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Variaciones sobre un mismo tema: The Glass Key (1935) - The Glass Key (1942).-

Esta entrada aparece el día de hoy en conmemoración del cumpleaños de George Raft, un actor por el que tengo un cariño especial y no sé porqué. Tal vez sea porque compartimos el cumpleaños ;)

The Glass Key (La llave de cristal) - Frank Tuttle, 1935.-


La historia de The Glass Key gira en torno a la relación entre el mafioso Paul Madvig (Edward Arnold) y su segundo y amigo Ed Beaumont (George Raft). Las expectativas políticas de Paul, cimentadas en su asociación con el candidato a Senador John Henry (Charles Richman), corren peligro cuando el hijo del Senador (Ray Milland, en un rol menor) es asesinado y el mafioso rival Shad O’Rory (Robert Gleckler) y a la hija del Senador (Claire Dodd), dirigen las sospechas contra Paul. Entonces Ed los enfrentará para proteger a su amigo y descubrir al verdadero autor del crimen.-

Esta película fue una verdadera sorpresa para mí, en primer lugar porque desconocía su existencia (sólo conocía, y de nombre, la versión de 1942) y en segundo lugar porque me acerqué a ella sin demasiadas expectativas, pensé en verla por curiosidad, como si fuera una nota al pie de su hermana más famosa, pero terminé descubriendo una pequeña joya olvidada.-

Posiblemente lo más interesante de la película sea la conexión que es posible establecer entre ella y el cine pre-code. En 1935 el Código Hays estaba aún nuevito y (uno esperaría) lleno de vigor y sin embargo en este caso, los guionistas Kathryn Scola y Kubec Glasmon se las ingeniaron para encontrar grietas por las cuales colar muchos elementos inesperados. La escena inicial es un ejemplo de ello: en un accidente de tránsito en la vía pública, una persona resulta muerta (sí, lo que vemos en primer plano es un brazo ensangrentado) y el conductor que causó el accidente está borracho pero no tanto como para olvidar qué hilos hay que jalar para salir del apuro. Este incidente parecería no tener relación con el grueso de la trama y corremos el riesgo de pensar que sólo funciona como un golpe de efecto para introducir el personaje de Paul Madvid, pero más adelante veremos cómo se conecta con la historia a través del personaje de Henry Sloss (Harry Tyler), el hombre que acude a pedir la ayuda de Paul para tapar el escándalo del accidente. Por otro lado, esta versión es muy explícita en cuanto a los vínculos entre la política y la mafia, siendo de las dos la que más enfatiza la faceta criminal de los protagonistas, a través de los garitos y salas de juego que regentean. Así, se sitúa más cerca al cine de gangsters de los años ‘30 que del film noir característico de los años ‘40, pese a la presentación de una proto femme fatale en el personaje interpretado por Claire Dodd. Esta vinculación no sólo está dada en términos narrativos (incluida la intervención de un aspirante a estafador con cartas que hace las veces de comic relief, elemento que no encontraremos luego en el cine negro) sino también estilísticos: la forma clara y pausada en la que se pronuncian los diálogos recuerda a los comienzos del sonoro y la estética de la película, si bien hace un excelente uso del blanco y negro y de las sombras, no tiene todavía la agudeza que alcanzará el género en la década siguiente.- 

El segundo aspecto fascinante en la película es la relación entre Paul y Ed. Nunca se explicita que tengan más que una vinculación “profesional” (si cabe el término), pero lo cierto es que parecen más hermanos que asociados criminales o amigos: Ed llama “mamá” a la madre de Paul (Emma Dunn), cuida de Paul en todo desde el diseño de sus calcetines hasta su vida y tiene una relación estrecha con la hija de Paul, Opal (Rosalind Keith). En mi cabeza, su vinculación funciona en la misma forma que la de Tom Hagen con los Corleone, es decir como la de un extraño que es adoptado siendo niño y que termina convirtiéndose en el consejero y confidente del jefe de la familia. Este vínculo como dije nunca es explicitado en la película pero se impone, en gran medida, gracias a la extraordinaria química que George Raft tiene con Edward Arnold y con Emma Dunn y acaba por constituirse en el corazón de la historia.-

