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Bingo de películas (última parte).-

¡Últimas bolillas! Van saliendo “película musical”, luego “película protagonizada por Spencer Tracy”, “película estrenada antes de 1920”, “película sobre un miembro de la realeza”, “película inspirada por hechos reales”, “juntos por única vez” y “película de abogados”. Con eso se vació el bolillero y pude gritar “¡Bingo en la sala!”.-


24 de abril - Película musical: Monte Carlo - Ernst Lubitsch, 1930.-



¡Ah, Lubitsch y sus elipsis, sus relojes que marcan el paso de las horas, sus puertas que se abren y cierran, sus dobles sentidos y sus escenas en el teatro!
Monte Carlo no conectó con las audiencias de 1930 (la trama acerca de nobles elitistas que se juegan la fortuna no cayó bien en el público de la Depresión) pero vista a la distancia es una deliciosa comedia que anticipa el esquema que luego perfeccionaron Astaire y Rogers, a veces con Erik Rhodes para completar el triángulo amoroso. No falta aquí una heroína temperamental con algún secretillo para esconder, un galán sofisticado que mueve los hilos aunque en algún momento pareciera que pierde el control de la situación y un tercero en discordia más o menos afeminado que no representa ninguna amenaza seria para la unión amorosa de la pareja principal.-
En este caso la heroína es la Condesa Helena Mara (Jeanette MacDonald en pleno modo “reina de la lencería”), que por tercera vez deja plantado en el altar al Duque Otto von Liebenheim (Claud Allister) y huye hacia Montecarlo acompañada de su criada (Zasu Pitts) con el ambicioso plan de multiplicar lo poco que quedó de su fortuna. Allí es detectada enseguida por el Conde Rudolph Farriere (Jack Buchanan), un seductor empedernido que finge ser un peluquero para acercarse a la Condesa. Helena es aconsejada por su criada de no intimar con su peluquero, pero todo resulta bien cuando descubre la verdadera identidad de Rudolph.-
Una película de Lubitsch es siempre una fiesta para los ojos y esta no es la excepción. Cada escena, cada inflexión en la voz de los actores, cada sobreentendido es una delicia. Pero si tuviera que elegir, me quedo con dos momentos. El primero: cuando Helena vuelve de su primera cita con Rudolph (ella todavía cree que él es un peluquero y aceptó ir al casino para recuperar algo del dinero perdido, convencida de que Rudy tiene un método infalible para ganar en la ruleta), no puede contener su deseo de modo que se encierra bajo tres llaves en su dormitorio. A la mañana siguiente, cuando su criada intenta entrar, Helena destraba con fastidio su pequeña prisión y es que las precauciones contra el deseo tomadas la noche anterior parecen tan inútiles por la mañana. El segundo momento fascinante es el de la noche en el teatro: Rudy tiende una trampa a Helena para que vaya a la Ópera en compañía del Duque, sabiendo que se representará Monsieur Beaucaire, un drama que emula la trama de Monte Carlo. La interacción entre MacDonald y Buchanan en esta escena es imperdible pero lo que más me gusta es la forma en la que Lubitsch rehabilita a Helena, incluyendo en la ópera que ven los personajes un verso que señala que la protagonista no es culpable por haber desdeñado a un barbero sino que actúa siguiendo los mandatos de su clase. Cuando un director ama tanto a sus personajes, es imposible permanecer indiferente…


25 de abril - Película protagonizada por Spencer Tracy: Woman of the Year (La mujer del año) - George Stevens, 1942.-

