Esta entrada aparece tras un mes de silencio en este espacio. No he estado enferma, ni de vacaciones, ni dejé exactamente de ver cine (bueno, he visto menos que en los meses anteriores, pero porque estuve dedicándome a otras pasiones, como la lectura o mi querida ópera), solamente ocurrió que como me sucede cada tanto, había perdido la voz autora. De a poco la iré recuperando, quienes lleven un tiempo por aquí saben que eventualmente acabo volviendo y me tienen una paciencia infinita que siempre agradezco de todo corazón.-
Motivo Nº 1: el retrato de una obsesión.-
The Big Combo es el retrato de una obsesión… o mejor dicho, de varias obsesiones. Como columna vertebral de la historia encontramos la obsesión del Detective Leonard Diamond (Cornel Wilde) con desbaratar la red mafiosa liderada por Mr. Brown (Richard Conte). Diamond no está solo en su empresa, lo acompaña un fiel segundo en la persona del Detective Sam Hill (Jay Adler) y cuenta con el apoyo casi paternal de su jefe, el Capitán Peterson (Robert Middleton), pero es él quien se desvela noche tras noche, quien paga gastos de la investigación de su propio bolsillo, quien más arriesga y más pierde en pos de su tarea. A medida que Diamond se adentra más y más en la investigación, empieza a obsesionarse también con la amante de Brown, Susan (Jean Wallace), a quien el mafioso mantiene cautiva.-
Pero también están las obsesiones del villano. Richard Conte compone un villano fascinante, enfocado no solamente en la consolidación del poder que arrebató a su antiguo jefe Grazzi (a quien nunca conocemos pero cuya presencia atraviesa la película) y del cual desplazó a su rival y ahora segundo McClure (Brian Donlevy). Brown también está obsesionado por las mujeres de su vida: su amante a la que controla de cerca y una tal Alicia cuya identidad constituye la intriga de la primera mitad de la película y que eventualmente descubriremos que tiene el rostro de Helen Walker.-
Motivo Nº 2: los desafíos al Código Hays.-
Confieso que me acerqué a esta película sin esperar demasiado. De hecho alguna vez había empezado a verla y la había abandonado a las pocas escenas. Ninguno de los actores se encuentra entre mis favoritos y por momentos los diálogos y las situaciones rozan lo inverosímil; todo ello me ahuyentó de la película en mi primer intento. Pero en la segunda aproximación, perseveré y me encontré con una película que, más allá de mantener aquellos problemas que detecté la primera vez, me resultó fascinante en su manera de contar. A medida que avanza la trama el guión a cargo de Philip Yordan se vuelve desatado y, sin mucha ambigüedad, incorpora a la mezcla sexo, prostitución, homosexualidad, intentos de suicidio, torturas y asesinatos despiadados…
Motivo Nº 3: la fotografía punzante.-
Otro aspecto interesante de esta película es el uso maravilloso que hace del blanco y negro y el clima claustrofóbico que logra con escenarios dispares, que van desde una tienda de antigüedades atiborrada de objetos hasta la más absoluta desnudez de un palco de teatro o un cuarto de hospital. En varias escenas el director Joseph H. Lewis recurre al uso de una neblina que envuelve a los personajes en el misterio, en especial en el callejón trasero a un club nocturno en el cual Diamond encontrará el peligro o en dos escenas espejo que tienen lugar en un aeropuerto privado. En estas dos escenas en particular, el uso de las luces y sombras ayuda a contar sendas historias de traición (si hay traiciones buenas y traiciones malas, es algo que la película le deja al espectador).-
Motivo Nº 4: el uso del sonido.-
Y de la mano de una buena fotografía, viene un excelente diseño de sonido. El sonido de la película es magistral, comenzando por la secuencia de títulos iniciales con ritmo de jazz (muy del estilo del cine de los ‘50), y por el uso estratégico de la banda musical para lograr distintos efectos o para introducir o sacar de escena a algún personaje. Pero no sólo la banda musical está bien utilizada sino también la banda de sonido en general. El personaje de McClure utiliza un audífono que cumplirá una función esencial en una escena particularmente dramática. En esta escena McClure no lo tiene colocado, pero su expresión ante lo que está ocurriendo frente a él, nos indica que lo entiende todo perfectamente. Más adelante, cuando en un segundo momento se lo vuelven a quitar, el espectador también pierde la audición por un instante y luego sólo queda el sonido de unos pasos sobre el suelo de concreto.-
