Gentleman’s Agreement (La barrera invisible) - Elia Kazan, 1947.-
En una entrada reciente mencioné la breve ventana de tiempo que se abrió a fines de la década del ‘40 en el cine hollywoodense, ventana por la cual se colaron películas muy interesantes en cuanto a la crítica social que contienen. Gentleman’s Agreement es una de ellas, poniendo en relevancia el antisemitismo anidado en el corazón de las clases medias y acomodadas de Estados Unidos, en personas que nunca apoyarían abiertamente causas antisemitas porque las consideran repulsivas pero que en su fuero más íntimo comparten los mismos prejuicios.-
El periodista Phil Green (Gregory Peck) se muda con su familia desde California a Nueva York y recibe de su nuevo editor la tarea de escribir un artículo sobre antisemitismo. Phil se debate durante días enteros entre distintos enfoques hasta que da con la solución: decide presentarse ante sus nuevos colegas y conocidos como judío y escrutar sus reacciones. Esta estrategia, simple en apariencia, comienza a traer complicaciones en su vida privada en especial con su prometida Kathy (Dorothy McGuire) a quien Phil descubre como al menos tibia en cuanto a la cuestión se refiere, y con su pequeño hijo Tom (Dean Stockwell), víctima de la discriminación de sus nuevos compañeros de escuela.-
Ví por primera vez esta película hace... ¿dos años? Sí; y en su momento me impactó mucho creo que porque no me esperaba tal tratamiento de parte de una peli del Hollywood clásico. En ese tiempo noté un cierto clima claustrofóbico (excepto por unas cuantas escenas, la mayor parte de la película transcurre en ambientes cerrados y en tensión) que contribuye a la trama. Ahora que he vuelto a ella tuve sensaciones encontradas. Por un lado, apartándome del tema de la película, disfruté mucho de las interpretaciones de sus actores. Peck y McGuire (aún cuando su personaje es el último en mi orden de mérito, la pobre) me han encantado en su descripción de los distintos estados de su relación, expresan mucho y muy bien con sus miradas y sus pequeños gestos. Están acompañados en el primer estrato del elenco por Celeste Holm en el rol de una de las colegas de Phil, auténtica y liberal ella (y mil veces más valiosa que Kathy aunque Phil no lo vea así) y por mi adorado (ya puedo llamarlo así) John Garfield, en un papel pequeño pero fundamental: el único amigo judío de Phil, su compinche desde la infancia y el único en su entorno que entiende que uno debe elegir sus batallas contra el antisemitismo. Acompañándolos de cerca están Anne Revere como la madre de Phil y el pequeño Stockwell y luego una serie de caras más o menos conocidas (por allí aparece incluso Sam Jaffe, el mismísimo Gunga Din). Y además de su reparto, sigo valorando la mera existencia de esta película, sobre todo considerando los tiempos que vendrían en Hollywood.-
Pero al mismo tiempo, me encontré en este nuevo visionado con algo que me molestó y que tardé en identificar. En un principio pensé que me fastidiaba la superioridad del personaje de Peck: dos minutos antes de que se le asignara el trabajo, Phil vivía su vida tranquilo, sin enterarse de que el antisemitismo fuera un problema. Ahora, de pronto se erige en el juzgador de todos los que lo rodean, midiendo con su vara particular la rectitud de sus semejantes. Y entonces me di cuenta de que no era el personaje el que estaba haciendo eso sino la película entera. Gentleman’s Agreement se cree mejor que nosotros en una forma que no sabría explicar, y eso opaca un poco el mensaje que pretende dar.-
Crossfire (Encrucijada de odios) - Edward Dmytryk, 1947.-
Más interesante (y sin ese tono aleccionador) es Crossfire, que se presenta como un whodunit con alcances siniestros: todo comienza con una golpiza fatal que un hombre está sufriendo por parte de otro que usa uniforme militar. La identidad del agresor y el motivo es lo que el Detective Finlay (Robert Young) debe descubrir. En cuanto a la víctima, se trata de un hombre de apellido Samuels (Sam Levene) que no parece tener vínculo alguno con el grupo de hombres del Ejército con el que se lo vio en público por última vez.-
Más interesante (y sin ese tono aleccionador) es Crossfire, que se presenta como un whodunit con alcances siniestros: todo comienza con una golpiza fatal que un hombre está sufriendo por parte de otro que usa uniforme militar. La identidad del agresor y el motivo es lo que el Detective Finlay (Robert Young) debe descubrir. En cuanto a la víctima, se trata de un hombre de apellido Samuels (Sam Levene) que no parece tener vínculo alguno con el grupo de hombres del Ejército con el que se lo vio en público por última vez.-
