Ir al contenido principal

Un mes con… Frank Capra (primera parte).-

Para la segunda mitad del año pensé una nueva serie que propone rescatar a mis directores favoritos (uno por cada mes) a través de películas que voy a ver por primera vez. Algunas de ellas están en mi lista de pendientes desde hace tiempo, otras acabo de descubrirlas y todas me depararán una sorpresa que quiero compartir con ustedes. Empezamos por Frank Capra y por una película que forma parte del período mudo del director, al cual estoy asomándome por primera vez.-

The Power of the Press (El poder de una lágrima), 1928.- 


Clem Rogers (un jovencísimo Douglas Fairbanks Jr.) escribe reportes del tiempo en un periódico, pero claramente su enorme talento está siendo desperdiciado y es cuestión de tiempo hasta que se le asignen tareas más importantes... en su opinión al menos. Lo cierto es que ni el editor (Robert Edeson) ni sus colegas lo tienen en consideración y solo el azar causa que sea enviado a cubrir el homicidio de un fiscal de distrito. El azar interviene nuevamente para que Clem descubra a una jovencita que huye de la escena del crimen y que no es otra que Jane Atwill (Jobyna Ralston), la hija de un importante político, a quien Clem señala en su reporte como principal sospechosa. Luego de que esa información cause la caída de su padre en las encuestas, Jane convence a Clem de su inocencia y juntos intentan resolver el crimen, involucrándose en una trama de corrupción política y peligro.-
The Power of the Press nos llega incompleta (faltan algunos minutos cerca del desenlace, pero nada que impida comprender el sentido de la historia), ahora bien, lo que subsiste permite disfrutar de una película movida, que no descansa nunca y que mezcla maravillosamente elementos de comedia, romance y suspenso. La historia toca temas bastante pesados con sus implicancias sobre la corrupción moral enquistada en la política pero siempre con un tono ligero y con mucho humor. Douglas Fairbanks Jr, en especial, maneja tanto la comedia física más básica (con caídas y escenas de borracho incluidas) como el lenguaje gestual más sutil propio de esta adultez del cine mudo. El resto del elenco forma un sólido soporte para el héroe, sin ninguna nota en falso.-
Aquí Capra se muestra como un director ya maduro. Pese a que tan sólo dos años antes había comenzado a dirigir largometrajes, esta es su décima película y todas sus ideas están en orden. La alienación de Clem dentro de la redacción del periódico; el entramado político al que se enfrenta con un “pesado” (Wheeler Oakman) siempre sobre sus talones; la relación ilícita de Robert Blake (Philo McCullough), el principal opositor del Sr. Atwill, con una mujer a la que mantiene cautiva (Mildred Harris) contada a través del simple detalle de una fotografía familiar en el fondo de la escena, que muestra a la verdadera “Sra. Blake”; y también la determinación de Clem por defender la verdad y la justicia, enfrentándose a un poder que lo excede pero al que no le tiene miedo (reside en esto el germen de otros héroes del universo de Capra).-
Me quedo en particular con dos momentos. El primero, en dos partes, muestra el ascenso por unas escaleras primero de Clem y luego de Van, el “pesado” interpretado por Oakman. Este momento me hizo recordar la explicación de Alfred Hitchcock sobre cómo se filma a un personaje que sube las escaleras: del héroe, siempre vemos el rostro; del villano, los pies. Y en el segundo, la cámara acompaña a Van mientras ingresa en su oficina y de pronto gira para mostrarlo cerrando la puerta. Es una tontería, pero este movimiento de cámara me hizo saltar el corazón de la emoción.-


Finalmente, la película contiene un pequeño documento histórico sobre la forma en la que eran impresos los periódicos hasta no hace demasiado tiempo y es difícil no emocionarse ante esa tecnología hoy perimida que es mostrada a través de un medio artístico también perimido. Pero atención, The Power of the Press no es valiosa sólo como artefacto del pasado sino también como un digno ejemplar de ese género que me gusta tanto, las pelis sobre periodistas.-

Comentarios

  1. ¡Es verdad, que buen binomio cine y periodismo! ¡Cuánta filmografía interesante alrededor de este mundo! Mi querida Bet, no he visto este largometraje de Frank Capra, pero me has descrito un montón de ingredientes interesantes. Y me chifla que te salte el corazón de emoción por un movimiento de cámara y encima lo compartas con nosotros.
    El periodo silente de Capra lo tengo poco dominado, excepto su periplo junto al actor cómico Harry Langdon, que tengo que volver a recuperar, pues lo tengo bastante en olvido.
    Así que como siempre un placer leer tus propuestas cinematográficas.

