Ir al contenido principal

Retratos de cine (tercera parte): The Woman in the Window (La mujer del cuadro) - Fritz Lang, 1944.-


1944 parece haber sido un gran año para los retratos de cine, con Laura encabezando la lista. En este caso, el cuadro del título en español trae peligro y angustia al protagonista de la mano de una femme fatale a su pesar. El Profesor Richard Wanley (Edward G. Robinson) se prepara para pasar unas tranquilas vacaciones en casa mientras su esposa e hijos parten hacia el campo cuando tiene un encuentro fortuito con una hermosa mujer (Joan Bennett) cuyo retrato se exhibe en la vidriera de una galería. Wanley accede a tomar una copa con la mujer y luego la acompaña a casa, por el sólo placer de su compañía, sin segundas intenciones, cuando de pronto un extraño (Arthur Loft) irrumpe en el departamento de la mujer y ataca al Profesor, quien en su intento de defenderse termina matando al agresor. A partir de entonces se desarrollará una trama de chantaje, desesperación y juegos del gato y el ratón con los investigadores.-

Esta es la segunda vez que veo esta película y si bien mi impresión sobre ella mejoró ligeramente, sigue sin gustarme por dos cuestiones (una menor y la otra gigante). Pero veamos primero lo que sí me gustó.-

En primer lugar, Edward G. Robinson está genial como el profesor que enseña sobre comportamiento criminal en la Universidad pero que en la vida real comete error tras error al intentar cubrir sus huellas. Robinson muestra aquí su versión más cordial como un respetable profesor y padre de familia que se ve tentado por el espíritu de aventura. Su vulnerabilidad resulta conmovedora y se dispara en cuanto comprueba que las cosas se le van de las manos y que se puede convertir fácilmente en el blanco de la policía. En una brevísima escena que puede pasar inadvertida, un policía de tránsito detiene a Wanley y le pregunta si es polaco; “No, americano” responda Wanley con cara de niño que no quiere meterse en problemas.-

Joan Bennett también me gusta mucho, es una femme fatale en el sentido en que se advierte que su vida no ha transcurrido entre algodones, ahora vive lo que básicamente es la vida de una cortesana y claramente no tiene la menor idea de lo que está haciendo en términos de empresa criminal, pero improvisa bastante bien. El trío se completa con el siempre fascinante Dan Duryea en el papel de Heidt, el guardaespaldas del fallecido, devenido en chantajista. Del otro lado del juego, Raymond Massey interpreta al fiscal de distrito Lalor, amigo del Profesor Wanley, caminando sobre la delgada línea entre la astucia y la credulidad: uno nunca está del todo seguro de si sospecha o no de Wanley.-

Por otro lado, la película tiene esa estética tajante del film noir, ese claroscuro que hace que no nos sintamos nunca a salvo ni en la penumbra de una noche de tormenta ni a la luz de quirófano de un apartamento de lujo en Nueva York. Lang mantiene un buen ritmo en la narración y todavía recuerdo la angustia que sentí durante el primer visionado al comprobar que la situación de Alice (este es el nombre del personaje de Bennett, aunque me queda la duda de que sea su nombre auténtico, todo es artificial en la vida que lleva) y más aún la de Wanley se complica cada vez más. Las cosas realmente llegan al punto en el cual parece que nunca podrán enderezarse hasta que ocurre el final.-

Y el final es el mayor de los problemas que tengo con esta película. Antes de pasar a ello, el menor de mis problemas con The Woman in the Window: el dilema inicial de la película, el de un hombre que siente que ya ha entrado en la madurez y que nada interesante puede pasarle, no podría dejarme más indiferente. En algún modo, el arco que describe la historia en esta película es muy similar al que desarrollan con total éxito varias de las películas de Hitchcock. Todos sabemos que en cuanto un personaje hitchcockiano empieza a quejarse de que su vida es gris y monótona, su mundo está a punto de ponerse de cabeza. Eso es lo que le ocurre también al Profesor Wanley pero la presentación de la premisa es particularmente… aburrida a mi modo de ver. Este sin embargo es un problema menor porque en cuanto la película comienza a tomar vuelo, pronto olvidamos esta introducción y nos metemos de lleno en la trama. Y entonces… llega el final que echa mano de uno de los recursos que más detesto en el cine: todo era un sueño. Wanley nunca conoció a la mujer del cuadro, nunca cometió un asesinato, las personas que imaginó como los villanos ni siquiera son reales sino que forman parte de su paisaje cotidiano (aunque esto último es un detalle agradable en la película, casi un giro cómico) y el viejo profesor aprendió su lección y ya nunca buscará la aventura. Estoy segura de que en algún rincón de la crítica cinematográfica y/o literaria existe un buen argumento a favor de este tipo de resoluciones pero yo no puedo siquiera considerarlo. Hacer que de pronto la peor situación se solucione con un personaje que se despierta de una pesadilla (o su prima-hermana, “era todo una broma”) me parece gratuito y hasta injusto para con el espectador que ha sufrido durante dos horas junto al protagonista. El final de The Woman in the Window me causó indignación la primera vez que la ví y en este nuevo visionado comprobé que arruina también las sucesivas experiencias que se tengan con la película porque uno ya está alertado de que no debe inquietarse demasiado por lo que ocurra. De todo se sale con un buen desperezo.-

