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American Film Institute, 100 años… 100 películas (#82 y #81).-

Puesto Nº 82: Giant (1956).-


Alguna vez había intentado ver esta película y no había pasado de la primera media hora, para ser sincera. Llevada de la mano por la lista del AFI, me armé de paciencia para un segundo intento y resulté victoriosa. Mis objeciones del primer intento siguen ahí pero esta vez logré ver las virtudes de Giant que antes habían permanecido veladas.-
La historia gira en torno de la saga familiar de los Benedict, ganaderos de Texas, durante tres generaciones. El patriarca es Jordan “Bick” Benedict (un joven y siempre bello Rock Hudson) que regresa de un viaje de negocios en el Este con una jovencita irreverente llamada Leslie (Elizabeth Taylor), para sorpresa y algo de escozor de la hermana de “Bick”, Luz (Mercedes McCambridge). Como antagonista aparece Jett Rink (James Dean), un joven empleado de la hacienda protegido de Luz, que conseguirá hacer fortuna con el petróleo. A medida que avanza la historia familiar irán apareciendo como conflictos cada vez más tangibles la tradición, el racismo contra los inmigrantes mejicanos, el machismo de las sociedades tradicionales y la concepción del éxito y del fracaso en la vida de una persona.-
Entrando de lleno en los aspectos que me han parecido negativos, a juzgar al menos por esta película se me escapa por completo el aura de magnetismo que generan tanto Elizabeth Taylor como James Dean. Taylor al menos logra dar en la tecla en algunos momentos (curiosamente, encuentro que está más a gusto en el papel de Leslie en sus años maduros que en la juventud, siendo que la propia Taylor tenía tan solo 24 años de edad al momento del rodaje de esta película), pero me ha llamado la atención a lo largo de la película que en la mayoría de sus grandes momentos (y Leslie tiene muchos, porque es un personaje muy rico en opiniones y coraje para expresarlas) da la espalda a la cámara. Eso sólo puede obedecer a uno de tres motivos: o bien el director no sabe dónde colocar su cámara (y no es el caso); o bien quiere mostrar la reacción de los interlocutores (tampoco parece ser el caso, la cámara está demasiado alejada de ellos en general); o - finalmente - está intentando proteger a un actor en problemas. Lo mismo se aplica a James Dean, quien pasa gran parte de la primera parte de la película con un gran sombrero sobre los ojos, a mi criterio disimulando su desorientación en la construcción del personaje más que aportando un elemento de composición. Lo mismo sentí respecto de sus mohines y postura corporal… su interpretación en general me dio la sensación de un ensayo y no de una interpretación lista para ser captada por la cámara. Me siento un poco incómoda escribiendo esto respecto de un actor que murió extremadamente joven apenas terminado el rodaje de esta película, la tercera en su currículum, pero al mismo tiempo creo profundamente que las películas deben ser juzgadas por lo que se ve en pantalla y no por las historias que corren detrás por fascinantes que sean.-
Por otro lado, hay algo que me molestó bastante en la forma de contar y es el poco cuidado a la recreación de época en una historia que recorre entre veinticinco y treinta años y se supone que termina en el tiempo actual de estreno de la película. Amén de que puedo llegar a entender la decisión estético-narrativa de mostrar la historia como si sucediera en la actualidad (sobre todo la confrontación que existe durante los años de juventud de Leslie y Bick por el rol de la mujer en la sociedad tejana, denunciando la vigencia de esa forma de pensar), es un poco irritante ver a los personajes siempre a la misma moda de los años ‘50 en especial cuando la histori toma un posicionamiento histórico bien concreto durante la II Guerra Mundial.-
Del lado positivo… bendito Rock Hudson que no sólo es una fiesta para los ojos sino que además es el actor más sólido del reparto y, ayudado por un trabajo de maquillaje impecable, retrata maravillosamente el paso del tiempo en “Bick” Benedict.-
Y bendito George Stevens también, director que me interesa mucho y que toma las riendas de esta historia para contarla no sólo a través de las acciones sino también de detalles sobre los que ningún personaje dice nada, pero que para el espectador saltan a la vista, como por ejemplo la fuerza civilizadora de Leslie sobre las inmediaciones de la casa familiar (el indómito desierto en el que se encuentra plantada al comiendo de la película va transformándose poco a poco en un oasis) o la crisis del matrimonio que conforma con “Bick” que pasa (y amo profundamente perseguir este detalle en las pelis producidas bajo el Código Hays) de compartir el lecho durante su viaje de bodas a mantener cuartos contiguos pero ocupando mayormente el de Leslie, durante los primeros años de matrimonio, a finalmente compartir el cuarto pero en camas individuales bien separadas veinticinco años después.-
Y hay también algo de compasivo en la forma la que el director retrata a “Bick”. Sí, es machista, apegado a la tradición por encima de todas las cosas y racista de esos que se sienten bien consigo mismos pensando “yo sólo reconozco cómo funcionan las cosas, ¿qué más podría hacer?”. Pero el director lo ama evidentemente y se cuida de plantear transformaciones milagrosas. Hacia el final, las cosas no están completamente resueltas para “Bick” sino que todavía atraviesa un proceso que tal vez le tome toda la vida. Pero ha comenzado…
Finalmente, como en el caso de A Place in the Sun y otras películas del director (Woman of the Year es tal vez la que tengo más presente en este sentido), hay varios de esos momentos que en lo personal me dejan con la boca abierta pensando cómo pasaron por el tamiz de la censura, fundamentalmente  los que se refieren a dos aspectos que estaban expresamente prohibidos por el Código Hays. El primero es el de las relaciones prematrimoniales. En rigor de verdad, esto no se ve en la película pero no me dejó indiferente el hecho de que en dos oportunidades vemos momentos de intimidad entre parejas que sólo después se nos dice que se han casado con anterioridad. Nunca vemos esas bodas y cuando nos toca asistir a una, es nada menos que la de una pareja interracial, otro punto prohibido por el Código.-
Esta película no aparece en la versión actualizada de la lista de cien mejores películas según el AFI y la verdad es que no podría decir que no les doy la razón. Creo que si vamos a elegir sólo cien películas, podemos vivir sin Giant en esa nómina. Ahora bien, estoy más que agradecida de haberme forzado a reencontrarme con ella, porque de lo contrario sé que hubiera muerto en mi biblioteca en el sector de “adquisiciones equivocadas” (mentira, no tengo tal sección en mis estantes… pero sí en mi corazón). En cambio, me encontré con una película que no termina de cerrarme pero que me dejó pensando que segundos, terceros y enésimos visionados pueden revelarme más y más capas de interpretación. Allá iré al primer momento disponible.-

