Momento Nº 1: Mr. Skeffington (El señor Skeffington) - Vincent Sherman, 1944.-
Mr. Skeffington sigue los pasos de Fanny Trellis (Bette Davis), la belleza de la alta sociedad neoyorquina de principios del siglo XX, a lo largo de tres décadas. Para salvar a su hermano Trippy (Richard Waring) de ir a la cárcel, Fanny se casa con el jefe de éste, un corredor de bolsa judío llamado Job Skeffington (Claude Rains) a quien Trippy robó veinte mil dólares. Job sabe que Fanny no está enamorada de él pero está dispuesto a seguirle el juego hasta que escucha a su esposa expresar su repugnancia por él. A partir de ese momento, las vidas de ambos seguirán caminos separados hasta que desgracias de distinto orden vuelvan a reunirlos.-
Pese al título de la película, el verdadero centro de la historia es Fanny y resulta asombroso seguir su recorrido en la piel de una Bette Davis valiente. Y sin embargo, mi momento favorito de esta película pertenece a Claude Rains. Él tendrá su gran escena dramática hacia el final pero elijo quedarme con su interpretación durante la escena posterior al casamiento, cuando ambos regresan en ferry a Nueva York. Fanny le pregunta a Job sobre sus orígenes y él le cuenta, brevemente y sin dar demasiados detalles, sobre el oficial de migraciones que inscribió a sus padres con su interpretación de su apellido original, sobre sus comienzos en la pobreza más absoluta, sobre la dulzura que podían encontrar aún en los peores días y sobre su progreso a base de esfuerzo y sacrificios. Y también le habla sobre ella, la soltera más codiciada que ahora es su esposa y le pregunta, lleno de ilusión, por qué se casó con él. La respuesta no podría ser más superficial pero Job todavía conserva un poco de esperanzas cuando Fanny le pregunta si le gustaría besarla. La expresión de anhelos de amor verdadero contenida en la mirada de Rains es impagable, como también lo es aquella de desazón luego de ese primer beso frío que le permite vislumbrar una vida conyugal vacía y solitaria.-
Momento Nº 2: Deception (Engaño) - Irving Rapper, 1946.-
Deception vuelve a reunir al elenco principal y al director de Now, Voyager esta vez en un drama con trasfondo en el mundo de la música clásica. La pianista Christine Radcliffe (Bette Davis) se reencuentra con su antiguo amor, el cellista Karel Novak (Paul Henreid), en Nueva York luego de creerlo muerto en la II Guerra Mundial. Todo parece estar bien (excepto que Christine no puede explicar con verosimilitud cómo sostiene un estilo de vida ostentoso y que Karel es un maniático violento, claro) hasta que su festejo de bodas es interrumpido por la llegada de Alexander Hollenius (Claude Rains), el compositor contemporáneo más famoso, un verdadero genio moderno, excéntrico y posesivo como corresponde. Hollenius se presenta como el mentor de Christine, aunque deja deslizar ante Karel que tal vez haya sido algo más. Karel inmediatamente se retrae, Christine se muestra nerviosa y Hollenius derrocha personalidad a izquierda y derecha. Cuando en un intento de cortar la conversación Christine se dirige al piano y comienza a tocar la sonata Appassionata de Beethoven, el clima podría cortarse con un cuchillo. La tensión entre estos tres personajes estan fuerte y tan palpable a través de la música y de las miradas que se dirigen o desvían que hasta los espectadores comenzamos a sentirnos un poco incómodos. Al comenzar el pasaje más romántico de pronto Hellonius pierde el control y rompe su copa de champaña con la mano, interrumpiendo la ejecución de Christine y dando por terminada la velada luego de un último comentario hiriente.-
Nuevamente, la estrella de esta película es Bette Davis (¿cómo podría ser de otra manera, no?) pero la verdadera joya es Claude Rains. Está tan genial en su representación de un director-compositor de esos que se creen el Dios del pequeño universo que los rodea que termina robándose todas las escenas en las que aparece. La película en general no me ha parecido gran cosa, pero este Rains desatado bien vale la pena.-
Momento Nº 3: The Passionate Friend (Amigos apasionados) - David Lean, 1949.-
