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Momentos de delirio en la pantalla.-

En estos últimos meses estuve adentrándome en el universo de una pariente lejana del cine, la ópera, a través de las ediciones disponibles en DVD. Así me encontré no sólo con historias y melodías maravillosas sino también con puestas en escena e interpretaciones más o menos tradicionales pero siempre interesantes. La más innovadora que vi hasta ahora es la puesta de Willy Decker de La Traviata, una versión moderna y minimalista que se apropia del mundo interno de los protagonistas y lo expone sobre el escenario. El segmento más impresionante es aquel que transforma el colorido cuadro final del segundo acto, en el cual aparece el torero Piquillo, en un viaje angustiante al subconsciente torturado de Alfredo en donde éste se convierte en el toro abatido por la representación de Violetta.-
Esta decisión singular del régisseur me hizo pensar en la forma en la que los directores de cine han representado los delirios de los personajes, un estado afiebrado diferente de los sueños, las pesadillas, las alucinaciones causadas por la intoxicación o las ensoñaciones y también de aquellas situaciones en las que es el mundo que rodea al personaje el que se ha trastornado. Aquí les presento una pequeña selección extraída de mi biblioteca.-


Das Kabinett des Dr. Caligari (El gabinete del Dr. Caligari) - Robert Wiene, 1920.-
Hacia el final del segundo acto, Francis (Friedrich Feher), el joven empeñado en resolver la serie de crímenes que se cobró la vida de su amigo y ¿casi? acaba con su amada, descubre la verdadera identidad del llamado “Dr. Caligari” (Werner Krauss). En un flashback dentro de otro vemos el momento en el cual el misterioso hombre del título decide asumir la identidad del Dr. Caligari y valerse del sonámbulo Cesare (Conrad Veidt, el Mayor Strasse de Casablanca) para cometer sus crímenes. En su estado afiebrado “Caligari” deambula por las calles perseguido por una frase que se reproduce en la pantalla: “debes convertirte en Caligari” y que él intenta asir sin éxito hasta que finalmente huye despavorido. Incluso dentro del contexto trastornado y angustiante de esta película, esta escena se destaca por su gran dramatismo.-


The pirate (El pirata) - Vincente Minnelli, 1948.-
El pirata cuenta la historia de Serafín (Gene Kelly), un actor itinerante que simula ser un pirata para conquistar a la joven Manuela (Judy Garland). Lo que podría parecer un musical alegre y ligero se convierte muy pronto en una obra extraña y por momentos oscura en la que se plasman los deseos más profundos de la protagonista. El momento más claro de ello tiene lugar con el ballet introducido poco después de que Manuela conoce la “verdadera” identidad de Serafín: consciente de que la joven lo espía desde su balcón, Serafín se muestra desafiante y feroz ante los guardias del pueblo, los cuales caen ante él uno a uno. Debido a su imaginación delirante, Manuela ve a Serafín como un pirata despiadado y codicioso que la subyuga en medio de una tormenta de fuego. Lo más notable de este ballet es que, a través de un maravilloso uso del color y la iluminación, Minnelli y Kelly logran representar visualmente los deseos reprimidos de Manuela en los cuales se mezclan la aventura y la lujuria en una atmósfera de pesadilla que repele y atrae a la vez (brillante, Garland pone el broche final con su reacción segundos antes de cerrar la persiana de su balcón, como si eso fuera suficiente para dejar afuera todo lo que no puede expresar…).-


Sunset boulevard (El ocaso de una vida) - Billy Wilder, 1950.-
Atención, este momento contiene un spoiler. Sunset boulevard empieza con el cuerpo inerte de Joe Gillis (William Holden) flotando en la piscina de una mansión. Hacia el final de la película descubrimos quién dio muerte a Joe: se trata de Norma Desmond (Gloria Swanson), una antigua gloria del cine mudo que vive prácticamente confinada en su mansión escribiendo un guión imposible con el que piensa volver a la gran pantalla, dirigida por Cecil B. De Mille. Norma vive en su propio mundo manteniendo un contacto distorsionado con la realidad pero en la última escena se pierde de verdad. Totalmente ausente, imagina que las cámaras de los noticieros que cubren su detención son las de cine y que su fiel mayordomo (Erich von Stroheim) es De Mille en persona. En este caso, la ilusión del delirio que se apoderó de Norma está construida a partir de la música trastornada y de una puesta en escena maravillosa en la cual los personajes que rodean a la diva permanecen inmóviles hasta que ella los revive a su paso. Y en el centro de la escena, una Swanson inmensa (¡cuánto coraje!) con manos como garras que nos abraza envolviendonos en su delirio.-