Mi idea original para esta categoría fue Captains Courageous pero el personaje de Freddie Bartholomew me pareció tan insufrible que no logré conservar el interés el tiempo suficiente como para ver si recibía su merecido. De modo que tras un nuevo fracaso, migré hacia aguas más conocidas con esta película que no había vuelto a ver en mucho tiempo. En este caso el personaje de Katharine Hepburn me pareció igual de insufrible, pero en una manera un poco más interesante, de modo que me quedé hasta el final…
Cada vez que veo esta película termino sintiendo compasión por el pobre de Tracy. En su primer film juntos, Hepburn interpreta a Tess Harding, una reportera de temas internacionales comprometida hasta la médula con su trabajo mientras que Tracy es Sam Craig, un cronista de deportes con los pies sobre la tierra. Lo único que Sam necesita para enamorarse es comprobar que Tess puede aplicar la misma pasión que pone en su trabajo a los intereses de él (en este caso,el béisbol). El problema (y Sam debió haber previsto esto desde el comienzo) es que casarse con Tess es casarse también con su secretario y con medio mundo del plano de la política internacional. Cuando inevitablemente el matrimonio fracasa, Tess intenta ser una ama de casa tradicional y deja abierta la puerta a la posibilidad de un equilibrio entre los planos profesional y familiar en su vida.-
Habitualmente se señala esta película como parte del mensaje aleccionador que Hollywood intentaba (e intenta todavía) dar respecto del rol de la mujer en la sociedad: cada vez que vemos películas en las cuales una mujer es exitosa y competente en su trabajo se nos dice que ésta es desdichada en el amor, que no puede tenerlo todo y que debe resignar a lo primero si desea corregir lo segundo. Más aún, se nos dice que es natural que lo haga; que una mujer “normal” debe desear un hogar tradicionalmente constituido y que “no es normal” que sea profesional y no se dedique a la atención de la familia. Hasta aquí estamos de acuerdo, Hollywood naturalmente se inclina hacia esa perspectiva y obviamente, yo misma como mujer profesional resiento ese discurso (vivimos tiempos en los que hay que aclarar desde dónde se dicen las cosas). Ahora bien, yo no estoy segura de que Woman of the Year esté diciéndonos eso, al menos no en la actualidad. El problema con Tess no es su trabajo, en mi opinión, sino que es una completa desalmada; no se trata de que no parezca una mujer en el sentido de las expectativas tradicionales sobre el género sino de que no parece humana (el episodio más lamentable de la película involucra la adopción de un niño refugiado a modo de trofeo, para dar una idea de lo que estamos hablando). Y en el final, mientras Tess hace desastres en la cocina (¿se puede ser tan inútil? aunque reconozco que aquí el problema soy yo, confieso que casi nunca me causa gracia ese tipo de escenas) es Sam quien da en el clavo: ¿por qué Tess no puede ser ella misma y a la vez compartir su vida con alguien? Es decir que nadie está pidiéndole que renuncie a su trabajo, sólo que preserve un ámbito de intimidad, que incluya a sus allegados en lugar de excluirlos. Me doy cuenta de que estoy forzando un poco las cosas y de que probablemente los realizadores sí pretendieron hacer una película sobre una mujer que debería renunciar a su profesión para convertirse en el ama de casa perfecta; pero al mismo tiempo quiero decir que Woman of the Year todavía puede verse hoy sin que nadie tenga que sentirse ofendido. Y puede disfrutarse también, considerando la química increíblemente sexy que tienen sus protagonistas.-


26 de abril - Película estrenada antes de 1920: Heart o’ the Hills - Joseph De Grasse, 1919.-



