El otro día vi un documental muy interesante en YouTube respecto del rol prominente que tiene la pintura, más precisamente los retratos, en el cine. El documental, cuyo enlace dejo al final de la entrada, cubre desde los ejemplos más célebres del cine clásico (Laura y The Woman in the Window de 1944, The Picture of Dorian Gray de 1945, Portrait of Jennie de 1948) hasta exponentes del cine contemporáneo sin olvidar un pasaje bastante destacado dedicado al uso de los retratos en las películas de Hitchcock (Vertigo es el ejemplo más notorio pero tampoco faltan retratos malditos en Rebecca, Strangers on a Train y The Paradine Case). En efecto, el poder de un retrato en el cine puede ser un recurso muy interesante que nos atrapa como espectadores, ya sea que se aborde desde el punto de vista del artista atormentado por su obra o bien desde el punto de vista de quien no puede dejar de contemplar la figura retratada. En mi caso, a partir del visionado de este documental, me puse a pensar en esta segunda variante: películas en las que la atracción que ejerce un retrato es tan determinante que puede arrastrar a un personaje a la perdición o, por el contrario, arrancarlo de la desesperación.-
La migliore offerta (La mejor oferta) - Giuseppe Tornatore, 2013.-
Vi esta película por primera vez hace varios años en televisión, una de esas emisiones de “rarezas” que aparecen una sola vez y luego no vuelven a repetirse, y me pasaron dos cosas: la primera es que me dejó una sensación de angustia muy marcada y la segunda es que nunca la olvidé. Hace poco tiempo se me ocurrió buscarla en los laberintos del streaming y la encontré así que volví a verla y si hay algo que me quedó en claro tras un tercer visionado es que La mejor oferta es una película para ver más de una vez. Durante el primer visionado compartimos plenamente el punto de vista del protagonista, ese dejarse arrastrar por los acontecimientos sin entender (sin sospechar siquiera) lo que está ocurriendo. A partir del segundo visionado, el espectador se da cuenta de que todo en la película es una pista, cada pequeño evento, cada detalle, cada brillo en la mirada de los personajes secundarios es una pieza más del juego de ajedrez del cual el protagonista termina convirtiéndose en un peón.-
La película comienza con una verdadera presentación del protagonista, Virgil (Geoffrey Rush), un martillero de mediana edad que ha construido una burbuja aséptica (literal y metafóricamente) a su alrededor. Virgil es abordado por teléfono por Claire Ibbetson (Sylvia Hoeks), una esquiva mujer que pretende que Virgil haga una tasación de las piezas de valor dejadas por sus padres pero que evita sistemáticamente encontrarse con él. Con la curiosidad picada en parte por el misterio de la mujer y en parte por los secretos que la villa de los Ibbetson esconde, Virgil acepta la comisión y entonces comienza su decadencia. Virgil va perdiendo uno a uno los elementos constitutivos que nos presentaron en las primeras escenas: primero su tintura de cabello, luego su aversión a los teléfonos móviles, más adelante su aislamiento, en otro momento su asiento en un restaurante exclusivo en el que sólo usa su vajilla propia, le sigue el uso riguroso de guantes para finalmente perder lo que más atesora en el mundo y con ello su razón.-
La migliore offerta tiene una estética impecable, como no podría ser de otro modo tratándose de una película sobre retratos y objetos decorativos, pero no por ello deja de incluir algunos elementos que alteran el equilibrio, que aparecen como perturbadores. El autómata que Virgil está intentando armar con ayuda de Robert (Jim Sturgess), un técnico que tiene su propia obsesión por los misterios de la mecánica, nunca logra apariencia completamente humana. Los retratos que Virgil colecciona en secreto lo observan en sus horas de soledad con ¿amor, desprecio, reprobación? Claire habita una villa imposible rodeada de todo tipo de bártulos que bien dispuestos debieron haber sido hermosos; así como están, oprimen. El pub ubicado a pocos metros de la villa alberga una segunda mujer misteriosa con enanismo que no para de repetir datos que guarda en su memoria prodigiosa. El mejor amigo de Virgil, Billy (Donald Sutherland), no olvidó nunca que éste no respaldó su carrera como artista.-
Este juego entre lo bello y lo perturbador está ínsito en la premisa de la película “toda falsificación esconde algo auténtico”. Esa premisa es lo único que aporta una cuota de esperanza a un final muy angustiante y me remite de alguna forma a aquel final extraordinario de la película más conocida de Tornattore, Cinema Paradiso. Así como Toto recuperaba esos momentos maravillosos de cine, eternos en un mundo en el que ya no quedaban refugios conocidos, Virgil espera en un lugar conservado del paso del tiempo a que se revele lo auténtico.-
Hola Bet
ResponderBorrarNueva serie y, esta vez, va de como las imágenes en movimiento hacen de satélite de las imágenes estáticas. Interesante.
