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Locos por los musicales - Última semana: películas de los años ‘60 y ‘70.-

Ya está llegando el final de mi curso sobre musicales (en rigor de verdad, el curso ya terminó, pero me retrasé con el visionado de las películas). Estas décadas, marcadas por todo tipo de cataclismos políticos y sociales (marchas y manifestaciones, asesinatos políticos, desencanto social, escándalos de corrupción y la Guerra de Vietnam), además de la crisis del studio system y el reemplazo del vetusto Código Hays por el sistema de calificación, impactaron fuertemente en la industria cinematográfica abriendo la puerta a un nuevo tipo de cine, más independiente y de bordes ásperos. Pero antes de que todo esto sucediera, los estudios dieron batalla con películas cada vez más grandes, de mayor duración, con producciones más espectaculares y a través del fenómeno de los roadshow se transformó la experiencia de ir al cine en un acontecimiento especial, como ir al teatro o a la ópera. Las películas sugeridas para esta semana pivotan entre el pasado y el futuro como si hubieran sido producidas en universos diferentes: My Fair Lady (Mi bella dama), Fiddler on the Roof (El violinista en el tejado), Cabaret y Funny Girl. Entre ellas, My Fair Lady y Funnu Girl proponen una estética clásica (y en el caso de la primera, un contenido clásico también mientras que la segunda nos presenta una mujer moderna e independiente aunque limitada en sus opciones: al optar por su carrera pierde la felicidad personal); y las restantes irrumpen de pronto con una forma y una sustancia que aún hoy parecen modernas.-


My Fair Lady (Mi bella dama) - George Cukor, 1964.-


Tuve este DVD sentado en mi biblioteca durante varios años sin decidirme a verlo. En su momento cuando recién lo compré vi un par de minutos y no logré avanzar. Con motivo de este curso no tuve alternativas: debí enfrentarme por fin con esta película… Su visionado no me fue fácil y en varios momentos recurrí al botón “avanzar” de mi control remoto, lo confieso. ¿Cuál es mi mayor objeción? Pues que esta película no tiene alma, no es original (lo siento Cukor, pero Minnelli ya había llevado a la pantalla en Gigi muchas de las mismas ideas y mejor ejecutadas) y, en suma, se me escapan los motivos de su popularidad.-
En cierto modo, My Fair Lady recupera el tema de Gigi (ambas obras de teatro musical y películas con letra y música de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe): la transformación de una joven rústica en una mujer refinada destinada a alternar con la alta sociedad. Allí donde Gigi estaba destinada a convertirse en una cortesana, Eliza Doolittle (Audrey Hepburn) es una humilde vendedora de flores que accede a someterse a las lecciones del profesor de dicción Henry Higgins (Rex Harrison) con la esperanza de prosperar social y económicamente. Pero aunque el objetivo es más loable, el proceso en My Fair Lady termina siendo cruel y vacío. Eliza aprende a hablar correctamente (un poco por milagro, después de semanas sin ningún avance) pero no a mantener una conversación aceptable en el círculo social en el cual el Profesor pretende que se inserte. Su única alternativa es limitarse al estado del tiempo y a la salud de la gente. Así, el Profesor sólo cambia el molde, pero no se preocupa por mejorar el contenido exponiendo a Eliza al ridículo.-
Peor aún, cuando es cortejada por un joven que la quiere y la acepta tal cual es (conversaciones inapropiadas y todo), Eliza elige al Profesor sin que yo llegue a entender el porqué… Después de dos horas cincuenta minutos de duración sin ningún gesto de ternura (lo más parecido es el Profesor cantando que “se acostumbró a la cara” de Eliza… sí...), el Profesor Higgins se queda con la chica y francamente, si eso significa que la película llegó a su fin, para mí es un alivio. Que vivan felices y salgan de mi televisor.-


