una forma intimista a lo cual se suma que ahora sí conocemos a los personajes y sufrimos por ellos. En esta segunda ocasión Lean vuelve a utilizar un recurso del cual ya se había valido antes en la película y que consiste en manipular el tiempo a través de la puesta de luces y de un uso magnífico de la voz en off (¡maravillosa Celia Johnson, que mantiene esos largos primeros planos sin dec

The Roaring Twenties (Los violentos años veinte) - Raoul Walsh, 1939.-

Esta película bien podría formar una interesante sesión doble con The Public Enemy . Ambas son protagonizadas por James Cagney (con ocho años de distancia entre una y la otra) pero además ambas presentan dos modelos diferentes de películas de gangsters : el anterior y el posterior a la aplicación del Código Hays.- Durante el período pre - code , en el cual el género floreció, los realizadores pudieron colocar en el rol del héroe a criminales atractivos pero muchas veces despiadados, mientras que el lugar del villano quedaba reservado para otros delincuentes (con una fuerza de policía ausente), cuando no para la propia policía y otras figuras de autoridad. Esta inversión en los roles tradicionales, característica de este período, debió ajustarse con la aplicación del Código, surgiendo así una nueva figura: el gangster con el “corazón de oro”, es decir el delincuente simpático, que pese a sus acciones criminales de mayor o menor violencia, se sacrifica hacia el final por un ideal