We’re not dressing (Música sobre las olas) - Norman Taurog, 1934.-
Esta pequeña comedia cuenta, sin demasiada trama pero llena de canciones, la historia de Doris Worthington (Carole Lombard), una heredera multimillonaria cuyo yate naufraga en el Pacífico. Doris llega a una isla aparentemente desierta junto al marinero Stephen Jones (Bing Crosby), a dos de sus amigos (Ethel Merman y Leon Errol) y a dos príncipes que la cortejan (Jay Henry y un jovencito Ray Milland). Ah, y a su oso domesticado. Mientras Stephen se empeña en que todos trabajen para subsistir y dejen de pretender que él se ocupe de todo, Doris descubre que un matrimonio de exploradores (George Burns y Gracie Allen) también habita la isla.-
La película, como decía, no ofrece mucho en términos narrativos pero lo compensa con el enorme carisma de sus protagonistas. Lombard está aquí en modo pre-estrellato (pocos meses después se estrenará Twentieth Century, la película con la que se consagró definitivamente), es decir que aún aparece algo desdibujada en su personalidad como comediante pero logra grandes momentos. Una de las escenas más graciosas de la película le pertenece por completo: mientras Stephen canta una canción de amor, ella alterna la expresión embobada cuando él mira para otro lado con el gesto frío y distante cuando sus miradas se cruzan, porque no quiere revelar que se ha enamorado. La escena está filmada en tomas largas que me hacen imaginar cuánto se habrán divertido Lombard y Crosby interpretándola. Crosby también se destaca (hace muchos años leí un libro de Richard Barrios sobre la relevancia de los musicales llamado Dangerous Rhythm que me dejó con la sensación de que Crosby era de cartón, pero lo poco que he visto de él, me gustó ¡y qué voz!) y su química con Lombard es fantástica.-
Los otros dúos de la película (Merman y Errol, Burns y Allen y, en menor medida, Henry y Milland) también funcionan muy bien, cada uno con su lógica interna. Merman y Errol hacen el contrapeso cómico-musical de la pareja principal (sus números son más cómicos que románticos). Burns y Allen traen rutinas que recuerdan a las radiales pero funcionan igual de bien en la pantalla: él llegando a la exasperación y ella dejando entrever que no es tan tonta como parece. Y Henry y Milland hacen las veces de Romeos con más ambición que convicción: sus personajes cooperan más de lo que compiten y no falta incluso el comentario al pasar de que bien podrían formar un trío junto con Doris (estamos en el período pre-code y se nota), tan bien se llevan estos galanes.-
El director Norman Taurog, por su parte, hace un buen trabajo de cámara alternando los movimientos fluidos durante los números musicales con un “dejar hacer” a sus actores a través de tomas largas que les permiten mostrar sus dotes para la comedia.-
Decía que la película pertenece al período pre-code y eso es claro desde las primeras escenas en las que el vestido de noche de Lombard muestra más de lo que cubre. No faltan además imágenes explícitas de lencería literalmente volando de un extremo a otro de la isla, con la inevitable sugerencia de que Doris pasa gran parte del segundo acto sin ropa interior y el ya mencionado trío romántico entre la protagonista y sus dos pretendientes. Pero fundamentalmente, We’re not Dressing basa gran parte de su insustancial trama en la idea del conflicto entre las dos clases sociales representadas en la película, conflicto en el cual Stephen (si bien luego se descubre que es un arquitecto) representa a la clase trabajadora y es el único que cuenta con habilidades para sobrevivir y todos los demás son un puñado de ricos o cazafortunas inservibles. Y en el final, el conflicto se resuelve en una forma que, excepto por el caso de Doris, mantiene el estado de cosas. Es decir que los ricos y los cazafortunas siguen siendo inservibles y no han aprendido nada de todo lo vivido. Mención aparte merece la escena en la cual Stephen básicamente está a punto de violar a Doris pero cambia de idea a último momento porque ella “no es lo suficientemente digna” de tal empresa… prohibido analizarla a la luz de los tiempos actuales, pero sí debo decir que sólo en el pre-code podemos encontrar un giro de la trama de tal naturaleza.-
We’re not Dressing no es, en definitiva, una joya perdida del cine pero se deja ver con una sonrisa en los labios y sabe durar lo justo y necesario para no llegar a cansarnos.-
Xanadu (Xanadú) - Robert Greenwald, 1980.-
¿Pueden creer que Xanadu es el único musical cuyo título comienza con la letra X? Mi libro sobre musicales, cuyo índice me resultó de vital importancia cuando me atasqué en alguna letra, no trae ninguna otra película. Y como ya he comentado esta película y, para ser honesta, no sentí la inclinación de verla de nuevo para averiguar si tenía algo más para decir (el amor al cine también tiene sus límites), les dejo el enlace a aquella entrada.-
Hola Bet
ResponderBorrarSupongo que cuando deciden titular la cosa "No nos estamos vistiendo" ya tiran un anzuelo a un posible público; cuando traducen "Música sobre las olas" ya sabemos que están corriendo "un tupido velo".
Crosby fue el cantante más popular durante mucho tiempo y como actor... pues hacía de Bing Crosby (o lo amas o lo odias, pero no hay más).
En los treinta los decorados de "isla desierta ideal para náufragos, con mucho sol y ropa escasa para ellas" debían tener una lista de espera más larga que los de corista de Broadway esperando billete para Hoolywooood.
Entiendo que no quieras revisar Xanadú; no sé quién pensó que era buena idea continuar el viaje de Olivia-Sandy en coche-con-alas al final de "Grease" y llevarlo a unas nubes de algodón imposibles de digerir. Recuerdo que la decepción llega hasta Michael Beck (el chico) que venía de ser algo parecido a un héroe popular en "The Warriors" y tras este tropiezo no levantó cabeza.
Un saludo con letras muy difíciles de cantar, Manuel.
Jaja, sin dudas entre "No nos estamos vistiendo" y "Música sobre las olas" corrió mucha agua bajo el puente.-
BorrarA mí Crosby me gusta. Tampoco es que me encanta, no exageremos, pero estoy en el grupo que está a favor de él. No me ha hecho ningún comentario sobre Carole Lombard, si ya le voy conociendo el gusto, querido Manuel, imagino que no le resultará indiferente ¿no?
Xanadú es un accidente espantoso, yo nunca tuve coraje para revisitarla, y eso que Gene Kelly es uno de los amores de mi vida. Al chico de la película no lo conozco de nada, no soy muy conocedora del cine de los '80.-
Le mando un abrazo, Bet.-
Dios, cómo me ha llamado la atención We’re not Dressing... Un musical de náufragos en una isla... ¡y con Carole Lombard! Hubo mujer en más comedias, musicales o no, alocadas... Y siempre salía adelante, divertida, bella y payasa.
ResponderBorrarJajajaja, Xanadú es tal delirio hortera y horripilante que tiene su aquel, pues parece increíble que alguien ideara algo así.
Beso
Hildy
Recomiendo mucho We're not dressing, querida Hildy. Lombard está casi, casi en pleno modo comedia como tanto nos gusta y el resto de elenco logra el humor con mucha soltura.-
BorrarAy, Xanadu, Xanadu... no me atreví a volver a verla jaja.-
Te mando un abrazo enorme, Bet.-