Fiddler on the Roof (El violinista en el tejado) - Norman Jewison, 1971.-



Después de My Fair Lady, ver Fiddler on the Roof fue una caricia para el alma. En primer lugar, hay una diferencia abismal en la estética de esta película en relación a las películas de la década anterior incluídas en este cuarteto. No sólo por el uso de locaciones (¡cómo respira esta película!) sino también por la representación de los personajes en una forma no estilizada. No existe aquí ningún esfuerzo por “embellecer” nada y eso permite que personas y cosas se destaquen por sí mismas.-
Pero fundamentalmente, en términos dramáticos nos encontramos yo diría que por primera vez desde los años ‘30 (con la excepción de la maravillosa West Side Story que para 1961 debe haber parecido una visitante del futuro) con un argumento que nos mira directamente a los ojos y nos cuenta una historia con la que todos podemos identificarnos, que no es una metáfora de otra cosa y que no busca exaltar ningún sentimiento de época. Y además es una historia que no esperaríamos encontrar en un musical, género habitualmente asociado con todo lo brillante y ligero.-
En Fiddler on the Roof Jewison nos lleva de la mano por la pequeña aldea Anatevka en la Rusia zarista y en especial por la historia de Tevye (Topol), su esposa Golde (Norma Crane) y sus tres hijas en edad de casarse: Yente (Molly Picon), Tzeitel (Rosalind Harris) y Chava (Neva Small). Aquí, la irrupción de los tiempos modernos en un contexto determinado - expresada en la película por la rebelión romántica de las hijas - es un tema con el que todos podemos identificarnos. Y cuando estos cambios coinciden con la destrucción de la Sociedad tal como los personajes la conocen, no resulta claro si esa destrucción llega por la resistencia de los mayores a adaptarse a los tiempos que corren o si, por el contrario, se debe a la pérdida de los valores tradicionales.-


Cabaret - Bob Fosse, 1972.-



Fiddler on the Roof termina con una nota optimista. No sabemos si lo lograrán, pero Tevye y su familia emprenden el camino hacia América, en donde esperan encontarse con sus parientes. Un año después llega Cabaret, sobre la que ya he escrito antes, y recoge el guante. De nuevo contamos con un argumento inesperado para un musical, una estética puesta al servicio de la historia y no divorciada de ella (ya hablaré sobre esto) y un director que nos interpela permanentemente. Pero a diferencia de Jewison, Fosse nos golpea con uno de esos finales que nos dejan perplejos y desorientados y que tan bien sabía crear el director (¿alguien que haya visto All that Jazz pudo olvidar el final?).-


Funny Girl - William Wyler, 1968.-



Esta fue la última película que vi como parte de este curso y también la última que descubrí. Este visionado tampoco fue del todo fácil (aunque no usé el botón “avanzar”).-
Funny Girl cuenta (con enormes libertades) la historia sobre el ascenso al estrellato de la comediante Fanny Brice (Barbra Streisand) y su relación sentimental con Nick Arnstein (Julius Arndstein en la vida real, interpretado por Omar Sharif). Aquí comienzan los problemas: en primer lugar, no podría explicar el porqué pero los biopics que el género musical ha dedicado a sus propias figuras (probablemente con las únicas excepciones de Yankee Doodle Dandy que cuenta con la fuerza impulsora de James Cagney y de Three Little Words que es encantadora en su falta de pretensiones) son unos mamuts insoportables que - si tenemos suerte - solo cobran vida una o dos veces en el transcurso de la película. En segundo lugar (y sí, me doy cuenta de que estoy siendo completamente parcial) Barbra Streisand me resulta extenuante. Nunca llego a sentir que componga un personaje (el poco apego a las caracterizaciones de época de los años '60 no ayuda, es verdad), siempre me parece ella haciendo de ella o al menos de la persona que quiere que creamos que es y no en buen sentido, no de la forma en que Cary Grant por ejemplo era esencialmente él (aunque seguramente no Archie Leach) todo el tiempo.-
Por suerte, Funny Girl tiene otros aspectos que compensan y que hicieron que su visionado no fuera una experiencia completamente miserable. Por un lado, la dirección de Wyler es impecable, solo las entradas de los personajes ya hacen que el visionado valga la pena. Por el otro, la historia está en avance continuo y las dos horas y media de duración (me he puesto quisquillosa con la duración de las películas, lo sé) no se hacen tan pesadas; tal vez no interese demasiado adónde estamos yendo, pero no caben dudas de que estamos yendo hacia algún lado. Y finalmente, a Funny Girl también le llega su momento de cobrar vida y esto sucede en el último minuto de película con el número My Man. Leí un par de historias acerca de este número (que fue grabado con sonido directo en lugar de utilizarse las pista pre-grabadas que Streisand odiaba; que Wyler hizo que Sharif - con quien Streisand había tenido un romance ya terminado para este punto de la filmación - estuviera detrás de cámaras para afectar la interpretación de la diva) pero al final de cuentas nada de eso importa cuando tenemos una intérprete a pleno en la pantalla, un director con la sabiduría suficiente como para dejar hacer y una buena canción.-


