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Tres caras del Conde de Montecristo (primera parte).-



Últimamente me ha costado bastante sentarme a ver películas, de ahí que haya escrito tan poco para este blog. Y el motivo de todo esto es que estuve más de dos meses (setenta días, para ser exacta) enfrascada en la lectura apasionante de El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas y no quería hacer otra cosa que no fuera leer y leer. Y como no quería saber nada sobre lo que iba a pasar con la historia no quise arriesgarme a ver adaptaciones cinematográficas, más allá de que ya había visto dos, pero de una no recordaba nada y de la otra no quería creer que fuera una adaptación fiel. Ahora que he terminado (y créanme que estoy todavía de duelo, esta novela me ha dejado por el suelo) me estoy dando una panzada de cine. Y ¿a qué no adivinan mi felicidad? Una de estas versiones tiene por protagonista a John Gilbert y otra a Robert Donat con lo cual puedo decir sin lugar a dudas que estoy tocando el cielo con las manos. ¿Una historia que me dejó hecha una piltrafa y encima protagonizada por dos de mis más adorados? No se puede tener tanta suerte…

Muy brevemente resumiré la trama para luego sí adentrarme en cada adaptación en particular. El Conde de Montecristo es la historia de venganza por antonomasia: Edmond Dantès es un joven marino que está en lo más alto de su vida, a punto de casarse y recién nombrado capitán, cuando es encarcelado bajo el falso cargo de ser partidario de Napoleón Bonaparte (esto sucede en 1815 mientras Napoleón estaba exiliado en la Isla de Elba). Tras pasar siete años en una celda terrible, Dantès logra contactarse con otro preso político, el Abate Faria, quien comparte con él no sólo su plan de fuga sino también sus amplios conocimientos sobre idiomas, ciencias y filosofía. Otros siete años después, Dantès logra fugarse y se hace de un tesoro millonario cuyo secreto Faria le confió. Transformado en un hombre rico, Dantès asume diferentes identidades para vengarse de los hombres que lo condujeron a la prisión o que se aprovecharon de alguna forma de su infortunio.-

Me estoy peleando conmigo misma para evitar comparar todo el tiempo las películas con la novela, porque esencialmente creo que una adaptación cinematográfica es una obra independiente del material de base, no le debe nada a la novela y sólo tiene que guardar coherencia interna para que podamos decir que es buena (en este sentido la versión de 1922, por ejemplo, comete lo que yo considero un error garrafal al revelar la identidad de un personaje cargado de misterio antes de tiempo y sin reacción de parte de quien se ve más afectado por ello). Pero al mismo tiempo, me resulta interesantísimo distinguir qué partes el guionista decidió conservar, qué partes optó por eliminar en pos de la simplificación de la historia (y necesariamente algo íbamos a perder, 1500 páginas no caben en 120 minutos de duración o menos) y - curiosamente - qué partes decidió agregar. De modo que seguramente alguna que otra comparación se cuela, sobre todo porque así como acabo de decir que el guionista no le debe nada al autor de la novela, hay un límite que nadie debería cruzar y que tiene que ver con la tergiversación de la esencia de los personajes y de la historia. Porque si vamos a contar cualquier cosa, no deberíamos llamarla “El Conde de Montecristo”. ¿Ustedes que opinan? Vamos ahora sí con las películas...


Monte Cristo (El Conde de Montecristo) - Emmett J. Flynn, 1922.-




Primero que nada quiero llamar brevemente la atención sobre el hecho de que esta película está a punto de cumplir 100 años (se estrenó el 03 de septiembre de 1922), lo cual me emociona mucho (ni que hablar de que se la creyó perdida durante décadas, con lo cual es casi un milagro que podamos verla). Siempre me toca el alma que podamos ver películas hechas hace tanto tiempo y, a partir de allí, que podamos mantener viva la memoria de quienes participaron en su creación.-

