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Cinco motivos para amar The Untouchables (Los intocables) - Brian De Palma, 1987.-




Motivo Nº 1: el valor frente a la injusticia.-

Los intocables cuenta, por supuesto, la historia de Eliot Ness (Kevin Costner), un funcionario del Tesoro de los Estados Unidos, y su cruzada contra Al Capone (Robert De Niro) en el Chicago de los años ‘30. Desengañado tras un primer fracaso Ness decide formar un pequeño escuadrón de hombres honestos: el experimentado policía de calle Jim Malone (Sean Connery), el novato con ansias de entrar en acción George Stone (Andy García) y el contador que intentará develar el entramado de corrupción de Capone Oscar Wallace (Charles Martin Smith). Juntos, lograrán desbaratar la operación del todopoderoso mafioso pese a la resistencia interna que enfrentan en el propio Departamento de Policía. Uno de los puntos centrales de esta película (y que le sienta al dedillo al tipo de roles que solía interpretar Costner en esos años) es la idea de que no hace falta más que un puñado de hombres que se plante frente a una injusticia para hacerla cesar; es la idea de que los honestos podrán no hacer tanto ruido como los violentos pero tienen más poder que ellos si actúan con coraje. En ese sentido, Costner se pone en los zapatos de un héroe clásico al estilo de un James Stewart o un Gary Cooper, vulnerable pero determinado. Y el resto de su pequeño equipo viene a encarnar de alguna forma diferentes virtudes del héroe arquetípico: Malone es la experiencia, Stone la fuerza y Wallace la inteligencia.-

 

Motivo Nº 2: el costado humano.-

De Palma no se olvida del costado humano de sus personajes. Ness es un héroe en carne viva que cuando a poco de emprender su tarea está a punto de flaquear, saca fuerzas de la emoción que le provoca la entrevista con la madre de una niña que murió en un ataque de gangsters. El propio Ness tiene una hija y está a punto de convertirse en padre por segunda vez y en más de una oportunidad afirma que es bueno ser un hombre casado. Y entabla con su equipo una relación entrañable, especialmente con Malone quien se convierte en una especie de ángel de la guarda (más sobre esto en mi motivo número cuatro) y en la voz de su conciencia. Es porque lo queremos a él que aprendemos a querer a los otros tres protagonistas, de quienes no sabemos más que algún detalle.-

Más complejo es preguntarse acerca del costado humano del villano. De Niro compone un Capone magnífico que de alguna forma terminó convirtiéndose en la plantilla de muchos de sus personajes ulteriores y visto a la distancia, me impactó menos que en otros visionados. En esta ocasión encontré que este villano no está tan bien delineado como los héroes en el sentido en que no vemos en ningún momento al hombre asomar por detrás de la imagen que exhibe al público. Así, cuando le dice a Ness que cómo se atreve a enfrentarlo frente a su hijo, el niño no es más que una nota al pie de la escena, nunca hay una verdadera interacción que nos permita ver a Capone como un hombre de familia. O cuando llora escuchando Vesti la giubba en la ópera, su llanto es más caricaturesco que sentido y se transforma pronto en una risa cuando uno de sus secuaces se acerca luego de asestar un golpe. En todo caso, de este polo antagonista, me quedo con el terror que tienen todos los que rodean a Capone cada vez que deben darle una mala noticia. Esos rostros son impagables.-


Motivo Nº 3: el elenco.-

The Untouchables tiene unos de esos elencos inolvidables que te hacen agradecer las oportunidades bien aprovechadas en el sentido en que esta película nos ofrece una cápsula de tiempo perfecta: Costner estaba construyendo su perfil de estrella y luego de esta película sobrevendrían sus grandes éxitos de fines de los ‘80 y principios de los ‘90; Connery había hecho su última aparición como James Bond hacía pocos años y estaba también en medio de una seguidilla de éxitos como actor maduro; Andy García acababa de saltar de la pantalla chica a la grande y pronto se convertiría en un actor muy demandado; y Robert De Niro venía de más de diez años de éxitos, con muchos grandes roles aún por delante.-

