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John Gilbert (10 de julio de 1897 - 09 de enero de 1936)


Los amantes del cine clásico somos personas extrañas. Hablamos de personas que nadie conoce como si fueran grandes amigos, celebramos cumpleaños de gente fallecida hace décadas, nos apasionamos por pequeñas historias ocurridas hace cien años como si estuvieran sucediendo en el momento.-
El día de hoy, un pequeño pero entusiasta grupo alrededor del mundo está celebrando el 122º aniversario del nacimiento de un hombre que durante largas décadas fue olvidado o apenas recordado como una figura patética y oscura de la historia del cine: John Gilbert.-
John (“Jack” para amigos y enemigos) Gilbert llegó a la gran pantalla siendo apenas un adolescente en una época en que la industria estaba empezando a descifrar el lenguaje cinematográfico. Durante años luchó para sobrevivir, trabajó como extra, vivió en pensiones que luego recordó como miserables, escribió guiones y hasta dirigió una película hasta que de a poco se instaló como uno de los grandes amantes de la pantalla. La muerte de Rudolph Valentino en 1926 lo consagró definitivamente como el gran amante de la pantalla, título del que ya no se libró por el resto del período silente.-
Y luego… el desastre. Cuenta la leyenda que el público se reía a carcajadas durante las escenas de amor de la primera de sus películas sonoras en estrenarse, His Glorious Night, y existen teorías conspirativas de todo tipo respecto a las causas de su caída del Olimpo. Por suerte, quedan las películas y la gloriosa existencia del DVD que nos pone al alcance de la mano joyas del cine olvidadas. Aún cuando muchísimas de las películas de Gilbert son films perdidos, quedan en existencia suficientes muestras de su enorme talento y versatilidad. Tomando solamente el año de su gran salto al estrellato, 1925, podemos verlo en roles tan dispares como el Príncipe Danilo de The Merry Widow y Jim Apperson en The Big Parade. Y en general, en el transcurso de una misma película Gilbert mostraba matices y procesos internos como pocos. Amor a primera vista, pasión, degradación, odio, asco, compasión, alegría de vivir, todo era expresado en esos ojos negros capaces de traspasar la pantalla y llegarnos cargados de emoción.-
Por suerte también tenemos el trabajo riguroso de su hija mayor Leatrice Gilbert Fountain, quien se encargó de rehabilitar la memoria de su padre en la excelente Dark Star: The Untold Story of the Meteroric Rise and Fall of the Legendary John Gilbert. Y John Gilbert: The Last of the Silent Film Stars, de Eve Golden que he escuchado al menos una decena de veces en formato audiolibro. Últimamente he estado leyendo biografías de actores de Hollywood que no consiguieron dejarme un retrato de la persona detrás de la estrella. O me dejaron una imagen contradictoria con aquello que percibo a través de las películas. En el caso de estas dos biografías, entre ambas me han pintado en cuerpo y alma un artista al que llegué a amar. ¡Feliz cumpleaños en el Cielo, querido Jack!

Comentarios

  1. ¡Me uno a tu felicitación tan bonita y sentida! Yo también siento cariño por John Gilbert... ¡Y me encanta la fotografía que corona tu artículo! Cómo me gustó Gilbert en The big parade, pero a mí me pareció fabuloso también, creo que alguna vez lo hemos comentado, en La reina Cristina de Suecia... y era cine sonoro puro y duro.
    ¡Tiene que sentirse feliz allá donde esté de que todavía haya gente que disfrute con sus películas y tenga muchas ganas de felicitarle!

    Besoooo
    Hildy

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    Respuestas
    1. Me inspiré y me salió este texto de un tirón. No sabés que alegría estoy teniendo en este día viendo la gran cantidad de reacciones que logra su fotografía en redes sociales. Hay mucho cariño y mucho interés por nuestro querido (que descubrí gracias a vos, dicho sea de paso, gracias a tu texto sobre La Bohème).-
      Jaja, es que con Gilbert no sabés con qué foto quedarte.-
      Debo un revisionado a The Big Parade. No lo hice hoy porque no tenía suficiente tiempo, pero el próximo fin de semana tal vez lo haga...
      Un beso enorme, Bet.-

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