Nunca antes había visto una película de Mary Pickford y debo decir que lo disfruté bastante. Pero el motivo por el cual esta película está en mi colección de DVD es porque en un rol secundario aparece un jovencito de veintidós años que años después sería conocido como “el gran amante de la pantalla de plata”: John Gilbert.-
Heart o’ the Hills contiene tal vez demasiados temas, pero básicamente es la historia de Mavis (Pickford), una niña de doce años que ve morir asesinado a su padre y jura venganza. Mientras lo concreta su brutal madre vuelve a casarse con un hombre aún más brutal; Mavis huye a casa de su abuelo; un grupo de forasteros llega para apropiarse de las tierras de los lugareños, ricas en minas de carbón; Mavis coquetea con el hijo de uno de los forasteros, desatando los celos de los pretendientes de ambos jóvenes; la niña se une al Ku Klux Klan en una avanzada nocturna que termina con la muerte de uno de los forasteros y es acusada por el hecho; luego es adoptada por el padre del muchacho que había coqueteado con ella, vuelve a casa, se venga finalmente del asesino de su padre, se reconcilia con su madre y se reúne con su amor de la infancia.-
Ver a John Gilbert (nombrado Jack en los títulos) tan joven derritió mi corazón. Son muy escasos los títulos de su etapa pre-MGM que han sobrevivido e incluso muchos de esta etapa se perdieron también, así que cada uno es una pequeña joya que nos permite ver a Gilbert en su período de formación. Con el poco tiempo en pantalla que tiene aquí hace un hermoso trabajo representando dos momentos diferentes en la vida de su personaje, el primero como un adolescente desgarbado y el segundo, seis años después, como un hombre joven en plan romántico.-
Dejando a Gilbert de lado (¡eh, que había toda una película para mirar!) me resultó fascinante el espíritu de libertad creativa que transmite este film. Para 1919 la industria cinematográfica estaba ya en forma pero todavía no habían sido creados los estudios omnipotentes que se consolidaron a partir de los años ‘20. Hay algo muy cautivante en la falta de glamour de esta producción que esencialmente no lo requiere sino hasta el momento en el que Mavis es adoptada brevemente por los forasteros. Y resulta también muy interesante ver qué distinto era el lenguaje cinematográfico de esa época en la que los primeros planos se utilizaban como signos de exclamación y no como la base de la narración.-


27 de abril - Película sobre un miembro de la realeza: Mayerling (Sueños de príncipe) - Anatole Litvak, 1936.-



Tengo muy presente en mi memoria la versión de 1968 de esta película, dirigida por Terence Young y protagonizada por Omar Sharif y Catherine Deneuve con James Mason y Ava Gardner como los Emperadores de Austria, que vi muchísimas veces durante mi adolescencia, época en la que también leí la novela en la que ambas películas están basadas. De modo que me resulta inevitable la comparación entre ambas versiones… para desgracia de esta adaptación dirigida por Litvak.-
En este caso el Archiduque Rodolfo, heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro, liberal, atormentado por las restricciones de la vida Real empezando por la imposibilidad de elegir la propia esposa tiene el rostro de Charles Boyer. Hastiado de todo, Rodolfo conoce a la joven hija de la Baronesa Vetsera, Maria (Danielle Darrieux) y se enamora de su frescura e inocencia. Luego de serle negada la anulación de su matrimonio con la Princesa Estefanía (Yolande Laffon), acorralado por los controles policiales y frente a la incomprensión de su padre (Jean Dax), Rodolfo embarca a Maria en un plan suicida.-
Encuentro de mucho interés la forma en la que se cuenta esta historia de adulterio y suicidio en la década del ‘30 en el contexto de un cine ajeno a las restricciones del Código de Producción Cinematográfica. Evidentemente, una versión hollywoodense hubiera dejado mucho afuera. Y sin embargo hay algo que no termina de funcionar en esta película. En primer lugar, encuentro que la mayoría de los personajes son más bien unidimensionales. La pobre Darrieux no tiene mucho con qué trabajar, su Maria no tiene mucho lugar para crecer y Litvak (o quien haya sido responsable por el montaje final) no parece tener confianza en ella (o en el espectador) y recurre a flashbacks, imágenes superpuestas y primeros planos fuera de lugar para contarnos emociones que debería transmitir la actriz.-
En cuanto a las relaciones entre los padres y el hijo, la dinámica entre Rodolfo y Francisco José y entre Rodolfo y la Emperatriz Sisí es mucho más rica en la versión de 1968 que aquí (de hecho, no hay ninguna escena entre madre e hijo). La película sólo gana cuando el director deja que Boyer explote y se derrame y que Darrieux lo contenga, como sucede en una secuencia notable de fiesta desenfrenada seguida de un encuentro íntimo entre los amantes.-


28 de abril - Película inspirada por hechos reales: Love me or Leave me (Quiéreme o déjame) - Charles Vidor, 1955.-