Si Gentleman’s Agreement se mete con el antisemitismo alojado en las clases medias y altas, Crossfire avanza hasta lugares mucho más incómodos, mostrando que ni siquiera el Ejército de los Estados Unidos (recién llegado de Europa y todo) está libre de pecado. Y lo más interesante es que la película no hace ningún esfuerzo por demostrar que se trate de un problema aislado que recaiga sobre unos pocos hombres individualmente considerados: si hay algo que resulta claro es que tal vez no haya muchos oficiales capaces de matar a golpes a una persona que acaban de conocer sólo por su religión (o por su orientación sexual en la novela original), pero que todos los que rodean a estos sujetos y callan - ya sea por miedo o por desidia o por estar abatidos por sus propios problemas - terminan siendo cómplices. Hay dos muertes en la película que podrían haberse evitado si alguien hubiera intervenido y Dmytryk no se priva de señalarlo. La intervención tardía en la película de un oficial de alto rango que da un discurso insípido acerca del rechazo del Ejército por individuos como el asesino no desvirtúa por un segundo este mensaje.-
En el centro del problema, Crossfire ubica la forma en la que la sociedad necesita encolumnarse detrás de un propósito (no necesariamente un ideal): hasta 1945 fue ganar la guerra, explica Samuels al joven Mitchell (George Cooper); una vez consumido ese propósito, los americanos quedaron desorientados, mirándose los unos a los otros por primera vez en cuatro años y demasiado acostumbrados a pelear, a odiar, a contar con un enemigo (y yo agregaría, aunque Samuels no lo dice, sin saber qué hacer con los hombres que regresaron, excepto darles medallas por matar a otros hombres). Sabiendo lo que sabemos ahora, es inevitable vincular este parlamento de Samuels con todo lo que sucedió en Hollywood y en el mundo en general durante la Guerra Fría (y después también)...
Crossfire ofrece una galería de personajes interesantes, más allá del tema central de la película. Destaco especialmente a Finlay, este detective cansado de todo que - aunque más no sea por defecto - todavía se ajusta a la rutina de trabajar noche y día para resolver el crimen que tenga delante; y a Ginny, una prostituta sobreviviente con el rostro de Gloria Grahame.-
Y actores interesantes también. Robert Ryan se mueve como un equilibrista entre dos facetas del oficial Montgomery al que encarna y Robert Mitchum no encuentra mucho que hacer como el Sargento Keeley, que emprende una investigación paralela para proteger a Mitchell, pero siempre es interesante de ver.-
Qué ganas me has despertado de enfrentarme de nuevo a esta sesión doble. Y es que son películas, ambas, de análisis apasionantes. Y como muestran muchas películas, siempre tienen algo que decirnos. Son dos películas que además trataron de mostrar de una manera seria que el antisemitismo no solo era al otro lado del océano... sino que también estaba allí. Y la segunda guerra mundial y sus horrores todavía estaba muy presente.
ResponderBorrarHay un libro interesantísimo que todavía no me he podido leer, pero estoy detrás de él, titulado UN IMPERIO PROPIO: CÓMO LOS JUDÍOS INVENTARON HOLLYWOOD. Y que explica y analiza un tema riquísimo y apasionante de la fábrica de los sueños. Estoy segura de que estas dos películas estarán muy presentes. ¿Conoces el libro?
Beso
Hildy
Querida Hildy, yo tenía pendiente esta sesión doble desde hacía muchísimo y por fin me he hecho el tiempo para tacharla de mi lista. Me sorprendí encontrando que Gentleman's Agreement me gustó menos de lo que recordaba y Crossfire, más. Cómo cambian las películas con el tiempo (no es uno el que cambia, jeje).-
BorrarHe tropezado varias veces con el título de ese libro que mencionás, pero nunca tuve oportunidad de leerlo. En el libro sobre High Noon de Glenn Frankel que siempre menciono porque para mí es un gran pilar sobre cine de los años de las listas negras, creo que se lo cita cuando se habla de la vulnerabilidad que sentían los jefes de los estudios por ser judíos, muchos de ellos inmigrantes (si no todos... ahora estoy dudando) y como en base a ello construyeron este mundo de ensueño de americanos modelo. Intentaré conseguirlo. También ví que hay en versión audiolibro una biografía de los hermanos Warner que debe ser bastante interesante. Estoy en busca de una lectura atrapante y tengo entre ceja y ceja "Body and Soul" una biografía de John Garfield, pero hasta dentro de unas dos semanas no podré hacerme de ella. Tengo tiempo mientras tanto de husmear por otras páginas :)
Un beso enorme, Bet.-