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Viajes de cine. Tercera parada: Roma.-

 

Continuamos en febrero con nuestros viajes de cine y déjenme decirles que hace tanto, tanto calor por aquí en estos días, que me vendría bien sentarme al bordecito de una fuente romana y dejarme salpicar por las vertientes de agua.-


La Roma donde perderse y encontrarse: To Rome with Love (A Roma con amor) - Woody Allen, 2012.-




En esta Roma vibrante bajo una luz dorada (bendita fotografía de Darius Khondji) se producen encuentros fortuitos, encuentros metafísicos, encuentros de amor y encuentros de lujuria, encuentros con la fama súbita y el éxito improbable. Woody Allen nos cuenta varias historias en episodios que van alternándose en una línea de tiempo imposible que aparenta ser simultánea, aunque algunas historias transcurren a lo largo de pocas horas y otras se desarrollan durante varios días. Algunas de estas historias tienen por protagonistas a personajes locales y suceden en italiano (como la que tiene por protagonistas a Antonio y Milly - Alessandro Tiberi y Alessandra Mastronardi - un matrimonio de recién casados que llega a Roma para instalarse allí y progresar económicamente; o la que se ocupa de Leopoldo - Roberto Benigni - un tipo común que de pronto se convierte en famoso sin motivo alguno) y otras se ocupan de visitantes americanos y transcurren en inglés (así John - Alec Baldwin - un arquitecto famoso y desencantado, cruza caminos con Jack - Jesse Eisenberg - un estudiante de arquitectura que se verá envuelto en un triángulo amoroso; o Hayley - Alison Pill - una turista, conoce y se enamora de Michelangelo, un abogado romano interpretado por Flavio Parenti).-

Justamente mi historia favorita tiene lugar cuando se produce otro encuentro, esta vez entre los futuros consuegros Giancarlo (Fabio Armiliato) y Jerry (Woody Allen), padres de Michelangelo y Hayley respectivamente. Jerry acaba de retirarse de la industria discográfica y no tolera bien su nueva situación cuando descubre que Giancarlo (que es dueño de una casa funeraria) tiene un talento extraordinario para la ópera. Nadie apoya su proyecto, pero Jerry está convencido de que ha descubierto a una nueva estrella y consigue una audición para Giancarlo, la cual fracasa estrepitosamente cuando el tenor yerra más notas de las que entona. De regreso en casa, Jerry descubre el secreto del talento de Giancarlo: tiene una voz maravillosa, pero sólo canta bien en la ducha. Esto no supone ningún problema para Jerry, quien en su momento produjo varias óperas con puestas en escena “adelantadas a su tiempo” (es decir, que no tuvieron ningún éxito). ¿La solución? Plantar a Giancarlo en una pequeña cabina de ducha vidriada, equipada con agua corriente y todo, ubicada en medio del escenario para que cante desde allí. Sólo a Woody Allen puede ocurrírsele una idea semejante y manejar el delgado límite entre el grotesco de ver a un tipo enjabonándose mientras canta “Vesti la giubba” y la emoción, porque lo cierto es que Armiliato (a quien no he escuchado en otras grabaciones, pero me encantaría) tiene una voz maravillosa.-


La Roma donde encontrar el destino: Only You (Solo tú) - Norman Jewison, 1994.-




Faith (Marisa Tomei) creció convencida de que su destino era casarse con un tal Damon Bradley cuyo nombre sacó de una tabla de Ouija. Años después, está probándose el vestido de novia para su boda inminente con un médico podólogo de lo más aburrido cuando recibe un mensaje del mismísimo Damon, que está por tomar un avión hacia Venecia. Sin pensarlo dos veces Faith corre hacia el aeropuerto con vestido de novia y todo pero llega tarde para conocer a su amor predestinado. Entonces decide embarcarse con su mejor amiga (que es también la esposa de su hermano) Kate (Bonnie Hunt) en una aventura italiana en busca de su destino.-

