There’s Always Tomorrow (Siempre hay un mañana) - Edward Sloman, 1934.-
Nota: esta película también puede aparecer con su título para televisión, Too Late for Love, título curioso porque da exactamente la sensación contraria al título original. Seguramente los distribuidores de la pantalla pequeña no tenían demasiada esperanza en el porvenir del pobre protagonista :(
Esta película cuenta, desde una perspectiva inusual, la historia de Joseph White (Frank Morgan), un hombre amable y bonachón que no tiene lugar alguno (literalmente) en su casa liderada por su esposa (Lois Wilson) y sus cinco hijos (Robert Taylor, Louise Latimer, Maurice Murphy, Dick Winslow y Helen Parrish). Una noche se encuentra, no tan casualmente como parece, con Alice Vail (Binnie Barnes), una antigua colaboradora de trabajo, que le hace saber que siempre estuvo enamorada de él y que dejó su trabajo para escapar de un amor no correspondido. Joseph y Alice inician un romance que revitaliza al protagonista y cuando sus cuatro hijos mayores se enteran de la relación, se debaten entre hacer oídos sordos o exponerlo todo.-
Lo interesante de esta película es que en lugar de tomar el más frecuente lugar de la esposa engañada o de la tercera en discordia, se centra primero en los sentimientos del hombre y luego en los de los hijos. Por otro lado, siempre disfruto del trabajo de Frank Morgan, especialmente en sus roles de esta época en los que todavía representaba galanes románticos.-
En cuanto a la película en sí misma, la primera parte es muy interesante y con buen ritmo y movimiento. El director logra construir la simpatía del espectador hacia Joseph mostrándolo en su salida del trabajo y su trayecto a casa en un tranvía atestado de gente, siempre de buen talante, amable con todos e ilusionado con festejar su aniversario de bodas con su esposa a la que todavía ama tras tantos años (cuatro de los hijos ya están entre la adultez y la adolescencia, así que podemos presumir un matrimonio de al menos veinte años). Esta simpatía es imprescindible para que la película no naufrague, teniendo en cuenta su temática. Además, el recorrido por la casa y la presentación de sus ocupantes (incluida Ella, la empleada doméstica interpretada por Margaret Hamilton) también está muy bien. Sobre todo me gustó la interacción entre los hermanos, es muy natural. Del lado negativo, a partir de que los hijos de Joseph se enteran del romance sobrevienen dos monólogos de Binnie Barnes que resultan un poco pesados y teatrales y que si bien revelan la inteligencia de su personaje, no creo que funcionen del todo en términos de verosimilitud.-
En el final aparece la promesa de algún tipo de balance para estos personajes, lo cual me deja entreabierta la puerta a pensar que tal vez la Sra. White no estuviera tan distraída como parecía. En suma, me pareció interesante descubrir esta película cuya existencia desconocía por completo, pero mi mayor expectativa está puesta en la remake (de hecho, llegué a la original a través de ella).-
There’s Always Tomorrow (Siempre hay un mañana) - Douglas Sirk, 1955.-
En este caso Fred MacMurray y Joan Bennett se ponen en la piel del matrimonio Cliff y Marion Groves mientras que Barbara Stanwyck es la antigua enamorada que regresa, Norma Miller Vale. Mientras que esta película tiene varias diferencias que la hacen más interesante que la versión anterior, también encontré algunas cosas que me parecieron irritantes, ya veremos…
En primer lugar, la mayor diferencia está en el desarrollo de los personajes adultos. Tanto los Groves como Norma tienen muchísimo más relieve que el triángulo de la peli anterior. Algunas diferencias que llamaron mi atención, en primer lugar Alice en la versión de 1934 nunca se había casado a raíz de su desconsuelo mientras que Norma intentó ese camino durante un tiempo (cuenta que se casó “por soledad”), terminando en un divorcio y desde entonces se transformó en una diseñadora de modas importante. Cliff, por su parte, es mucho más explícito respecto a sus sentimientos como padre de familia y tiene varias conversaciones reveladoras al respecto con su esposa. Esto hace que, por un lado Cliff de más pelea en el hogar de la que había dado Joseph, y por el otro que la reacción de Marion sea menos espontánea y más meditada que la de la Sra. White. Finalmente, esta versión es más explícita (y por lo tanto más lavada, Código Hays mediante) en cuanto a la naturaleza de la relación entre Cliff y Norma. Me explico: ambas películas fueron producidas bajo la imposición del código, pero la primera fue proyectada antes de su vigencia y adaptada a último momento a sus exigencias, mientras que la segunda pertenece plenamente a esta era. Así, mientras que en la primera versión la relación entre Joseph y Alice es absorbida por una elipsis que nos permite llenar el espacio como mejor queramos, en este caso vemos el desarrollo de la relación y ni por un momento se sugiere que el romance se haya consumado.-
Del lado irritante, en este caso el rol del hijo mayor (de tres, no de cinco hijos) es interpretado por William Reynolds. Amén de inmiscuirse en cuestiones que no le competen, este muchachito es insoportable y creo que tiene un pequeño problemita de violencia en ciernes. Cuando Norma le pone los puntos (la escena del encuentro entre la enamorada del protagonista y los hijos es mucho más confrontativa y dinámica aquí que en la versión anterior) es un gusto. Y la novia del joven Groves, interpretada por Pat Crowley, es al igual que Norma mucho más moderna de lo que había sido en la versión anterior.-
Por último, la química entre Fred MacMurray y Barbara Stanwyck está más que probada y siempre da gusto (aunque de veras que en varios momentos temí que Stanwyck sacara de un cajón una peluca rubia y le pidiera a su coestrella que asesinara a su marido). Ahora me restan ver las dos que no vi Remember the Night y The Moonlighter que fueron filmadas antes y después, respectivamente, de Double Indemnity (There’s Always Tomorrow fue su cuarta y última colaboración). Si bien interpreta su rol con menos emoción que Frank Morgan, MacMurray aporta mucha frescura y vulnerabilidad (parece tener menos recursos emocionales que Morgan, como si fuera aún un niño, amén de que su personaje fabrica juguetes) y Stanwyck es Stanwyck, qué más se puede agregar.-
Dios, mi querídisima Bet, amo con locura Siempre hay un mañana de Sirk. Me emociona siempre que la veo. Remember The night tiene momentos preciosos y muestra de nuevo la química tan buena entre Fred y Barbara. Pero me has dejado unas ganas enormes de ver la versión anterior con Frank Morgan. Actor que aparece en una de mis comedias favoritas "El bazar de las sorpresas".
ResponderBorrarBeso
Hildy
PD: esta serie de artículos está resultando fascinante. Espero con ganas el siguiente.
Qué historia con Sirk y las remakes, ¿no? Conozco poco de su filmografía pero tengo la impresión de que tiene varias en su haber.- Tengo muchas ganas de completar la seguidilla de pelis de Stanwyck y MacMurray. Él también tiene cuatro con Carole Lombard pero ninguna es tan, tan buena como Hands Across the Table.-
Borrar¡Claro que Morgan es el inolvidable Sr. Matuschek! Ahí también imprime mucha emoción a su personaje. Esa versión de la historia (la de 1934 digo) tiene mucho jugo a pesar de ponerse algo estática en la segunda mitad.-
Gracias por seguirme siempre en mis series. Me está resultando fascinante encontrar diferencias de acuerdo a la época en la que cada versión haya sido filmada. Que ya sabés que el tema del Código Hays es una obsesión para mí.-
Un besote, Bet.-