Vivo con la impresión de que mi primera opinión sobre esta película fue malísima y de que luego fue cambiando y en realidad no fue así, sino que lo que se acrecentó con los visionados es mi comprensión de la protagonista. Mientras espera a que su marido se le una en unas vacaciones en Suiza, Mary Justin (Ann Todd) rememora su antiguo romance con Steven Stratton (Trevor Howard). Ambos estuvieron muy enamorados en su juventud, pero Mary se negó a casarse con él porque quería ser libre y no pertenecer a nadie. Por ello eligió casarse con un rico banquero, Howard Justin (Claude Rains) con quien llegó a un perfecto entendimiento. Por pura casualidad, Steven está alojado en la habitación contigua a la de Mary y cuando Howard llega, presencia lo que interpreta erróneamente como un encuentro furtivo entre amantes, precipitándose a pedir el divorcio.-
Esta película merece un comentario más exhaustivo pero por el momento me contentaré con rescatar la secuencia final, que tiene por figura dominante a un Rains intenso. Sabiendo que el matrimonio y la reputación de Steven quedarán arruinados si es mencionado en el juicio de divorcio por adulterio, Mary vuelve a la que fuera su casa a rogarle a Howard que no lo involucre. En un principio Howard se muestra considerado y con la ilusión de que Mary le proponga una reconciliación pero la sola mención de Steven desata su furia. Su voz nunca elevada y su mirada son de una intensidad tal que expulsan a Mary de la casa con mayor violencia que un empujón, pero también tienen la habilidad de evitar tragedias, de perdonar y de hacer sinceras declaraciones de amor.-
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Recuadro del día:
Últimamente estuve pensando en aquellas películas que, una vez comentadas en este blog, nunca vuelvo a ver y que van a parar al paraíso de las películas olvidadas. Entonces decidí emprender la tarea de hacer un tiempo para estos revisionados largamente postergados y me pareció interesante compartir mis opiniones, modificadas o no por el paso del tiempo eso ya lo veremos…
Brief Encounter: No había vuelto a ver esta película en los más de dos años y medio que pasaron desde mi comentario y una vez más quedé desarmada por la sencillez, la calidez y la sinceridad de esta pequeña película sobre gente común y corriente que vive un romance extraordinario. Volví a enamorarme del Dr. Harvey interpretado por Trevor Howard y a sentir compasión por la mujer con el rostro de Celia Johnson que vive su vida sobriamente y sin alas. Y quedé fascinada por las historias laterales que rodean a la pareja principal, en especial la de la encargada del salón de té de la estación de trenes que un día dejó a su marido para no volver y ahora mantiene un romance semi clandestino con el guarda de la estación.-
¡Me encanta este homenaje a Claude Rains, un actor que con cada nuevo descubrimiento de su amplia filmografía más me enamora! Rains no fue solo el capitán Renault, de Casablanca, sino que tiene un montón de personajes maravillosos. Sin ir más lejos, y tú de esto sabes mucho, fue uno de los malvados más complejos del universo Hitchcock. De las tres películas que reseñas solo he visto la tercera, que ya sabes que me parece una joya. Mr. Skeffington llevo tiempo detrás de ella. Me apunto, por supuesto, Engaño, pues me gusta mucho que se repita el reparto de La extraña pasajera, un melodrama que me encanta.
ResponderBorrarY ¡de Breve encuentro, qué decir! Que siempre es un placer volver a su visionado una y otra vez.
Beso
Hildy
¡Sí, Claude Rains es un lujo cada vez que aparece! Me han quedado varios momentos en el tintero, bien podría continuar esta serie.-
BorrarEstuve detrás de Deception durante años y no me gustó tanto pero Rains está increíble y tiene unas líneas de diálogo para morirse. Y Mr. Skeffington es rápida y entretenida con una Bette Davis que al principio no creí que diera el personaje (ni en edad ni en belleza clásica) pero a medida que avanza la película te compra y te convence de que nadie más podría haber interpretado ese personaje. Y Rains trae mucha emoción en el rol de este banquero judío que va a meterse en el mismísimo ojo de la tormenta fascista de los años '30.-
Claro que he revisitado tu texto sobre Amigos Apasionados, fuiste vos quien me sugirió esa película y siempre te estaré agradecida.-
Te mando un beso enorme, Bet.-