Con esto concluye mi serie de entradas sobre el curso “Locos por los musicales” auspiciado por el canal TCM. Esta fue la tercera edición (las dos anteriores fueron sobre cine negro y sobre Alfred Hitchcock) y espero que el año siguiente vuelvan a dictarlo, con un nuevo tema. Mientras tanto, los espero pronto (espero que la semana próxima, pero mi pluma nunca es tan rápida como yo quisiera) con una nueva entrada sobre alguna de las películas no-musicales que han ido apilándose al lado de mi televisor.-
PD: Aprobé el curso :)

Comentarios

  1. Cómo no ibas a aprobar el curso, adorada Bet... Enhorabuena.

    ¡No te ha gustado nada de nada... My fair lady! Yo te diré que le tengo gran cariño... y, sí, es una historia algo masoca entre Eliza Doolittle y Henry Higgins, pero siempre me hace llorar. Y me creo que acaben juntos. Al fin y al cabo es el mito de Pigmalion... y, claro, la musa se entiende con el maestro. Por otra parte siento debilidad por Hepburn y por Harrison... y, como no, por Cukor. Dios, esos trajes en la carrera de caballos... Y hay canciones que no dejan de resonar en mi cabeza.
    Y te puedes empezar a reír y reír y reír, pero adoro las películas de Barbra Streinsand y no soy muy objetiva con ella. Me gusta en las Funny, me encanta Yentl, ni te cuento lo que me gusta Tal como éramos, Qué me pasa doctor o su remake de Ha nacido una estrella... Ahhh, y no puedo olvidarme de El príncipe de las mareas... Es una de esas confesiones que te hago de vez en cuando.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Ay, aquí sí que no coincidimos. No creo que vuelva a ver "Mi bella dama" en la vida (no pude evitar compararla todo el tiempo con "Gigi") pero podría llegar a acompañarte con Funny Girl sólo por Omar Sharif (suspiros y corazoncitos para él). También es verdad que yo tengo algunos problemillas con el cine posterior a 1959. Antes era peor, tenía problemas con todo aquello posterior a 1949, avancé una década. Tal vez dentro de diez años vea pelis de los '60 y me gusten, jaja.-
      Streisand... uff... vi Yentl una vez y creo recordar que me gustó, aunque el final me dejó de cama (hay aquí una escena similar con ella cantando en la proa del barco), si yo fuera la Estatua de la Libertad me hubiera vuelto a Francia nadando, jaja. Y también me gustó un poco "El espejo tiene dos caras" y esta otra mucho más nueva en la que ella viaja en auto con su hijo, pero no mucho más. Hello Dolly fue otro musical que abandoné con todo el dolor del alma por mi querido Gene Kelly...
      De todos modos estoy contenta por haber visto varias pelis "nuevas" para mí, muchas de las cuales sin dudas merecen más atención que la que yo pude dedicarles aquí.-
      Te mando un beso enorme mientras tarareo, Bet.-

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