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Gremlins - Joe Dante, 1984.-

 


De las películas que estoy revisitando este mes, esta es la que menos he visto en mi infancia y con la que menos conexión emocional tengo. Y sin embargo, es imposible olvidarse de Gizmo y sus congéneres cuando ya los has visto, aunque haya sido una sola vez hace más de treinta años. Y también son inolvidables las reglas inquebrantables en cuanto a los mogwai se refiere: no exponerlos a luces fuertes, no mojarlos y no darles de comer después de la medianoche. Eso es todo lo que recordaba de esta historia, todo el contexto había caído en el olvido para mí y me resultó una grata sorpresa. Porque Gremlins no es solamente una historia con elementos fantásticos y un protagonista tierno sino que además tiene elementos de comentario social, escenas que asustan un poquito y mucho amor por el cine clásico.-  

Gremlins comienza con tintes de film noir, con un personaje solitario que se adentra en las profundidades de un barrio chino en una noche de lluvia. Este personaje no es otro que Randall Peltzer (Hoyt Axton), un inventor de objetos domésticos que intenta hacer una transacción prohibida con un anciano (Keye Luke): comprar un misterioso ser que constituirá el regalo de Navidad perfecto para su hijo. El ser no es otro que un mogwai, un animalito fantástico al que Billy (Zach Galligan), el hijo de la familia Peltzer, llama “Gizmo”. Gizmo es adorable pero cuando resulta mojado por accidente, comienza a multiplicarse y los descendientes que genera ya no son tan amigables, mucho menos cuando se las ingenian para comer después de la medianoche.-

Uno de los aspectos que más me sorprendió de esta película es la gran cantidad de referencias que existen a la situación económica de esa pequeña comunidad estadounidense de mediados de los ‘80. Todos en el pueblo, con la sola excepción de un puñado de personas vinculadas con el mundo financiero, están atravesando una crisis económica. La familia Peltzer subsiste básicamente con el ingreso de Billy como empleado bancario, una madre de familia desesperada está a punto de perder su casa, Kate (Phoebe Cates) - la “chica” de la película - tiene dos trabajos y los habitantes más conservadores observan cómo los productos importados inundan el mercado, causando el retroceso de las industrias nacionales. Estos elementos no son predominantes en la película en tanto que Gremlins lejos está de rozar lo documental, no existe ninguna descripción de pobreza en la pantalla, pero me resultó curioso encontrar estas notas de realidad que deben haber resonado fuerte en los espectadores al momento del estreno, espectadores que al salir del cine se encontrarían en la mayoría de los casos con un contexto similar al de los personajes de la película.-

Lo otro que me sorprendió es el nivel de violencia que se maneja en algunas escenas. Seguramente es un error de perspectiva de mi parte, pero tanto con The NeverEnding Story como en este caso, tenía el recuerdo de películas “infantiles” (al menos yo las ví cuando era muy pequeña) y vaya que existen en ambas elementos suficientes como para traumatizar a cualquier crio. Los mogwai en estado maligno son en primer lugar asquerosos y babosos pero en segundo lugar, son muy pero muy malos. Y requieren de acciones violentas para repeler su maldad. La madre de Billy en particular (Frances Lee McCain) emprende una batalla contra los mogwai con todas las armas que su cocina le provee. Ahora, una vez que uno se sobrepone a la sorpresa, hay que reconocer que los mogwai malos también son divertidos y es que Gremlins anda a caballo entre lo fantástico y lo grotesco (la historia del padre de Kate es un ejemplo un tanto fallido de esto). Una vez que los mogwai descubren la vida nocturna, se descarrilan hacia todos los costados y ciertamente se ganaron mi admiración cuando, hacia el final de la película, descubren el cine.-




Y hablando de cine, lo que más me gustó de Gremlins es la gran cantidad de referencias al cine clásico que contiene. Comenzando por el mismísimo principio, el logo de Warner Bros. que da inicio a la película tiene la clásica música que no se escuchaba ya hacía tiempo en los años ochenta. Ya sólo con eso mi corazoncito cinéfilo se sintió conmovido. Pero luego siguen otras referencias: la remisión al cine negro que mencioné anteriormente, el recuerdo de The Wizard of Oz con esta vecina malísima que sólo quiere deshacerse del perro de Billy y sobre todo, las abundantes citas a It’s a Wonderful Life (no olvidar aquí que Gremlins es técnicamente una película de Navidad). El comienzo de la película nos muestra a Billy intentando sin éxito arrancar su coche. Ante la perspectiva de llegar tarde, el muchacho emprende una carrera por el pueblo (con travelling incluido) que recuerda muchísimo a James Stewart haciendo lo propio por Bedford Falls. También está esa espada decorativa que se cae cada vez que alguien cierra la puerta de calle en su casa, que me trajo automáticamente a la memoria la bocha de madera al pie de la escalera de los Bailey. Y claro, la temible Sra. Deagle (Polly Holliday) que es una mezcla de Miss Gulch y Mr. Potter. Por si faltaba más, en un punto los personajes están mirando It’s a Wonderful Life y es que en casa de los Peltzer no se mira otra cosa que cine clásico. Con esto en mente cobran mayor sentido los elementos "oscuros" de la película, aspecto que frecuentemente está presente en estas películas clásicas referenciadas y en el cine clásico en general.-

