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Proyecto Cary Grant Nro. 29: The Howards of Virginia (Pasión de libertad) - Frank Lloyd, 1940.-

 


1940 fue un año glorioso para Cary Grant: His Girl Friday, My Favorite Wife y más tarde, The Philadelphia Story. En el medio, como un error de la Naturaleza, aparece la película de hoy que lamento decir merece el olvido en el que ha caído. Lo mejor que puedo hacer por ella es poner una foto de Grant tomando un baño como portada de esta entrada.-

La historia comienza en 1750 en el estado de Virginia, cuando el joven Matt Howard (Dickie Jones) queda huérfano de padre. Doce años más tarde, Matt ha crecido hasta tener el rostro de Cary Grant y se vincula, a través de su amigo Thomas Jefferson (Richard Carlson) - sí, el Thomas Jefferson que llegará a ser presidente de los Estados Unidos - con la familia Peyton. Los Peyton son tres hermanos de clase alta: Fleetwood (Sir Cedric Hardwicke), Roger (Alan Marshal) y Jane (Martha Scot) que desprecian a Matt por sus orígenes humildes y por su falta de modales elegantes, pero el protagonista le ha echado el ojo a Jane y logrará conquistarla a pura fuerza de voluntad. Recién casados, los Howard se instalan en una cabaña ubicada en medio de una gran extensión de tierras que con los años convertirán en una exitosa plantación. Años más tarde, Matt y sus dos hijos varones (Phil Taylor y Tom Drake) combaten en la guerra de Independencia contra los británicos a pesar de la desaprobación de Fleetwood y de las propias dudas que algunos miembros de la familia Howard albergan respecto de los ideales revolucionarios.-

Voy a empezar con una nota favorable: el parecido físico entre Ralph Byrd (el actor que interpreta brevemente al padre de Matt), Phil Taylor (que hace del hijo mayor de Matt) y el propio Cary Grant, es destacable. Tal vez sea el hecho de que todos comparten la característica hendidura del mentón que tanto asociamos con Grant, el cabello negrísimo, la mirada chispeante o algunas expresiones faciales que los actores parecen haber sincronizado, pero lo cierto es que uno llega a creer que estos tres hombres pertenecen a la misma familia. Otro detalle que me impresionó favorablemente es lo cuidado del vestuario de época. Hasta ahí los elogios…

El mayor problema de esta película es que no se decide si quiere ser un drama familiar o una historia de la Independencia norteamericana. Así, hasta aproximadamente la hora y veinte de duración, se concentra penosamente en los vaivenes existenciales de los Howard y luego en la última media hora, la película se acuerda de que quiere contar un evento trascendente de la historia del país y no tiene suficiente tiempo, por lo que opta por apurarse en montajes con texto sobreimpreso que nos informa sobre las causas y el desarrollo de la guerra independentista. Aquí las cosas se ponen ligeramente interesantes, en cuanto la película dedica unos minutos a mostrar lo duras que eran las condiciones de vida de los soldados americanos durante la guerra, el hambre que pasaban, los riesgos y el desarraigo que debieron soportar. Lamentablemente, para este punto ya hemos revoleado tanto los ojos que nada importa demasiado.-

El segundo gran problema es que ninguno de los personajes termina de aparecer redondeado ni atractivo. Matt es un papanatas desconsiderado que parece empeñado en casarse con Jane (no sé muy bien porqué, más allá de que aparentemente es la única jovencita soltera que conoce) para luego pasar por alto todas sus necesidades y deseos. Y para empeorar las cosas, cuando nace su primogénito y ve que tiene una deformación congénita en una de sus piernas, automáticamente decide que nunca podrá querer a ese hijo y se dedica a ignorarlo olímpicamente. Es lamentable ver que Matt no sólo rehúsa dar a su hijo el nombre de su padre, llamándolo Peyton (es decir, usando como nombre de pila el apellido materno dado que identifica al niño con el detestado Fleetwood que también tiene una cojera), sino que sistemáticamente hace de cuenta que el niño no está allí; ni siquiera lo saluda por su nombre cuando vuelve de estar ausente del hogar por largo tiempo, mientras que al segundo hijo (éste sí cumple con las expectativas paternas y por ello lleva el nombre de su abuelo) lo abraza entusiastamente. Jane sí intenta ser equitativa en sus afectos hacia sus tres hijos (la más joven es una niña que en su adolescencia es interpretada por Rita Quigley) pero resulta decepcionante que sólo en una oportunidad - cuando las cosas ya están muy mal en la pareja - le reproche a Matt las diferencias que hace entre los hijos.-

Grant hace lo que puede con lo que le ha tocado en suerte y, siempre que puede, interpreta a Matt con la exuberancia de quien se disfraza para una representación escolar. Esto es particularmente notorio en la escena en la cual vuelve de un periplo de varios años y se reencuentra con Thomas Jefferson. Éste, empeñado en “civilizar” a su amigo, lo obliga a vestirse como un caballero y Grant aparece en pantalla por primera vez usando el atuendo elegante de mediados del S. XVIII, mostrando la incomodidad que sentiría cualquier hombre del S. XX en la misma situación. El problema (aquí también hay un problema) es que Matt es tan insoportable que esa exuberancia que aplica Grant a la construcción de su personaje termina siendo excesiva y no en el buen sentido de la palabra, al estilo de Arsenic and Old Lace, sino más bien del tipo de “alguien por favor quítele las baterías a este muñeco”. En fin… creo que voy a necesitar un revisionado de mi adorada His Girl Friday para sacarme la mala impresión que me ha dejado esta película.-

Comentarios

  1. Desconocía la existencia de esta película y debemos agradecerte que en la descripción que desgranas nos hayas puesto en guardia ante la posibilidad de que nos topemos con ella. Por cierto, ¿qué pintaba ahí el pobre Cary Grant? Suena a miscasting absoluto.
    Un saludo.