Como decía en el encabezado, siento un cariño especial por George Raft y no sé muy bien porqué. Su filmografía es muy despareja y su estilo de actuación no siempre da grandes satisfacciones (muy a menudo está más cerca del cartón que de la gloria, a decir verdad) pero aquí se destaca. Tal vez sea la forma en la que el personaje está escrito en el guión o la química que Raft tiene con los demás actores, pero hay algo difícil de definir que hace que en esta interpretación, se agrande. En particular me impresionó su actuación en la escena en la que Ed cae en manos de los “pesados” de O’Rory: esta escena tiene lugar a 41 minutos del comienzo de la película y dura aproximadamente ocho minutos en los cuales Raft no pronuncia palabra, sólo usa su cuerpo y su rostro para contarnos la parte de la historia que no vemos, la golpiza y la tortura que sufrió y cómo piensa salir de la situación, todo ello en una forma muy alejada del estilo sofisticado e impasible al que el actor nos tiene acostumbrados.-

Y hablando de lo que no vemos, otra escena fascinante desde el punto de vista cinematográfico es aquella en la cual Ed asiste al encuentro entre uno de los “pesados” que lo tuvo cautivo (Guinn Williams) y O’Rory. Esta escena está filmada con la iluminación de una única bombilla que se balancea y con el interés puesto en la (no) reacción de Ed ante lo que está ocurriendo en la habitación. Prácticamente no vemos lo que ocurre, pero lo adivinamos por las siluetas y por una breve toma del rostro del “pesado”.-

The Glass Key (La llave de cristal) - Stuart Heisler, 1942.-



La trama aquí sigue básicamente los mismos lineamientos, con algunas diferencias menores. En este caso, Ed tiene el rostro de Alan Ladd, Paul Madvig el de Brian Donlevy, Veronica Lake es la hija del candidato a Gobernador Ralph Henry (Moroni Olsen) y Richard Denning es su hermano, mientras que el rival de Paul (llamado aquí Nick Varna) tiene el rostro de Joseph Calleia y su “pesado”, el de William Bendix. Paul en esta oportunidad no tiene madre ni hija, sino una hermana menor interpretada por Bonita Granville.-

La primera diferencia apreciable entre ambas versiones, en términos estéticos, es la mayor estilización de esta película. En la versión de 1935 todo es un poco más sórdido, más rústico, mientras que aquí los decorados son casi barrocos, los movimientos de cámara son más elegantes y los ámbitos en los que se manejan los personajes están más lejos del speakeasy y más cerca del nightclub.-

Varias notas destacables diferencian a esta versión de su predecesora. En primer lugar, el personaje de Veronica Lake (más femme fatale que Dodd) es presentado mucho más temprano y de una forma espectacular: se le cruza a Madvig y le da un cachetazo por haber criticado a su padre. En segundo lugar, esta versión explota la indudable química que tenían Ladd y Lake (aquí en su segunda colaboración de cuatro), quienes despiden chispas cada vez que comparten escena (y Ladd aparece en muchas escenas en las que Raft no había tenido intervención, como por ejemplo en la casa del candidato durante una cena elegante a la que asistió Paul), introduciendo un elemento que la versión de 1935 no tenía: la rivalidad amorosa entre Ed y Paul. Por otro lado, la relación entre ambos hombres es más distante, no tiene referencias personales más allá de su colaboración profesional y eso debilita un poco la trama en la medida en que como espectadora, me pregunto si Brian Donlevy merece el sacrificio en la misma medida en que lo merecía Edward Arnold.-

Otra diferencia curiosa se da en torno a la duración y ritmo de la película. La versión de 1942 parece mucho más larga que la de 1935, pero la diferencia es de solamente cinco minutos. Y la escena equivalente a la del secuestro de Ed que describí más arriba parece darse mucho más temprano en la trama pero tiene lugar tan sólo tres minutos antes (a los 38 minutos de comenzada la película, contra 41 minutos de la otra versión) y es dos minutos más corta. Todos estos datos me llamaron mucho la atención, y los traigo a colación porque vi ambas películas una tras la otra y cuando llegó ese momento en la historia, sentí que tenía mucho menos impacto emocional, como si le estuviera ocurriendo a un personaje al que no conocía tanto y que por ello me importara menos. Alan Ladd está muy bien en la escena, no es que decepcione, pero debe ser ese cariño que siento por Raft que de nuevo está interfiriendo… En cualquier caso, creo que la película se siente mucho más larga que la versión anterior porque los personajes me interesaron menos. Hay incluso una subtrama en la que Ed seduce a la esposa de un editor periodístico que no está en la versión anterior y que tampoco logró atraparme, por muy sorprendente que sea en su sensualidad.-

