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The Journey (Rojo atardecer) - Anatole Litvak, 1959.-


Una de las cosas que me divierte es encontrar duplas de cine repetidas a lo largo del tiempo y si puede ser en diferentes géneros, mejor. Cuando descubrí The King and I a comienzos de este año, me intrigó mucho enterarme de que Deborah Kerr y Yul Brynner habían protagonizado un drama algunos años más tarde y me propuse dar con esa otra película.-

The Journey cuenta una historia de supervivencia con el trasfondo de la Revolución Húngara de 1956, en la cual grupos nacionalistas se alzaron contra la dominación soviética. Un grupo de viajeros de distintas nacionalidades aguarda durante días para abordar un vuelo que los saque de Budapest en plena revuelta. Al aeropuerto llega Lady Diana Ashmore (Deborah Kerr), una aristócrata inglesa que viaja acompañada de un compatriota gravemente enfermo llamado Henry Fleming (Jason Robards). Momentos después de su arribo se ofrece a los viajeros una alternativa terrestre: ir en autobús hasta la frontera con Austria y desde allí llegar hasta el aeropuerto de Viena. El grupo emprende el viaje sin mayores contratiempos hasta que a pocos kilómetros de la frontera es detenido por un comando liderado por el Mayor Surov (Yul Brynner). Surov retiene los pasaportes de los viajeros y les promete una pronta salida aunque las crecientes sospechas sobre la identidad de Fleming y la atracción que siente por Diana podrían hacerle cambiar de idea.-

La película me trajo a la memoria aquella escena en Torn Curtain de Alfred Hitchcock en la que Paul Newman y Julie Andrews intentan cruzar la “cortina de hierro” en un autobús falso, aunque más que nada me hizo pensar en la bellísima Knight without Armor que reseñé hace un tiempo, aquella historia romántica a más no poder en la que Robert Donat ayuda a Marlene Dietrich a huir de los bolcheviques tras el estallido de la Revolución Rusa. The Journey pertenece a esa misma especie pero con un estilo propio.-

Visualmente, la película mantiene un estilo sobrio, muy esperable en este tipo de películas que buscan más el testimonio que la estilización y además está filmada en Metrocolor, el cual a diferencia del Technicolor no tiene esos tonos vibrantes que parecen caerse de la pantalla sino que todo es más apagado y uniforme (el fracaso comercial de la película pudo haber hecho, además, que cayera en el olvido y que no tuviera restauraciones como otras de su época). Litvak tampoco se demora demasiado en planos meramente estéticos, todo en la película tiene un sentido narrativo y puesto al servicio de la historia que se pretende contar, nada es gratuito o puramente ornamental.-

Sin dudas el mayor atractivo de la película radica en su elenco internacional. Tanto en el grupo de viajeros como a ambos lados del conflicto armado existe una rica textura bastante inusual en el cine clásico. En la película se hace bastante hincapié en que los viajeros son catorce adultos (Surov se obsesiona con el número), más dos niños uno de los cuales es un pequeñito Ron Howard, y en este grupo encontramos estadounidenses, alemanes, británicos, franceses, un japonés. Los rostros más reconocibles seguramente sean el de Robert Morley y el de E. G. Marshall entre los viajeros y el de Anouk Aimée como una revolucionaria que hace frente al Mayor Surov, pero claramente la trama gira en torno a Kerr y Brynner.-

Es interesante el juego de gato y ratón que se genera entre sus personajes: al principio parece que la mayor amenaza para Diana está en que su compatriota Deverill (Robert Morley) husmee demasiado en sus asuntos (Diana está viajando en tierras extrañas con un hombre que no es su marido y que además claramente no es quien aparenta ser) pero en cuanto aparece Surov en escena la tensión se intensifica porque aparece un peligro real y concreto. Ya no se trata del posible escándalo sino de la misma supervivencia de Fleming y seguramente de Diana también, como su cómplice. El dilema de los demás viajeros, algunos de los cuales prefieren “entregar” a Fleming a las autoridades con tal de salvarse a sí mismos, está bien delineado y nunca deja de ser humano, no hay personajes que sean “malos” por el simple hecho de serlo sino que sus motivaciones son algo que podemos entender aunque no compartamos.-

Es interesante también el personaje de Surov: en un punto me recordó a su Rey de Siam en el sentido en que es un tipo que en otro contexto, hubiera caído bien simpático pero le toca ejercer un poder que es resistido por sus destinatarios. Litvak utiliza el personaje para marcar un distingo entre los hombres y sus circunstancias, algo que también se hacía en Knight without Armor. En lo que esta película flaquea allí donde Knight explotaba, es en el desarrollo de la tensión romántica entre los protagonistas. Y no lo digo porque como espectadora haya pagado mi entrada, metafóricamente hablando, para ver romance sino porque esa tensión termina siendo fundamental para la historia. Brynner y Kerr tienen una química innegable, pero lo que ellos imprimen a sus personajes no necesariamente les es demandado por el guión. Esta carencia del guión hace que cuando llega el momento de la verdad, la trama tambalee un poco. Estoy siendo deliberadamente vaga porque no quiero arruinar ningún giro de la historia, pero sí quiero decir que cuando por fin llega el abrazo que tanto estuvimos esperando, nos creemos lo que ocurre (la forma en la que cada personaje reacciona) porque estamos viendo a Brynner y a Kerr y no por aquello que Diana y Surov nos han mostrado. Casi diría que por fortuna los actores hacen más que lo que los personajes les demandan.-

