Momento N° 6: Fred y Ginger nos llevan al cielo.-
Seguramente el número más emblemático de la pareja es Cheek to cheek, momento central de Top hat (Mark Sandrich, 1935). En este punto de la película Dale (Rogers) está convencida de que Jerry (Astaire) es el marido de su amiga Madge (Helen Broderick) cuando en realidad es un amigo de la familia (Jerry por supuesto ignora el error y no logra entender porqué Dale se muestra esquiva). Totalmente confundida por la actitud favorable de Madge, Dale acepta bailar con Jerry. Astaire comienza a cantar nuevamente en medio de una oración como ya había hecho en No strings, número que comenté en el momento N° 5 de esta serie, mientras lleva a Rogers hacia una terraza (¡esas escenografías maravillosas de este período!). Aquí la pareja perfecciona la técnica que había esbozado en sus duetos románticos anteriores (sobre todo Night and day de The gay divorcée) produciendo un verdadero milagro: la seducción, la “cita” al baile anterior compartido (un “duelo” de tap al estilo de I’ll be hard to handle de Roberta), una suerte de trance en la que cae Dale/Rogers bajo la atenta mirada de Jerry/Astaire (y es que la persona pública de estos dos es tan fuerte que a veces es difícil separar al actor del personaje), los saltos, las pausas maravillosas, el vestuario que prolonga los movimientos (aquí aparece el famoso vestido de plumas que causó la ira de Astaire y si desviamos la atención de la pareja - difícil pero posible - podemos ver las plumas que se desprenden y caen al suelo); todo está allí y cuando termina el número la reacción de una Dale enamorada ya por completo pero dolorosamente consciente de que el suyo es un amor imposible es la única posible. ¿Cómo podría sentirse diferente después de un baile como ese?
Momento N° 7: Ginger toma el centro de la escena.-
Follow the fleet (Mark Sandrich, 1936) contiene una verdadera rareza dentro de la serie: un solo de baile de Ginger Rogers (el otro solo que protagoniza, The yama yama man en The story of Vernon and Irene Castle no es en realidad un número de baile). El número tiene lugar cuando Sherry, su personaje, audiciona para un importante productor de San Francisco al ritmo de Let yourself go, una canción que Rogers había cantado maravillosamente en el primer acto de la película. Dejando de lado su talento - que evidentemente lo tenía - lo que más me gusta de Rogers en este número es la gran confianza en sí misma que demuestra, lo cual no va en desmedro de su simpatía desbordante.-
Momento N° 8: el surgimiento del lado técnico de Astaire.-
Mi película favorita del dúo es Swing time (George Stevens, 1936) por varias razones, una de ellas es que muchos de mis números musicales preferidos están en ella. Bojangles of Harlem es uno de ellos y lo elegí como uno de los “momentos” porque es el primero en el cual Astaire explora las posibilidades técnicas que el cine ofrece para potenciar el efecto de un número de baile, algo que con los años se convertirá en una de sus notas características. Luego de encabezar un coro de veinticuatro bailarinas (doce vestidas de negro y doce de blanco) que lo acompañan en varias figuras, Astaire se queda solo o, mejor dicho, escoltado por su sombra multiplicada por tres. Luego de imitar sus movimientos, como toda sombra que se precie de tal debe hacer, de pronto las tres escoltas se salen de sincronización y terminan por abandonar el escenario cuando no logran retomar el ritmo. Dejando de lado una ligera transparencia en la figura de Astaire que quita un poco de encanto al efecto, el número es brillante y está lleno de energía.-
Momento N° 9: el resúmen perfecto.-