Puesto Nº 81: Modern Times (1936).-


Me sucede con Chaplin que en general no me causa mucha gracia pero sí me emociona y me asombra como pocos. Esta historia sobre el Vagabundo como hombre trabajador que está siempre en el lugar y momento equivocados no fue la excepción. En este caso Chaplin emprende una profunda crítica sobre la mecanización deshumanizante en tiempos de la Depresión, haciendo al mismo tiempo comentarios sobre la vida en las cárceles, sobre la desocupación y los sindicatos y sobre los servicios sociales que deberían proteger a los más vulnerables y fallan. Su compañera inseparable en estas peripecias es una chica huérfana (Paulette Goddard) a quien el Vagabundo conoce fortuitamente mientras ella es perseguida por robar una tira de pan y él intenta regresar a prisión para contar con un poco estabilidad en su vida (tal es su desamparo en la vida civil). A partir de este encuentro, el Vagabundo y la chica unirán su suerte a lo largo de distintas viñetas que reflejan sus esfuerzos por insertarse en alguna forma de orden social siempre interrumpido por un malentendido o por la mala suerte.-
Dicho sea de paso, el episodio que se desarrolla en prisión contiene dos de los elementos más inesperados de la película, una referencia más o menos directa a un eventual supuesto de homosexualidad y otra, sin ambigüedades, a la posesión de cocaína por parte de uno de los internos. Por el contrario, la relación del Vagabundo y de la chica se mantiene en términos platónicos y es que el Vagabundo no es precisamente un tipo romántico sino más bien fraternal y protector.-
El aspecto técnico por el cual Modern Times es más recordada es por ser, de alguna forma, el primer film sonoro de Chaplin, como así también la última película producida bajo el lenguaje del cine mudo en los años ‘30, bien avanzado el reinado del cine sonoro (con posterioridad a ello claro que existirían películas mudas pero no como parte de una producción masiva). Lo destacable aquí es que Chaplin utiliza el sonido ya sea en forma sincronizada para algunos efectos (golpes, etc) o bien como forma de expresión deshumanizada, amplificada a través de aparatos “futuristas” como un sistema cerrado de televisión. La sola excepción está dada por una cancioncilla que el propio Vagabundo interpreta con mucho éxito y que no pertenece a ningún idioma identificable. Por lo demás, el grueso de la película es típicamente silente y está acompañado por una banda musical compuesta por el propio Chaplin, incluída la bellísima Smile.-
En esta lista hay tres películas de Charles Chaplin, lo cual podría discutirse si es o no un exceso, pero curiosamente faltan aquellas que yo entiendo deberían estar sí o sí: The Kid (tal vez su largometraje más emblemático) y The Great Dictator (una de las primeras, si no la primera, películas de humor político producida en simultáneo con el hecho sobre el cual llama la atención a través del humor). En ese sentido, no sé qué pensar sobre la inclusión de esta película en la lista. Me alegro de que esté aquí, pero me pregunto si no debería ceder su lugar a alguno de los otros films mencionados... 

