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Proyecto Cary Grant Nro. 32: Once Upon a Honeymoon (Hubo una luna de miel) - Leo McCarey, 1942.-



Me temo que esta será una reseña muy corta y no demasiado feliz como para empezar el año. Espero sepan disculparme y deseemos todos juntos que no sea un mal augurio, en términos cinematográficos, sobre 2025…
Para decirlo de una vez, esta película es mala, muy mala, recontra mala. Y no creo que se trate de una opinión personal, de veras creo que objetivamente es así y eso intentaré desglosar en esta reseña. Comenzando por la trama, la historia nos presenta a una americana del Bronx en Europa, Kathie O’Hara (Ginger Rogers), que posa como una heredera de clase alta para captar a un noble y comprarse un mejor pasar a través del matrimonio. La presa en cuestión es el Barón Franz von Luber (Walter Slezak), un elusivo pacifista en tiempos del ascenso del nazismo al cual el reportero internacional Patrick O’Toole (Cary Grant) se muere por entrevistar. Tras el matrimonio de Kathie, O’Toole empieza a seguir a la pareja en su luna de miel por toda Europa y no tarda en advertir que allí donde el Barón pone el pie con sus ofrendas de paz a líderes extranjeros, Hitler consolida su avanzada. Pronto Kathie y O’Toole unen fuerzas para intentar frenar al Barón (y con ello alertar al mundo sobre el avance del nazismo).-
No suena tan mal, ¿verdad? Muy en la línea de Foreign Correspondent estrenada dos años antes ¿no? No… En primer lugar, lo que me molestó desde el comienzo es que la película busca abarcar mucho, logrando apretar poco. McCarey (co-guionista además de director) parece no decidirse nunca sobre si quiere filmar un thriller político o una comedia romántica. Lo cierto es que no se compromete con ninguno de estos géneros, ni narrativa ni emocionalmente, y filma tanto una escena de deportación a un campo de concentración como un meet cute en el que O’Toole finge ser un modisto que vino a tomar las medidas de Kathie, con el mismo aburrimiento causando idéntico efecto en el espectador.-
Pero el mayor pecado que comete esta película es la liviandad con la que toca los temas sobre los cuales pretende alertar a su audiencia. Lubitsch y Chaplin demostraron con creces que se puede hacer humor sobre el nazismo y allí están To Be or Not To Be y The Great Dictator para enseñarnos que cuando nos reímos de los malos, ya no dan tanto miedo. Pero McCarey se queda a mitad de camino y lo que avanza la película en su reconocimiento del peligro que representaba Hitler para Europa en general y para los judíos en particular, en el personaje de una mucama interpretada por Natasha Lytess, lo pierde en el abordaje banal que hace de las escenas en las que los protagonistas deberían comprometerse con la lucha contra el fascismo. Es particularmente desagradable la secuencia en la cual O’Toole y Kathie son tomados por judíos por la Gestapo y llevados para deportación pero una vez que se aclara el malentendido y los protagonistas exponen su verdadera identidad, nunca vuelve a hablarse del tema. La sensación que deja es de “qué terrible esto que les pasa a los judíos, pero como nosotros por suerte no lo somos, no tenemos nada de qué preocuparnos”.-
Esta es, en definitiva, una pésima película cuyo visionado se hace muy cuesta arriba en la medida en que ninguno de los personajes ni las aventuras que viven despiertan suficiente interés. Y como si todo esto fuera poco, no tiene final. Simplemente termina en un punto como podría haberlo hecho en cualquier otro. Lamentablemente no termina dos horas antes, pero saber que no dura para siempre es una especie de tibio consuelo.-



Comentarios

  1. Hola Bet
    Creo que, igual que las dos almas de la peli, el problema de Leo McCarey es que también tiene doble personalidad; hay momentos "Leo" en que sus inicios con Hal Roach le vencen y sufre ataques de simpleza y tontonería y momentos "McCarey" en los que brilla como uno de los grandes. Ahora que lo pienso su gran momento también es doble "Love Affair (Tú y Yo) 1939" y "An Affair to Remember (Tú y Yo) 1957".
    Precisamente ayer revisé "Tales of Manhattan, (Seis destinos) 1942" y disfrutando de exactamente esa Ginger Rogers volví a pensar en la poquita suerte que tuvo con sus papeles lejos del gran Fred.
    Qué los reyes de las pantallas mágicas nos sigan siendo propicios. Manuel.

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    1. ¡Hola querido Manuel y felices Reyes! Yo no tengo muy vista Love Affair pero fíjese que An Affair to Remember me encanta (la ví de nuevo recientemente y se sostiene muy bien), de modo que coincido, ese es un gran momento McCarey. De su etapa con Roach no conozco nada, pero para ser honesta tampoco es un director que me intrigue. Le tengo idea por su intervención en la época de la caza de brujas, esa es la verdad del asunto.-
      No he visto Tales of Manhattan pero me tienta muchísimo. ¡Qué elenco tiene! Al director no lo conozco pero sabiendo que Ben Hetch es uno de los guionistas, ya me convenció.-
      Tampoco he visto mucho de la carrera "solista" de Rogers... con Astaire me encanta, pero no me he puesto con su filmografía, aunque ya tengo por dónde empezar con esos "tales".-
      Le mando un abrazo, Bet.-

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    2. Hola otravez
      "Tales..." es una peli de "cortos" con un hilo -en este caso de frac- conductor. El problema es que las dos primeras historias ponen el listón altísimo y las otras cuatro te van desencantando, a pesar de su gran reparto. Especialmente la última que, ya en su día, escoció muchísimo; no es ni en Manhattan. A Ginger, que venía de ganar su Oscar, le hacen un traje a medida con el guion y ella esta perfecta. Yo creo que es lo mejor de la peli. También ayuda que su compañero es Henry Fonda en modo-comedia es decir ese conocido panolí que deja todo el espacio para que Ginger se luzca.
      La historia que se comenta es que fue ella la que rompió el duo Astaire-Rogers porque pensaba que la estaban menospreciando. Algo de razón tenía porque el soniquete que ha quedado es: "Ni ella era tan buena bailarina ni él tan mal actor".
      Un saludo, Manuel.