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    1. ¡Absolutamente, Teo! Grant no pega con nada en esta película. Su energía en la pantalla, la forma en la que se mueve y habla, pertenece completamente al Siglo XX y no da para nada con los "requisitos" del Siglo XVIII. De hecho, ninguna de sus películas de época (hasta ahora han aparecido dos en este proyecto, The Toast of New York y esta, pero creo que hay una tercera que completa el conjunto) fueron éxitos artísticos y no quisiera echarle toda la culpa al protagonista, pero....
      En todo caso, si alguna vez se topa con esta película, no deje de hacerme saber qué le pareció. Tal vez pueda mostrarme bondades que he pasado por alto.-
      Saludos, Bet.-

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  2. Hola Bet
    Leyendo tu desarrollo y viendo a Cary literalmente empapado bien podrías haber titulado "Lo que el barreño no limpió"; curioso que un personaje tan poco "noble" sea prota... y más raro aún que lo hiciese Grant. Supongo que, estando Jefferson por ahí la historia -tal vez- tenga algún sentido para Virginianos y alrededores.
    Tiene su gracia que te extrañe la presencia y atractivo de Jane Peyton. Pues está para que veamos al "trepa" en acción; no hay peli "generacional" que no tenga su JanePeyton "A Dios pongo por testigo...."
    Un saludo desde este siglo veintyuno que añora una gran pileta estilo diecynueve para enjabonarlos a todos, Manuel.

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    1. Uff, me temo que ya no habrá pileta lo suficientemente grande en este siglo, estimado Manuel...
      Es probable que esta película haya querido constituirse como una especie de "precuela", aprovechando el bochinche causado por "Lo que el viento se llevó", pero Matt y Jane no son Brett y Scarlett pero ni por asomo. Le falta química a esta pareja y así como Matt es un papanatas, Jane es tan snob en sus primeras escenas pero sin la chispa de aquella heroína.-
      Si alguna vez da con esta película, me encantará saber qué impresión le dejó. Yo intentaré pasar la mía por agua para no quedar impregnada de ella.-
      Muchos saludos, Bet.-

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  3. Me encanta esa fotografía que nos regalas como lo mejor de la película. Pues sí que está bello nuestro Grant. Ante tanta joya que protagonizó en 1940, se le escapó esta película.
    Su filmografía es tan amplia, que vemos elecciones maravillosas y otras que no lo son.
    Me gusta la descripción que haces de toda la película y sobre todo del personaje principal, pues podemos ver que no es tan fácil el construir un buen personaje y su deriva. Y que no es suficiente con un buena actor carismático..., si no se tiene clara su historia y conflicto.
    Beso
    Como siempre un placer leerte
    Hildy

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    1. Jaja, sí que termina siendo lo mejor de la película esa imagen de Grant tomando un baño, querida Hildy. Es curioso que las películas de época parezcan ser un fracaso seguro en la filmografía de Grant. O tal vez no tan curioso, porque tiene una energía tan del Siglo XX que no se ajusta bien cuando tiene que retroceder un par de siglos. Eso sigue pasando, por eso hay actores que quedan tan bien en películas de época y otros que resaltan porque no pegan con nada.-
      Por suerte, 1940 nos dejó grandes joyas de su filmografía como para aún pensar que fue un excelente año para nuestro consentido.-
      Me gustó mucho esa reflexión sobre la insuficiencia del carisma cuando no se tiene el rumbo claro. Durante este mes estuve revisitando muchas películas de los comienzos de la carrera de Hitchcock porque mi padre quería verlas en orden cronológico (luego del primer puñado reajustamos el proyecto a las "esenciales" y en eso estamos) y me tocó ver Sabotaje a continuación de Los 39 Escalones. Y volví a mi vieja tensión en torno a Hitchcock al encontrar actores que me gustan mucho de otras filmografías y que en Hitchcock logran resultados diversos. Así, Robert Donat en Los 39 Escalones se come la pantalla - cómo podría ser de otra forma - pero Sylvia Sidney tiene pocas oportunidades para mostrar esa chispa tan especial que tenía... Pues algo similar parece estar ocurriendo aquí con Grant. Se pasa de rosca con su expresividad y no parece haber encontrado un director que le advierta que ya fue suficiente. Me había ido por las ramas pero ya regresé al tema de hoy, jeje.-
      Te mando un abrazo enorme y me voy corriendo a leer tu última entrada, que la dejé para el fin de semana.-
      Un besote, Bet.-

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