Por otro lado, también encontré la trama más difícil de seguir y me pregunto si hubiera terminado de entender lo que estaba ocurriendo si no hubiera sido porque acaba de ver la otra versión, que es más clara en términos expositivos. El final sobre todo es menos redondo. Ladd llega a la misma conclusión que Raft, pero con menos elementos y por ello, de un modo más forzado.-

En definitiva, me ocurrió lo que sucede a veces con las sesiones dobles, que la película que generaba mayor expectativa es superada por aquella de la que no teníamos ni noticias…


Comentarios

  1. Hola Bet
    Permítame -que oculto bajo unas opacas gafas StevieWonderianas- intente entonar: Ja-pi vir-day ja-pibir-day ja-pi vid-day tuiuuuuu (aunque no lo crea he tenido peores días cantores).
    Un rápido repaso por iMBD y resulta que Raft no merece ni mención; nos encontramos con una encantadora Olivia Newton-John y con una no peor cantante ni actriz Julie London pero supongo que quien mejor encaja con Bet es ¡¡¡Marcheeeloooo!!! (No me das nada de envidia pues mi onomástica coincide con la mas inteligente y bella de todas las actrices; pero bueno, Mastroiani tampoco está nada mal).
    Leyendo tu entrada me has hecho pensar en lo rápido que evolucionaba el lenguaje cinematográfico y lo osados que eran para repetir peli casi sin tiempo a digerir la versión anterior... y casi siempre fallaban. La "primitiva" era mejor que la "sofisticada".
    Otro "elemento común": Raft, Arnold y Ladd tres actores que dependían de cuánto les encajaba el papel pues ellos eran de los "unidimensionales".
    Tchin, tchin (y que cumplas muchas llaves de cristal máaassss -pero de una en una, eh-). Manuel.

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    1. ¡Millón de gracias, querido Manuel, por ese ja-pi-vir-day! Desde este lado del charco se escuchó fantástico, ni una nota fuera de lugar.-
      Ahora me muero por saber quién es la bella e inteligente actriz con la que comparte fecha. De mi lista de compañeros de cumpleaños, siempre tengo en mente a Antonio Moreno, a Geroge Gershwin y al bueno de Raft. Ahí ve que no llego a algo tan moderno como 1924, el año de nacimiento de Marcello, jeje.-
      Es curioso lo que ocurre con los originales y las remakes. En algunos casos, yo prefiero la remake aunque suene a herejía, pero me pregunto si tendrá que ver siempre con calidades artísticas o si acaso a veces influye el cariño que uno tenga por una cierta versión de la misma historia (estoy pensando puntualmente en El padre de la novia, de la que siempre preferiré a Steve Martin por sobre Spencer Tracy.-
      Le mando un abrazo grande y nuevamente, gracias por sus buenos deseos de cumpleaños, Bet.-

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  2. ¡¡¡¡Felicidades, mi querida amiga Bet!!!
    Y qué sesión preciosa nos has regalado.
    Yo tampoco conocía la versión de Raft.
    Me ha resultado superinteresante tu análisis, además de estar rodada en periodo pre code.
    Espero que pases un día precioso, te regalen muchassss cosas y lo celebres por todo lo alto.
    Beso
    Hildy

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    1. ¡Querida Hildy, muchas pero muchas gracias!
      Empezando por lo primero, me gustó muchísimo la versión de 1935 de esta historia, y tanto más en comparación con la de 1942 de la que - básicamente - solo rescato la química Ladd-Lake que nunca había visto en pantalla. Sabía que fueron pareja artística en varias películas pero nunca había visto ninguna de ellas y me quedé con ganas de ver más.-
      Por mi día, no sé si califica como celebración por todo lo alto, pero me regalé dos visionados de esos que curan el alma (no es que llegara con heridas, pero siempre viene bien reconfortarse así): Harvey y Sombrero de Copa. Así que entre conejos invisibles y plumas que vuelan por todos lados, tuve un día muy pero muy agradable.-
      Te mando un beso enorme, querida amiga, Bet.-

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