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Mostrando las entradas de julio, 2022

Proyecto Cary Grant Nro. 13: Ladies Should Listen (Atención señoras) - Frank Tuttle, 1934.-

  En varios aspectos esta película guarda similitudes con Kiss and Make-Up , la película que visitamos en la entrada anterior: Cary Grant vuelve a interpretar a un soltero en apuros rescatado por la oportuna intervención de una mujer que no le pierde pisada, con una suerte de triángulo amoroso formado por Grant, Edward Everett Horton y otra mujer que a todas luces es inadecuada para nuestro héroe. Incluso hay una línea de diálogo similar en ambas películas, en la cual la "chica buena" le dice a Grant que vive un gran infortunio al constituirse en la fantasía de toda mujer (una frase que vale tanto para el personaje dentro de la película como para el personaje llamado Cary Grant creado por Archie Leach). Sin embargo, la repetición de la fórmula en este caso no garantiza resultados y así como les decía en la entrada anterior que Kiss and Make-Up me había convencido cada vez más con los sucesivos visionados, Ladies Should Listen resultó peor de lo que recordaba.- En este caso

Cinco motivos para amar El Rey del Once - Daniel Burman, 2016.-

Motivo Nº 1: La relación padre - hijo.- El comienzo de la historia nos presenta a Ariel (Alan Sabbagh) preparándose para regresar a su Buenos Aires natal desde Nueva York para presentarle su mujer a su padre, Usher (Usher Barilka). Usher no es más que una voz en el teléfono, una presencia invisible en la vida de Ariel y del espectador, una anécdota que viene de la infancia. Y sin embargo lo llena todo, está en todos lados y todo lo sabe, todo lo puede. Ariel se pasa toda la película intentando infructuosamente ver a su padre y encontrándolo en el mundo que lo rodea. Encuentra su esencia en ese departamento en el cual Ariel creció sin madre, porque ella abandonó a Usher asfixiada por los preceptos y las costumbres de una fe judía en la que ya no creía y un poco sin padre, porque Usher vivía (y vive) trabajando para el prójimo con tanta dedicación que parecería que no le queda espacio para su hijo (así al menos lo siente Ariel). Lo encuentra en esa fundación de asistencia a la gente care

Tres caras del Conde de Montecristo (última parte).-

Continúo mi breve recorrido por adaptaciones del clásico de Dumas con dos películas, una que había visto antes de leer la novela y otra que ha sido un verdadero descubrimiento para mí.- The Count of Monte Cristo (El Conde de Montecristo) - Rowland V. Lee, 1934.- Ay, ay, ay… en la entrada anterior mencioné brevemente que me resulta interesante descubrir, en una película que dura dos horas o menos, qué partes de una larga novela permanecen, cuáles son eliminadas y cuáles se agregan. Y mencioné además que creo fervientemente en la separación entre cine y literatura pero que también creo para poder llamarse “adaptación”, una película debería respetar lineamientos mínimos, de lo contrario debería adoptar otro título y no “colgarse” (por decirlo de alguna forma) de la fama de una novela; además de que debe guardar coherencia interna. Pues bien, esta versión me hizo tirarme de los cabellos en más de una oportunidad a causa de su forma de manejarse en torno a ambas cuestiones, déjenme adelanta

Tres caras del Conde de Montecristo (primera parte).-

Últimamente me ha costado bastante sentarme a ver películas, de ahí que haya escrito tan poco para este blog. Y el motivo de todo esto es que estuve más de dos meses (setenta días, para ser exacta) enfrascada en la lectura apasionante de El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas y no quería hacer otra cosa que no fuera leer y leer. Y como no quería saber nada sobre lo que iba a pasar con la historia no quise arriesgarme a ver adaptaciones cinematográficas, más allá de que ya había visto dos, pero de una no recordaba nada y de la otra no quería creer que fuera una adaptación fiel. Ahora que he terminado (y créanme que estoy todavía de duelo, esta novela me ha dejado por el suelo) me estoy dando una panzada de cine. Y ¿a qué no adivinan mi felicidad? Una de estas versiones tiene por protagonista a John Gilbert y otra a Robert Donat con lo cual puedo decir sin lugar a dudas que estoy tocando el cielo con las manos. ¿Una historia que me dejó hecha una piltrafa y encima protagonizada por d