Vertigo (Vértigo) - Alfred Hitchcock, 1958.-
La transformación de Judy en Madeleine es uno de los momentos más hermosos y conocidos de Vértigo y probablemente de toda la filmografía de Hitchcock. En el final del segundo acto, el detective retirado Scottie (James Stewart) logra reconstruir en Judy (Kim Novak) a su adorada Madeleine (también interpretada por Kim Novak), fallecida trágicamente y ante sus ojos poco tiempo antes. Cuando Judy emerge del cuarto de baño arreglada de pies a cabeza a la manera de Madeleine, Scottie experimenta una suerte de desorientación delirante confundiendo a ambas mujeres en su mente y reviviendo el beso que los unió minutos antes de la muerte de su amada. Nuevamente, aquí la música, la puesta en escena y las actuaciones construyen para nosotros una escena en la cual los límites entre lo real y lo irreal se borran. Este momento tiene, en mi opinión, una nota particular que lo diferencia de los restantes y es la enorme tristeza que subyace en él: es imposible ver la escena sin sentir la desesperación irremediable de ambos personajes gracias a la entrega total de Stewart y Novak.-


Atonement (Expiación, deseo y pecado) - Joe Wright, 2007.-
Esta película tiene tres segmentos claramente diferenciados, más un epílogo. El protagonista absoluto de la segunda parte es Robbie (James McAvoy), el joven enamorado condenado por un crimen que no cometió que purga su condena uniéndose al ejército. En el clímax de esta parte Robbie y sus dos compañeros llegan a la costa francesa y se encuentran con un cuadro dramático: las fuerzas británicas se preparan para la retirada ya sea destruyendo todo lo que no pueden llevar consigo o bien dando rienda suelta a las emociones contenidas, cada uno a su manera particular. Todo ello es mostrado en un largo y muy bien realizado plano secuencia (Wright es muy amigo de este tipo de planos y se supera en su ejecución con cada nueva película) que culmina cuando Robbie entra en la antesala de un cine que hace las veces de bar. A medida que se adentra en el lugar en busca de algo para beber, Robbie se sumerge más y más en un estado delirante hasta el punto en que, para cuando llega a la parte posterior de la pantalla que exhibe El muelle de las brumas, ha perdido todo contacto con la realidad.-
Hasta aquí llega mi pequeña colección de momentos de delirio. ¿Cuáles son los de ustedes?

Comentarios

  1. He visto 3 versiones de LA TRAVIATA y coincido plenamente contigo. Una versión donde no te dan todo tan explicito. En la versión de Netrebko y Villazón me resultó maravillosa por la actuación de ellos y por el trabajo, la creatividad del director de la puesta en escena. Un reloj gigante, un coro todos vestidos en traje con corbata, un escenario blanco en el que se puede ver a distintos niveles al médico. Fue una hermosa velada. Claro en DVD!!!!!
    Cariños Bet-

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    1. Sí, Sara, esa es la versión a la que me refería. Los dos protagonistas tienen mucha química pero la puesta me impactó por encima de todo. Es absolutamente brillante y casi cinematográfica, en el sentido en que muchas de las ideas que la inspiran podrían fácilmente trasladarse a la pantalla.-
      Gracias por tu comentario, un beso, Bet.-

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  2. Mi querida Bet, cómo he disfrutado de estos delirios cinéfilos... Qué maravilla. Además de la envidia sana que me han provocado tus conocimientos de los montajes operísticos, otra asignatura que tengo pendiente. Hubo una época que no dejaba de escuchar a divas de la ópera..., y he de recuperar esa afición.

