El segundo módulo del curso “Locos por los musicales” abarca la década del ‘40. El material de consulta para esta semana analiza la forma en la que la II Guerra Mundial influyó profundamente sobre esta década antes, durante y después de la participación de EEUU en la misma. Con este hecho en mente vemos que la descripción de los hombres y las mujeres en los musicales es diferente a la década anterior y que se incorporan a las tramas elementos “nuevos” vinculados con la integración racial, la unidad y el patriotismo. Las películas sugeridas para esta semana fueron Cabin in the Sky (Una cabaña en el cielo), Yankee Doodle Dandy (Yanqui Dandy), Meet me in St. Louis (La rueda de la fortuna) y Holiday Inn. Al igual que en la entrada anterior, las comentaré en el orden recomendado sin atender al año de producción y agregaré una quinta película que considero esencial: On the town (Un día en Nueva York).-
Cabin in the Sky (Una cabaña en el cielo) - Vincente Minnelli, 1943.-
Cabin in the Sky es una película interesantísima por varios motivos. En primer lugar, fue el primer largometraje dirigido por Vincente Minnelli y si bien el “toque Minnelli” se aprecia en todo su esplendor en Technicolor, y esta película se rodó en blanco y negro, ya podemos ver en este primer intento una bella puesta de cámaras y una fotografía delicada y romántica que acompaña el entorno rural de la película y que resulta resignificada hacia el final (no diré nada más para no arruinar el visionado de quienes no la hayan visto).-
Tan importante en términos históricos como este debut es la particularidad de que el elenco está integrado exclusivamente por actores afroamericanos. Si bien ya se habían filmado antes otras películas con elencos ciento por cien afroamericanos, esto seguía siendo una rareza. Los actores afroamericanos (como así también los asiáticos y los de otras minorías) estaban relegados a pequeños papeles, muchas veces sin diálogo y casi siempre bajo estereotipos (una maravillosa excepción es el rol de Theresa Harris en Baby Face). En los musicales, los cantantes y músicos afroamericanos tenían una ventana un poco más amplia para demostrar su talento, aunque por lo general aparecían en números especiales que en los estados del sur de EEUU podían eliminarse fácilmente sin que la trama sufriera. Un número interracial en el que artistas blancos y negros aparecieran como pares, tal como Be a Clown en The Pirate (también dirigida por Vincente Minnelli) era una verdadera declaración de principios. Pero de repente, con EEUU ya participando en la II Guerra, surgió la necesidad de fomentar la integración de los afroamericanos (al menos por un ratito) y de mostrar su cultura en términos positivos.-
En cuanto al elenco, encabezado por una luminosa Ethel Waters, por Eddie “Rochester” Anderson y por Lena Horne, también se aprecia la mano de Minnelli: su gran trabajo en la dirección de actores reduce en mucho las interpretaciones estereotipadas y si bien aparecen aquí y allá algunos detalles (vamos, Cabin in the Sky sigue siendo una película de los años ‘40), se siente un tratamiento de los personajes más respetuoso que en la generalidad de los casos.-
Yankee Doodle Dandy (Yanqui Dandy) - Michael Curtiz, 1942.-
Esta es la primera película de este cuarteto que no había visto antes. Se trata de una biografía bastante libre de George M. Cohan, el multifacético artista considerado el padre del teatro musical de EEUU, protagonizada por James Cagney (quien ganó un Oscar al mejor actor por este papel, el único de su carrera y el primer galardón de esta categoría entregado a un actor en una película musical).-
La producción de Yankee Doodle Dandy comenzó pocos días antes del bombardeo en Pearl Harbor que determinó la intervención de EEUU en la Guerra, marcando profundamente el tono de la película. Aquí se trata de mostrar a un “verdadero americano”, un patriota, y - nuevamente - de integrar a una de las culturas más fuertes del país, la irlandesa (Cohan era de esa ascendencia, al igual que Cagney).-
Y sin embargo, Yankee Doodle es una película que sigue disfrutándose hoy en día. El principal motivo se resume en dos palabras: JAMES CAGNEY. No hay demasiadas oportunidades para comprobar su talento musical (Footlight Parade, de 1933, es el otro musical que pude ver y también es una delicia), de modo que cada una de ellas se convierte en una perla. ¡Cómo se mueve ese hombre! Cagney siempre es interesante de ver pero cuando se pone sus zapatos de baile la cosa alcanza niveles extraordinarios. En este caso, bajo la dirección de Seymour Felix y Leroy Prinz y la coreografía de Jack Boyle, Cagney recrea el estilo de Cohan y al mismo tiempo es esencialmente él mismo. Su persona escénica se funde con el personaje y le da impulso a la película, pero sin llegar nunca a eclipsar a los demás actores; Cagney lidera pero no domina al resto del elenco encabezado por Walter Huston como el padre de Cohan, Rosemary DeCamp como su madre, Jeanne Cagney (hermana de James) como su hermana y Joan Leslie como su esposa.-