Me imagino que "martillero" será tasador o subastador. Por "deformación profesional" todo lo que tiene que ver con martillo lo imagino menos sofisticado juas, juas.
Me recuerda mucho la espiral hacia los infiernos de Rush al Hackman de "la conversación, Coppola". Bonito detalle que un personaje tan opaco desde el principio se llame Clara.
Un saludo, Manuel.
Exactamente querido Manuel, un martillero aquí es un subastador/tasador. Creo que el cine y la pintura se llevan tan bien, como el cine y la música, porque el cine permite en ambos casos recrear casi al detalle la experiencia de contemplar un cuadro o escuchar una pieza musical que nunca hemos visto en vivo, pero que podemos descubrir a través de la pantalla grande. A diferencia de lo que ocurre con otras formas de arte, como la escultura por ejemplo, que pierde mucho al pasar de las tres dimensiones a las dos.-
BorrarUsted sabe que sólo una vez vi "La Conversación" y no me gustó. Bah, en realidad creo que no la entendí (esto fue hace muchos años y no ayudó en nada que el resto de mi familia tampoco admirara la película). Pero aprovecho el puntapié de su comentario para ponerla "en carpeta".-
No había pensado lo de Claire. Es verdad, sin cometer spoilers diré que el nombre Claire en la película viene de la mano tanto de la oscuridad como de la claridad en la película, depende de dónde haga uno foco.-
Le mando un abrazo, Bet.-
Mi querida Bet, qué serie más interesante va a quedar. Me encanta el tema y las muchas lecturas o formas que tiene de plasmarse. A ver si veo el documental de Youtube. A mí me ha venido a la cabeza ese retrato del pobre Clint Eastwood que una dama destroza con unas tijeras en Escalofrío en la noche.
ResponderBorrarPor otro lado, me gustó una barbaridad la película que mencionas y analizas de Tornatore.
Las relaciones entre cine y pintura siempre me han fascinado. Y para algunos directores la pantalla es un lienzo y la cámara un pincel.
Beso
Hildy
Queridísima Hildy, el documental es bastante bueno y viene con subtítulos en español. Lo que sí, ponen en letra muy pequeña los títulos de las películas que muestran, debí poner pausa y entrecerrar los ojos para enfocar, jaja. No conocía "Escalofrío en la noche", si doy con ella tal vez pueda incluirla en esta serie.-
BorrarEsta película no es tan conocida, tengo la impresión, y sin embargo es muy buena. Perturbadora, pero muy buena. Alguna vez me enviaste un enlace a una reseña tuya en otro blog, pero me temo que lo he perdido para revisitarlo ahora.-
Hablando de cineastas que filman como si tuvieran un pincel por cámara, ineludiblemente me viene a la mente Minnelli pero en principio me he inclinado por un rumbo que me aleja de "Sed de vivir". Tal vez para una futura serie, jeje.-
Te mando un abrazo enorme, Bet.-