Young Frankenstein (El joven Frankenstein) - Mel Brooks, 1974.-
De nuevo, la película que había reservado para esta letra resultó no ser de mi agrado y en la búsqueda de un reemplazo, recordé esta película que había visto una sola vez por televisión, hace mucho tiempo y no con mucho entusiasmo. Esta vez (habiendo visto ya muchas de las películas a las que se hace referencia) disfruté mucho más de Young Frankenstein, la parodia/homenaje de Mel Brooks a los clásicos del cine de terror de los años ‘30 y sus secuelas.-
En este caso, encontramos al nieto de Victor Frankenstein, Frederick Frankenstein (Gene Wilder) como un científico que ha renegado de los experimentos de su abuelo y hasta de la pronunciación del apellido (insiste en ser llamado “Frankenst-in” en lugar de “Frankenst-ain”). Pese a ello, acude presuroso al llamado del albacea de su abuelo, dejando atrás a su prometida Elizabeth (Madeline Kahn) y marchando hacia el castillo familiar en Transilvania. Allí se encuentra con dos asistentes, Igor (Marty Feldman) e Inga (Teri Garr) y con Frau Blücher (Cloris Leachman), una tétrica ama de llaves. Intrigado por los secretos del castillo, el Dr. Frankenstein termina por reeditar los experimentos de su abuelo creando su propio Monstruo (Peter Boyle).-
Young Frankenstein tiene la mezcla perfecta de comedia, nostalgia y horror. La primera escena pasa de misteriosa a terrorífica a cómica en cuanto el ataúd del Barón von Frankenstein se abre de pronto, revelando un esqueleto que se aferra a un pequeño cofre. Esta breve escena marca el tono para el resto de la película y es que Brooks (que aquí aparece también como co-guionista junto con Gene Wilder) conserva todos los temas y lugares comunes del cine clásico de terror pero llevándolos al ridículo al mismo tiempo que los celebra. De una forma similar a la utilizada en High Anxiety (mi preferida del director) o en Robin Hood: Men in Tights por nombrar dos de las películas que vi mil veces en mi infancia, Brooks parte de un profundo conocimiento del universo que está parodiando, y este conocimiento tiene una gran dosis de amor por el tema.-
Brooks es además el rey del running gag. Ya sea el estallido de los caballos cada vez que se nombra a Frau Blücher o los gestos mecánicos del Inspector Kemp (Kenneth Mars), el jefe de policía con un brazo ortopédico y un monóculo sobre el parche que cubre uno de sus ojos, de la repetición surge el humor. Otras veces, el remate se demora duplicando el efecto, como sucede tras la desastrosa partida de dardos entre Frederick y el Inspector. Pero los mejores momentos vienen de la subversión de los recursos del cine de terror: la función a lo King Kong para exponer al fenómeno, la captura de la prometida por el monstruo, la cuadrilla de campesinos congregada ante el palacio de justicia. Y en particular, Brooks logra una escena que es a la vez cómica y hermosa cuando replica la escena del Monstruo y el hombre ciego en Bride of Frankenstein, con un ciego muy servicial pero torpe interpretado por Gene Hackman (tuve que leer los créditos finales para reconocerlo).-
Young Frankenstein me cayó genial en este final de serie para hacer una transición hacia el tema de octubre que estará dedicado a las películas de miedo.-
Zelig - Woody Allen, 1983.-
Adoro la forma en la que Woody Allen toma temas profundos y filosóficos y los transforma en un delirio maravilloso que no por eso esmerila el mensaje. En este caso, la construcción de la identidad frente a la búsqueda de asimilación se aborda a partir de la historia de Leonard Zelig (Woody Allen), un hombre común con la capacidad asombrosa de transformarse físicamente para encajar en cualquier grupo en el que se encuentre en el mundo desorientado de los años ‘20 y ‘30. Este camaleón humano capta la atención de la psiquiatra Eudora Fletcher (Mia Farrow), quien está convencida de que su patología es mental, pero las cosas no siempre serán fáciles para Zelig una vez que cobre notoriedad.-
Zelig adopta la forma de lo que ahora se conoce como mockumentary o falso documental, intercalando las escenas que recrean la historia que se cuenta con “testimonios” en algunos casos presentados por figuras reales que se interpretan a sí mismas y en otros por actores, con escenas de una falsa película mostrada dentro de la película y con imágenes de archivo ya sean intervenidas o no. Todo esto termina por formar una suerte de torbellino entre lo real y lo ficticio en donde, si no fuera por lo absurdo de la historia, podríamos llegar a dudar sobre qué sucedió verdaderamente y qué no. Porque más allá del elemento fantástico de la trama, tanto en los años ‘20 como ahora han aparecido fenómenos culturales como el de Leonard Zelig, de modo que con un poco más de verosimilitud bien hubiera podido borrarse la línea entre la ficción y la crónica documental.-
Lo genial en este caso es ver a Woody Allen transformándose en cada uno de los personajes que viven dentro de Zelig y descubrir, a medida que avanza la historia, la enorme vulnerabilidad de este personaje vacío de toda identidad propia. Y es que dejando de lado la anécdota, Zelig es un personaje tremendamente cercano a todo el que alguna vez haya querido “pertenecer” o haya conocido a alguien en una situación así.-
Así termina mi abecedario de cine. Ha sido una experiencia muy divertida para mí y un gran desafío también, este de presentar tantas películas a lo largo de un mes. De la lista original de películas que armé allá por febrero de este año ha quedado poco y nada, en el camino fui decidiéndome por muchas películas “nuevas” y descubriendo varias que se van a la lista de favoritas. Me quedan también muchos caminos por explorar a partir de las películas incluidas en este recorrido y no descarto hacer un nuevo abecedario de aquí a un tiempo. Por ahora, volveré a mi frecuencia habitual de (con suerte) un texto por semana. Muchas gracias por haberme acompañado en este delirio y ¡nos leemos!
Ayyyyyy, qué penita penita penaaaa me da que se haya terminado este superdiccionario..., mi Bet del alma, aunque dejas las puertas abiertas a un continuará. Y además anuncias un suculento recorrido próximo por películas de miedoooo...
ResponderBorrarLas dos películas con las que cierras el diccionario son divertidas. Una muestra un homenaje a un tipo de cine determinado y otra hace reflexionar sobre la identidad... ¡Una sesión doble apasionante, sin duda!
Beso
Hildy
¡Jajaja, cuánto te quiero Hildy! Tuve un mes maravilloso con este abecedario, que además había planificado hacía meses y me ilusionaba concretar. En el medio quedaron muchas opciones descartadas que bien podrían hacer uno o dos o tres abecedarios más.-
BorrarYoung Frankenstein y Zelig me divirtieron mucho y pusieron un broche alto a mi serie. Y ahora... a zambullirme en la temporada de Noche de Brujas muajaja.-
Un beso de bruja, Bet.-