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The NeverEnding Story (La historia sin fin) - Wolfgang Petersen, 1984.-


En el mes de septiembre celebro mi cumpleaños y siempre me gusta regalarme visionados. Este año se me ocurrió revisitar películas de mi infancia pero que además tienen la particularidad de haber sido estrenadas el año de mi nacimiento: 1984. Mi favorita de ese año sin ninguna duda siempre fue Amadeus, pero como ya la comenté elegí otras alternativas. Algunas de las películas que seleccioné las vi mil veces cuando niña, otras solo una que otra vez; algunas las recuerdo como si las hubiera visto ayer, de otras tengo un recuerdo vago; algunas no las volví a ver en años, otras se transformaron en grandes compañeras hasta la actualidad. Eso sí, aclaro desde ya que ni loca vuelvo a ver Pesadilla en la calle Elm, por un momento me sentí tentada a enfrentar mi terror pero, no. Empezamos con una película que ví muchísimas veces cuando tenía unos cinco o seis años pero luego nunca más volví a ver hasta el día de ayer.-


The NeverEnding Story (La historia sin fin) - Wolfgang Petersen, 1984.-




Bastian (Barret Oliver) es un niño que está lidiando con el fallecimiento de su madre, con la incomprensión de su padre (Gerald McRaney), con un grupete de pandilleros insufribles, con la profesora de matemáticas. Su único refugio es la lectura y es en una librería que se refugia cuando es perseguido por los ya mencionados niños malditos. Allí es tentado por el dueño de la librería (Thomas Hill) a llevarse un libro especial, un libro que “no es sólo un cuento”: “La Historia sin Fin”. Entre las páginas de este libro Bastian descubre la historia de una tierra mitológica llamada “Fantasía” amenazada por el avance de “la Nada”. Esta fuerza destructora invisible sólo puede ser detenida por la Emperatriz (Tami Stronach), pero ésta está enferma y la búsqueda del secreto de su cura y de la salvación de Fantasía recae en un niño guerrero llamado Atreyu (Noah Hathaway).-

No recuerdo si teníamos en casa una copia de esta película o si la alquilábamos muy a menudo (lo más probable) pero tengo la impresión de que la vi mil veces y luego por algún motivo dejé de hacerlo. Al verla de nuevo para esta reseña, experimenté una sensación curiosa porque si bien no recordaba ningún detalle específico, todo lo que veía me resultaba muy familiar e incluso podía anticiparme a la escenas más memorables.-

Uno de los aspectos que no recordaba en absoluto es que la tierra amenazada por el avance de “la Nada” se llama “Fantasía”. En este sentido, el mensaje de la película tiene la sutileza de una patada en la cara: la imaginación no tiene límites pero si no la protegemos y la fomentamos, puede desaparecer y dejarnos en un estado de vacío triste e infértil. Las alegorías de la película (el pantano de la tristeza, la idea del niño salvador, la suerte ayudando a quienes no se rinden) son tan evidentes que por momentos un espectador adulto puede sentir la tentación de revolear un poco los ojos.-

Pero… siempre hay un pero… de alguna forma The NeverEnding Story te envuelve en la propuesta aún cuando estés haciendo fuerza por aferrarte al cinismo. La escena del pantano de la tristeza, por ejemplo (y quienes la hayan visto sabrán a qué me refiero porque es de esas escenas que se graban a fuego en la memoria) es algo que me esperaba, que tiene esa falta de sutileza de la que hablaba y sin embargo no pude evitar las lágrimas al volver a verla. De alguna forma con todas esas previsiones, Petersen sigue logrando su cometido treinta y ocho años después de haber concluído su obra. De la misma manera, la escena final me generó una emoción incontrolable, de esas que te hacen reir cuando te das cuenta de lo ridículo de tu llanto.-

Parte de esa emoción es generada por la belleza de las imágenes. “Fantasía” es una tierra maravillosa, imposible en su combinación de climas y paisajes y en la diversidad de la vida que la habita. Desde gigantes Comepiedras hasta duendes y caracoles de carrera, desde tortugas enormes hasta personas multifacéticas, todo habita en ella. Inclusive el temible G’mork, un perro salvaje malísimo y sanguinario que me hacía cubrirme los ojos con las manos cuando era niña (y ahora casi que también) forma parte de “Fantasía”. Y es que esta tierra mitológica contiene en sí misma todo lo bueno pero también la base de su destrucción, tal como la fantasía humana. En cuanto a este aspecto visual, excepto un par de tomas que se ven forzadas incluso para su época, la película se sostiene bastante bien y tiene una calidad que podríamos llamar analógica que la hace muy disfrutable a mis ojos.-