Meet me in St. Louis (La rueda de la fortuna) - Vincente Minnelli, 1944.-
En otra oportunidad comenté cinco momentos de esta película y ahora me toca volver sobre ella. En este nuevo visionado me fijé especialmente en los aspectos oscuros de Meet me in St. Louis, que no había resaltado en mi entrada anterior.-
Los musicales de Minnelli siempre parecen tener una nota de gravedad por allí escondida, su universo nunca es tan brillante como aparenta, pero en Meet me in St. Louis este elemento resalta particularmente. Las hijas menores de la familia Smith, “Tootie” (Margaret O’Brien) y Agnes (Joan Carroll, qué pena que esta niña no tuviera un rol más destacado en la película, es encantadora) están obsesionadas con la muerte y encuentran en la noche de brujas, con sus tradiciones macabras, el espacio ideal para dar rienda suelta a sus fantasías. En el curso de la noche las niñas pasan de “matar” a los vecinos menos simpáticos tirándoles harina al rostro a ocasionar el descarrilamiento del tranvía (tratándose de un musical no hay consecuencias fatales, claro). Peor aún, para encubrir su travesura “Tootie” inventa un ataque violento de parte del enamorado de su hermana Eshter (Judy Garland). Material inusual para este género, ¿verdad? En el contexto histórico en el que esta película fue producida, con la II Guerra aún en curso y con final incierto, las niñas parecen ser las más realistas del conjunto. El resto necesitará una amenaza más concreta (la mudanza a Nueva York) para comprobar que el mundo puede cambiar de un momento a otro y que los lazos que tendemos son lo único duradero. Setenta y cuatro años después, Meet me in St. Louis sigue hablándonos de la fragilidad del equilibrio cotidiano y de las cosas que en verdad importan.-
Holiday Inn - Mark Sandrich, 1942.-
Esta es la segunda película del cuarteto de esta semana que estoy descubriendo. Compré el DVD hace mucho tiempo pero nunca había encontrado el momento para verla.-
La trama recorre los enredos amorosos de Jim Hardy (Bing Crosby) y Ted Hanover (Fred Astaire), un dúo artístico que rivaliza en el amor disputándose el corazón de sus sucesivas compañeras de escena: primero la volátil Lila Dixon (Virginia Dale) y luego la adorable Linda Mason (Marjorie Reynolds). Tal vez esta no sea una gran película (tiene todo el aspecto de una más del montón), pero es encantadora y tiene más de un aspecto interesante.-
En primer lugar, es una de las pocas películas (si no la única) en la que Fred Astaire interpreta un personaje ligeramente antipático. Sin llegar a ser un villano, su Ted básicamente lanza el zarpazo sobre cada mujer de la cual Jim se enamora (¿es que acaso no puede conocer mujeres de otra forma?). No termina de resultar claro si las ama o si quiere asegurarse su lealtad profesional, lo único seguro es que aquí - como en otras películas musicales - el amor y los negocios son la misma cosa. Al mismo tiempo, el carisma de Astaire saca a flote a su personaje en base a muchas escenas cómicas ejecutadas a veces con Crosby, otras con Walter Abel en el rol de su represante.-
Otro aspecto interesante que se relaciona con mi comentario sobre Cabin in the Sky es el tratamiento que Holiday Inn hace de las cuestiones raciales. Por un lado, el número que Bing Crosby y Marjorie Reynolds hacen con maquillaje negro es eliminado en las emisiones televisivas de esta película en Estados Unidos, por considerarse ofensivo. El estilo black face fue muy popular en el cine durante décadas y son muchos los artistas que filmaron números musicales así maquillados. Es muy interesante el análisis que se hace en el material brindado por el curso respecto a qué significaban estos números en el contexto en que fueron filmados: lejos de pretender ridiculizar o invisibilizar a los artistas negros, estos números buscaban - de acuerdo a los estándares de aquella época - celebrar la cultura afroamericana. Y aún cuando nuestra sensibilidad no considere aceptable este tipo de expresiones, pretender que nunca existieron hace un pésimo servicio a la Historia. Por otro lado, es interesante considerar que el personaje de Mamie (Louise Beavers), la criada negra de Jim, es una madre soltera fuerte, determinada y sabia que termina salvando el día para su empleador.-
