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American Film Institute, 100 años… 100 películas (#90 y #89).-

Puesto Nº 90: The Jazz Singer (1927).-


Nunca había tenido la oportunidad de ver esta película y me acerqué a ella con precaución, porque había escuchado críticas desfavorables en cuanto a su calidad artística, más allá de sus atributos técnicos indiscutibles. De veras, quedé sorprendida por una película mucho mejor de lo que esperaba.-
El mayor anhelo del Cantor Rabinowitz (Warner Oland) es que su hijo Jackie siga sus pasos, pero lo único que el niño (interpretado por Robert Gordon) quiere es convertirse en un cantante de jazz. La situación llega a un punto límite cuando Jakie es descubierto en medio de un número musical en un bar y luego de un castigo impuesto por su padre, abandona el hogar rompiendo el corazón de su madre (Eugenie Besserer). Varios años después Jackie se ha convertido en Jack Robin (Al Jolson), un aspirante a cantante que recorre el camino de los garitos y del vodevil hasta que llega con el auspicio de una artista consagrada, Mary Dale (May McAvoy), a tener una oportunidad en Broadway.-
Pese a ser recordada como “la primera película sonora”, The Jazz Singer es más bien una película mayormente muda, con sonido sincronizado en algunas partes y con algunas escenas (esencialmente musicales) sonoras. La experiencia de su visionado resulta bastante interesante y al principio un tanto extraña en la medida en que se van alternando estas diferentes técnicas, pero curiosamente la película funciona dentro del Universo establecido. Y curiosamente, el trabajo de los actores también funciona en condiciones tan particulares. La nota más disonante está dada por Al Jolson, quien era una mega estrella pero que aquí en su debut cinematográfico, tiene una cierta tendencia a la sobreactuación y sólo cuando se relaja encuentra el personaje (el propio Jolson era un manojo de nervios durante el rodaje). El niño Robert Gordon (que pasó a la dirección en su adultez) hace un trabajo extraordinario dando vida a Jolson en su niñez y Eugenie Besserer resulta conmovedora en su rol de la madre comprensiva. Pero mi mayores elogios van para Warner Oland en el difícil rol del Cantor. Oland transmite a la perfección el dolor de este padre que se aferra a la tradición, tomando el camino más difícil aunque eso le parta el corazón. Fácilmente este rol hubiera sido el villano de la película, pero en la piel de Oland, el Cantor nos llega como un padre severo pero no falto de amor.-
Llegado el momento, Jolson también se pone en la piel de quien debe tomar una decisión y lo que me resultó más interesante de la película es la forma en que se plantea la solución a esa disyuntiva. Por encima de todo, The Jazz Singer es una fábula moderna sobre la colisión entre la tradición y la actualidad, sobre la integración social y sobre el pasaje a la adultez. Es también un bello documento sobre las calles de los barrios de inmigrantes en Nueva York a principios de siglo y es que claro, esta es una película de Warner Bros., el estudio que se enorgullecía de sacar sus historias de los titulares de los periódicos.-
Y también, debo decir aunque no es un tema que domine, que hoy en día se fulmina toda escena de black face en cine y en teatro pero en este caso no hay apelación al estereotipo discriminatorio en la representación de Jolson con su rostro pintado. Como tampoco lo hay en el retrato de la comunidad judía, amén de algún que otro momento aislado, pero en general siento que esta es una película hecha con respeto por la historia que está contando.-
The Jazz Singer salió de la lista del AFI en 2007 y sin embargo yo creo que merece un lugar allí, aunque sea uno bajo como tuvo en 1998. Una película tan trascendente como esta en la historia del cine y que además tiene valores artísticos por sí misma no puede ser soslayada al momento de reunir las grandes películas del cine americano del siglo XX.-

