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Retratos de cine (segunda entrega): Gaslight (Luz que agoniza) - George Cukor, 1944.-

 



Otra de retratos y en este caso, la pintura en cuestión es una suerte de spoiler. En Gaslight empezamos la película en pleno escenario gótico victoriano: una casa en la que se ha cometido un crimen que permanece irresuelto, una niña de luto que es enviada lejos, un grupo de transeúntes que mira con una mezcla de curiosidad y repudio y la niebla impenetrable de Londres. Las escenas siguientes nos llevan a Italia, el tiempo ha pasado, la niña creció para transformarse en una joven mujer enamorada y radiante pero si algo sabemos sobre este tipo de historias es que el pasado nunca se deja completamente atrás. Y es así que nuestra heroína deberá regresar a la casa del comienzo y empezará a vivir su propia pesadilla.-

La protagonista en esta versión de la historia (existe una versión original de 1940 y varias reversiones para televisión) es Paula (Ingrid Bergman), la sobrina de Alice Alquist, una famosa cantante de ópera que fue asesinada en su casa de Londres. Paula es enviada a Italia para alejarse del drama y para entrenarse como cantante lírica. Años después, se ha enamorado de un aspirante a compositor, Gregory Anton (Charles Boyer) con el que se casa tras un par de semanas de cortejo y la pareja regresa a Londres, instalándose en la antigua casa de Alice. A partir de ese entonces, Paula comienza a creer que está perdiendo la razón a medida que eventos inexplicables ocurren en la casa.-

Tratándose de una película de Cukor, filmada además bajo el sello de la MGM, no es de sorprender que la película se vea como los dioses. Todo en la pantalla tiene una riqueza visual exquisita, los decorados, el vestuario y los peinados, la fotografía en la que la luz artificial (la luz de gas del título) tiene una importancia central. Gaslight es del mismo año que Meet Me in St. Louis y tiene muchos de los mismos valores de producción. En el audiocomentario del DVD de esta película, se explica que la II Guerra produjo un impacto económico en los estudios de cine, restringiendo recursos, de ahí que sea tanto más destacable el alto grado de detalle que vemos en las películas de esta época, en especial en cuanto a telas y texturas en los decorados y vestuarios. Otro detalle destacable es que la moda en la película se siente apropiada para la época. No soy especialista en moda pero uno advierte muchas veces en el cine clásico, que los realizadores no están haciendo demasiado esfuerzo por adaptarse a la estética de la época que retratan sino que se mantienen en aquella de la época contemporánea a la producción. Ello felizmente no ocurre en Gaslight y tal vez el blanco y negro ayude a completar el efecto, primero porque las fotografías que conocemos de aquella época son en blanco y negro (o más bien sepia) y segundo porque el color hubiera traído el problema del maquillaje que sí aparece como irrenunciable para la estética de los años ‘40 (vuelvo al ejemplo de Meet Me in St. Louis en donde todas las mujeres tienen unos labios rojos a rabiar, más propios de 1940 que de 1904, año en el que transcurre la película).-




El dominio estético de Cukor y del director de fotografía Joseph Ruttenberg logra además un efecto fantástico que transforma a Ingrid Bergman en una niña en su primera escena para luego mostrarla en todo su esplendor como adulta durante el resto de la película.-

En cuanto a la historia en sí misma, esta es una película que me encantaría poder ver de nuevo por primera vez, porque en este visionado Gregory me resultó tremendamente sospechoso desde el comienzo y no logro recordar qué pensé en el primer visionado. Comenzando por su primera intervención durante la lección de canto, en la cual interrumpe a Paula antes de que confiese su romance, siguiendo por su irrupción en el Lago de Como cuando Paula le había pedido expresamente una semana de soledad (ahí cualquier mujer sensata hubiera prendido todas las alarmas, pero Paula es tan joven e ingenua y está tan rota por dentro) y terminando por la sucesión de bajezas con las que acosa a Paula. Parte de mi pregunta (es decir “¿Gregory se ve culpable o yo lo veo así porque conozco el final?”) se ve respondida por un par de miradas de soslayo que Cukor recoge mientras funde a negro la pantalla. La otra parte de la respuesta me la dio mi papá, a quien senté a ver la película en vísperas del día del padre (si lo hacía el domingo, me desheredaba, jaja) y quien no recordaba haberla visto antes y aún así sospechó de Gregory desde un comienzo (en parte porque identifica a Boyer como un “malo” de Hollywood, es verdad; la película le gustó, dicho sea de paso).-

Esta reseña no pretendía ser una comparación entre esta versión y la original de 1940 (que sólo he visto una vez, podría tener un recuerdo distorsionado), pero resulta inevitable caer en ello. Una de las diferencias más interesantes es que aquí Gregory tiene una única obsesión en la vida, encontrar las joyas de Alice, mientras que en la versión anterior Paul Mallen (interpretado por el siempre intrigante Anton Walbrook) aún encuentra tiempo para coquetear con la criada, que en la versión de 1944 es brillantemente interpretada por una debutante Angela Lansbury. Además, en la versión original el sobrino de la dueña de las joyas es Paul y no su esposa como en esta versión, lo cual a mi entender le quita fuerza al argumento. El único motivo por el cual Gregory necesita casarse con Paula y empujarla a la locura es poder acceder a la casona; Paul no tiene esa necesidad, podría vivir allí como un soltero, llevando una vida en apariencia normal mientras registra la propiedad a sus anchas.- 