En este caso, Dantès es interpretado por un John Gilbert perfecto en su papel. La película fue producida por Fox Film Corporation y evidentemente hay mucho dinero en la pantalla, los escenarios son magníficos en la segunda parte (literalmente la película está dividida en dos partes, siendo el quiebre la llegada del conde a París) pero no por ello sacrifica algo que se parece a la autenticidad en la primera parte. Quiero decir, obviamente no conocí la Marsella de principios del Siglo XIX (ni la del Siglo XXI tampoco), pero todo en la película “suena” apropiado. Las escenas en la prisión son particularmente impactantes en su simplicidad, las celdas literalmente están desnudas, teniendo sólo un catre y nada más y dando la impresión de espacio reducido en el cual uno podría rápidamente enloquecer que describe Dumas. La actuación de Gilbert en estas escenas reafirma esta sensación de forma brillante.-

Uno de los aspectos más interesantes de esta adaptación es la forma en la que se cuela algo del elemento místico de la novela. En ella Dantès tiene una convicción religiosa muy fuerte que lo impulsa a lo largo de su plan de venganza. Aquí, el instante en el que el joven descubre la existencia de otro preso en su cercanía es dominado por la sombra de unos barrotes que se dibuja sobre una pared de su celda en forma de cruz. La presencia cercana de Faria es un signo de intervención divina. Mucho más adelante en la historia, el conde apela a una suerte de ordalía para resolver su disputa con uno de sus enemigos y un combate de espadachines interminable con otro de ellos se resuelve también por algo parecido a otra intervención divina (lo segundo que no soporto en el cine, después de las persecuciones de autos, son los combates de espadas jaja). Este elemento no es súper preponderante en la película pero allí está.-

Por otro lado, encontré llamativa la forma en la que el guionista Bernard McConville resume la intervención del conde en las “desgracias” que caen sobre los enemigos de Dantès al darle un rol activo en ellas, a diferencia de lo que sucede en la novela en donde el conde tiende a orquestarlo todo desde las sombras pero sin llegar a accionar concretamente contra nadie. Por un lado, es evidente que si se quiere hacer un buen uso de la estrella de la película, se debe permitir que el espectador la vea la mayor cantidad de tiempo posible. Por el otro, para simplificar y dejar en claro que todo ocurre a causa de un plan, la forma más evidente es plantar en la pantalla a quien lo ideó todo. Pero al mismo tiempo, esta intervención rompe esta idea de Dumas de que en definitiva cada villano cae por su propio pecado, que es una de las facetas más interesantes de la novela (además de que el recurso utilizado en la película me hizo gritar varias veces a la pantalla “¿¡Qué hace el conde en esa escena!?”). Esto hace que la historia sea más de venganza que de justicia (y aún me debato sobre cuál es el verdadero tema de Dumas) y además borra todo elemento de compasión y de perdón, dos aspectos muy presentes en la novela que aquí quedan diluidos, aunque sí se encuentra espacio para tratar (en un momento diferente al de la novela) las dudas que acosan a Dantès.-




En cuanto a Dantès en particular, decía que Gilbert está genial en su papel. Aquí es todavía muy joven pero ya muestra esa plasticidad que le conocemos bien para encarnar personajes que atraviesan una transformación violenta, tanto física como emocional. Su Edmond Dantès es poco más que un niño, afectuoso con su padre y enamorado de su novia como corresponde. Su conde es circunspecto pero cada tanto echa chispas con la mirada cuando se encuentra con sus enemigos o cuando constata la hipocresía que lo rodea (y para eso Gilbert también era un genio). Una decisión interesante respecto de su personaje es que Edmond envejece bastante en la prisión (además, está más tiempo allí, veinte años en lugar de los catorce originales) y para cuando “regresa” primero bajo la identidad de un sacerdote y luego como el conde, su cabello está completamente blanco. Todos los personajes de hecho envejecen mucho pero en el caso de Edmond en particular me llamó la atención porque de alguna forma se da a entender que su plan de venganza lo está desgastando.-

En líneas generales Monte Cristo es una buena adaptación. Tiene el tono y la estética correctos y las decisiones de simplificación de la historia son razonables en honor a la brevedad, incluyendo la reubicación de eventos y la combinación de varios personajes en uno. Me reservo mi opinión respecto del final para no caer en un spoiler, sólo diré que es completamente distinto al de la novela y que de nuevo me puso a gritarle a la pantalla.-

