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Hollywood - Kevin Brownlow y David Gill, 1980 (ep. 7 a 13).-


Esta segunda parte ahonda en el tratamiento de determinadas estrellas (ya sea que estuvieran delante o detrás de cámaras) del cine mudo, así como el episodio seis había hecho con Swanson y Valentino.-
En este caso, el episodio siete se dedica a Cecil B. DeMille y Eric von Stroheim, resaltando sus figuras omnipresentes. El director como Dios del plató. Resulta interesante el tratamiento en conjunto de ambos, porque tuvieron destinos bien diferentes y el episodio lo resalta. El primero pasó a la posteridad como sinónimo de espectáculo y desmesura cinematográfica mientras que el segundo quedó como una figura menos recordada y bastante más triste, llena de anhelos no concretados. El episodio diez retoma la figura del director ya en términos más generales, resaltando la forma en que estos pioneros se transformaron un poco en hombres de aventuras con sus atuendos característicos (pantalones de montar, gorra con la visera hacia atrás, etc), sus infaltables megáfonos y sus sillas siempre prontas para cuando quisieran sentarse. En colaboración con los camarógrafos, que no sólo operaban la cámara sino que también oficiaban de directores de fotografía (y que son bellamente rescatados en el episodio once), los directores del período mudo crearon el lenguaje cinematográfico de la nada cuando descubrieron las infinitas posibilidades narrativas que se abrían una vez que se movía la cámara del proscenio.-
El episodio once es además muy rico en la descripción de los procedimientos de trucaje que se utilizaban en aquellos tiempos en los que ni siquiera existían las proyecciones traseras y sin embargo se lograban efectos asombrosos a base de cristales, pintura, miniaturas, perspectiva. Los camarógrafos de aquella era son los verdaderos héroes de esta historia, son quienes descubrieron efectos que hoy se dan por sentado, tales como la luz rebotada o la utilización de filtros para suavizar la imagen, pero que a comienzos del Siglo XX todavía estaban por revelarse.-
El episodio ocho es una joya de comediantes y me atrapó desde el comienzo al presentar a las estrellas de aquella época: Harold Lloyd, Buster Keaton, Harry Langdon. Y el único que no es nombrado por James Mason porque no necesita presentación: Charlie Chaplin. A renglón seguido el episodio nueve aborda un género que para mí sigue siendo un misterio: el western y muestra cómo el cine sirvió aquí para crear una épica norteamericana que no necesariamente guardaba relación con la verdadera historia sino más bien con el mito que el público quería creer.-
Llegando al final de la serie, el episodio doce es uno de los más queridos por mí porque habla del aspecto que más me intriga del período de transición hacia el sonoro: el de las estrellas que no se adaptaron (por el motivo que fuere) a la nueva era. En este caso lo hace a través de los ejemplos más notorios, por tratarse de dos de las estrellas más grandes que tuvieron las caídas más estrepitosas: Clara Bow y mi queridísimo John Gilbert. Respecto de Bow, Hollywood curiosamente no menciona su talkie más importante: Call Her Savage y tampoco creo que se demore mucho en intentar explicar las causas de su caída (el año pasado leí Clara Bow: Runnin’ Wild de David Stenn y da un motivo bastante interesante; Stenn explica que más que su acento de Brooklyn, lo que alejó a Clara del favor del público fue que ella representaba la decadencia de los años locos y eso no sentaba bien en los tiempos de la Depresión). En cuanto a Gilbert, Brownlow apoya completamente la versión de Eleanor Boardman sobre una supuesta pelea de puños entre Jack y Louis B. Mayer en el día del casamiento de Boardman con King Vidor. Esta versión es muy popular pero luego de leer una y otra vez la biografía de Gilbert escrita por Eve Golden no puedo menos que dudar de ella y lamento que Brownlow no haya investigado un poco más el asunto (convengamos que tampoco era su intención, su documental versa sobre el período de apogeo de ambos actores y no sobre las causas de su caída, pero aún así creo que debió confirmar los dichos de sus entrevistados). De todos modos, no me enojo. Hollywood se estrenó en un momento en el que la figura de Gilbert recién estaba siendo redescubierta y todo aporte era inmenso.-
En el último episodio se explican los diferentes procedimientos de cine sonoro que se intentaron y cómo los estudios se adaptaron a ello, incluyendo asombrosas pruebas de sonido que precedieron en mucho a los cortometrajes producidos por Warner Bros. como acompañamiento para su Don Juan. Los últimos minutos están reservados para la película de transición entre el cine mudo y el sonoro de Douglas Fairbanks: The Iron Mask, y que pone una nota de nostalgia por un tiempo que se estaba escurriendo entre los dedos.-

Comentarios

  1. ¡Qué descubrimiento de serie Bet! Espero verla pronto de pe a pa. Además con tus dos textos y tus matices la conviertes en más apetecible.
    ¿El episodio del western no te abre más el apetito sobre dicho género?¿O te parece más misterioso aún?
    Todo lo que sea meterse más en el cine mudo es para cantarlo y celebrarlo.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Sí, claro que tengo ganas de adentrarme en el western. Sólo me falta encontrar la puerta de entrada, me han gustado ejemplares aquí y allá (Stagecoach, High Noon y The Ox-Bow Incident), otros no pero no he encontrado un lugar por donde ingresar y sistematizar mi interés. De este período me ha llamado mucho la atención La caravana de Oregón y ya la conseguí, espero verla pronto.-
      No tiene que ver con el western, pero no sabía que ¡hay una versión muda de The Enchanted Cottage! Aparentemente es difícil de encontrar, creo que la versión que está en Youtube está tomada de un televisor o algo así, pero encontré una edición en DVD que espero conseguir el año próximo. ¡Cuánto por descubrir! Con la enorme cantidad de pelis mudas perdidas siento que cada una que tenemos es un tesoro.-
      Un besote, Bet.-

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  2. ¡Yo tampoco lo sabía! The Enchanted Cottage, qué historia más maravillosa. Yo solo conozco la de 1945 y no solo me entusiasma, sino que me emociona profundamente.
    Qué descubrimiento más bueno.

    Beso
    Hildy

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    1. Es muy hermosa. Lo único que me hace rechinar los dientes es la actriz que hace de casera de la cabaña, me parece salida de una película de Mel Brooks. ¡En esta protagoniza nada menos que Richard Barthelmess!
      Más besos, Bet.-

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