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They Drive by Night (La pasión ciega) - Raoul Walsh, 1940.-



Esta película es una de las sorpresas que me deparó este fin de año. Había escuchado hablar sobre ella, pero nunca había tenido oportunidad de verla. Al encontrar el DVD en una tienda de segunda mano, no pude resistirme a tal combinación de elenco y director y quedé encantada con la historia (pese a sus inconsistencias, sobre las que ya hablaré) y sobre todo con el elenco, que alcanza una uniformidad muy agradable, especialmente en la dinámica entre George Raft y Humphrey Bogart, que aquí son una delicia de ver juntos.-
They Drive by Night cuenta la historia de los hermanos Fabrini, Joe (Raft) y Paul (Bogart), dos camioneros que recorren las rutas haciendo entregas de mercaderías en busca de obtener suficientes ganancias como para terminar de pagar su camión y ser completamente independientes. Un accidente desafortunado hará que Joe tenga que dejar las carreteras para trabajar en la empresa de camiones de un antiguo colega, Ed Carlsen (Alan Hale), quedando en medio de un triángulo amoroso entre Lana Carlsen (Ida Lupino) y Cassie Hartley (Ann Sheridan), una camarera de la cual se enamoró en sus días en las rutas.-
Esta es una película extraña que comienza como un drama social muy al estilo de la Warner Bros, el estudio que la produjo, y termina como un film noir con tintes de melodrama. La primera mitad de la película está dominada por las penurias y la camaradería de los camioneros, con momentos cómicos, principalmente a cargo de Roscoe Karns, que interpreta a un camionero obsesionado con las máquinas de pinball; dramáticos, esta película en parte evoca a Only Angels Have Wings pero en versión terrestre, con su retrato de la naturalidad con la que asumen la muerte de los compañeros estos hombres que conviven con los riesgos de su ocupación; o románticos, en cuando Joe encuentra oportunidad de cortejar a Cassie al “rescatarla” de pasar la noche vaya a saber dónde, cuando ella deja su puesto a causa del acoso de su empleador y decide intentar suerte en California con tan solo un dólar en el bolsillo.-
A partir del segundo acto aparece en escena Ida Lupino como una auténtica femme fatale que se roba la película y el tono de la historia cambia: ya no tenemos espacios de crítica social sino que pasamos al mundo claustrofóbico dominado por la Sra. Carlsen. Lupino compone un personaje complejo, como suelen ser las femmes fatales en donde por un lado es un placer detestarla pero por el otro, resulta fácil ponerse en su lugar e imaginar el suplicio de haberse metido en un matrimonio por conveniencia con un hombre bonachón pero francamente insoportable (en este elemento They Drive by Night anticipa The Postman Always Rings Twice, en donde John Garfield y Lana Turner complotan para asesinar al bonachón pero francamente insoportable de Cecil Kellaway), y además se roba la película desplegando un talento muy superior al resto de sus compañeros de elenco, que aquí están haciendo lo que mejor saben, pero en piloto automático.-
La dirección de Walsh es muy interesante y comparte este doble tono que caracteriza al guión: en la primera parte, el estilo es casi documental sobre todo en las escenas de la carretera, con un par de momentos de acción bien logrados; en la segunda parte, tiene la apariencia de un thriller en donde un sensor luminoso se convierte en un personaje más que atormenta a Lana. Del mismo modo, la estética de los personajes acompaña esta evolución: en un comienzo Bogart, pero especialmente Raft, lucen de veras como dos tipos que no han dormido en una cama en dos semanas. El efecto es particularmente notable en Raft porque el espectador espera verlo siempre impecable, con sus camisas con cuello en picos y polainas (las camisas aparecerán en la segunda parte pero no las polainas, debo decir) y sin embargo se encuentra con un protagonista con barba de tres días y cara de mal dormido. La estética de las mujeres también está bien pensada en función de la historia: tanto Sheridan como Gale Page en el rol de Pearl, la esposa de Paul, mantienen durante toda la película un atuendo sencillo y apropiado para la clase trabajadora que encarnan; Lupino, por el contrario, aparece siempre con todo el placard encima en una forma que lejos de resultar sofisticada (el objetivo de Lana, sin dudas), termina siendo vulgar. Y en el final, impacta por su falta de maquillaje y adornos una vez que su Lana quedó despojada de todo.-