Puesto Nº 89: Patton (1970).-


Esta es otra película que nunca había visto antes y que, a la distancia porque hace mucho que no la veo, me resultó enmarcada en el estilo de Lawrence of Arabia: Patton sigue un período puntual de la vida de un personaje real (el General George S. Patton) a través de numerosas batallas y discusiones sobre estrategias militares enmarcadas en escenarios naturales diversos e imponentes e intentando capturar las complejidades de un gran hombre de la Historia.-
Visualmente la película es impactante y empieza con una nota alta con esa célebre imagen del protagonista George C. Scott de pie ante una gigantesca bandera de Estados Unidos. Desde esta primera escena (que antecede incluso al nombre del estudio Twentieth Century Fox) aprendemos que Patton es un tipo durísimo, profundamente convencido de que lo más importante en la vida es alcanzar la gloria militar o morir en el intento y que los perdedores y los cobardes no tienen lugar alguno en este mundo. Bajo esas consignas vivirá su vida como la conocemos a lo largo de la película aún cuando ello le cueste más de un retroceso en el contexto de una carrera militar que depende tanto del valor bajo fuego como de la burocracia y la diplomacia, dos aspectos para los cuales Patton no tiene un gramo de paciencia.-
Por un lado la película tiene una alta dosis de realismo que marca una diferencia respecto del cine más clásico, especialmente en su representación de los altos mandos militares alemanes (interpretados por actores de habla alemana y en una forma naturalista) y en la puesta en pantalla de los pequeños manejos burocráticos de la guerra, en cuyo marco la distribución de la gasolina para tanques y camiones y los egos personales juegan un rol tan central como las estrategias más sofisticadas.-
Por otro lado, George C. Scott se come la pantalla en su interpretación de un hombre sumamente complejo, obsesionado por la historia, capaz de unir en una sola oración emociones tan contrarias como la compasión por un soldado herido y el asco por otro que padece psicológicamente; como la sonrisa bromista y la blasfemia; como la vanidad y la gratitud.-
Y sin embargo, al terminar la película no siento que haya conocido verdaderamente al personaje. Creo que el director Franklin J. Schaffner se mantiene cautelosamente a distancia de Patton, evitando involucrarse. En verdad es una lástima, creo que esta decisión del director terminando restando puesto que si bien Patton fue una figura controversial (mucho más aún de lo que se ve en la película), hubiera sido interesante que la película estuviera dispuesta a meterse en el barro junto con su objeto. Sospecho que parte de esta decisión pudo haber estado influenciada por el tono mayormente belicista de la película (si bien se muestra algunos de los horrores de la guerra, el acento no está puesto allí) y aquí es importante tener presente que en el año de su producción la Guerra de Vietnam aún estaba en curso. En la lista del AFI hay varias películas de guerra antibelicistas (referidas especialmente a la Guerra de Vietnam o bien a la I Guerra Mundial) y ya llegaremos a ellas, pero es de notar que la regla hollywoodense en tiempos de guerra siempre ha sido apoyar el esfuerzo bélico, no socavarlo. En ese contexto tal vez sea interesante que esta película esté en la lista (desapareció en la edición de 2007), como exponente de esta tendencia y para mostrarnos que Hollywood, al igual que el General Patton, tiene sus luces y sombras en tiempos de conflicto armado.-

Comentarios

  1. Me ha encantando leerte, como siempre. Y fíjate una confesión: las dos películas que reseñas he leído una y otra vez sobre ellas y he visto mil y un momentos en distintos reportajes, pero ¡nunca las he visto enteras! Nunca.
    Y con El cantor de Jazz tengo siempre la asignatura pendiente. Me ha resultado superinteresante lo que dices sobre ella. Tengo que poner solución. De su director no he visto nada. Pero pasó a la historia por un momento técnico que cambió el rumbo de la historia del cine. El paso del cine silente al sonoro. Crosland murió joven por un accidente, ¿hubiera hecho otras películas para recordarle? Nunca paró de rodar hasta su muerte en 1936.
    Patton reconozco que siempre me ha dado cierta pereza, aunque siempre me ha llamado la atención que el guion estuviese firmado por Coppola. Solo he hecho una intentona hace bastantes años, pero elegí mal momento. Estaba agotada y me quedé profundamente dormida. Tuve que devolverla y no volví a intentarlo, ni la he pillado por la tele. Y sé que la veré, siempre que leo sobre ella, ¡me entran unas ganas tremendas! Además su director sí que me gusta. De Franklin J. Schaffner he visto El planeta de los simios, Papillon, Los niños del Brasil... y su última película, que me hace pensar. Curiosamente esta es Bienvenido a casa, y es una lectura triste y melancólica, con mucho desencanto. Plantea el duro regreso a EEUU de un ‘desaparecido’ en la guerra de Vietnam... y de muchas vidas que quedaron rotas o incompletas. Aquí la lectura sobre la guerra es muy diferente, sospecho, de Patton.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Ah, fijate que Crosland también dirigió "Masacre", que comenté en su momento y recuerdo como una peli muy interesante y que (como The Jazz Singer) retrata con respeto la cultura a la que se aproxima. No lo recordaba, pero más interés me hace surgir. De veras esta película me gustó mucho más de lo que esperaba y la combinación de segmentos silentes y sonoros ayuda a que la cámara no esté tan estática como se ve en las primeras películas totalmente sonoras. Ahora estoy ansiosa por hacerme de la edición doble en DVD porque muero por ver todos esos documentales y al mismo tiempo, me gustará tener esta peli en mi colección (por ahora tuve que contentarme con otro formato).-
      Confieso que debí ver Patton a lo largo de tres o cuatro sentadas, porque es muy larga y muy cargada de escenas en las que se describen estrategias militares o en las que hombres de diferentes ejércitos se matan entre sí, y esta espectadora no tiene paciencia para ninguna de las dos. Al principio también me entusiasmó que Coppola fuera el guionista, pero no creo que esté a la altura, en términos de desarrollo de los personajes, de obras posteriores.-
      Del mismo director he visto Los niños del Brasil, pero sólo una vez y hace mucho tiempo. Recuerdo la historia y los protagonistas pero no las calidades artísticas de la película. Sí me ha intrigado lo que decís de Bienvenido a casa. No creo haberla visto pero sí, la mirada debe ser bastante diferente a la de Patton y es que corrió mucha agua bajo ese puente entre una y otra. Y también dirigió "Nicolás y Alexandra" que vi en mi adolescencia cuando hacía acopio de todas las películas sobre el zar Nicolás II sobre las que pudiera echar mano.-
      ¡Qué buen intercambio de títulos hemos hecho! Las dos nos llevamos tarea para el hogar, jaja.-
      Te mando un abrazo fuerte, Bet.-

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