Esta película nos propone a un Lon Chaney un tanto diferente al habitual. En este caso no encarna a un villano terrible o a un hombre taciturno o marcado por la tragedia sino que es Tito, un payaso que recorre los pueblos italianos junto a su colega Simon (Bernard Siegel) dando alegría a los campesinos. El propio Tito es un tipo feliz y generoso, hasta el punto en que cuando encuentra a una niña abandonada no duda en tomarla bajo su cuidado, mientras que Simon propone entregarla a un orfanato bajo el lema de que “las mujeres traen mala suerte”. La postura de Tito prevalece y así Simonetta (como Tito bautiza a la niña para ganar el favor de Simon) se suma a la pequeña familia ambulante que conforman los dos payasos. Varios años después Simonetta tiene el rostro de una jovencísima Loretta Young y Tito la ha entrenado para incorporarse al acto, como equilibrista. La casualidad hace que Simonetta conozca al apuesto Conde Luigi Ravelli (Nils Asther), justo cuando Tito descubre que ama a la joven.-
La trama de Laugh, Clown, Laugh es presentada en los tiempos que corren como “problemática” en cuanto Tito pretende el corazón de la joven a la que ha criado desde niña. Pero debo decir que en este nuevo visionado confirmé que la película no tiene una sola arista de perversión. En efecto, Chaney (un poco como elemento de su personaje, un poco respondiendo a su perfil como artista) nunca pretende hacer de galán y si bien habla de amor y la falta de correspondencia termina desencadenando la tragedia, sinceramente no creo que el punto en esta historia sea el amor romántico. Laugh, Clown, Laugh nos habla del amor en términos universales y de su capacidad para curar cuando es ofrecido y para dañar cuando es retaceado.-
Las interpretaciones de Lon Chaney y Loretta Young aportan a esta interpretación. Un año antes, Chaney había protagonizado otra historia de amor no correspondido con trasfondo circense, The Unknown, en donde el tono es bien diferente. Por un lado ciertamente Loretta Young no es Joan Crawford, pero tampoco Chaney es el mismo. Aquí, todo tiene una pátina de inocencia y dulzura que no deja lugar a censuras morales. Y el propio Tito es el primero en horrorizarse por los sentimientos que súbitamente lo invaden y que a partir de entonces logra con todo éxito reprimir. Y Chaney tampoco es Nils Asther, quien cumple acabadamente con el rol de galán aunque no exento de drama.-
En cuanto a los valores estéticos de la película, el director Brenon recurre a un estilo sobrio para contar su historia. Sólo en el final, en pleno delirio de Tito, utiliza imágenes superpuestas que muestran la desorientación de un héroe al que se le ha zafado definitivamente un tornillo. Las escenografías y el vestuario por su parte, cuentan acabadamente la historia de prosperidad de estos payasos que comienzan acampando en la vera de un río como verdaderos artistas errantes y terminan de punta en blanco con frac y sombrero de copa, presentando su acto en un teatro suntuoso. Lamentablemente, falta un rollo de película por lo que no vemos cómo alcanzan esa prosperidad pero lo cierto es que el punto aquí no pasa por contar las penurias de la vida de los artistas circenses sino por mostrar que, pese a su éxito, Tito ya no puede ser feliz si le falta lo único que lo completa.-
Otro elemento de la trama que nos falta debido a la pérdida de este rollo es la recomposición de la relación entre Tito y Simon. Cuando Tito decide incorporar a Simonetta en el acto, Simon se va por su cuenta, siempre fiel a aquello de que las mujeres traen mala suerte. Más adelante, aparece de nuevo en la vida de Tito sin que podamos ver cómo se produjo esa reconciliación ni qué fue de él durante ese período. Tampoco llegamos a ver demasiado de la vida en común de estos dos amigos. Aprendemos a través de un intertítulo que Simon convirtió a Tito en el gran payaso que es y que ambos son dos “pecadores” que se redimirán al adoptar a Simonetta (a religión ocupa un rol importante en esta historia, seguramente como parte de la ambientación en Italia), pero lo ignoramos todo respecto a los comienzos de la relación. Y si bien en ningún momento se sugiere que el vínculo entre ellos sea algo más que una amistad, sin dudas Tito es la persona más importante en la vida de Simon, hasta el punto en que no soporta la idea de compartirlo al igual que Tito no soporta la idea de compartir a Simonetta.-
Laugh, Clown, Laugh es una bella oportunidad para ver a un Chaney igual de trágico que siempre, pero a la vez diferente, con la sensibilidad a flor de piel y la sonrisa, a veces feliz y a veces triste, pintada en el rostro hasta final.-
Qué alegría volver a leerte. Y además con una película que desconozco que me ha puesto los dientes largos. Lon Chaney y Loretta Young... Y una historia sobre el amor, la amistad, el amor correspondido, en lo no correspondido...
ResponderBorrarMe gusta cada vez más cómo analizas las películas, implicándote en la puesta en escena y en el lenguaje cinematográfico.
Un placer.
No nos dejes. Sigue publicando e inspirándote.
Beso
Hildy
¡Ay Hildy querida! Me toca profundamente tu mensaje, cada vez que estoy de capa caída, creyendo que no tengo nada relevante para decir, encontrás la forma de levantarme el ánimo con un mimo. Esta película me vino en una caja que compré por "The Unknown" y que encontré en una tienda de usados de esas a las que vas a ver qué pasa, pero sin ninguna expectativa en especial. Puntualmente, nunca había encargado los DVD por Internet porque estaban carísimos (creo que estaban discontinuados o algo así) y cuando los vi en esta tienda casi pego un salto: el precio seguía pasándose de mi presupuesto pero estaba a la mitad que por Internet, así que me apresuré a compralos consolándome con la historia de que había pagado solo la mitad. Lon Chaney bien lo vale, jaja. Creo que te encantará esta película, es muy interesante.-
BorrarEspero estar pronto de regreso por aquí, me reía de mí misma porque a poco de festejar mi aniversario, me caí en un pozo de desaliento. Pero creo que ya estoy saliendo 🙂
Te mando un abrazo enorme, Bet.-