Peter Ibbetson (Sueño de amor eterno) - Henry Hathaway, 1935.-
Con atmósfera de ensueño desde los títulos del comienzo, Peter Ibbetson nos presenta la historia de dos niños, Pierre/“Gogo” (Dickie Moore) y Mary/“Mimsey” (Virginia Weidler) habitantes de casonas contiguas en las afueras de París. Los niños pelean constantemente, pero eventualmente se vuelven inseparables. Cuando la madre de Gogo muere, éste es llevado a Londres con un tío al que no conoce, lo cual causa su separación de Mimsey y la asignación de un nuevo nombre, Peter Ibbetson, producto de la transformación al inglés de su nombre de pila y de la adopción del apellido materno. Muchos años después, Peter se ha transformado en un arquitecto serio hasta la médula con el rostro de Gary Cooper, marcado como todavía está por la separación de su querida Mimsey. Unas vacaciones en París renuevan el recuerdo de Mimsey y a su regreso un proyecto de trabajo lo reúne con la esposa del Duque de Towers (Ann Harding), una mujer que resulta no ser otra que Mimsey.-
Esta película cuenta, por encima de todas las cosas, con una cinematografía perfecta para la historia que se cuenta, obra de Charles Lang. A modo de referencia, la filmografía de Lang incluye Some Like it Hot, Charade, The Ghost and Mrs Muir, Midnight, Death Takes a Holiday y me detengo porque de veras que daría para seguir nombrando títulos. Aquí, las imágenes son definidas y realistas durante la infancia de Peter y sus primeras escenas de adultez, pero una vez que el arquitecto se traslada a Yorkshire para construir unas nuevas caballerizas para el Duque de Towers (John Halliday), todo se vuelve más difuso y onírico a medida que la historia va ganando notas fantásticas. Especialmente en el último acto de la película, las luces y sombras marcadas sirven para crear la ilusión de que los límites entre la realidad y la fantasía se han borrado tanto para los protagonistas como para los espectadores. Y la escenografía también se pone al servicio de la historia, mostrando permanentemente a Peter y a Mary separados por barrotes o rejas reales o simbólicas, como en la escena de una tensa cena entre los tres elementos del triángulo amoroso en la que las velas y el propio Duque crean la ilusión de obstáculos entre los amantes.-
Otro de los aspectos que me resultó muy interesante en Peter Ibbetson es la forma en la que la película se toma su tiempo para desarrollar la historia y consolidar la fuerza de este amor infantil que marcó para siempre la vida de los protagonistas. Con un duración total de 85 minutos, Hathaway dedica 16 a esta etapa de la vida de Peter y Mary, demorándose incluso en una disputa por unas tablas de madera que en su momento parece fútil pero que viene a anticipar los rasgos de los personajes en su vida adulta: Peter se transforma en un arquitecto y Mary, como Duquesa de Towers, es quien pone a su disposición los medios para construir. Este juego de espejos se repetirá varias veces en la película a través de detalles que cobran sentido cuando los vemos por segunda vez. Así, las historias que los niños escuchan sin demasiado interés de boca de un antiguo soldado de Napoleón (Christian Rub) se convierten primero en un disparador para que Peter vuelva a su casa de la infancia y luego en una suerte de código secreto entre los amantes; por otro lado, el monólogo sobre los sueños que dispara el jefe de Peter en el estudio de arquitectura (un hombrecillo ciego de nacimiento interpretado por el queridísimo Donald Meek) tendrá más adelante un rol central en esta historia.-
Finalmente, está la interpretación de los dos protagonistas. Creo que esta es la segunda película de Ann Harding que veo, pero por lo poco que la conozco podría afirmar que tanto ella como Gary Cooper apuntan al minimalismo en su estilo de actuación. Ninguno de los dos me parece entregado a la sobreactuación, más bien lo contrario. Harding tiene un aire de gran dignidad mientras que Cooper es el arquetipo del héroe introvertido que puede resumir todo un parlamento a un monosílabo. Y en esta película, están perfectos para evitar el exceso de lirismo (si bien algunos de los parlamentos de Harding no pueden evitar caer en ese extremo). La escena en la que ambos se dan cuenta de que han soñado lo mismo, es resuelta sin estridencias como lo es también aquella en la cual Peter cree que la prueba de realidad que esperaba de parte de Mary, no ha llegado (es imposible no conmoverse ante la imagen de nuestro héroe indefenso derramando una lágrima furtiva).-
Peter Ibbetson marca el primero de estos amores con magia que nos acompañarán en el mes de marzo. Es una película que tal vez no sea tan recordada pero que tiene mucho encanto y vale la pena descubrir o revisitar.-
Ya los sabes, ¡voy a adorar con locura todas las películas que reseñas en esta serie! Qué bonito fue la primera vez que vi Sueño de amor eterno. Efectivamente, qué película tan olvidada y, sin embargo, qué hermosa, ¿verdad?