Un último aspecto de Holiday Inn que encontré fascinante es la ruptura de la ilusión cinematográfica que ocurre hacia el final de la película, cuando todos los personajes se trasladan a Hollywood (Ted y Linda para filmar una película ambientada en la posada de Jim y éste para recuperar a su amada). De pronto, la posada del título se convierte en un set de filmación y aquello que percibíamos como “real” se reafirma como ficticio: la posada misma, el cochero que lleva a Linda, la propia Linda transformada en actriz y personaje a la vez. Es un efecto curiosísimo en donde los personajes se desdoblan y son a la vez el reflejo y lo reflejado.-
On the Town (Un día en Nueva York) - Gene Kelly y Stanley Donen, 1949.-
Nunca me ha gustado demasiado esta película, me resulta una extraña combinación entre lo sublime (el ballet “Un día en Nueva York”), lo adorable (la canción Main Street) y lo bizarro (Prehistoric Man o Gene Kelly, Frank Sinatra y Jules Munshin bailando disfrazados como odaliscas); y aún aquello rescatable se volvió a hacer con mejores resultados, de modo que no necesitamos verlo aquí en una versión borrador.-
Sin embargo, al escuchar el podcast correspondiente a la segunda semana del curso, en el cual se describen las características distintivas de los años ‘40 en cuanto a los musicales, descubrí que On the Town las contiene todas, cerrando la década con una dosis concentrada de los cambios que se introdujeron en los años anteriores.-
En primer lugar, el trío protagonista (Kelly, Sinatra y Munshin) nos muestra la hermandad de tres amigos que responden al ideal norteamericano de los años de la Guerra: son jóvenes, seguros de sí mismos, viriles y despreocupados. Estamos muy lejos de los hombres de los años ‘30, que estaban agobiados por la Depresión y llenos de incertidumbres. Estos hombres, en cambio, proyectan al mundo la impresión de triunfo que Estados Unidos quería dar a propios y a extraños durante el conflicto.-
En segundo lugar, las mujeres de la película (Vera-Ellen, Ann Miller y Betty Garrett) también son muy diferentes de aquellas que poblaban las pantallas en la década anterior. No son meramente sobrevivientes o damiselas en peligro sino que aparecen como personajes fuertes con objetivos bien definidos. Y son profesionales, en el caso de Miller y Garrett, en ámbitos tradicionalmente reservados para los hombres. Con este tipo de personajes Hollywood logró reflejar la realidad de las mujeres en los años de la Guerra, aún cuando para los años ‘50 se haya intentado regresarlas al hogar.-
Esta película tiene además un elemento muy interesante que se convertirá en un sello personal de Gene Kelly en la década siguiente: la incorporación de un ballet. Se sabe que Kelly quedó muy impresionado con The Red Shoes (estrenada en 1948) y con las posibilidades del cine para llevar las danzas clásicas a una audiencia masiva. A partir de On the Town, todas sus películas importantes contendrán un ballet, culminando con la producción de Invitation to the Dance (filmada en 1952 pero estrenada recién en 1956, con poca repercusión), una película sin diálogo compuesta por tres ballets.-
Por último, On the Town hace un uso explosivo del color. Hasta los años ‘40 todavía se produjeron musicales en blanco y negro, pero en los años ‘50 el género se volcó de lleno hacia el Technicolor y otros sistemas para contrarrestar el avance de la televisión. On the Town, estrenada en el último año de la década, mira abiertamente hacia el futuro.-
Qué interesante está siendo este recorrido por el cine musical y todos los elementos interesantes de análisis en cada una de las películas que aportas. Aquí tengo pendientes tres, de las que he leído y visto secuencias, pero que nunca he visto. Una que me apetece muchísimo es precisamente Cabin in the Sky. Pero no he visto tampoco ni Holiday Inn ni Yankee Doodle Dandy (de la que solo he visto alguno de los número musicales de Cagney).
ResponderBorrar¡Cuánto por descubrir todavía... y qué feliz me hace!
Beso
Hildy
Jaja, a mí me deprime pensar en cuánto me falta ver, debería aprender a que me haga feliz.-
BorrarEsta década me ha resultado riquísima, siempre tuve "flotando" la cuestión de la II Guerra y la exaltación del nacionalismo pero hasta ahora no había hecho un visionado activo de los musicales de esta época con ello en mente a un nivel consciente.-
Las dos que no había visto me resultaron interesantísimas. En general, los biopic musicales me resultan un poco pesados, "Till the clouds roll by" sobre Jerome Kern es muy aburrida y "Deep in my heart" sobre Sigmund Romberg es soporífera; pero Yankee Doodle Dandy tiene la fuerza imparable de Cagney. Y Holiday Inn me sorprendió porque no tenía mucha estima por Bing Crosby como actor y debo decir que me conmovió.-
La década del '50 me espera con otra sorpresa, una de tus favoritas si mal no recuerdo...
Un beso grande, Bet.-