Duel in the Sun (Duelo al sol) - 1946.-
Esta película es el verdadero motivo por el cual decidí dedicar un mes a King Vidor, porque hace años que Hildy Johnson viene mencionándomela y yo muy perezosa seguía sin verla. Y debo decir que me generó sensaciones algo encontradas. En el primer visionado me pareció un poco larga y sentí que había allí algún problema de construcción, algo que no terminaba de ser redondo, y hasta que llegó la escena final casi había decidido no escribir nada sobre ella y elegir otra película en su reemplazo. Sin embargo ese final resignificó las cosas y decidí verla de nuevo para darle una segunda oportunidad. Me estoy adelantando lo sé, pero después de todo, la película comienza con un prólogo que se recita en un tiempo posterior al del final así que tiene algo de sentido abordar Duel in the Sun en una forma también circular.-
La historia es la de Pearl Chavez (Jennifer Jones), una muchacha mestiza que viaja a Texas para vivir con los McCanles, una familia con la que está lejanamente emparentada, luego de que su padre (Herbert Marshall) asesina a su madre (Tilly Losch) al sorprenderla con un amante. En el rancho de los McCanles Pearl conoce a los hermanos Jesse (Joseph Cotten) y Lewton (Gregory Peck), diferentes como el día y la noche, y de inmediato se forma entre ellos un triángulo amoroso con consecuencias desastrosas.-
Primero que nada quiero destacar que la película se ve impactante. Vidor hace un uso bellísimo del Technicolor y logra muy buenos efectos especiales (excepto tal vez en una noche de tormenta que vemos desde el interior de la casa de los McCanles como punto final de una escena particularmente dramática) sobre todo con las proyecciones traseras en las escenas de cabalgatas. Sus actores también lucen maravillosamente y todo tiene en general muy buen gusto en cuanto a la saturación de colores en la escenografía, el vestuario y el maquillaje. Sobre este último punto, es ineludible mencionar que Jennifer Jones está maquillada de la cabeza a los pies para oscurecer el tono de su piel, en una decisión que no era del todo necesaria en términos narrativos y que según los criterios actuales sería inaceptable, pero que forma parte de los códigos estéticos que rigieron hasta no hace demasiado tiempo atrás. Lo mismo aplica para las relaciones interraciales que se establecen en la película. No sólo entre Pearl y los hermanos McCanles, sino también por la forma en la está representada la criada Vashti (Butterfly MQueen). He leído por allí algún comentario negativo que sostenía que la película adopta una perspectiva racista (que, de nuevo, no era inhabitual en esos años por muy censurable que sea), pero yo no creo que eso se aplique a esta película. Por el contrario, Vashti me parece uno de los personajes más humanos de la película y creo que tanto Vidor como David O. Selznick en su rol de guionista dejan espacio para que McQueen exprese esa humanidad dentro del tamaño reducido que el personaje permite.-
Pasando al punto que encontré más problemático, sentí que Duel in the Sun es una de esas películas en las que el todo es menos que la suma de las partes. Quiero decir que tiene muchos muy buenos momentos que en el ensamblaje final deben compartir pantalla con otros no tan buenos, particularmente cuando la acción deja paso a eternas reclamaciones de amor en boca de Jennifer Jones, una actriz que no termina de gustarme. Pero si vuelvo a pensar ahora en la película, de veras tiene mucho jugo para sacar, sobre todo porque este triángulo principal está secundado por un elencazo que no sólo incluye a Herbert Marshall sino también a Lillian Gish y Lionel Barrymore (confieso que es otro actor que no termina de gustarme) como los padres de los hermanos McCanles, Walter Huston como un predicador sinvergüenza, Otto Kruger como un empresario de los ferrocarriles y Charles Bickford como un vaquero con destino trágico.-
Uno de los aspectos más ricos de la película es el entramado de relaciones que se teje entre los personajes. El amor de juventud del padre de Pearl y su prima segunda, la ahora Sra. McCanles, que nunca vemos en la pantalla pero cuyas consecuencias están esparcidas por todas partes en la historia; el rencor largamente macerado en el matrimonio McCanles, con esos dos hijos uno tan parecido a la madre y el otro al padre; la relación de cada hermano con su padre y entre ellos; la vinculación de Pearl con cada hermano McCanles, basada en el amor que debería ser en el caso de Jesse y tan compleja en el caso de Lewton, siempre a medio camino entre el deseo, el desprecio, la violencia y la perversidad…
Pero Duel in the Sun es también, como todo western que se precie de tal, una historia de la tradición versus el progreso, representado en este caso por el avance inexorable del ferrocarril y por un universo en donde el poder (idealmente) ya no puede evitar la acción de la justicia y es por eso que siempre pesa sobre Lewton la posibilidad de terminar como un forajido si no aprende a controlarse. Aunque algunas cosas sólo pueden resolverse “a la antigua”, con un verdadero duelo de proporciones operísticas al que no pude resistirme. Mi corazoncito tiene un punto débil por la ópera como podrán saber y simplemente se derritió al ver esa escena final intensísima, desbocada casi hasta el absurdo en donde un último acto caótico pero inevitable restablece el orden... exactamente como sucede en la ópera.-
"Duelo al sol" es de esas películas por las que te dejas arrastrar, y que tiene ese punto irracional de amour fou..., donde es imposible llevarse por la lógica, y das por válido, cinematográficamente hablando, cosas que jamás hubieras pensado. Efectivamente el paroxismo que se alcanza con ese final trágico puede dar un vuelco a toda la película y convertirla en imborrable.
ResponderBorrarOtra cosa que señalas y que es totalmente cierto es el uso bellísimo del Technicolor por parte de Vidor. Qué importante puede ser el color para contar una historia, ¿verdad?
El disfrute de esa galería de actores... y el análisis de esa actriz que es Jenniffer Jones, que yo empecé teniéndola mucha manía, pero que, sin embargo, es protagonista de un montón de películas que adoro, así que he terminado queriéndola mucho. ¿Te digo otra de la Jones que me fascina? La colina del adiós, de Henry King...
Beso
Hildy
¡Ay! Yo la veo en un estado de crispación permanente que se entiende conociendo su historia con Selznick pero bueno... eso no sale en la pantalla después de todo y su expresión sí... tal vez me falte aún encontrar la peli por donde entrar a lo que propone... ¿no es la Madame Bovary de Minnelli? Creo que sí y he visto esa película sin recordar nada particular sobre su protagonista... debería volver a verla un día de estos...
BorrarEfectivamente, cuando vi ese final me encendí de entusiasmo, jaja. Tampoco es que la peli me hubiera dejado indiferente hasta ese punto. ¿Gregory Peck haciendo de chico malo? Pfff, compro esa imagen ya mismo, jaja. Terminó por conquistarme Peck.-
Espero sorprenderte con la siguiente peli, la última de Vidor por ahora 😉.-
Besos mil, Bet.-