Esta entrada ya se está haciendo muy larga, así que la dividiré en dos partes. En la próxima reseñaré otras dos adaptaciones, la de 1934 (ya he adelantado eso al mencionar a mi amado Donat) y otra que será una sorpresa incluso para mí: una versión argentina de 1953. Por ahora, dejo el enlace para la de 1922 por si no tuvieron oportunidad de verla. Tiene subtítulos en español y la banda musical es la misma que trae mi DVD, es bastante buena.-






Comentarios

  1. Hola Bet
    Hace mucho, mucho tiempo en una prisió... ejem, ejem (recomencemos) Hace mucho tiempo, mucho antes de la Edad de Oro de las series, en un país no muy lejano (de algunos) se hizo una mezcla entre serie y folletín de la novela de Dumas. Los capítulos semanales duraban media hora y, como sólo había una cadena de TV, se comentaban los avances de la acción en todos los lugares. De hecho el actor paso a denominarse popularmente como elCondedeMontecristo; le decías a cualquiera: trabaja Pepe Martín y te ponían cara de que no conocían a ese vecino, pero decías sale elconde... y decían ¡Entonces es buena! La serie se puede ver hoy en día en Rtve.es (imagino que tú no podrás, sorry).
    Me ha gustado la frase "(y créanme que estoy todavía de duelo, esta novela me ha dejado por el suelo)" con mucho menos Mecano ha hecho algún éxito mundial.
    Un saludo, Manuel.

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    Respuestas
    1. ¡Qué lindo, Manuel! Aquí encontré la serie en YouTube. No parece estar completa pero debería revisarla con cuidado antes de darla por perdida. Quién te dice, por ahí me largo a coleccionar visionados de Montecristo...
      ¡Qué lindas esas identificaciones de actores con personajes! Hoy mismo le contaba a mi padre que hay una versión de Montecristo con Richard Chamberlain y no va y me pregunta "¿Y ese cuál es?". Con decirle "el padre Ralph de 'El pájaro canta hasta morir'" fue suficiente.-
      Lindas épocas de la tele, tanto aquí como allí, estas que has rescatado.-
      Te mando un abrazo grande, Bet.-

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  2. Dios mío, qué envidia más sana me has causado. Me encanta cuando un libro engancha hasta tal punto. Y luego eso de analizar y ver todas las adaptaciones cinematográficas posibles. Me pasó algo similar cuando me leí Nuestra señora de París y luego me vi tropecientas versiones sobre El jorobado de Notre Dame. ¡Ohhhh, es tan gozoso!
    ¡Yo no me he leído El conde de Monte Cristo ni recuerdo haber visto alguna de las películas o series! Así que me has despertado el apetito por ambas partes. ¡Además tengo la de John Gilbert en mi baúl de pendientes!
    Una gozada leerte, como siempre.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Ay, yo deliré como una loca con la novela. Es mi primer Dumas y no sabía qué esperar porque de la película de Gilbert no me acordaba nada y la de Donat... bueno, ya escribiré sobre ella en mi próxima entrada... De veras que es una novela que intimida con su tamaño pero se lee como si nada, es atrapante. Y me quedé enamorada del personaje principal, lo único que quería era traspasar el papel para abrazarlo y decirle que todo iba a salir bien, que la vida aún puede ser linda. Te imaginarás como quedé, con tantos romances ficticios que confieso a cada rato, sumé uno más a la lista jaja.-
      ¡Yo también tuve una faceta de Nuestra Señora de París! Justo en la época en la que salió el musical francés, allá por 1999 o 2000 tuve mi arrebato de leer la novela y coleccionar visionados de todo tipo de adaptaciones. Y ya debemos haber mencionado alguna vez a Jane Eyre. Me encanta el ida y vuelta entre el cine y la literatura y no me importa el orden de los factores. A veces leo primero el libro y otras, llega primero la película.-
      Gilbert está genial, él que siempre tira esa sonrisa de rayos láser aquí está todo serio y dañado por la tragedia. Estaré atenta a tus comentarios cuando puedas sacarla del baúl.-
      Un abrazo enorme mi querida Hildy, Bet.-

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