    Pero volviendo a los delirios es que encima hablas de películas fascinantes. La que tengo más olvidada y he de recuperar es sin duda El gabinete del doctor Caligari. El musical de El pirata me fascina y su delirio visual (por los ojos de Manuela) es lo que le da un toque especial, que no se supo entender en su momento. El delirio continuo de Norma Desmond regala momentos fascinantes en Sunset Boulevard, pero ese descenso de las escaleras es impagable. El otro día tuve la oportunidad de ver en un cine de verano precioso, en pantalla enorme, Vértigo, y qué hermosa me pareció la escena que describes. Y por último adoro a James McAvoy y su personaje en Expiación de Joe Wright..., me gusta mucho esa película, y entre otras cosas, esa escena que comentas y esa irreversible desconexión de la realidad provocada por la septicemia que sufre el personaje.

    Y tienes razón hay películas que reflejan formalmente el delirio, por distintas causas, de manera maravillosa o inquietante. Y me vienen a la cabeza dos películas de delirios continuos y dos del mismo director, de John Frankenheimer, Plan diabólico (Seconds) y El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate). Y tampoco olvido el estado delirante por distintas drogas que viven los personajes y que refleja de manera angustiosa Darren Aronofsky en Réquiem por un sueño... Y este mismo director entra de lleno en el delirio de una bailarina en Cisne negro...

    En fin, querida, temazo y gran texto

    Beso
    Hildy

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    1. Querida Hildy, te aseguro que mis conocimientos sobre ópera son así de chiquititos, siempre me gustó la idea de la ópera pero la verdad es que sólo hace un par de meses empecé a interiorizarme a partir de que tuve la oportunidad de ver representaciones en vivo. Me encontré con un mundo atrapante y no tan lejano al del cine, debo decir. Si podés encontrar esta puesta de La Traviata, sé que la vas a disfrutar en grande, se consigue en DVD y en Bluray y en febrero del año que viene se repone en el Met (¡quién pudiera ir!).-
      Yo disfruté mucho haciendo este recorrido, sobre todo porque hacía mucho tiempo que no veía estas películas (sobre todo, al igual que vos, El gabinete del Dr. Caligari cuyo argumento sí recordaba perfectamente porque me impresionó mucho en su momento, fue una de las películas que pasamos en pantalla grande en un ciclo de clásicos que organizamos con mi clase en mi breve paso por la carrera de artes audiovisuales hace... uy, 14 años... me voy a llorar un poco antes de seguir, jajaja). ¡Qué suerte poder ver Vértigo en el cine y con audiencia! Te aseguro que se me llenaron los ojos de lágrimas cuando la repasé para esta entrada, ¡qué bien que están Stewart y Novak! Y yo también adoro a McAvoy, de hecho gracias a él por primera vez en muchos años estoy esperando que se estrene la última de M. Night Shyamalan, "Split". Vi el avance y quedé muy intrigada...
      De las que mencionás, vi dos de cuatro: El mensajero del miedo, pero no la recordé porque sólo la vi una vez (tendría que revisarla, me encanta Liev Schreiber) y El Cisne negro, que me pareció espantosa, sólo la soporté por la brillante interpretación de Natalie Portman, aunque tal vez esté haciendo un juicio apresurado, sólo la vi una vez y la archivé en el fondo de mi memoria, pero podría volver a ella para comprobar si sigo pensando lo mismo... Y también pensé en Birdman, pero como tampoco me gustó, quedó fuera de mi recolección. Y Vanilla Sky, que en su momento me gustó y después ya no tanto también tiene escenas delirantes (apenas recuerdo la versión original que vi una sola vez, no tengo presente si tiene escenas equivalentes).-
      Uf, hay más ejemplos que los que imaginé inicialmente...
      Te mando un beso enorme, muchas gracias por tu mensaje alentador, Bet.-

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  3. Efectivamente, mi querida Bet, Liev Schreiber es uno de los actores del remake de El mensajero del miedo, que dirigió Jonathan Demme... pero ¡esa película no me gusta!, la que me fascina es la película de 1962, la original, con Frank Sinatra, Laurence Harvey, Janet Leigh y una fascinante Angela Lansbury.

    Por cierto, también me gusta Liev Schreiber.

    Besos gigantescos
    Hildy

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    1. ¡Ay, le erré como a las bochas, jaja! Pura ignorancia lo mío porque no conozco a Frankenheimer pero ya me anoto la versión original para intentar conseguirla. Un beso avergonzado, Bet.-

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