Idiot’s Delight (La delicia de los idiotas) - Clarence Brown, 1939.-
Clark Gable montando un número musical bien vale la pena que causa el visionado de esta película. He dicho.-
Harry Van (Clark Gable) es un veterano de la I Guerra Mundial que luego de ser dado de alta de un hospital militar, se reincorpora a la vida civil. Tras un breve montaje aprendemos que Harry es un artista de vodevil (a veces cantando y bailando pero también haciendo diferentes tipos de actos) y una noche en la que su acto fracasa conoce a una excéntrica trapecista que lo admira, Irene (Norma Shearer). Al término de sus respectivos contratos en Omaha, Nebraska, la pareja se separa sin certeza de volverse a encontrar. Veinte años después (sí, el guión tira un poco de la cuerda para abarcar el período entre guerras), Harry está de gira en Europa con su nuevo acto cuando él y sus coristas son demorados por el cierre de la frontera en un país enclavado en los Alpes. En el grupo variado de viajeros varados se encuentra una ex aristócrata rusa que guarda un curioso parecido con Irene, cuya identidad Harry intentará develar.-
Idiot’s Delight comienza de manera muy prometedora y bastante sorprendente a decir verdad. Por un lado, Harry se despide de un grupo de enfermeras besando a cada una en la boca, dando a entender que ha mantenido romances con todas ellas durante su recuperación; por el otro, mientras que la gente vitorea a los soldados que marchan por las calles para celebrar el regreso de las tropas, un grupo de veteranos lisiados llega al puerto en absoluta soledad y deben aguardar a que el desfile termine para avanzar. Esta pequeña escena propone un comentario contundente sobre la forma en la que los efectos menos glamorosos de la guerra son escondidos al gran público detrás de las fanfarrias y las banderas agitadas con fervor patriótico. Hollywood produjo muchas películas antibelicistas en su día, pero encontrar este tipo de escenas en 1939 es raro o tal vez no tanto, si pensamos que hasta último momento Estados Unidos se inclinaba por la no intervención en la II Guerra. En todo caso, esta secuencia inicial es de una potencia que se verá diluida a medida que la película avanza.-
El problema más grande que tiene la película en mi opinión es que Norma Shearer en los zapatos de Irene resulta más insoportable que fascinante. Ya sea que la actriz no encuentra el tono (supuestamente intentó parodiar a Greta Garbo, pero el chiste quedó perdido en el tiempo) o que el personaje no está bien construido, algo falla aquí. Pienso por ejemplo en Ginger Rogers en Roberta, quien en un rol similar triunfa mientras que aquí Shearer naufraga a fuerza de declamar demasiado y de no encontrar el matiz entre la Irene auténtica y la farsante (para decirlo claramente, lo suyo es demasiado y durante demasiado tiempo).-
Y alrededor de ella, un puñado de personajes diversos que confluyen en un hotel de montaña y que no llegan a interesar: una pareja británica de recién casados, un pacifista americano, un científico interpretado por Charles Coburn, un fabricante de municiones alemán (Edward Arnold), el capitán de un regimiento apostado en el hotel.-
Capeando el temporal aparece un Clark Gable demostrando por qué era el Rey del MGM: siempre cómodo en sus zapatos, aún cuando tiene que hacer sus rutinas de baile, Gable es siempre interesante de ver pero ni él logra remontar esta película que se arrastra sin que la chispa de la química con Shearer explote. Como nota interesante, la película tiene dos finales, uno creado para el mercado internacional, que presenta una nota esperanzadora (me recordó en cuanto a su tono al final de Foreing Correspondent de Alfred Hitchcock); y otro incluido en la versión americana del film, que realmente hace pensar en la orquesta del Titanic, tocando sin fin mientras que todo se desmorona alrededor.-
La calidad de este clip no es muy buena, pero viene bien para hacerse una idea de la maravilla que es ver a Clark Gable en sus zapatos de baile. El video termina abruptamente porque justo en ese punto Harry Van y sus coristas son interrumpidos por un grupo de soldados que se aprontan a entrar en la Guerra.-
Betttt, ¡invitamos en la próxima fiesta a este Clark Gable bailarín!
ResponderBorrarY es que Gable tenía un sex appeal especial.
No era un tío guapo, pero daba el pego en cámara. Tenía un magnetismo especial. ¿Cómo no enamorarse de él en Sucedió una noche?
¡¡¡Ese pedazo de celuloide que rescatas... es una joya!!!
A Norma no la cojo yo el punto, pero tiene pelis que me gustan. Norma Shearer participa en una peli protagonizada solo por damas donde todas están estupendas, Mujeres de George Cukor.
Beso
Hildy
¡Uff, Gable en Sucedió una noche, con sus muros de Jericó! Sí, era muy sexy. Aquí en muchos planos no hace nada más que mirar inmutable y sin embargo lo compras. Ya queda invitado a la próxima fiesta :D
BorrarCon Shearer me pasa lo mismo que a vos, me gusta en sus películas pre-code, pero creo que después cayó un poco en el molde de "gran dama" (tengo la impresión - no confirmada porque no he visto lo suficiente - de que lo mismo pasó con Loretta Young). Aunque sí me gusta en María Antonieta, especialmente hacia el final. ¡Ay! que Mujeres no me gustó tanto y su remake no me gustó nada. La miré con mucha ilusión pero no me funcionó (y aparte, no soporto esos desfiles de moda en plena película, aunque entiendo por qué estaban allí pero frenan por completo el ritmo).-
Para la próxima espera otra sorpresa de una peli que aún no he visto, de modo que será una sorpresa para mí también. Te mando un beso enorme con paso de claqué, Bet.-