Esta película forma parte del decorado de mi infancia, era una de las favoritas en mi casa y la mirábamos todo el tiempo, de modo que me cuesta ser objetiva aunque en este nuevo visionado noté una que otra cosita que me hizo ruido. Básicamente, encuentro bastante cruel que Peter (Robert Downey Jr.), otro turista americano que se enamora de Faith a primera vista, la engañe no una sino dos veces, haciéndose pasar por Damon Bradley primero y tendiendole una trampa para desengañarla después. La película no hace ningún tipo de hincapié sobre esto pero es desagradable cuando se piensa en ello y lo único que salva la situación es el carisma de Downey Jr. y su química con Marisa Tomei: estamos tan seguros de que esta pareja es ideal, que no nos importan los medios sino el fin.-

Las aventuras de Faith y Kate nos llevan de Venecia a Positano, pero en el medio un segmento importante de la película transcurre en una Roma soñada en donde una visita guiada por las fuentes o un paseo nocturno por las callecitas empedradas, conducen al romance. Jewison y la guionista Diane Drake juegan con la idea del destino versus el libre albedrío, inclinando la balanza implícitamente hacia el lado del destino con el tono de cuento de princesas que dan a su película. No faltan además las referencias a la idea clásica del amor romántico consagrada por los cuentos, canciones y películas a través de las grandes historias de amor que pueblan nuestra memoria colectiva (contribuyendo, además, a esa tradición con una pieza más del rompecabezas). Mi referencia favorita es la que se hace a Roman Holiday, primero porque siempre me emociona ver una cita de cine clásico en una película contemporánea (me genera la ilusión de que tal vez algunos jóvenes de los años ‘90 salieron a buscar esa película de la cual Fatih y Peter hablan) y segundo porque Robert Downey Jr. hace una imitación genial de Gregory Peck. Y me doy cuenta de que inadvertidamente (juro que elegí las películas para esta entrada antes de advertir este detalle) hay una suerte de lazo entre las tres películas que les traigo hoy: en una escena Peter cuenta que fue a ver una película de Woody Allen al cine, pero que se fue antes del final porque “Woody Allen no es gracioso doblado al italiano” y más temprano él y Faith recrean una escena de Roman Holiday. Pues, como mencioné al comentar To Rome with Love, parte de la película está en italiano y Woody Allen sí es gracioso en ese idioma y adivinen qué película viene ahora...


La Roma donde huir del destino por un momento: Roman Holiday (La princesa que quería vivir) - William Wyler, 1953.- 





Ví esta película por primera vez hace varios años en televisión y debo decir que la detesté, en particular el final que me pareció insustancial y sin sentido. Digo todo esto a modo de confesión y también para inspirar a otros con mi ejemplo a volver a ver aquellas películas que tal vez podemos no haber procesado del todo bien o que no vimos con la concentración adecuada en su momento. Y es que en este nuevo visionado (que no estuvo exento de interrupciones) amé esta historia y a sus personajes de un modo inesperado para mí.-

Ann (Audrey Hepburn) es la princesa de un reino anónimo de gira de buena voluntad por Europa. En su escala en Roma tiene una crisis nerviosa y decide escapar de la embajada para descubrir la ciudad, pese a que el médico de la corte le aplicó un sedante. El medicamento le hace efecto en plena calle y es así que el periodista americano Joe Bradley (Gregory Peck) la encuentra durmiendo sobre una banca. Como la joven no responde, Joe no tiene más remedio que llevarla a su apartamento sin descubrir hasta el día siguiente quién es su visitante. Escondiendo su identidad ante Ann, quien a su vez finge haber escapado del colegio, Joe se dispone a acompañarla durante todo un día de aventuras para reportar luego sobre la intimidad de la princesa para su servicio de noticias.-