Comentarios

  1. Hola Bet
    Estoy de acuerdo; ese recurso final es como si hicieran una cuchufleta en tu cara.
    Entre lo apreciable de la peli es que a G. Robinson -ese hombre con cara eterna de bebé- estábamos muy acostumbrados a verlo de "malo"... y aquí, por fin, hace de bebé.
    Como apuntas era la mejor época para hacer "film noir". La escasez de recursos ponía la alfombra para escasa iluminación y sugerir más que mostrar. Y además el talento de Mr. Lang. Y Joan Bennett. (creo que voy a probar un poco de esta cuchufleta...)
    Un saludo, Manuel.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Exacto, querido Manuel! Esta película tiene tanto para apreciar que parece muy apetecible, hasta que llega ese final horrible. En cualquier caso, el primer 98% es muy recomendable. Seguro que la disfrutará si se aproxima de nuevo a ella.-
      Me encanta Robinson, él sí que puede hacer de bueno y de malo y en ambas me convence.-
      Un abrazo, Bet.-

      Borrar
  2. Hubo una época que sentí total debilidad por Perversidad y La mujer del cuadro, las dos películas de cine negro de Lang con los mismos maravillosos protagonistas. Joan Bennett se convirtió en actriz fetiche de Lang. Pero siempre recuerdo más Perversidad, casi paso por paso. Y curiosamente de La mujer del cuadro lo que más recuerdo es su atmósfera entre la ensoñación y la pesadilla que da luego significado a ese final inesperado.
    Qué increíble era la Bennett creando mujeres fatales. Quizá aquí Lang construye una fantasía: ningún hombre quiere una mujer fatal a su lado que destroce su vida, pero la cosa cambia si la sueña...
    Qué bueno esta película para la serie del retrato, la verdad.
    Beso
    Hildy
    PD: Siento debilidad por los malvados de Dan Duryea.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Ay, querida Hildy, no he visto Perversidad! Pero leyendo la sinopsis y viendo algunas fotografías encuentro que también tiene relación con la pintura. Está disponible en streaming, voy a darme una vuelta por allí y ¡tal vez salga sesión doble! Leí que Robinson era un gran coleccionista de arte, es razonable que se sintiera inclinado a tratar en su filmografía el tema de la obsesión que puede generar una pintura.-
      Yo de Bennett he visto poco y nada pero me gusta su estilo. Es muy de bajo perfil pero que se las trae, me da la impresión.-
      ¿Duryea alguna vez habrá hecho de bueno? Parece que en la vida real era un pan de Dios, pero con esa cara no podía hacer de otra cosa que no fuera un malvado jaja.-
      Te mando un abrazo enorme, Bet.-

      Borrar
  3. Hola otravez
    Acabo de revisarla y recordaba a Robinson más inocente. Me sigue pareciendo que no era el mejor actor para este personaje. Ya en la lectura de tu comentario asocié esta con otra, no tan vieja, que me sorprendió -tanto como para recordarla- en ella Clive Owen es el actor que Edward nunca pudo ser, Jennifer Aniston una muy convincente Joan Bennett y Vincent Cassel es gemelo de Dan Duryea. "Derailed" no tiene el estilo de ésta y mucha violencia; es como "una vuelta de tuerca" a esos tres personajes.
    Todos aceptamos "la mujer del cuadro" como titulo seguramente porque "la mujer en el escaparate (o vidriera)" ya serían demasiados "reflejos" para una película que ya tiene muchos.
    Un saludo, Manuel.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Ay, sé que vi Derailed en su momento pero no la recuerdo... La busqué en las plataformas de por aquí y no pude dar con ella, de modo que no voy a poder repasarla en el corto plazo.-
      En este caso, creo que "La mujer del cuadro" va mejor que "La mujer de la ventana o vitrina". Por una vez la traducción funciona mejor que el título original.-
      Me genera curiosidad, ¿por qué cree que Robinson no era el mejor para el papel? ¿Y a quién de sus contemporáneos hubiera preferido en su lugar?
      Le mando un abrazo, Bet.-