Parece que hoy me la hubiera agarrado contra el pobre De Niro pero, de nuevo, en este visionado fue el único que no me impresionó tanto como lo hizo en oportunidades anteriores, me pareció más volcado hacia el lado de la caricatura. Pero el resto verdaderamente se pone en la piel del personaje que interpreta y por eso logran que nos quedemos sentados al borde del asiento, palpitando sus aventuras (y desventuras también).-


Motivo Nº 4: homenajes de cine.-

Cuando volví a ver esta película durante el fin de semana en compañía de mi padre, bromeé diciendo que era “el club del choreo” en el sentido en que la mayoría de las escenas más icónicas de la película son citas cinematográficas a otros directores. Pero hablando seriamente, The Untouchables es un precioso homenaje al cine clásico en general y a ciertos directores en particular. En primer lugar, me llamó particularmente la atención que los cinco principales (De Niro, Costner y el resto de los “intocables”) tienen “presentaciones de estrella” a la vieja usanza. No ingresan simplemente en escena como si pasaran por allí sino que son presentados de una manera especial. Ese viejo código de la pantalla que nos indica que ese personaje en particular es importante, está presente en esta película. Por otro lado, la estética y la estructura de la película son muy clásicas y están bien cuidadas en una forma que remite a las grandes películas fundadoras del género policial y de gangsters y (sin ningún ánimo de comparar) a esa gloria del cine que está cumpliendo cincuenta años: The Godfather.-

En cuanto a los homenajes en particular, no falta nadie. Allí está la cita a la célebre escena de la escalera en El Acorazado Potemkin; una hermosa evocación a la escena del puente de It’s a Wonderful Life con Sean Connery haciendo las veces de Henry Travers; otra cita a Citizen Kane en la escena de la ópera al mostrar a Capone y al Pagliaccio en el mismo plano (Welles lo hace desde el punto de vista inverso, desde el palco hacia el escenario, pero la referencia es clara a mis ojos); una recreación del clásico plano cenital de las escaleras de Hitchcock y la imagen del hombre cayendo desde lo alto, que de tan repetidos ya no se sabe si son homenajes o si han pasado al dominio público. Y están también unos contrapicados que, de nuevo, nos remiten a Welles y unos planos cenitales y planos secuencia con punto de vista subjetivo que hemos visto mil veces.-

Todas estas citas y homenajes no le restan valor artístico al trabajo de De Palma sino que por el contrario lo aumentan y vienen a reconfortar al espectador nostálgico como quien escribe.-


Motivo Nº 5: la música.-

Envolviendo todos estos elementos está la extraordinaria banda musical de Ennio Morricone. La música de esta película nos habla de todos estos aspectos que vengo reseñando. Por un lado, tiene el carácter épico de esa lucha infatigable por imponer la civilización, al estilo de los westerns clásicos (de hecho, la escena que transcurre en la frontera canadiense parece salida de una película del Oeste en medio de este drama urbano), mientras que en otros momentos adquiere notas modernas y urbanas. Por otro lado, tiene momentos emotivos e intimistas que reflejan el plano de los afectos de los protagonistas, como así también momentos de gran tensión y peligro.-

Y hablando de cápsulas de tiempo irreproducibles, si pensamos en bandas musicales originales de los ochenta se vienen a la mente un pequeño puñado de nombres entre los cuales Morricone tiene un lugar especial como compositor “clásico” de música para cine. En este caso, la emoción y el carácter épico que nos inspiran esta película se debe en gran medida al trabajo de Morricone.-



Comentarios

  1. Hola Bet
    Tiene sentido que comentes The Untouchables porque bebe directamente de la época que sueles comentar.
    De Palma ya había filmado la historia oficiosa/libre de Capone en Scarface 1983 versión de la de 1932 (fechas aprox.). Por otro lado Elliot Ness fue un personaje real pero famoso por una serie de televisión de los sesenta, interpretado por el inolvidable Robert Stack. Aquí Brian en lugar de centrarse en Al (un de Niro guiñolesco pero valorable) pone el foco en los buenos. Digamos que Brian une el mundo de la tele con el del cine clásico con mucho de comic. Y todo ello con su arte con la cámara por supuesto.
    Un saludo, Manuel.