    Beso y viva Capra (su cine siempre es buena compañía en tiempos difíciles)
    Hildy

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Este binomio ha dado tantas buenas películas! Bueno, Hildy Johnson lo sabe de sobra, pero hay algo muy cinematográfico en ese "buscar la noticia", escribir la nota contrarreloj, parar las rotativas, los repartidores que corren para vender los diarios...
      Yo, en mi infinita ignorancia, había borrado por completo que Capra filmó durante el período mudo y me sorprendí al ver cuán extensa es su filmografía de este período. Y me gusto mucho, mucho esta película. De verdad, no puedo explicarte la emoción que me causa ver un bello movimiento de cámara y este me picoteó la cabeza todo un día, porque me hizo recordar otro movimiento de una peli de la que no podía ubicar nada, ni el ´título, ni los protagonistas, nada. Sólo tenía en mi memoria un movimiento de cámara y un clima y me volví loca hasta que ubiqué a qué película corresponde (era "The Secret Bride", con Warren William y Barbara Stanwyck). Cosas que pasan, jaja.-
      Para la próxima entrada ya saldré del período mudo pero me quedo con Capra para el resto del mes. Espero que si estás pasando tiempos difíciles no sean tan difíciles ni tan eternos. Te mando un abrazo fuerte a la distancia,
      Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Nuevo abecedario de cine (Edición musicales): P- Q.-

The Pajama Game (Juego de Pijamas) - George Abbott y Stanley Donen, 1957.- Sid Sorokin (John Raitt) acaba de conseguir trabajo como superintendente de la fábrica de pijamas propiedad del Sr. Hasler (Ralph Dunn) cuando un conflicto con uno de los operarios lo pone delante del “comité de agravios” presidido por Babe Williams (Doris Day). El romance nace casi a primera vista, pero hay un problema: por su función, Sid está del lado de la patronal mientras que Babe vive para el sindicato de trabajadores cuando éstos están en plena negociación por un incremento salarial de siete centavos y medio la hora.- Vi por primera vez esta película hace casi diez años y si bien en su momento me gustó mucho, por algún motivo no había vuelto a verla. Redescubrirla fue una delicia absoluta. Empezando por el principio (literalmente), había olvidado que la coreografía es de Bob Fosse y aquí ciertamente se luce creando números multitudinarios que transforman los movimientos típicos de un taller de confección

The Roaring Twenties (Los violentos años veinte) - Raoul Walsh, 1939.-

Esta película bien podría formar una interesante sesión doble con The Public Enemy . Ambas son protagonizadas por James Cagney (con ocho años de distancia entre una y la otra) pero además ambas presentan dos modelos diferentes de películas de gangsters : el anterior y el posterior a la aplicación del Código Hays.- Durante el período pre - code , en el cual el género floreció, los realizadores pudieron colocar en el rol del héroe a criminales atractivos pero muchas veces despiadados, mientras que el lugar del villano quedaba reservado para otros delincuentes (con una fuerza de policía ausente), cuando no para la propia policía y otras figuras de autoridad. Esta inversión en los roles tradicionales, característica de este período, debió ajustarse con la aplicación del Código, surgiendo así una nueva figura: el gangster con el “corazón de oro”, es decir el delincuente simpático, que pese a sus acciones criminales de mayor o menor violencia, se sacrifica hacia el final por un ideal

Nuevo abecedario de cine (Edición musicales): O.-

One Hour with You (Una hora contigo) - Ernst Lubitsch, 1932.- Volvemos al trío Lubitsch - Chevalier - MacDonald con otra comedia deliciosa, esta vez ambientada en el París actual al tiempo de realización de la película. El Doctor André Bertier (Maurice Chevalier) está felizmente casado con Colette (Jeanette MacDonald) desde hace tres años y todo marcha sobre ruedas hasta que aparece en escena la mejor amiga de Colette, Mitzi (Genevieve Tobin). Mitzi también está casada, con el Profesor Olivier (Roland Young), pero no pierde oportunidad de coquetear con cuanto hombre se cruce en su camino. Por supuesto que André se cruzará en su camino y a partir de allí los enredos de alcoba quedarán servidos.- One Hour with You tiene todo el desparpajo del Lubitsch del pre-code planteando abiertamente dos cuestiones: la primera (y literalmente, esto está en la primera secuencia) es que los encuentros amorosos están muy bien sin importar que se encuentren validados por la Ley o no, siempre que no se