      Borrar
  4. Sabemos que es ayudante de profesor, que su mujer y dos hijos han tomado un tren -en "derailed" es él quien sube al tren- y que es miembro de un muy exclusivo club en el que puedes decir "avíseme a las diez" o "ponga este libro en la estantería". A partir de ese punto ya todos son suposiciones y pistas -algunas falsas-; por ejemplo nos informan de una sospechosa-señuelo que, de lejos, puede ser nuestra prota pero cuando "inocentemente" pregunta ¿es guapa? todo un inspector de policía contesta "del fondo del barril". El personaje no vuelve a aparecer ni ser nombrado.
    La peli juega mucho con la imagen y el reflejo; cuando Edward ve el reflejo por primera vez, Joan le cuenta una bonita historia; cuando ve el reflejo, ya despierto, la realidad le abofetea con un "¿me das fuego?". Normal que salga bufando.
    Veo Owen-Aniston como una pareja más igualada que Robinson-Bennett. No me atrevo a juntar a Joan con nadie ¿seré celoso-egoísta?
    Un saludo, Manuel.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Querido Manuel, discúlpeme la tardanza. Jaja, todos tenemos nuestros favoritos a los que no queremos emparejar con nadie.-
      Siempre me sorprende que en ese final no hayan usado a Bennett, pero tiene razón Usted, la realidad de Robinson es tan gris que no le regala siquiera un vistazo de Bennett en la vida real. Por lo que sabemos, la mujer del cuadro bien podría ni siquiera existir.-
      Le mando un abrazo con demora, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

El hijo de la novia - Juan José Campanella, 2001.-

Confieso desde el comienzo que me encanta la obra cinematográfica de Campanella, de modo que no soy muy objetiva al decir que esta película está llena de “momentos”, casi todas las escenas son oro en polvo y con mucho esfuerzo seleccioné estas cinco. Aquí van... Momento N° 1: el sueño de Rafael.- Para el comienzo del segundo acto, Rafael (Ricardo Darín) está internado en un sanatorio luego de haber sufrido un infarto. A su lado, inclinada sobre un ejemplar de la revista “Cosas” (un guiño a la primera película del director, cuyos protagonistas trabajaban para una publicación del mismo nombre), duerme su novia Natalia (Natalia Verbeke). De pronto Rafael se despierta, llama a Natalia y comienza a contarle el sueño de su vida: lisa y llanamente, quiere irse a la mierda. Mientras Rafael se explaya sobre la idea hablando casi para sí mismo, Campanella se concentra en Natalia, quien rápidamente advierte que en el sueño de Rafael no hay ningún lugar para ella. En toda esta escena Verb

Life Itself (Como la vida misma) - Dan Fogelman, 2018.-

Aviso: tomaré unos días de licencia mientras me preparo para un proyecto algo grande que ideé para el mes próximo. Si todo sale como lo planeo, el 1ero. de septiembre estaré de regreso y muy bien acompañada. ¡Hasta entonces! ✻✻✻✻ Hoy he llevado mi máquina del tiempo al taller mecánico y mientras espero que la reparen, decidí darme una vuelta por esta década. O más precisamente, por este último año. Así desembarqué en esta película que ya voy viendo en Internet, genera opiniones encontradas entre quienes la aman y quienes la detestan.- Life Itself es una de esas películas que te desarma para volverte a armar. La historia se desarrolla en una serie de “capítulos”, de historias que ya veremos están íntimamente conectadas aunque por momentos no lo parezca. La primera de ellas es la que sirve de hilo conductor y nos presenta a una joven pareja, Will (Oscar Isaac) y Abby (Olivia Wilde) a la que conocemos a través del relato que Will hace a su terapista (Annnette Bening) s

Left luggage (Por amor) - Jeroen Krabbé, 1997.-

“Por amor” cuenta la historia de Chaja Silberschmidt (Laura Fraser), una joven estudiante de Filosofía en el Amberes de los años ‘70 y su relación con sus padres (Maximilian Schell y Marianne Sägebrecht) - ambos sobrevivientes de los campos de exterminio nazis - y con una familia jasídica (encabezada por el propio director y por Isabella Rossellini) para la cual trabaja como niñera. El nexo entre ambos mundos es el Sr. Apfelschnitt (Chaim Topol), un vecino de los padres de Chaja con el cual la joven mantiene una amistad.- Momento N° 1: el “meetcute”.- En el comienzo de la película Chaja parece no encajar demasiado en ninguna parte: su espíritu independiente y apasionado la diferencia de sus compañeros de Universidad que pasan su tiempo en interminables discusiones políticas, de sus padres que se debaten entre la persistencia del pasado y un presente amnésico y de sus orígenes religiosos y culturales. Sin embargo, sus aprietos económicos la llevan a dejar de lado este último