Ir al contenido principal

Un mes con… Ernst Lubitsch (segunda parte).-

Lady Windermere’s Fan (El abanico de Lady Windermere) - 1925.-



Ay, Lubitsch, Lubitsch, cuánto te quiero. La primera película muda de Lubitsch que vi fue The Marriage Circle la semana pasada (el mismo director luego hizo una remake musical con Maurice Chevalier y Jeanette MacDonald llamada One Hour with You de modo que seguramente ambas películas pasarán por aquí en algún momento porque esta última versión es encantadora y porque me fascinan las remakes filmadas por el mismo director que las versiones originales)... uff, un largo paréntesis para decir que esa peli no me impresionó particularmente de modo que seguí viaje con el segundo film mudo que tenía en mi lista, Lady Windermere’s Fan. ¡Qué genial es esta película! 

La trama es un poquito intrincada, pero podría resumirla diciendo que Lord y Lady Windermere (Bert Lytell y May McAvoy) están felizmente casados, aunque su relación se ve amenazada por dos factores externos. El primero es Lord Darlington (Ronald Colman), un amigo de la familia que está enamorado de Lady Windermere y no tiene ningún reparo en cortejarla en cuanto el marido de ella se da la vuelta; y el segundo es la llegada de la notoria Mrs. Erlynne (Irene Rich), una mujer de “mala reputación” que resulta ser la madre biológica de Lady Windermere, pero de quien ésta termina creyendo que tiene un romance con su marido porque éste no cree que ella pueda tolerar la verdad si se la cuenta.-

La historia está tomada de una obra de teatro de Oscar Wilde y como tal, por supuesto que no falta la crítica a la alta sociedad encarnada por el círculo de amigos de los protagonistas, especialmente por un grupete de damas encorsetadas que no dan descanso a los chismes maliciosos sobre personas a las que no conocen y ante las que se rinden tras un simple halago. No obstante, las referencias al mundo del teatro terminan allí. Lubitsch hace un trabajo fantástico para contar esta historia en términos cinematográficos. Así, utiliza el montaje y los movimientos de cámara para adoptar diferentes puntos de vista, a veces con la intención de producir un efecto estético (una escena en el hipódromo en la que todos espías a Mrs. Erlynne con sus binoculares se transforma así prácticamente en un video musical sin música) pero otras con fines narrativos (como cuando Lady Windermere y Lord Darlington se acercan a una ventana para mejor apreciar un brazalete, justo a tiempo para ver desde lo alto cómo Lord Windermere cambiar su coche por un taxi).-

La escenografía también sirve para contar la historia. Las puertas que trasponen los personajes son gigantescas, haciéndolos ver como pequeñas piezas en el tablero de un juego que en verdad no controlan. Y los vericuetos de un jardín inglés vendrán a revelar verdades a medias, permitiendo que los personajes vean sólo lo que quieren ver.-

Además, la proximidad de la cámara a diferencia de lo que ocurre con el espectador en el teatro, permite que los actores sin excepción brinden interpretaciones sutiles y en el caso de Irene Rich y de Ronald Colman, esa sutileza se traduce en la ambigüedad moral de sus personajes. Lord y Lady Windermere son bastante lineales pero Lord Darlington y Mrs. Erlynne (especialmente esta última) están llenos de matices que aportan riqueza a la historia. En el caso de Lord Darlington, sin dudas no debería cortejar a una mujer casada pero por otro lado, parece verdaderamente enamorado. La escena en la que Lady Windermere le muestra sus regalos de cumpleaños y él responde ante cada uno sin siquiera mirarlos, mirándola sólo a ella mientras obviamente declara su admiración, es suficiente para partir el corazón del espectador gracias a la interpretación de Colman, que deja traslucir la desazón de este hombre enamorado de una mujer que nunca podrá tener. Además, Lord Darlington se redime hacia el final al actuar en tácita complicidad con Mrs. Erlynne para proteger a Lady Windermere.-




Pero sin dudas la más compleja es Mrs. Erlynne. Cuando la vemos por primera vez, está admirando un retrato de Lady Windermere que ha arrancado de una revista con una fascinación casi romántica hasta que poco después descubrimos que es en realidad la madre biológica de la mujer más joven, quien a su vez creció creyéndose huérfana. De su trato con Lord Windermere parece desprenderse que lo que mueve a Mrs. Erlynne es la ambición más que el amor maternal y la forma en la que enciende un cigarrillo cada vez que concreta un acto más de extorsión parece confirmar su malicia. Sin embargo, ante un momento crítico, Mrs. Erlynne vuelve a encender un cigarrillo y entonces ya no es ambición sino desesperación lo que vemos en su rostro. El mismo gesto repetido en contextos diferentes arroja resultados distintos gracias al trabajo de una actriz y un director inteligentes.-