Uno de los mayores aciertos de Wyler es que nos muestra la ciudad no a través de sus ojos de director sino de los ojos de Ann, que no son diferentes de los nuestros cuando visitamos cualquier lugar nuevo. Sólo que en el caso de Ann, su turismo es más de las cosas simples de la vida (comprar un par de sandalias en un mercado, cortarse el cabello por impulso, comer un helado sentada en unas escalinatas) que de las atracciones de la ciudad. Así, logra eludir casi casi por completo las notas “de color” con las que el cine (y el clásico en particular) siente que debe divertirnos cuando retrata una cultura diferente de la del público promedio al que apunta, y la Roma que obtiene como resultado es tan fresca y natural como Audrey Hepburn en su  primer rol protagónico en cine.-

Otro de los aspectos que me fascinaron en este nuevo visionado es la química maravillosa entre los dos protagonistas. Es bien conocida la historia de cómo Hepburn llegó a tener su nombre delante del título gracias a la influencia de Peck, que se dio cuenta de que Hepburn se estaba convirtiendo en una estrella delante de sus ojos, un poco en la misma forma en la que Joe ve florecer a Ann. Ese diálogo entre la química real y la atracción en la ficción es una maravilla de ver y, sumado al trabajo de Wyler, hace que las escenas de mayor sensualidad de la películas sean no las concretamente románticas sino aquellas en las cuales Joe y Ann están en el pequeño apartamento del periodista, simplemente discutiendo sobre pijamas o imaginando un futuro que ambos saben imposible. O tal vez sea solo mi imaginación y es que cada vez que veo una película de Gregory Peck, me enamoro un poquito más.-

Por otro lado aquel final que me dejó con sabor a nada en el primer visionado, ahora me pareció perfecto. El guión (obra de Dalton Trumbo aunque en su día se le adjudicó a Ian McLellan Hunter a causa de la inclusión de Trumbo en las listas negras de HUAC) resuelve la historia de un modo diametralmente opuesto a lo que se convertiría en plantilla en este tipo de historias que involucran falsas identidades y diferencias de clases. En particular (atención si queda alguien sin haber visto la película) la forma en la que Ann y Joe no tienen nada que explicarse, son lo que son y cada uno sabe que el otro fue sincero. Punto. Ahora a seguir con sus vidas. Nadie hace grandes discursos ni renunciamientos de esos que en la pantalla suenan falsos y en la vida nunca llegan a suceder, porque la mayoría de las veces basta una mirada cargada de emoción.-

Comentarios

  1. Me encanta tu confesión sobre Vacaciones en Roma, y que ahora en otro nuevo visionado te haya entusiasmado.
    Yo adoro esa película, jajajaja. Para mí es tan brutal la química entre Hepburn y Peck, que me atrapa desde el primer instante. Y la mirada sobre Roma a través de los ojos de Ann es tan espontánea, tan linda.
    De la película de Woody, cómo me reí con la historia del cantante de ópera en la ducha. Es un gags genial.
    Y yo es que siento especial debilidad por Robert Downey Jr., aunque reconozco que esta película la tengo bastante olvidada. No me importaría encontrarme de nuevo con la Roma de Only You.
    ¿Cuál será el próximo destino?

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Ay, mi próxima entrada de enfrentará a películas todas nuevas para mí, así que espero por sacarles todo el jugo y que no queden como aquel primer visionado de Roman Holiday, jaja.-
      Me he enamorado un poco más de Peck, es un actor que sólo empezó a interesarme hace un par de años atrás y cada vez que veo una de sus películas me deja embobada pero luego lo olvido un poquito y no sigo buscándolo.-
      A Roma con Amor es un delirio total, la historia de la ópera y la de Roberto Benigni son mis favoritas. Y Only You es una peli a la que le tengo mucho, mucho cariño. No he visto mucho de Norman Jewison, pero todo lo que vi me gusta mucho.-
      Por lo pronto, me voy aproximando a la puerta, que ya están llamando a mi vuelo (ya se cumplió un año desde la última vez que estuve en un aeropuerto y creeme que me pesan las piernas de tanto contacto con la tierra firme). Qué locura... seguiremos mirando películas mientras no podamos hacer otra cosa, yo ya comencé a trabajar en una mega serie que planée para marzo y que me genera mucha ilusión 😁
      Un besote catártico, Bet.-

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