Biopic sobre la cantante de jazz Ruth Etting (interpretada por Doris Day), Love me or Leave me es un musical curioso dentro de la línea de MGM. Sigue el avance en la carrera de Etting desde su trabajo como empleada en un salón de bailes por diez centavos (algo que la verdadera Etting nunca hizo, pero que dio una excusa para usar la canción Ten cents a dance) hasta su llegada a Hollywood luego de arrasar en radio y presentaciones en vivo en clubes nocturnos de categoría, de la mano de su esposo, el gangster de las lavanderías Marty Snyder (James Cagney).-
Si uno está acostumbrado a la Doris Day de las comedias de los años ‘60 o a los musicales de MGM de los años ‘40, resulta una sorpresa encontrarse con una protagonista en llamas, cantando con todo lo que tiene, mostrando su lado más sensual, dramático y cínico; y con una película en la que no faltan la sordidez de los clubes de poca monta, la violencia doméstica (incluida una violación) y el alcoholismo.-
Tal vez esta película sea un poquito larga, cuando Day no está cantando o cuando James Cagney no está en pantalla, se arrastra un poquito en el espiral de Ruth recibiendo propuestas laborales tentadoras que son rechazadas por Marty, quien luego consigue algo mejor para ella pero termina arruinándolo por su deseo de controlarla mientras todos a su alrededor (incluido el músico Johnny Alderman interpretado por Cameron Mitchell) miran hacia otro lado cuando comprueban la violencia que ejerce Marty pero consiguen mejores contratos para Ruth, y así sucesivamente. Pero uno queda bien recompensado por este problema, porque hay muchas canciones y Cagney… bueno, es Cagney y tiene mucho para hacer aquí. Sólo él puede interpretar a un tipo completamente desagradable en una forma que aún inspira compasión mientras puebla su interpretación con cientos de pequeños detalles.-
Y lo más curioso de todo es que el final feliz que presenta la película, por increíble que parezca, ocurrió de verdad así que ¿qué más podemos pedir?


29 de abril - “Juntos por única vez”: No man of her own (Casada por azar) - Wesley Ruggles, 1932.-



Si acaso No man of her own es recordada por algo hoy en día es por haber sido la única película en la que trabajaron juntos Clark Gable y Carole Lombard, protagonistas de una de las grandes historias de amor del Hollywood clásico y una de las más trágicas también.-
No man of her own es un drama romántico acerca del azar, del deseo, del amor y de los sacrificios que requiere el ser digno del otro. Jerry “Babe” Stewart (Gable) es un estafador que junto a su banda (Dorothy Mackall, Grant Mitchell y Paul Ellis) conduce juegos de póquer arreglados para “limpiar” a los apostadores desprevenidos. Cuando un detective le pisa los talones, Jerry huye a un pueblo elegido al azar para aplacar un poco las cosas. Allí conoce a Connie (Carole Lombard), una joven bibliotecaria que vive con sus padres y su hermano adolescente y que está aburrida de la rutina y los amigos de siempre. El azar determina que Jerry acabe casándose con Connie y regrese a Nueva York con ella. Connie ignora la fuente de los ingresos de su marido y cuando lo descubre, insiste en que Jerry adopte un medio de vida honrado.-
Esa es la trama de la película y ciertamente, es bastante insustancial. Lo que mantiene a flote la película y la convierte en algo entretenido es la química extraordinaria entre Gable y Lombard. El único motivo por el cual nos quedamos mirando es porque creemos que Connie sólo quiere que Jerry le haga el amor entre las estanterías de la biblioteca. Nosotros lo sabemos y Jerry lo sabe y, más allá de la curiosidad que la vida de las estrellas despierta, esto tiene poco que ver con lo que estuviera pasando en la vida real entre Gable y Lombard (de hecho no mantenían una relación sentimental en esa época) sino con el talento de ambos actores, con la capacidad de ella de mirar realmente a su coestrella (en determinadas escenas lo mira a los ojos con todo su cuerpo) y con ese elemento intangible que llamamos química.-


30 de abril - Película de abogados: The Mouthpiece - James Flood y Elliott Nugent, 1932.-



