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Man, Woman and Sin - Monta Bell, 1927. Y un breve anuncio.-

 


Creo, si la memoria no me falla, que esta era la única de las películas de John Gilbert que aún existen que me faltaba ver y afortunadamente, algún alma caritativa la subió al ciberespacio. La versión que pude ver no tiene banda musical añadida, pero la calidad de imagen es bastante buena y permite disfrutar de la película sin problemas.-

Man, Woman and Sin fue estrenada en 1927 después de The Show y Twelve Miles Out y antes de Love, todas ellas películas que presentan a Gilbert en pleno modo “gran amante de la pantalla de plata”. En este contexto, Man, Woman and Sin se presenta como una rareza más en la categoría de The Big Parade, es decir que nos propone un Gilbert cándido que no sólo era un gran héroe romántico sino esencialmente, un gran actor.-

Aquí encarna a Al Whitcomb, un muchacho que creció en la más absoluta pobreza y cuya única ambición es poder comprar una casa para él y su madre (Gladys Brockwell). Al consigue trabajo en la imprenta de un periódico y a fuerza de perseverancia logra un puesto como reportero. Todo parece encaminarse en su vida hasta que se enamora de la cronista de sociedad del periódico, Vera Worth (Jeanne Eagels), quien además es la amante del director del medio, Bancroft (Marc McDermott).-

Pensar en el Gilbert de las fantasías románticas de The Merry Widow y Bardelys the Magnificent y verlo aquí convertido en un muchacho que debe rondar los dieciocho años, que en una escena entra en un burdel como quien se ha equivocado de puerta y que confunde las sonrisas de una amante despechada con verdadero amor, es encontrarse con algo mágico que sucedía en el cine mudo y es que los actores eran verdaderos camaleones; Gladys Brockwell, sin ir más lejos, era sólo unos años mayor que John Gilbert, y aquí interpreta convincentemente a su madre. No estoy tan al día con el cine contemporáneo (aún estoy poniéndome al día con el cine mudo, como verán, jaja) pero siento que esto se ha perdido en parte porque las técnicas de filmación dejan muy poco a la imaginación (ese bendito 4K que hace que me duelan los ojos cuando veo la tele de alta definición) y en parte porque en los tiempos que corren se censuraría que alguien joven haga de anciano.-

Volviendo a Gilbert, lejos estamos aquí del hombre que derrite un glaciar con su mirada punzante (¿o soy sólo yo quien se siente así?). Su Al es un simplemente un muchacho que intenta hacer lo correcto pero tomó un rumbo equivocado.-

Pasando a otro tema, y es que no quiero dar la impresión de que sólo estoy aquí para llenarme los ojos, siempre es una delicia ver en el cine clásico el mundo de los periódicos, de los reporteros que trabajan a toda hora, de los sótanos en los que se imprimen los ejemplares y las oficinas siempre sucias, siempre llenas de humo y de gente que teclea o que habla por teléfono con frenesí. La película tiene ese ritmo de sala de redacción, se mueve rápidamente y logra contar una historia de juventud completa en sus 70 minutos. Y hace un uso muy interesante del montaje paralelo, mostrando no sólo dos eventos que ocurren simultáneamente (por ejemplo, el baile al cual Al acompaña a Vera mientras su madre escucha la orquesta por la radio) sino también reflejando el discurso y el pensamiento de los personajes al mostrar, en el tercer acto, a Al mientras su madre y Vera hablan sobre él.-

Las primeras escenas, que cuentan la infancia de Al, constituyen un material imperdible en sí mismas y me gusta que Bell se tome su tiempo con ellas; no se apresura sólo para dar paso a la estrella de la película. El niño que interpreta a Al en su infancia (Philip W. Anderson) es un calco de John Gilbert y conmueve en los zapatos de este niño que recoge lo que otros arrojan desde los trenes para conseguir unas pocas monedas que lo acerquen a su sueño de una casa propia. El pequeño Al crece viendo cómo los niños de barrios acomodados celebran cumpleaños y descartan dulces que se han caído al suelo (lo cual está bastante bien, en pos de la higiene) y ya de adulto se abalanza sobre lo que cree es su primera oportunidad de tener propio. Sólo que lo que cree haber conquistado ya tenía “dueño” y de allí deriva la tragedia.-

Lo único que me ha dejado un poco indiferente en esta película es Jeanne Eagels. Sé que es considerada una de las grandes actrices de su época, especialmente en el teatro, y que su súbita muerte sólo vino a consolidar su leyenda, pero… no lo sé… no conecté con ella a pesar de que reconozco que le aporta matices a un personaje que fácilmente podría leerse como unidimensional y villanesco. De todos modos, uno de los planos más bellos de la película le pertenece en la escena final de modo que no puedo menos que reconciliarme con ella.-

En definitiva, completar mi filmografía de John Gilbert es un pequeño lujo que me he dado y que quise compartir con ustedes y que me empuja a emprender otros recorridos sobre los que vengo rumiando hace tiempo. Aquí los anuncio, así me decido de una vez por todas a intentarlo: hace tiempo que quiero completar las filmografías de Cary Grant, de Frank Capra y de Ernst Lubitsch (al menos en su etapa americana, que no sé si las pelis alemanas son tan fáciles de conseguir). Supongo que lo iré haciendo poco a poco, en la medida en la que logre acceso a las películas (aunque no sea en orden cronológico) y alternando con otras reseñas, pero me he decidido a comenzar. Listo, lo he dicho de modo que quedo comprometida. ¿Me acompañan?


Comentarios

  1. Mi querida Bet, ¡¡¡menuda labor arqueológica cinematográfica has hecho con John Gilbert!!! Y mira que se lo merecía totalmente. ¿Has visto una película que se llama Jeanne Eagels precisamente, con Kim Novak de protagonista? Escribí sobre ella hace bastante. Es una peli que me gusta mucho. La Eagels me llamó la atención porque es una de las que abrió la senda a las adaptaciones cinematográficas de las trágicas heroínas de Somerset Maugham.
    ¡¡¡Me encantan tus nuevos retos: terminar las filmografías completas de Cary Grant, Frank Capra y Ernst Lubitsch!!! Guauuuu

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Jaja, sí, y todo comenzó con tu comentario sobre La Bohème que me puso sobre la pista de este amor mío. Man, Woman and Sin no es una graaaan película, pero me ha gustado muchísimo. Está disponible en YouTube, veo ahora que olvidé poner el enlace.-
      Recuerdo tu comentario sobre Jeanne Eagels, pero no he visto el biopic (umm... se me acaba de ocurrir una serie sobre biopics, hay varias sobre las que he echado el ojo). Tengo una relación tirante con Kim Novak, aunque confío en tu criterio. Si la película está bien tal vez logre reconciliarme con ambas actrices a la vez, jaja.-
      ¡Ay, esos retos me vienen rondando la cabeza hace tiempo! Y... shhh, te cuento un secreto, ya me he puesto en movimiento ;)
      Un beso enorme, no sabés cuánto disfruto nuestras charlas de cine.-
      Bet.-

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