Así y todo, la película vale la pena. El suspenso se sostiene manteniéndonos en tensión (en especial durante una velada demencial en la que el avance del reloj nos tiene en vilo) y el trabajo de los actores, liderados por los dos protagonistas, nos compensa por cualquier deficiencia que pueda tener la historia.-

Comentarios

  1. Hola Bet
    Supongo que es raro ver a Kerr y Brynner y que no te lleve un poco a "El rey y ELLA" pero resulta que el anterior proyecto de Litvak fue "Anastasia" por la que Ingrid Bergman ganó el Oscar -como Deborah en la anterior- .Yul hacía... de Oficial Ruso. (Ríete tú de los cambios de guion de hoy; ibas al cine y parecía un carrusel de super-actrices ganando el Oscar... y un calvo haciendo de ruso (que, además, ¡era Ruso!)).
    Yo creo que Brynner tubo mucha suerte (vamos que no lo valoro mucho como actor); pero dicho esto: si en la misma peli va de Anouk Aimée a Deborah Kerr lo que tengo es una envidia que no me deja ver el bosque juas, juas.
    Un saludo, Manuel.

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    1. Jaja, como siempre querido Manuel, ahí le dejo a Kerr y a Aimée y yo me quedo con Brynner. Nunca lo tuve entre mis favoritos, no he seguido tanto su carrera como para defenderlo de su poca valoración, pero qué presencia más sexy en la pantalla.-
      Aquí Brynner hace de ruso en serio, no me acuerdo si en Anastasia aparece hablando en ruso pero aquí sí (o al menos habla en algo que a mí me sonó como ruso). Anastasia no la veo hace muchísimo, en una de esas me hago un mini maratón...
      Le mando un abrazo, Bet.-

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  2. Jajaja, ya sabes lo barroca que soy a veces en mis expresiones y a mí Rojo atardecer me pareció perturbadoramente romántica. Me ha encantado recordarla en tu texto. Y, sí, me llamó la atención el color. Y no solo eso, sino que has hecho que recuerde lo que me apetece ver La condesa Alexandra, y regañarme por no haberlo hecho aún.
    Litvak es un realizador que tiene películas muy interesantes y un romanticismo que a mí me engancha: Ciudad de conquista, El cielo y tú, La noche eterna, Lejos de la niebla... O títulos tan notables como Nido de víboras y Voces de muerte. Me gustaría ver más títulos y refrescar otros de los que he nombrado.
    Disfruto un montón tus textos
    Hildy

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    1. Ay Hildy, leyendo tu comentario me doy cuenta de todo lo que me falta descubrir de la filmografía de Litvak. De las que mencionas he visto (y apreciado mucho) Ciudad de conquista y Nido de víboras, y sobre Voces de muerte y Lejos de la niebla estoy en duda, no sé si las vi completas o vi algunas partes.-
      The Journey ES perturbadora pero me quedó gusto a poco en la parte romántica, esperaba algo más pero por suerte la química entre los protagonistas compensa. Hay una foto del rodaje lindísima en la que Brynner está de pie y Kerr, sentada a su lado, tiene la cabeza inclinada hacia él. Me gusta pensar que eran amigos y disfrutaban de trabajar juntos.-
      Te recomiendo mucho pero mucho La condesa Alexandra, es de una sensualidad poderosísima.-
      Te mando un abrazo enorme, Bet.-

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  3. Una trama desarrollada sobre un marco histórico perfectamente elegido a la que se le introduce el elemento romántico a modo de vaselina para así, suavemente, poder deslizar las preceptivas píldoras de propaganda anticomunista. En cualquier caso, esa historia que nos cuentan se apoya sobre un sobado esquema al que le sobran pretensiones y le falta credibilidad y fuerza, sobre todo, por un desganado trabajo de Litvak muy por debajo del nivel conseguido por este director en la memorable ANASTASIA.
    Supongo que en su momento, como posible aliciente para los espectadores de la época, quedaba el carisma de alguno de sus intérpretes. A este respecto está claro que se intentó repetir la buena química establecida entre Brynner y la Kerr a raíz de su encuentro, tres años antes, en EL REY Y YO. Pero esta vez no funcionó.
    Un saludo.

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    1. Es que a mí lo que más me gustó de la película es la química entre los protagonistas, Teo.-
      En el mejor de los casos diría que Litvak intenta mantenerse a distancia del tema que retrata. Pero de todos modos el público tampoco acompañó en su momento y la película fue un fracaso de taquilla.-
      De Anastasia no recuerdo detalles, hace mucho que no la veo.-
      Le mando muchos saludos, Bet.-

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