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  2. Mi amiga Bet, qué interesante todas las cosas que planteas en la reseña de un Leo McCarey que no he visto. Planteas lo fallido de la propuesta y cómo en otros ejemplos como "El gran dictador" o "Ser o no ser" se podía desde la comedia hablar y reflejar asuntos muy serios y complejos que se estaban viviendo en ese mismo momento.
    Así como McCarey es capaz de mostrar una sensibilidad especial hacia temas cercanos al ser humano (Dejad paso al mañana), no se muestra certero, como explicas en tu análisis, a la hora de mostrar la cruda realidad del nazismo en el mundo en ese mismo momento. Hubo otras películas maravillosas mientras estaba sucediendo el horror, que sin el humor, si supieron presentar el tema con la complejidad necesaria en momentos que no era fácil hacerlo como Tormenta mortal (The Mortal Storm, 1940) de Frank Borzage.
    Aporto también algo al comentario de nuestro querido Manuel, me gusta reivindicar a Ginger Rogers como actriz que mostró su versatilidad siempre que pudo o la dejaron. Es buena en películas pre code, en musicales junto a Fred, en comedias desternillantes y melodramas sin igual, aunque entre medias se metió en mucha película olvidada y algunas en las que ella está estupenda no brillan en otros asuntos.
    La Rogers me encanta en La calle 42, Te volveré a ver, Aviso de tormenta, Me siento rejuvenecer..., siempre intentó reinventarse lejos de Fred (siempre me ha dado pena que no se llevaran bien, compenetrándose de manera tan maravillosa con sus cuerpos danzantes).

    Beso
    Hildy

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    1. ¡Mi querida Hildy! ¿Sabés que no he visto Dejad paso al mañana ni Tormenta Mortal? Me estoy yendo de esta entrada con muchas buenas recomendaciones. Sin dudas es difícil hacer una buena película sobre el nazismo, y mucho más en aquellos tiempos, pero esta película ni siquiera parece estar haciendo el intento...
      De Rogers recuerdo, además de La cale 42 y Me siento rejuvenecer, Una nueva primavera, que vi gracias a tu recomendación. Te volveré a ver no creo haberla visto y sí he leído sobre Aviso de tormenta, en un libro que me gusta mucho sobre la creación de High Noon y la caza de brujas en Hollywood. Yo escuché que sí se llevaba bien con Astaire, pero que se creó el mito de que no era así... nadie puede saberlo en realidad, pero me gusta pensar que se querían tanto como sus películas nos hace soñar.-
      Te mando un abrazo gigante, mi querida amiga. Bet.-

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  3. Un tío capaz de bregar con los Marx y conseguir una película tan demoledora y subversiva como SOPA DE GANSO, o darnos un retrato sin edulcorar de los problemas de la vejez en un mundo de egoísmo e ingratitud, los hijos, en DEJAD PASO AL MAÑANA (hasta Ozu le "copió" en CUENTOS DE TOKYO), y conseguir la mejor comedia sentimental de la Historia del cine con TÚ Y YO (1957)... de ese tío llamado Leo McCarey , digo, me resulta difícil concebir que hiciera una mala película. Es posible que sí, que tenga alguna floja (confieso conocer solo once películas de él). En cualquier caso, HUBO UNA LUNA DE MIEL me parece una de las mejores.
    Insólita y ciertamente arriesgada comedia que juega, en un contexto más bien escalofriante, con unos personajes insolidarios y egoístas (cuando no decidida­mente monstruosos). La maestría de Leo McCarey para, según se desarrolla la acción, pasar de lo divertido a lo terrible y viceversa (rupturas de clave como las que haría Cukor en CHICA PARA MATRIMONIO), solo es comparable a su va­lentía para denunciar, ridiculizar y atacar abiertamente a Hitler (de una manera aún más comprometida que Lubitsch en la coetánea TO BE OR NOT BE) en unos momentos en que el expansionismo nazi se había apoderado de Europa.
    Grant y la Rogers están magníficos dando vida a unos personajes que efectúan una trayectoria moral, empujados por el evidente cariz de los acontecimientos, que les lleva desde la impostura e insensibilidad a una inevitable toma de conciencia.
    Un abrazo.

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    1. Espero que no se me haya demasiado tarde para contestar su comentario, estimado Teo. He estado unos días fuera de casa y ello, si bien no me hizo olvidar que le debía una respuesta, no me permitió efectivizarla.-
      Bueno, once películas tampoco es para despreciar, aún ante una filmografía de más de cien títulos de los cuales ignoro cuántos se conservan hoy en día. De todos modos, le confieso que si bien algunas de sus películas me gustan, la obra de McCarey en general no es algo que me apasione. Tal vez ello genere alguna influencia en mi juicio.-
      En cualquier caso, celebro la diferencia de opiniones y ciertamente, parece que hubiéramos visto dos películas diferentes.-
      Le mando un abrazo, Bet.-
      PD: Yo prefiero To be or not to be.-

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