Never gonna dance, también de Swing time es un número único dentro de la serie. Si acaso cabe alguna crítica a los números diseñados por Astaire y su eterno colaborador Hermes Pan en este período podría ser que los números musicales en general son brillantes pero están poco integrados a la trama y son, sin sentido peyorativo, intercambiables. Ahora bien, Never gonna dance sólo funciona en el contexto de Swing time. En la película “Lucky” Garnett (Astaire), un apostador empedernido, llega a Nueva York para ganar los $25.000 que le permitirán casarse con su novia Margaret (Betty Furness). Pronto conoce a Penny (Rogers), una instructora de baile, y ambos consiguen una audición en un importante club nocturno. A medida que avanzan en su carrera Lucky y Penny se enamoran pero, súbitamente, todo se desmorona cuando Lucky pierde en una apuesta el contrato de la orquesta que tocaba para ellos y Penny se entera de la existencia de Margaret, lo cual la empuja a aceptar la proposición matrimonial del director de la misma orquesta (Georges Metaxa). En este punto de la historia Lucky se acerca a Penny para despedirse y afirma, primero mediante el diálogo y luego a través de una canción, que nunca volverá a bailar si no es con ella. El final de la canción, lejos de propiciar la partida de Penny la hace bajar a la pista de baile y juntos, Lucky y ella, inician una dolorosa repetición de los números anteriores de la pareja. Y aquí Astaire (más que Rogers, aunque ambos están actuando, ¿quién puede decir lo contrario?) hace algo maravilloso con su interpretación: Lucky tiene tanto para decirle a Penny que no encuentra palabras y decide expresarse a través del baile. Cuando parece que ya no queda nada más por expresar Penny intenta retirarse pero Lucky no está listo para dejarla partir y, luego de rogarle silenciosamente que se quede un poco más, inicia la parte más vigorosa de la coreografía. Finalmente Penny sale del salón con el impulso de una serie de giros, dejando a Lucky solo y casi “desarmado”. Este número dura tan solo tres minutos y está filmado en dos planos (lamentablemente, luego de un movimiento de cámara emocionante encontramos un corte, habría sido maravilloso que todo se hubiera filmado en un único plano).-
Momento N° 10: una nueva despedida.-
Este momento, al igual que el anterior, se refiere a una despedida y en esta oportunidad no involucra un baile. En Shall we dance (Mark Sandrich, 1937) Pete (Astaire) y Linda (Rogers) son dos bailarines (él de ballet y ella de comedia musical) que, por una serie de malos entendidos, son tomados por marido y mujer. La única forma de salir del embrollo es casarse y divorciarse: así ambos podrán continuar con sus vidas lejos del escándalo. En pos de ello van de Nueva York a Nueva Jersey (en donde no son tan conocidos) y de vuelta en el ferry caen en la cuenta de que el comienzo de su romance es también el final. Entonces Pete comienza la bella They can’t take that away from me. El número no es demasiado notable en sí mismo y la elección de la canción no tiene demasiado sentido en el contexto de la trama (la vida en común de la pareja no duró tanto como para que Pete tenga tantos recuerdos de Linda para conservar) pero sí es un hermoso momento gracias a la delicada interpretación de Ginger, inusual dentro de una película inclinada hacia la comedia mucho más que sus antecesoras (particularmente las primeras escenas en las que Pete - su nombre artístico es Petrov - simula ser ruso son graciosícimas). Lo único que me disgusta de esta escena es un primer plano de Rogers insertado en medio de la canción, de esos que se agregan por si acaso el espectador no se hubiera dado cuenta de lo que está sucediendo, pero ello no llega a arruinar este momento.-
Esta segunda colección de momentos viene acompañada de una nueva receta de un soufflé, esta vez de frutas, que pueden encontrar en http://lacocinadeceluloide.blogspot.com.ar/2016/05/souffle-de-frutas-con-alma-de-astaire-y.html
Cómo estoy disfrutando por este viaje de momentos de Ginger y Fred, Fred y Ginger... y me estoy dando cuenta de lo olvidadas que tengo sus películas.
ResponderBorrarBeso
Hildy
¡Qué bueno si esto sirviera de punto de partida para que te reencontraras con ellas! Yo estoy entre volviendo a ver viejas conocidas y descubriendo otras nuevas, según sea el caso, y es que también las tenía un poco olvidadas después de haber concluido mi año y medio de "sólo musicales" (aunque ellos siempre me miran desde una pared de mi casa en dos momentos distintos de "Swing time" que hice enmarcar).-
BorrarTe mando un beso grande mientras termino de preparar la tercera entrega, Bet.-