Motivo Nº 5: los diálogos de cine.-
Esta película me sorprendió con la gran cantidad de diálogos que entabla con otras películas. En su vinculación con otras del género negro, encontré particularmente destacable el eco que recibe (y no sólo por el título) de The Big Heat con este policía solitario ensañado en atrapar a un gangster imbatible, apostando y a veces perdiendo con la vida de las mujeres a su alrededor. Pero también están las innumerables instancias de diálogo con el cine de Hitchcock, tanto el anterior como el posterior al que prefigura. Allí están la rubia que no es de hielo como aparenta, el villano elegante y casi más interesante que el héroe, la enamorada trágica (en este caso con el rostro de Helene Stanton), los “pesados” implacables (aquí, Earl Holliman y un fascinante Lee Van Cleef). Están también, como ya vimos, los desafíos al Código Hays pero me atrevería a decir que más arriesgados (o tal vez, menos estilizados) que aquello que el maestro del suspense intentaba en los años ‘50. Y algo en la sordidez de los escenarios, en especial en ese hangar al que nunca llega ningún avión que por algún motivo me hizo acordar a Saboteur.-


Hola Bet
ResponderBorrarEstoy seguro que la he visto... pero hace tanto que la tengo demasiado olvidada.
No diré que están entre mis favoritos pero tanto Cornel como Conte (C & C) me gustan por lo que aportan a sus personajes. Son de esos que tienen "cara de bueno" pero que pueden tener un cierto "lado oscuro".
Dejas una cuestión en la nube: yo creo que hay traiciones malas, que son las que te hacen a ti, y traiciones buenas que son las que haces tú -casi siempre por "exigencias del guion"-.
A mi "The Big Combo" me parece un titulo un tanto ambiguo -más si empieza a ritmo de jazz-; "Gángsters en fuga" parece que es una precuela de "Granujas a todo ritmo" y veo que también se llamó "Agente Especial" que ya la situaba completamente en la Serie B. Con lo fácil que hubiese sido "Diamond vs. Brown".
Un saludo con música del little combo de fondo, Manuel.
Querido Manuel, yo escucho el título "The Big Combo" y pienso en una hamburguesa con papas de una cadena de comidas rápidas, para qué le voy a mentir, jaja. "Granujas a todo ritmo" por otra parte parece un musical de Elvis y "Diamond vs Brown" me suena a combate de boxeo.-
BorrarYo a Cornel Wilde creo que solamente lo había visto antes en la genial Leave Her to Heaven y a Conte creo que no lo había visto antes (¿puede ser? En este momento tengo un blanco en la memoria).-
Es interesante pensar en las traiciones. Habitualmente las "traiciones buenas" (o esas que se hacen a favor de uno), suelen ser catalogadas de "actos de redención" pero yo no me quedaría tranquila con aliados capaces de traicionar a sus ex amigos...
Tras esta nota de cautela, aprovecho para agradecerle su constancia de siempre, aunque haya pasado un mes entre mi entrada anterior y esta. Le mando un abrazo, Bet.-
Deberías ver "Roadhouse, 1948" cuatro actores estupendos -aunque yo siempre pienso que el papel de las chicas debería ser intercambiado Ida Lupino-Celeste Holm- y poco después en un papel que recuerda un poco a este en "Shockproof" donde Cornel hace pareja... con su pareja Patricia Knight.
ResponderBorrarSeguro que has visto muchas veces a Conte siempre hacía como entre mafiosillo y cantante (lo que vendría siendo un Sinatra de medio pelo).
Bonita reflexión sobre traiciones, aliados y ex-amigos. El problema llega cuando el traidor te mete en el cajón de los ex-amigos sin previo aviso. Yo no estaría tranquilo con un traidor cerca a no ser que se parezca a Cornel, cante como Sinatra y tenga amigos-alidos como Conte. jajaja
Un saludo con sonrisa entre diamantina y marrón (Brown Panter). Manuel.
¡Gracias por las recomendaciones cornelianas, querido Manuel! Ya he dado con ambas películas, espero poder verlas lo más pronto posible.-
ResponderBorrar¿Y Conte cantaba también? Ahora estoy intrigada con esa comparación con Sinatra jaja.-
Más abrazos, Bet.-