Una de las cosas que nos dejó en el tintero el 2020 (claramente menor al lado de la enfermedad, la muerte y la incertidumbre económica, pero en fin cada uno mide el mundo según su propia vara) fue la de los viajes cancelados que aún no sabemos si podremos realizar en 2021. Por eso pensé en traer una serie que nos haga viajar un poquito en este comienzo de año con la esperanza de que pronto vuelvan a abrirse las fronteras y podamos movernos sin miedo, como hacíamos antes de que el mundo se volviera tan pequeño y amenazante. ¿Listos? ¡Todos a bordo!
El París de los artistas: An American in Paris (Un americano en París) - Vincente Minnelli, 1951.-
Esta película ya ha aparecido por aquí antes, pero no podía dejarla afuera de una serie dedicada a viajes de cine. En este caso París se nos presenta como la Meca de los artistas y es a través de los ojos de un artista (los del protagonista sí, pero también los del director Vincente Minnelli) que vemos sus calles, cafés y buhardillas.-
Jerry Mulligan (Gene Kelly) es un ex soldado que tras la II Guerra Mundial se quedó en París para estudiar arte y dedicarse a la pintura. Su universo es el de la buena gente que lo rodea y ese es el París que nos muestra, el de una pequeña familia feliz. El arte está literalmente en todas partes, se escapa de los cuadros para rodear y envolver a Jerry. Sin embargo, hay una nota oscura que subyace en An American in Paris: de pronto tal vez la realidad se vuelva demasiado dura como para tomarla como se presenta y sea necesario escapar, bien en una copa de champagne, bien en un delirio de color, música y danza.-
El París del misterio y el romance: Charade (Charada) - Stanley Donen, 1963.-
Aquí París se transforma en el escenario de una historia en donde el romance, el peligro y el misterio pueden atraparte a la vuelta de cualquier esquina, muchas veces en forma simultánea. Regina Lampert (Audrey Hepburn) está vacacionando en un centro de ski cuando conoce al apuesto turista americano Peter Joshua (Cary Grant), justo cuando acaba de decidir que pedirá el divorcio a su marido Charles. De regreso en París, Regina descubre que su marido ha muerto en circunstancias misteriosas y que ni siquiera tiene donde vivir, puesto que antes de morir Charles vendió todo menos las perchas de los armarios. A partir de entonces, Regina se verá involucrada con una pandilla de villanos malísimos encarnados por James Coburn, George Kennedy y Ned Glass que buscan un botín que Charles escondió de ellos; con un miembro de la embajada estadounidense que intenta recuperar el dinero robado (Walter Matthau); y con el misterioso Peter en quien Regina no está segura de que se pueda confiar.-
Charade tiene tantos buenos elementos que amerita tener un texto para sí misma (y seguramente la tendrá porque es una película que permanentemente tengo ganas de volver a ver desde que la descubrí el año pasado), pero me quedo aquí con lo siguiente: desde el comienzo Regina alterna entre la confusión que le causa los eventos en los que se ve involucrada, el miedo al peligro, la atracción irresistible que siente por Peter y los momentos de diversión que pasa junto a este hombre impecable que sabe cómo hacerla reír. Y como espectadores nos subimos a las mismas emociones que ella atraviesa, sin que nos parezcan incongruentes, porque Donen maneja con una maestría impecable la combinación que nos ofrece la historia. Nosotros también nos preguntamos cuál es la verdad de la historia, tememos por Regina (particularmente en la secuencia final, en donde las cosas se ponen verdaderamente peligrosas para ella), nos enamoramos de Peter (vamos, es Cary Grant al fin y al cabo) y sobre todo, nos divertimos muchísimo.-
El París de la nostalgia: The Last Time I saw Paris (La última vez que ví París) - Richard Brooks, 1954.-