Esta versión encuentra también una forma más interesante de introducir la figura del “detective”. En la original el rol estaba dividido en dos personajes, un ex agente de policía y el primo de la protagonista. Aquí ambos se combinan en un personaje único, Brian Cameron, interpretado maravillosamente por Joseph Cotten. Cameron tuvo un flechazo infantil por Alice y ello dispara su interés por Paula (que es el vivo retrato de su tía). Para ayudarla se vale de cuanto recurso se encuentre a su disposición, especialmente del ama de llaves de la familia, Elizabeth (Barbara Everest) y de una vecina curiosa interpretada por Dame May Whitty. Esta síntesis de personajes ayuda a simplificar la historia, claro está, pero además introduce un elemento no digamos romántico per se (Paula no está en condiciones de pensar en asuntos del corazón en este momento de su vida) pero sí de esperanza de futuro para la protagonista. Todo esto hace que este sea uno de los casos en los que la remake supera la versión original, si me preguntan mi opinión.-

“¿Y el retrato?” se preguntarán. Convenido, estoy haciendo un poco de fuerza para encajar esta pieza en el rompecabezas de esta serie pero (siempre hay un pero) una de las cosas que más recordaba de esta película tras años sin verla es que en ella había un retrato que escondía la clave del misterio. No vemos mucho de las actividades nocturnas de Gregory pero con lo chiflado que está, no me cuesta imaginarlo en el ático, recuperando el aliento tras cansarse revolviéndolo todo y mirando fijamente el retrato de Alice buscando una respuesta que estuvo delante de sus ojos todo el tiempo.-

Les dejo finalmente un sketch de comedia que parodia Gaslight interpretado por Jack Benny y nada menos que por Barbara Stanwyck. Los subtítulos automáticos en español no son muy buenos, pero la mayoría de la comedia es visual así que se puede disfrutar bastante bien.-





Comentarios

  1. Hola Bet
    No podía faltar este retrato de retratos del cine "psicológico". A mi siempre me pareció que hay mucho del Hitchcock de "Suspicion" en este retrato. Eso sí, a mi me trae un vaso de leche el Boyer y, definitivamente, pruebo la de soja.
    Está muy bien la caricatura. Benny se da un aire a Charles -y sus interpretaciones son ya una parodia- pero falta el dato de la fecha porque, no olvidemos, Ingrid pasó a ser la más odiada de la profesión tras el "asunto Rossellini". Puede que más que a los personajes a quienes daban su ración de "salami marinado" fuese a los actores.
    Un saludo, Manuel.

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    Respuestas
    1. Qué buena asociación la del sketch con el "asunto Rossellini", no lo había pensado querido Manuel.-
      Jaja, yo tampoco le aceptaría un vaso de leche a Charles Boyer. Ahora... si me lo trae Cary Grant, lo pensaría dos veces. Es verdad que Paula y el personaje de Joan Fontaine en "Suspicion" tienen mucho en común. Un matrimonio apresurado con un hombre apenas conocido, actividades misteriosas que se desarrollan a espaldas de la heroína y esa suerte de parálisis emocional que parece decir "que me mate si quiere, pero yo no me muevo de aquí".-
      Le mando un abrazo grande, Bet.-

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  2. Ayyyyyy, cómo me gusta Luz de Gas. Y cómo disfruto de algunas películas de Cukor. ¡Y con retrato y todo! Y, encima, tenemos propina con Benny y Stanwyck. Pero ¿se puede pedir más?
    Sí, jajaja. Que esta serie sea larga.
    Me encanta algo que planteas. Sé que me encantó esta película desde la primera vez que la vi, pero tampoco logro recordar si el personaje de Charles Boyer me pareció malo desde el principio. Desde luego creo que sí empiezas a sospechar muy pronto de él, pero no sabes qué es lo que está haciendo y sobre todo por qué.
    Tu padre tiene razón... Tiene cara de sospechoso, jajajaja. Charles Boyer, que es un actor que me encanta, siempre tiene cara de alguien que oculta cosas. Pero qué filmografía con títulos maravillosos tiene. Ay, suspiro, por Cotten siento debilidad. Y este último protagoniza una peli con retrato... ¡que seguro sale en esta serie!

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. ¡Hildy querida, planeaba escapar de aquella peli con retrato de Joseph Cotten, jaja! Solo la vi una vez y no me gustó mucho, pero estoy dispuesta a volver a intentarlo, tal vez para una segunda parte de la serie. Sé que Cotten es uno de tus consentidos.-
      Cómo cuesta despegar la imagen de un actor que tiene cara de misterioso cuando le toca hacer "de bueno". Creo que ese es uno de los motivos por los que prefiero la remake de "An Affair to Remember" por sobre la original, porque me cuesta creer que Boyer no asesinará a Irene Dunne a la vuelta de la esquina, jaja. Algo similar me ocurre con "Enamorándose" y Robert De Niro, ¡¡¡nadie me convence de que Meryl Streep no corre peligro!!!
      Cada vez que vuelvo a pensar sobre el asunto, me convenzo más de que la intención de Cukor es dejar bien en claro que Boyer no es de fiar. ¡Esa mano que toma a Bergman del brazo en el andén del tren!
      Qué lindo leerte siempre, un abrazo grandote, Bet.-

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