En cuanto a la decisión de los planos, Walsh siempre está con su cámara donde tiene que estar, sin abusar de los primeros planos los cuales quedan reservados para cuando necesita enfatizar alguna reacción (mis favoritos pueden verse en la última escena antes del epílogo, la del juicio, en donde Joe y Cassie intercambian miradas de confusión durante el testimonio de Lana; me gusta mucho ese momento por su simplicidad y realismo, en lugar de reaccionar en forma exagerada, la pareja protagonista se mira como lo haría cualquiera de nosotros, como diciendo “¿de qué está hablando esta loca?”). El único momento en donde Walsh juega un poco, buscando aumentar el romanticismo de la escena, es durante la comunicación telefónica que tiene lugar entre Joe y Cassie. El director recurre a la yuxtaposición de las imágenes de sus protagonistas, unidos literal y figuradamente por la magia de los postes telefónicos. El resultado es un poco absurdo, pero logra su cometido: Joe y Cassie nos caen bien y queremos lo mejor para ellos, de modo que un poco de lirismo no nos genera rechazo, aunque no pegue del todo con el tono que la historia viene asumiendo hasta ese punto.-
En el final, la película recurre a un epílogo que nuevamente cambia el tono y termina siendo casi una comedia familiar. En esto me recordó a otra película de Raft que comenté hace unos meses, You and Me en donde, nuevamente bajo la batuta de un director con peso específico propio (Fritz Lang en aquel caso), la historia deambula por distintos géneros sin definirse por ninguno en particular. Este final es tal vez bastante olvidable, pero entre los otros dos bloques de la película, no sé cuál quedará más grabado en mi memoria a medida que pase el tiempo: si la cruda historia de camioneros sacrificados o el delirio de una femme fatale atormentada por las consecuencias de sus propias acciones. Tal vez con el tiempo llegue a olvidar que ambas partes coexisten en una misma película, pero lo cierto es que este concepto que así contado parecería destinado al fracaso, funciona muy bien y entretiene, lo que no es poco.-

Comentarios

  1. Hola Bet
    Ya desde los títulos se aprecia la dualidad entre las almas de la peli; "Conducen de noche" no es muy aconsejable si te ha picado "La pasión ciega".
    También existen esas dos almas entre una, casi siempre, luminosa Sheridan y Miss Lupino que en todas sus interpretaciones parecía esconder una "zona de sombra". Hace poco revisé "Moontide" donde Lupino también "llega tarde" a la acción pero es casi un ángel comparado con esta "pasionaria".
    Un saludo, Manuel.

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    1. Jaja, cómo llegamos desde "conducen de noche" a "la pasión ciega" es algo que sólo los distribuidores de cine podrían explicar. Lo cierto es que de ninguna manera conviene mezclarlas, como bien dice Usted querido Manuel.-
      Sabe que con Lupino tengo una gran deuda, sólo la he visto en una película que comenté hace tiempo, "One Rainy Afternoon" y me temo que no es lo más representativo de su estilo que nos haya dejado. Debería ponerme con ella tanto en su filmografía como actriz como en su legado de directora.-
      Le mando un abrazo, Bet.-

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  2. Impecable tu comentario sobre los aspectos de LA PASIÓN CIEGA con el que comulgo plenamente. Cuando hablamos de películas de Raoul Walsh resulta difícil disentir.
    La cinta que nos ocupa consigue mezclar armónicamente dosis de denuncia social sobre las durísimas condiciones en que debían desempeñar su trabajo los transportistas independientes con los ingredientes de un melodrama pasional con ribetes de cine negro. Walsh, con su proverbial energía para la puesta en escena, nos regalaba un trabajo vibrante, de escueta dureza y pasmosa precisión narrativa. Como no podía ser menos, una espléndida actuación de Ida Lupino.
    Un abrazo.

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    1. Es curioso que en teoría, si uno leyera el argumento de la película sin haberla visto, no parecería que They Drive by Night tenga demasiada cohesión. Pero en la práctica, funciona, porque al ver la película uno se deja llevar por la trama y no se detiene demasiado a analizar. Y dado que lo que cuenta es lo que uno siente al ver la película, no al leer sobre ella, coincido en que la mezcla resulta armónica.-
      De Lupino me falta mucho por ver, espero hacerle un lugar en mis visionados y contarles lo que vaya descubriendo.-
      Muchos saludos, Bet.-

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