Comentarios

  1. Mi Bet, en estos días el cine está siendo un refugio maravilloso. Aprovecho para mandarte un montón de besos y ánimos. Deseo que estéis todos bien.
    Me encanta leerte y me chifla que miremos tan distinto, pero con visiones tan interesantes. ¡Gigante es otra de mis películas de la infancia! Me alegra muchísimo que la hayas visto hasta el final y que a pesar de los "peros" hayas visto cosas que te han enganchado. Yo no soy objetiva, me gusta mucho y es de esas películas largassss que disfruto un montón. En cada visionado me voy fijando en diferentes aspectos, detalles o personajes, pues es una película rica en matices.
    Jajajaja, te voy a contar un secreto. Cuando era adolescente, en el cuarto que compartía con mi hermana, justo en mi cama, me tumbaba y en el techo tenía un póster gigantesco de James Dean en Gigante. Con eso te digo todo.
    Pero sí Rock Hudson es un actor al que tengo también inmenso cariño. Te contaré que muchas de las secuencias que Liz está de espaldas (sobre todo al final) es porque cuando Dean murió, quedaban todavía secuencias por rodar y Taylor estaba tan destrozada que la pusieron de espaldas. La Taylor se llevaba de maravilla tanto con Hudson como con Dean. Y entre ellos sin embargo se llevaban bastante mal. Es que el rodaje de Gigante es otra película. Entre sus secundarios está Dennis Hopper que me gusta mucho aquí como hijo de Hudson y el que se casa con Juana. O la historia de Dean enamorado del personaje de Taylor para la eternidad, y cómo la hija de esta descubre esa verdad...
    Y por Charlot siento una debilidad especial y esta película, "Tiempos modernos", contiene una de las imágenes que me parece más hermosa para este personaje, y que corresponde al fotograma que has puesto. Adoro esta película y tiene un análisis tan rico y suculento. ¡Y la única vez que oímos a Charlot con esa canción absolutamente deliciosa, otro de los momentos magistrales de la película! Me sería muy difícil quedarme con una película de Charles Chaplin. Su sensibilidad me toca. Por cierto, ¿has visto de Chaplin Monsieur Verdoux? Es una de sus películas más sorprendentes junto a Una mujer de París.

    Beso
    Hildy

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    1. Jaja, Hildy querida, ya me imagino ese poster pegado en el techo. A mí me sucede con determinados actores de ese período de mediados de los '50 que me parece que valen más cómo íconos que como artistas (y me abstengo que mencionar nombres porque no quiero ofender la memoria de nadie... pero sí...). No sabía de esa justificación sobre los planos de Taylor de espaldas, pero imaginaba que algo pasaba porque ni de frente la pobre da en la tecla la mayor parte del tiempo, a mí modo de ver. No tengo la suficiente información como para afirmarlo (no he visto muchas de sus películas) pero me da la misma impresión que Lana Turner, por ejemplo.-
      Lo que sí puedo decir es que en algún momento volveré a ver Gigante. Tal vez haga algún día un maratón de pelis largas, jaja.-
      Ah, y Dennis Hopper también me pareció muy bueno en su papel, sobre todo en la escena de confrontación con Hudson.-
      De Chaplin no he visto las dos que me mencionás, tengo varios huecos con su filmografía. El final de Tiempos Modernos me ha parecido bellísimo y "Smile" es una de mis canciones favoritas.-
      Miremos mucho cine en estos días y sobre todo, mantengamos todo el contacto posible a la distancia, ya volverán los tiempos de los besos y los abrazos.-
      Te mando un cariño inmenso, Bet.-

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  2. ¡Bet, ¿has visto "Quién teme a Virginia Woolf"?! Y te preguntarás que por qué te lo digo. Porque aquí me parece brutal la interpretación de Liz Taylor. Adoro esta obra de teatro y la adaptación que realizó Nichols al cine con Taylor y Burton. Ella está maravillosa como Martha.

    Beso
    Hildy

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    1. ¡No, no la he visto pero escuché todas cosas buenas respecto de Taylor en ella! Creo que en varios casos me sucede lo mismo: tras haber conocido a un actor (aunque creo que me pasa más con las actrices) en un papel que no es de los mejores, me cuesta después rastrear su mejor momento y reivindicar su imagen. Y cuando empiece a nombrarte los ejemplos verás que tienen algo en común. Me pasó con Priscilla Lane a quien conocí en "Saboteurs", con Ann Todd ("The Paradine Case"), con Sylvia Sidney ("Sabotage"), con Gregory Peck ("Spellbound"), con Judy Garland (quien en la mayoría de sus películas para MGM tiene ese aspecto frágil, nervioso y atemorizado). Y de lo que me he dado cuenta con el tiempo es que muchos de esos casos son de películas de Hitchcock (que bien sabés que lo adoro) o del estudio responsable de tantan maravillas musicales (que sabés que también adoro). Bueno, Taylor y Lana Turner también son productos de ese mismo estudio... Me peleo mucho con eso últimamente, con esta extraordinaria capacidad de crear maravillas que tuvieron algunas figuras mientras que al mismo tiempo eran capaces de aplastar aquellas flores que no eran lo suficientemente fuertes de por sí (fijate por ejemplo que Ingrid Bergman, James Stewart, Cary Grant y Grace Kelly brillaron bajo la batuta de Hitchcock y Cyd Charisse, Gene Kelly, Fred Astaire y Ann Miller hicieron lo propio en MGM). Has empujado una puerta que me da mucho que pensar en los últimos tiempos a medida que más conozco sobre la historia de MGM y que más veo a las estrellas menores de Hitchcock brillar en otros roles...
      Te mando un besote enorme, Bet.-

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