El otro aspecto entrañable de la historia son sus personajes. Bastian es un niño atravesando momentos difíciles y no tiene ningún adulto que lo guíe en ello. Exactamente como Atreyu (de hecho, ambos actores guardan un parecido físico que me resultó interesante como concepto). Por ello no es de extrañar que se refugie en sus lecturas y que se involucre tanto con el libro que tiene delante. Además, me cayó inmediatamente simpático porque todos los libros que menciona ante la pregunta del librero, son clásicos. . Los habitantes de “Fantasía” también son adorables. El gigante Comepiedras, una suerte de King Kong hecho del mismo material que ingiere, es uno de mis favoritos. Y quién puede olvidar a Falcor, el dragón de la suerte con cara de perro a quien toda mi vida llamé “Falcon” porque la versión que solía mirar estaba doblada al español y evidentemente no escuchaba bien el nombre (crecí engañada en este sentido).-

Otro detalle que me resultó interesante es que en definitiva la manifestación exterior de “la Nada”, esta fuerza invisible que amenaza “Fantasía”, no es otra cosa que un desastre climático. The NeverEnding Story no hace particular hincapié en la conservación del ambiente, pero el tema queda sugerido y cobra mayor relevancia en la actualidad.-

Algo que no creo haber captado cuando era niña es el sentido del título de la película, que se ve reflejado en la escena en la que tiene lugar el combate final entre Atreyu y el G’mork. En esta escena Atreyu observa murales que recrean las escenas que acabamos de ver en la película y que anticipan la aparición del G’mork. Este bucle del tiempo en donde otras generaciones han plasmado una aventura sin fin que se repite una y otra vez dejan la esperanza de que finalmente la imaginación nunca morirá del todo mientras haya alguien que mantenga sus sueños. Y en definitiva, en el secreto de la cura de la Emperatriz está la clave para la preservación de esos sueños que radica en el recuerdo de los seres amados.-


Comentarios

  1. Hola Bet
    Yo creo que la pregunta que hay que hacerse para valorar esta peli es si has leído el libro: Si has leído el libro antes creo que la nota máxima que le pones es un cinco raspado; si no lo has leído puedes disfrutarla mucho más. Las pelis de fantasía son realmente difíciles de llevar a pantalla, y esta se desarrolla en Fantasía.
    El director ha fallecido recientemente y tu crónica, escrita a medias con tooodas las veces que la has visto, le hace justicia.
    Y luego esta la cancioncilla/soniquete que puede que te gustase... las tropecientas primeras veces.
    Un saludo, Manuel.

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    Respuestas
    1. Hola querido Manuel, no he leído la novela original, de hecho cuando veía la película de niña no sabía que estaba basada en un libro y me enteré de ello investigando un poco para esta reseña. Aparentemente el autor de la novela no estuvo conforme con el resultado, así que entiendo tu punto de vista. La verdad es que no soy muy amante del género fantástico. En cine lo puedo digerir un poco mejor, pero en literatura le escapo. Me llevo mejor con el realismo.
      Muchas gracias por el elogio. De Petersen me gusta mucho pero mucho En la Línea de Fuego, aquella con Clint Eastwood, John Malkovich y Rene Russo y cuando era lo que ahora se llama "pre adolescente" miré una y mil veces Epidemia (Outbreak), estimo que si volviera a verla aún me gustaría. De su obra alemana no conozco nada pero me gustaría interiorizarme.-
      La canción... no... es verdad que se te mete en la cabeza pero la música electrónica de los '80 no es lo mío...
      Un abrazo grande, Bet.-

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  2. Ayyyyy, Bet de mi alma, ¡celebras tu cumpleaños en septiembre! Qué bonito mes. Mi hermana, a la que adoro, cumple años también en septiembre. Felicidades no sé si por adelantado o con retraso.
    Me ha encantado un cosa: ¡nos llevamos justo diez años de diferencia! ¡Yo soy de la generación de 1974!
    Y a mí me encanta también ver las películas de mi año de nacimiento. De hecho me compré un libro de reseñas con todas las películas estrenadas acá aquel año.
    Cuando yo vi La historia interminable tenía diez años... Y fui al cine de estreno a verla. Ay, como recuerdo al dragón blanco.
    También leí en mi infancia dos libros de Michael Ende. De La historia interminable recuerdo que me fascinaba la edición con dos colores de letras. Y de Momo lo que me impresionaron esos hombres grises que robaban el tiempo.
    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Jaja, llegaste por adelantado, mi cumpleaños es el 26, caigo del lado de la balanza. No sé si tu hermana será también de libra o de virgo. ¿Hay libros de reseñas por años? Qué ganas de tener un libro así. Yo arranqué la planificación con un poco de desánimo porque el cine de los ochenta no es lo mío pero de veras que se estrenaron grandes títulos ese año. Estoy ilusionada con reencontrarme con algunos de ellos.-
      Qué emoción debe haber sido ver esta película llena de fantasía en la pantalla grande y además con diez años. No he leído ninguna de las novelas de este autor, de hecho acabo de descubrir que esta película es una adaptación, no lo sabía de niña. ¿Por qué tenía dos colores de letras? ¿Separaba la "realidad" de la "fantasía"?
      Te mando un abrazo enorme, Bet.-

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