Ir al contenido principal

Nuevo abecedario de cine (Edición musicales): L.-

Lili - Charles Walters, 1953.-



A lo largo de los años mi querida Hildy Johnson me mencionó muchas veces esta película, de la que solo conocía el número Hi Lili, Hi Lo que aparece en That’s Entertainment! y confieso que nunca tuve mucho apuro por verla porque los títeres me dan un poco de impresión. Pero esta era la oportunidad perfecta y está disponible en una de las plataformas de streaming a las que tengo acceso, así que ¡allí fuimos!

Lo primero que tengo que decir, luego de la confesión inicial, es que los títeres no son tétricos en absoluto. Lo segundo, es que no creo que Lili sea verdaderamente una película musical sino más bien un melodrama con una canción y un par (literalmente) de fantasías musicales insertas en la trama. Antes de entrar en ello, diré brevemente que la historia gira en torno a Lili (Leslie Caron), una adolescente huérfana que termina por azar involucrándose en un número de títeres dirigido por Paul Berthalet (Mel Ferrer), un hosco artista de carnaval con renguera y un pasado atormentado, y su compinche Jacquot (Kurt Kasznar), por lejos mi personaje favorito de la película. Para romperle el corazón a Lili tenemos a Marcus (Jean-Pierre Aumont), el mago del carnaval que tiene de arrogante todo lo que tiene de bello.-

Lo curioso de esta película es que uno pensaría que apunta a un público más bien joven (los títeres, la misma juventud de la protagonista, la inocencia que en líneas generales tiene la historia), pero al mismo tiempo toca algunos temas bastante oscuros, aunque lo haga superficialmente. A pocos minutos de comenzada la historia, Lili es atacada sexualmente por un comerciante que se aprovecha de su desamparo. Más adelante, la joven contempla seriamente el suicidio en una escena breve pero bastante intensa. Hay además varias alusiones a la sordidez del mundo del carnaval una vez que se termina la función y los clientes se retiran: alcoholismo, cansancio, promiscuidad. La propia estética de la película es lúgubre y lleva el tono de la posguerra sobrevolando; Lili lleva el sello de la MGM pero no fue producida por la llamada “Unidad Freed”, el equipo responsable por los musicales más glamorosos comandado por Arthur Freed, ni siquiera forma parte de los musicales de segunda línea producidos por Joe Pasternak para el mismo estudio sino que fue producida por Edwin H. Knopf, un productor-director-guionista con un puñado de títulos en su haber, ninguno de primera línea debo decir.-

Por otro lado, no existen demasiadas alusiones al pasado de Lili o a sus posibilidades de futuro si alguna vez abandona el carnaval. La joven le cuenta a Marc una historia dorada sobre los buenos viejos tiempos vividos con su padre, quien murió hace un mes atrás, pero la historia no suena auténtica. Hay algo en su tono de voz que suena falso, como si estuviera contando una mentira que construyó para sí misma y que acabó creyendo. En cuanto al futuro, cuando en el final de la película decide partir por su cuenta sólo encuentra un camino desolado, como si el carnaval estuviera en el medio de la nada y ninguna realidad fuera posible fuera de él. Afortunadamente, la película introduce algunas pistas de que Lili no sólo vale para Paul y Jacquot: los miembros habituales del público la conocen y muestran compasión por ella (“a mí me importas” repiten en un momento particularmente difícil para la joven), pero como dice Jacquot cuando se conocen, el carnaval hoy está aquí, mañana allá, nunca se quedan demasiado tiempo en ningún lugar como para “pertenecer”.-