En definitiva, mi reencuentro con esta película fue muy satisfactorio. No me despertó la nostalgia de The NeverEnding Story ni me pareció redonda en absoluto (el final es apresurado, seguramente en el afán de hacerle un guiño a la secuela, y varios aspectos del guión podrían haberse redondeado mejor, por ejemplo me pasé gran parte del segundo acto preguntándome dónde estaba el perro de la familia) pero a treinta y ocho años de su estreno aún se deja ver y los efectos especiales son del estilo que me gusta ver, con cosas (y personas) saltando por el aire en pleno set de filmación, sin tanto CGI.-

Comentarios

  1. Hola Bet
    Todo un cuento de Navidad... hasta que deja de ser cuento.
    Tienes mucha razón cuando comentas que es muy honesta en homenajear a un montón de clásicos. Pero, a base de mojarse, se convierte ella misma en un clásico para todos los "cuentos podridos" que llegaron después; estoy hablando de los bad Santas, Crinches, Chuckyes, Jockers... se libraron los Reyes Magos, seguramente porque se salían de presupuesto.
    No me extraña que no te llame a la nostalgia, más bien, con las punky-fiestas que se montan los muñecotes dan ganas de ser bebé irresponsable y romperlo todo (otravez).
    Capitulo aparte para el montón de adolescentes (o aparente) que protagonizaron todas estas pelis. Tan parecidos todos ellos y con un aire parecido todas las pelis. En la de hoy estaba claro que los "rellenos de trapo" le comían la tostada a los humanos. He de confesar que esperaba mejor carrera de Phoebe Cates.
    Un saludo, Manuel.

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    1. Jaja, es que los Reyes Magos son tres y allí no existe lo del precio de grupo.-
      Aquí me sorprendió que los protagonistas no sean ya tan pequeños (digo, trabajan en un banco y además sostienen a sus familias) y sin embargo en un punto se nota el cambio del guión, que originalmente pensaba en niños (a un muchachote de veinte no se le cae habitualmente con una mascota para Navidad, supongo). Pero debo reconocer que no conocía a ninguno de ellos, excepto a Corey Feldman, cara muy conocida de aquellos años y que tuvo un pasaje a la adultez más que complicado. Como suele suceder con los niños actores, por otra parte...
      Seguramente habrá quien tenga un recuerdo entrañable de esta película. En mi caso creo que lo que falla en generar la conexión emocional es mi propia historia con la película más que la película misma. Escribo esto y automáticamente pienso en películas que no han formado parte de mi historia, que descubrí de grande y que sin embargo me son tan queridas como si hubiera crecido viéndolas, así que me rectifico... debe ser algo con la película. Seguramente sea esa vuelta de tuerca hacia el terror y el descontrol.-
      Un abrazo, Bet.-

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  2. Dios mío, cómo he disfrutado leyendo tu texto sobre los Gremlins. La sesión de cine con los bichos malotes es espectacular. Y esa cocina con electrodomésticos asesinos... Y es que hay directores como Joe Dante o John Carpenter que hicieron cine de entretenimiento amando el cine clásico sobre todas las cosas, y se notaba. No recordaba el paralelismo con Qué bello es vivir, una de las pelis de mi vida. Yo recuerdo los Gremlins como una película de terror cómica con un humor muy negro. Siempre he pensado que Tim Burtons se inspiró en Dante para el tipo de humor y el tipo de marcianos malvados y juguetones que creo en Mars Attacks!

    Beso
    Hildy

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    1. Hildy querida, ¿no es genial que esos bichos tan malos que ya han cometido desmanes por todas partes, se queden embobados mirando Blancanieves y los Siete Enanitos?
      Sin dudas la marciana soy yo porque debo ser la única persona del planeta que aún no vio Mars Attacks! Recuerdo que en la época de su estreno todos hablaban sobre ella pero por alguna razón se me escapó y nunca me puse al día con ella. Y no es que el tema no me atrayera, miré mil quinientas veces Independence Day, la cual tenía en VHS. Me das el pie perfecto para salir de esta situación y verla en algún momento cercano.-
      Gremlins me gustó y hasta podría volver a ella con entusiasmo, me llevo una buena impresión de este redescubrimiento.-
      Te mando un beso gigante, Bet.-

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