Me despido de este bingo con mi adorado Warren William. En este caso William da vida a Vincent Day, un brillante fiscal que renuncia a su puesto luego de lograr la ejecución en la silla eléctrica de un hombre que resultó ser inocente. A partir de entonces, Day se convierte en el abogado estrella de cada delincuente menor o mayor de la ciudad, asistido por su secretaria fiel Miss Hickey (Aline MacMahon). Day alterna sus días en la corte y sus noches de juerga con sus intentos de seducción de una joven mecanógrafa de su estudio, Celia (Sidney Fox) pero ella es correcta y pura y está muy enamorada de su novio Johnny (William Janney). Cuando Johnny es acusado del robo de veinte mil dólares en bonos del banco en el que trabaja, Vincent tiene la oportunidad de redimirse defendiendo a un inocente aún cuando eso implique exponer a sus antiguos clientes.-
Nadie en el universo pre-code podría haber interpretado este papel mejor que Warren William. Con su estampa y esa voz de trueno, nació para representar al abogado elocuente que de un lado o del otro de la acusación convence a los jurados de que se pronuncien a favor de su posición. Especialmente si ese abogado recurre a todo tipo de estrategias para lograr la liberación de los culpables, desde golpear a un testigo en pleno interrogatorio para demostrar que no pudo haber estado consciente al momento de los hechos hasta ingerir una dosis de veneno en su alegato de cierre para reforzar su argumento. William todo lo puede sin perder la compostura.-

La película acierta, no obstante, en mostrar en la primera parte que Vincent tuvo principios y que llegó al punto en el que lo vemos durante el segundo acto a partir de una falla en el sistema de Justicia en el que tanto creía y luego de comprobar que los golpes de efecto causan más impacto en el jurado que las argumentaciones legales o las pruebas. De este modo, resulta creíble que el discurso aleccionador de Celia cause efecto, con él Vincent no está haciendo más que volver a sus raíces. Y resulta muy agradable de ver además, dentro de su estilo visual convencional, con un par de tomas fluidas (como aquella cenital que sigue a Vincent desde su salida de la corte luego de ingerir el veneno hasta la oficina de la vereda contraria en la cual lo espera un médico para practicarle un lavado de estómago) y sobre todo con un final a puro suspenso.-

Comentarios

  1. Ay, cómo he disfrutado mi querida Bet con este bingo del mes de abril.
    Y en esta última tanda cuántas películas y cuánta riqueza en las reseñas. Cuántas lecturas interesantes. Como el análisis desde una perspectiva de género de La mujer del año.
    Lubitchs, siempre Lubitchs.
    Me has dejado con ganas de esa película muda con Mary Pickford... y tu adorado Gilbert de fondo.
    La de Doris Day la tengo muchas pero muchas ganas desde hace tiempo. Y es que también Cagney es de mis consentidos.
    ¡Lombard y Gable juntos... cuanta química se siente ya en el fotograma!
    Y una de abogados que no he visto con tu amado Warren Williams...
    ¡Cuánto me queda por ver todavía! Pero ¡qué bien saber que tengo muchos descubrimientos maravillosos que hacer!

    Ay, mi querida Bet, te voy a echar de menos. Me ha encantado leerte tan asiduamente.

    Una pregunta: ¿de todo el bingo con qué película te quedas o cuál te ha sorprendido más durante su visionado?

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Ey, no me extrañes tanto que no me voy tan lejos, jaja. Ya comencé a trabajar en mi próxima entrada que espero esté terminada para mañana.-
      La de Pickford me sorprendió, no esperaba disfrutarla tanto. Y además está magníficamente preservada. Ese Gilbert tan niño de verdad que me estrujó el corazón.-
      ¡Todos tenemos tanto por ver! Es inabarcable este universo del cine, aún concentrándose en una sola era u origen se hace imposible quedar satisfecho... por suerte.-
      Creo que la que más me hipnotizó fue Another Woman, aunque de esta última tanda Monte Carlo también me quedó grabada, me encantan estos musicales pre code de Lubitsch, son una verdadera delicia. En sí, lo que más me entusiasmó de este bingo es que me permitió saltar de un lado a otro por áreas que tal vez no hubiera visitado (o re visitado) de otro modo... y también me hizo agudizar el ingenio para meter por la fuerza películas que quería ver en categorías en las que acaso no cabían tan bien, jaja.-
      Muchas gracias por acompañarme siempre querida Hildy, te mando un abrazo fuerte, Bet.-

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