Decía al comienzo que no creo que Lili sea un auténtico musical y es que aquí los números musicales parecen anexados a la trama para justificar la presencia de Caron en la película y, en su escaso número, pierden fuerza. El primer número es una fantasía en la que Lili sueña con conquistar a Marc, derrotando a su “rival” Rosalie, la asistente del mago encarnada por Zsa Zsa Gabor y tiene lugar luego de que Jacquot le da las buenas noches a la joven en su primera noche con ellos y le desea que sueñe con bellos magos. Es un número interesante en cuanto revela el deseo de Lili de parecerse a Rosalie, de dejar de ser una niña para convertirse en el tipo de seductora que atrae a Marc, pero no hace avanzar la historia. El segundo número es otra fantasía con claros ecos al camino de ladrillos amarillos de The Wizard of Oz en donde Lili finalmente parece descubrir que los títeres que tanto ama no son otra cosa que facetas de la personalidad de Paul que él no puede mostrar en la vida cotidiana. Es un número extraño, casi surrealista, en el que Lili baila con los personajes que uno a uno van revelándose como el propio Paul que siempre termina huyendo hasta que Lili finalmente lo atrapa en sus brazos. Lo que me molesta de este número es su ubicación en la historia. Un par de escenas antes de que este ballet tenga lugar, Lili confronta a Marc con algunas verdades que ha descubierto (un discurso que tampoco me gusta particularmente, suena muy grandilocuente y falto de emoción en quien lo dice y en quien lo escucha) y cuando está a punto de marcharse, es llamada por los títeres quienes intentan convencerla de que no los abandone. Lili se pone muy emotiva con ellos hasta que finalmente se corre el telón y queda en evidencia que Paul está detrás de escena, manipulando los muñecos… y a Lili. Mi reacción las dos veces que ví la película en preparación para este comentario fue “Eh… sí… ¿no supimos siempre eso?”. La yuxtaposición de un momento de increíble madurez de Lili con otro de gran inmadurez como este de no advertir que lo que tanto ama de los títeres vive dentro de Paul me suena un poco forzado. Es cierto que no ha presenciado muchos momentos de gloria de Paul, pero Jacquot es adorable y lo ama, así que tan malo no puede ser y ella ya conoce su historia, sabe porqué está tan amargado, de modo que debería tener un poco más de sensibilidad por joven que sea.-

Creo que estoy dando la impresión de no haber disfrutado de esta película y no es así. En el segundo visionado me gustó aún más que en el primero y es de destacar que entre ambos pasaron varias semanas (el parate en mi blog es también un parate en los visionados *suspiro*) y sin embargo no había olvidado nada de esta película. Tal vez lo que no me guste mucho sea el personaje de Lili y las pocas oportunidades que la película ofrece para los números musicales. Pero la película no se da aires de grandeza, si es que las películas tienen la capacidad de darse aires, y en su sencillez e imperfección revela que no está falta de encanto.-


Comentarios

  1. Pero qué ilusión más enorme me ha hecho ver en tu diccionario "Lili".
    Además tu texto me ha resultado tremendamente interesante, porque, es cierto, no es exactamente un musical y tampoco es una película tan inocente, sino que tiene varios elementos oscuros.
    Jajaja, es verdad que parece que no ha llegado a gustarte, pero es una película que coló has demostrado hace pensar, y mucho.
    Yo soy poco objetiva, porque reconozco que es de esas películas que vi de pequeña y que me acompañan. Y, bueno, el malhumorado personaje de Mel Ferrer que se transforma detrás de sus marionetas siempre me ha fascinado.
    Me has provocado ganas de volver a ella, porque has encontrado una dimensión muy interesante en el personaje de Caron. Normalmente se tilda a su personaje de demasiado inocente, pero de pronto tú dibujas una especie de Cabiria o Gesolmina, mujeres golpeadas continuamente por la vida, pero que, sin embargo, se aferran a la inocencia y a la imaginación para seguir superviviendo.
    Ayer escribí sobre otro de los musicales de mi vida, ¿aparecerá en este diccionario? ¡Qué nervios!
    Beso
    Hildy

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Hildy querida! No podía faltar Lili en este diccionario, después de que me la recomendaras durante años. Como con Grease, me pregunto si es de esas películas que te llegan distinto según que edad tengas cuando la descubrís por primera vez y la cantidad de horas de vuelo que tengan con uno.-
      A pesar de los defectos que le encontré, me gustó. Es pequeña, pero hace soñar un rato. Y el personaje de Ferrer es muy entrañable, ciertamente, pero mi favorito fue Jacquot, el gigante amable. Y a Marc amé odiarlo, qué tipo vanidoso...
      ¡Sí, me llegó la notificación de tu nueva entrada! Hoy sin falta paso por allí, ayer estuve recuperándome de un leve resfrío que me ocupó durante un par de días. ¡Ah, habrá que esperar hasta llegar a la S, jaja!
      Un abrazo enorme, Bet.-