Charles Wills (Van Johnson) regresa a París luego de dos años de ausencia y sentado en la barra de un café en donde lo reciben como a un viejo amigo, rememora el final de la Segunda Guerra Mundial, sus frustraciones como escritor y sobre todo su romance con Helen (Elizabeth Taylor), una muchacha americana que vive en París con su padre atorrante (Walter Pidgeon) y su hermana Marion (Donna Reed).-
En este caso, París se nos presenta con un sabor agridulce: una ciudad donde es posible celebrar eternamente la vida y enamorarse en medio de la muchedumbre pero al mismo tiempo una ciudad que por sí misma no trae el éxito ni la felicidad y en donde descarrilar es mucho más fácil que en cualquier otro sitio, porque las tentaciones están por doquier. Y el mismo sabor agridulce deja la película. La escena en la que los parisinos celebran que los edificios y monumentos más importantes vuelven a iluminarse por primera vez desde el comienzo de la guerra, con esa conjunción de la alegría de los sobrevivientes y la callada reflexión de los deudos, es muy buena. Pero en general, nada demasiado emocionante sucede y lo que sí sucede, no siempre resulta coherente o justificado según la forma en la que se nos cuenta la historia. Claro que todo está contado a partir de los recuerdos de Charles. Tal vez en su memoria los acontecimientos no tuvieran mayor sentido tampoco.-
Además, el refrito de decorados y vestuario de An American in Paris (algo usual en las películas de aquellos años en MGM y seguramente en otros estudios también) es un poco chirriante y no solo porque acabo de revisitarla.-
Por otro lado, creo que el mayor problema de The Last Time I saw Paris es que ninguno de los personajes principales es particularmente simpático. En todo caso, siento más simpatía por el padre de Helen y por el marido de Marion (George Dolenz) que por los propios Charles, Helen o Marion. O por los terceros en discordia Lorraine Quarl (Eva Gabor) y Paul (un jovencísimo Roger Moore). Pero en definitiva, esta película trata sobre la redención y hacia el final Charles (con el rostro de un Van Johnson que acierta muy bien con el tono que el melodrama que se ha desatado requiere) demuestra que ha aprendido la lección que París se empeñó en enseñarle.-
¡¡¡Me encanta tu serie!!!
ResponderBorrarY, además, empezar con París, que aunque suene a tópico, qué cinematográfica es.
Ya lo demuestras con las tres películas con las que ilustras la ciudad...
Creo que de las tres, el París que más me apetece es el de Charada, con ese barco por el Sena...
¿Sabes dónde me encanta también París... en Ratatouille? Un París de animación maravilloso.
Pues emprenderé estos viajes contigo.
Seguro que ya te lo he contado, pero por si acaso. Irene Bullock viajó así este verano a Ciudad de México. Te facilito el link, pues fue en una página diferente de donde suele teclear.
(https://www.infolibre.es/noticias/veranolibre/2020/08/13/ciudad_mexico_fotogramas_una_urbe_cine_109903_1621.html).
Estos viajes de cine merecen la pena... mientras esperamos tomar el próximo vuelo.
Beso enorme
Hildy
PD: Quedamos en el próximo destino. Te leo pronto.
¡Pero, me había pedido esa participación de Irene en otros sitios! Ya mismo me pongo a leerla.-
Borrar¡Ay querida! Tu entusiasmo siempre es alentador. Me daba mucha ilusión empezar con esta serie que planifiqué durante diciembre (y ahora no puedo esperar para publicar la que creé para febrero, ¿podés creerlo? jaja).
Me quedó fuera la maravillosa "Midnight in Paris" que ya apareció por aquí pero no quería repetirme tanto. Charade también fue mi favorita de esta escala. La escena en el barco es una delicia pero toda la película es una joya. Yo no me canso de ella y de seguro que volveré a traerla por aquí.
¡Ah, y anoto también tu París de animación! Hace mucho que no la veo, pero recuerdo no sólo ese París de las alcantarillas y tejados sino también aquel en el cual una receta puede transportarnos a la infancia y romper el duro cascarón que nos recubre.-
Nos vemos en la siguiente escala, que espero también te gustará 🙂
Un beso enorme, Bet.-