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    Respuestas
    1. Guiñolesco pero valorable describe perfectamente a De Niro en esta película, estimado Manuel. Me interesa tu mención al mundo del comic, ¿en qué lo ves reflejado? Pregunto porque mi conocimiento sobre ese universo es sumamente limitado y lejano en el tiempo.-
      Ay, yo no pude con Scarface. La versión de 1932 me parece brillante pero la de De Palma me agotó la paciencia. Aunque debería intentarlo en algún otro momento.-
      Me gustaría hacerme de la serie de Stack, las series clásicas es otro universo en el que me falta adentrarme y es que no son de tan fácil acceso desde aquí, a no ser que invierta en DVD de algo que tal vez termine no gustándome...
      ¡Muchas gracias por tu mensaje! Un abrazo, Bet.-

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    2. Hola otravez
      Con la referencia al comic me refiero a que los buenos son muy buenos, los malos son muy malos y las "leyes de la gravedad" parecen no existir para algunos: a un "malo" la bala le roza y cae fulminado y al bueno le golpean con un yunque y se levanta. Luego está la querencia de De Palma por las posiciones "imposibles" de la cámara; recuerdo que vi esta peli, cuando la estrenaron, en la que, decían, segunda mayor pantalla de Europa y cuando sale el plano cenital en el que afeitan a De Niro me tuve que agarrar con fuerza a los brazos del asiento ¡Qué vértigo!
      La serie de "Los intocables" es un mito de mi infancia -ya sabes: los buenos siempre ganan y... muchos tiros- no creo que llegue nunca a juntar valor para revisar ningún capitulo. Prefiero guardar un bonito recuerdo a constatar que de niños nos engañan con un sonajero.
      Ya sabemos como es De Palma: lo amas o lo odias; su Scarface tiene muy buenas cosas... y un final excesivo como sólo Brian puede llegar a montar.
      ¡Saludos! Manuel

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    3. Ah, entiendo, gracias por la aclaración. Sí, tiene esa dinámica maniquea que, si bien es simplista, es reconfortante.-
      Jaja, me hubiera encantado ver esta película en la pantalla grande. Qué lindo recuerdo.-
      Es verdad que a veces conviene no revisitar las cosas que nos hacían tanta ilusión en la infancia, sobre todo con el cine y la tele cuando al verlas ahora nos parecen atadas con alambre en sentido literal o figurado.-
      Ya veré si alguna vez me decido a volver a Scarface. Recuerdo, precisamente, ese final porque cuando la vi, me quedé dormida en la parte media pero me desperté justo para el final y sentí que igualmente entendía todo, que no necesitaba conocer la historia completa. No sé qué dice eso sobre mi conexión con la historia, digo yo revoleando los ojos jaja.-
      ¡Saludos!

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  2. Cómo me gusta Brian de Palma, y, por supuesto, Los intocables de Elliot Ness. ¡Ya me has revelado el misterio: esta era la película con la banda sonora de Enni Morricone..., y qué música!
    Como siempre me haces disfrutar con tus análisis, los matices y detalles en los que te fijas y asiento en cada punto.
    Me haces reflexionar sobre un punto interesante: normalmente en este tipo de películas los personajes que llaman la atención del público son "los malos". Aquellos que tienen perfiles psicológicos más complejos y atrayentes. Curiosamente aquí De Palma consigue que los personajes "buenos" sean los más atrayentes, que los intocables sean con los que se empatice, dejando el rol del villano al borde de la caricatura. Es un giro muy especial, ¿no crees? Destrona al gánster como antihéroe cinematográfico. Los "buenos" son los que interesan.
    Y es cierto que Brian bebe siempre del cine clásico, pero logra una manera de contar, que a mí particularmente me vuelve loca. Logra su manera de mirar...

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Jaja, duró poco el misterio.-
      Ciertamente el género de gangster desde Little Caesar para acá se ha centrado en el antihéroe, dejando a los policías en roles desdibujados o francamente disvaliosos. De Palma recupera la figura del héroe casi al estilo del western, como si hiciera una mixtura de géneros.-
      Yo no he tenido nunca predilección por De Palma (demasiado cercano en el tiempo para mí, jaja) pero repasando su filmografía veo muchos títulos de esos que uno conoce aunque no haya visto la película. En cualquier caso, Los Intocables siempre ha sido un clásico en mi casa y parafraseamos mucho a Sean Connery en su momento crítico cuando dice "¿Qué vas hacer, qué vas a hacer?"
      Te mando un abrazo inmenso, Bet.-

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