      Borrar
  2. Hola Bet
    La mejor Leslie siempre parecía que le tocaba defender los papeles que rechazaba Audrey -porque no le convenciesen, o por falta de tiempo- y en esta pelí el efecto es aún peor pues Mel Ferrer acabó casándose con la Hepburn (cuando la "virginal" Caron se divorciaba de su primer marido; este si que es un buen "giro de guión").
    Se nota que la de hoy te deja un sabor agridulce que, porotraparte, la misma peli apoya con ese navegar entre aguas "góticas" e infantiles; dos mundos tan opuestos.
    Un saludo, Manuel.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Sí, querido Manuel, al menos en el caso de "Gigi" (otra película con nombre de jovencita que repite la consonante con la vocal "i"), Hepburn la había hecho en el teatro pero Caron fue la elegida para el cine, aparentemente porque querían a alguien con un auténtico acento francés, pero Caron lo había perdido por vivir en países de habla inglesa por tantos años y tuvo que fingirlo para la película (eso dicen). Cosas que pasan.-
      La historia es rara. No llego a determinar, porque no conozco la historia original, si es una historia infantil a la que le agregaron elementos oscuros para "espesarla" o si es una historia oscura a la que la "rebajaron" con un baño de inocencia. Pero tiene lo suyo, no me ha disgustado en absoluto.-
      Le mando un abrazo, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Proyecto Cary Grant Nro. 28: In Name Only (Dos mujeres y un amor) - John Cromwell, 1939.-

¡Feliz cumpleaños, mi querido Cary! Hoy no podía faltar una nueva entrega de mi Proyecto Cary Grant, aún cuando estemos en medio de otro proyecto como lo es el Abecedario de musicales , y tocó una película a la que tengo ligado un recuerdo especial porque tuve oportunidad de verla por primera vez hace varios años en la pantalla grande, en una sala llena de amantes del cine clásico.- Julie Eden (Carole Lombard) es una joven viuda madre de una niña de cinco años (Peggy Ann Garner brillante en su papel) que está de vacaciones en una casita de campo cuando conoce por casualidad a Alec Walker (Grant), un rico empresario que vive cerca. Julie y Alec improvisan un picnic junto a un estanque, hacen una cita para el día siguiente incorporando a la niña de ella, se sienten atraídos el uno por el otro, todo va de maravillas… hasta que acompañamos a Alec a su casa y descubrimos que ¡está casado! Y nada menos que con una mala malísima que responde al nombre de Maida pero tiene el rostro de Kay Fran

The Roaring Twenties (Los violentos años veinte) - Raoul Walsh, 1939.-

Esta película bien podría formar una interesante sesión doble con The Public Enemy . Ambas son protagonizadas por James Cagney (con ocho años de distancia entre una y la otra) pero además ambas presentan dos modelos diferentes de películas de gangsters : el anterior y el posterior a la aplicación del Código Hays.- Durante el período pre - code , en el cual el género floreció, los realizadores pudieron colocar en el rol del héroe a criminales atractivos pero muchas veces despiadados, mientras que el lugar del villano quedaba reservado para otros delincuentes (con una fuerza de policía ausente), cuando no para la propia policía y otras figuras de autoridad. Esta inversión en los roles tradicionales, característica de este período, debió ajustarse con la aplicación del Código, surgiendo así una nueva figura: el gangster con el “corazón de oro”, es decir el delincuente simpático, que pese a sus acciones criminales de mayor o menor violencia, se sacrifica hacia el final por un ideal

West Side Story (Amor sin barreras) - Robert Wise, Jerome Robbins, 1961.-

Aquí va otra crítica absolutamente parcial de una película que adoro ;) Momento Nº 1: Jets y Sharks.- ¡Hablando de comienzos inusuales! Los musicales clásicos suelen acompañar los títulos iniciales con una breve compilación (no una verdadera obertura) de las melodías que escucharemos a lo largo de la película. En West Side Story Wise y Robbins prescinden de los títulos iniciales y en su lugar optan por dejar correr la obertura de Leonard Bernstein sobre un  intrigante dibujo abstracto de colores vibrantes que cambian. Esta presentación nos permite enfocarnos verdaderamente en la música, esta no es una pieza que podamos escuchar distraídamente mientras leemos quién escribió el guión o diseñó el vestuario sino que somos llamados a poner toda nuestr atención allí. Tras el título de la película, el dibujo se funde con la imagen de la zona sur de Manhattan a la que le sucede una serie de tomas aéreas que nos llevan lentamente hacia el noroeste de la isla, siguiendo el llamado de