ResponderBorrarQué bien está filmada, y con qué sencillez, esa sensación entre la realidad y el ensueño. Y qué hermosa historia de amor más allá del tiempo y el espacio.
... Esperaré con ansia el segundo post.
Beso
Hildy
Ay, yo creo que no conecté con la película la primera vez que la vi. Creo que en ese momento me espantó el lirismo de la película y la inmensa coincidencia de que los personajes volvieran a encontrarse (claro que la película parte de la premisa de que no es en absoluto coincidencia, pero ese detalle se me perdió la vez anterior). Y sin embargo, decidí volver a verla porque no podía faltar en esta serie sobre amores con magia que vengo rumiando hace tiempo. Y que vino además a servirme de salvavidas tras dos intentos fallidos de series de artículos (ideas que guardaré para tiempo más inspirados).-
BorrarYo también estoy ansiosa por continuar, jaja, hace falta un poco de romanticismo en estos tiempos. Espero que vos y los tuyos estén muy bien. Por estos lados, además de la pandemia, nos cayó una cadena de incendios que nos tiene sin energía eléctrica desde el martes, pero no puedo quejarme, que hay gente que lo perdió todo...
Te mando un abrazo enorme, nos seguimos leyendo,
Bet.-
Bet, cariño, no sabía lo de la cadena de incendios. Espero que ya se hayan podido apagar todos los fuegos, que ya nadie esté perdiendo todo y que la luz haya vuelto de nuevo. Son tiempos extraños, la verdad. Y, bueno, respecto la pandemia, espero que ya este año la dejemos atrás. Quiero ser optimista.
ResponderBorrarYo doy gracias todos los días por estar rodeada, además de la gente que quiero, de películas y libros. ¡¡¡Estoy ahora con una antología de cuentos de hadas, por Angela Carter, maravillosos!!! No puedo parar de leer.
Beso enorme y mucha energía bonita
Hildy
¡Querida Hildy, mil gracias! Por suerte no han habido nuevos focos de incendio, por lo que sé, y la luz volvió el viernes (aunque esta mañana volvió a cortarse y aún no regresó).-
BorrarYo también doy gracias a diario y por suerte estoy muy bien acompañada, como vos, de libros y películas. ¡Cuentos de hadas suenan como algo genial para estos tiempos! Yo me he sumergido en la literatura victoriana, en especial me reencontré con Jane Eyre el mes pasado y lo disfruté como si fuera la primera vez (eso que hace 25 años desde que la descubrí, puff). Ahora estoy leyendo una novela bastante olvidada también del período victoriano, "Olive" sobre una niña que nace con una malformación en su columna vertebral y cómo eso condiciona su vida en aquellos tiempos. Y me propuse esforzarme para mantener mis publicaciones al día, aunque nunca me tengo mucha fe con eso, jajaja. Ahora mismo estaba a punto de publicar.-
Muchas, muchas gracias de nuevo, mi querida. Te mando un beso enorme, Bet.-