Ciertamente, Mrs. Erlynne fue mi preferida y es por ello que casi me desmayo hacia el final porque hasta el último segundo de película (sobre todo si uno, como yo, no conoce la obra de teatro original) no sabemos cómo terminarán las cosas para ella. La película está completa y con excelente calidad de imagen y de banda musical y subtítulos en español en Youtube y como aparentemente ha caído en el dominio público como estarían todas las películas de ese año y anteriores, dejaré el enlace aquí abajo para que puedan deleitarse como lo he hecho yo.-




Comentarios

  1. Qué encantadora y qué buena es El abanico de Lady Windermere. Como explicas genial en tu texto es que visualmente es un prodigio. Esta es la frase clave: "Lubitsch hace un trabajo fantástico para contar esta historia en términos cinematográficos". Y dejas un montón de ejemplos para reafirmar esa cuestión.
    Además Lubitsch adapta a un autor por el que siento especial cariño, Oscar Wilde. No sé si te he contado que una de mis lecturas favoritas de mi infancia fueron sus cuentos: El ruiseñor y la rosa, El príncipe feliz, El gigante egoísta... Luego descubrí que era un buen dramaturgo. Después conocí su tremenda historia. Y hace poco leí esa carta dolorosa que es De profundis.
    Así que para mí la combinación Lubitsch y Wilde es perfecta.
    Esperando con ilusión estas Navidades más textos del gran Lubitsch...

    Beso
    Hildy

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Gracias querida Hildy! Yo recién he descubierto a Wilde este año, con El retrato de Dorian Gray y quedé con las ganas de ahondar en su biografía. Tengo una anotada en mi lista de lectura para el año que viene, espero poder abordarla.-
      Lubitsch siempre es un soplo de aire fresco y me intrigaba descubrir su etapa silente. The Marriage Circle no me causó una gran impresión pero Lady Windermere me fascinó. Ahora espero poder ver algunas de sus pelis filmadas en Alemania. Pero por el momento me toca seguir adelante con películas de los años '30, hay un par allí que me genera mucha ilusión y también espero ansiosa mi pequeño maratón de pelis navideñas.-
      Aquí entre nos, no veo la hora de que termine este año...
      Te mando un beso enorme, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Nuevo abecedario de cine (Edición musicales): R - S (más un bonus track).-

Rhapsody in Blue (Rapsodia en azul) - Irving Rapper, 1945.- Esta película se inscribe en la tradición comenzada por Yankee Doodle Dandy en 1942, la de relatar de manera muy libre la vida y obra de algún compositor o artista ligado al ámbito musical. Este tipo de película suele arrojar un resultado desparejo, no siempre exitoso en términos artísticos y nunca, en tiempos del cine clásico, fiel a la realidad.- En este caso, se trata de la vida de George Gershwin (Robert Alda) desde su infancia hasta su muerte, su relación con su hermano Ira (Herbert Rudley), con sus padres (Rosemary DeCamp y Morris Carnovsky) y con sus amigos, mentores y difusores (muchos de ellos interpretándose a sí mismos en la película), además de su vinculación romántica con dos mujeres creadas para la ficción: la cantante Julie Adams (Joan Leslie) y la pintora Christine Gilbert (Alexis Smith).- Inevitablemente aparece la comparación con otras películas de este estilo y debo decir que entre aquellas que he visto ( T

Brief encounter (Breve encuentro) - David Lean, 1945.-

Momento N° 1: una despedida fragmentada.- Brief encounter está contada en un largo flashback durante el cual Laura Jesson (Celia Johnson) recuerda su fallido romance clandestino con Alec Harvey (Trevor Howard). En el comienzo de la película presenciamos una escena de despedida contada desde un punto de vista objetivo: en una mesa apartada de la cafetería de la estación de trenes, la pareja es interrumpida por una indiscreta conocida de Laura que domina la escena en esta primera presentación. Hacia el final de la película, la misma situación es presentada desde el punto de vista de Laura, en una forma intimista a lo cual se suma que ahora sí conocemos a los personajes y sufrimos por ellos. En esta segunda ocasión Lean vuelve a utilizar un recurso del cual ya se había valido antes en la película y que consiste en manipular el tiempo a través de la puesta de luces y de un uso magnífico de la voz en off (¡maravillosa Celia Johnson, que mantiene esos largos primeros planos sin dec

The Roaring Twenties (Los violentos años veinte) - Raoul Walsh, 1939.-

Esta película bien podría formar una interesante sesión doble con The Public Enemy . Ambas son protagonizadas por James Cagney (con ocho años de distancia entre una y la otra) pero además ambas presentan dos modelos diferentes de películas de gangsters : el anterior y el posterior a la aplicación del Código Hays.- Durante el período pre - code , en el cual el género floreció, los realizadores pudieron colocar en el rol del héroe a criminales atractivos pero muchas veces despiadados, mientras que el lugar del villano quedaba reservado para otros delincuentes (con una fuerza de policía ausente), cuando no para la propia policía y otras figuras de autoridad. Esta inversión en los roles tradicionales, característica de este período, debió ajustarse con la aplicación del Código, surgiendo así una nueva figura: el gangster con el “corazón de oro”, es decir el delincuente simpático, que pese a sus acciones criminales de mayor o menor violencia, se sacrifica hacia el final por un ideal