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Damas del período pre-code (primera parte).-


Septiembre es el mes de mi cumpleaños y decidí pasarlo en compañía de las damas del pre-code, un período en el cual florecieron las figuras femeninas y proliferaron las películas sobre mujeres fuertes, profesionales, que viven sus vidas en un pie de igualdad con los hombres y se salen con la suya sin recibir - en la mayoría de los casos - ningún “castigo” por ello. Allí donde una generación anterior las mujeres que se salían de la norma social terminaban muriendo de una enfermedad incurable o siendo severamente llamadas al orden, en el pre-code triunfan. Para explorar este camino resolví elegir una serie de películas que tengan por fuerza propulsora indiscutible a las estrellas más representativas (a mi criterio) de esta era maravillosa.-


Norma Shearer en The Divorcee (La divorciada) - Robert Z. Leonard, 1930.-


“- ¡A partir de este momento, tú eres el único hombre para el cual mi puerta está cerrada!”
Norma Shearer en The Divorcee


The Divorcee es anticuada en su estética como toda peli sonora temprana, convenido, pero por lo demás es extremadamente entretenida y moderna para su tiempo (y para este también). Y tiene como ventajas un muy buen uso del silencio forzoso de las películas de este período, utilizado aquí para enfatizar el dolor y la soledad de los personajes principales; y una asombrosa escena filmada en locaciones al aire libre, con todas las complicaciones que ello significaba con sistemas de grabación de sonido tan rudimentarios como aquellos.-
Hasta este punto Norma Shearer hacía roles de damisela en peligro o de ingénue y debió luchar para que Irving Thalberg, productor ejecutivo de MGM y esposo de Shearer, le asigne el protagónico en esta película, rol inicialmente previsto para Joan Crawford. A partir de The Divorcee Shearer se transformó en uno de los símbolos sexuales de la época, la mujer sofisticada y libre de convencionalismos por excelencia.-
Uno de los puntos más interesantes de esta película es justamente la trayectoria de Jerry, el personaje de Shearer. Comenzando por su nombre masculino, Jerry tiene la convicción de que una relación de pareja debería tener al hombre y a la mujer por iguales y que desde ese punto de vista, no tiene sentido esperar hasta hacer fortuna para casarse. Porque ella no está dispuesta a esperar y porque si hubiera penurias, ambos pueden soportarlas como un equipo (de hecho, ambos son proveedores en este hogar). Su novio es Ted (Chester Morris), un periodista principiante que comparte sus valores y perspectivas sobre la vida. Cuando en su tercer aniversario de casados Jerry descubre que Ted le fue infiel, recibe una y mil veces la explicación de que el amorío “no significó nada”. Sobre esta misma premisa, Jerry se acuesta con Don (Robert Montgomery), uno de los amigos del matrimonio y se lo hace saber a Ted. Pero de pronto la fidelidad es primordial para Ted y el matrimonio se disuelve. A partir de entonces, Jerry se deja llevar por un torbellino de amantes hasta que la reaparición de Paul (Conrad Nagel), un viejo amor, la lleva a reconsiderar la monogamia.-
Mencionaba la trayectoria de Jerry como uno de los aspectos más fascinantes de esta película y es que ella (y Shearer) es el eje absoluto de esta historia; todas las demás subtramas (incluyendo una bastante dramática que involucra a Conrad Nagel) y los desarrollos de los demás personajes quedan relegados a un segundo o tercer plano. Lo maravilloso de Jerry es la coherencia que tiene como personaje y esa coherencia es lo que nos permite aceptar el desenlace de la historia. En efecto, cuando Jerry pasa la noche con Don no lo hace por venganza sino para comprobar si verdaderamente una infidelidad “no significa nada” y por el mismo motivo se lo revela a Ted y no para hacerle daño (de hecho, nunca revela lo que más daño haría a su esposo: la identidad de su amante). Luego, cuando se reencuentra con Paul, la actuación de Shearer se vuelve artificial y exagerada, pero no es la actriz sino el personaje quien no cree en sus palabras y está incómodo. Y en el final no hay redención para Jerry, porque no hubo pecado. Sólo un barajar y dar de nuevo.-
Otro detalle que llamó mi atención tiene que ver con una antigua obsesión que tengo: la de las camas matrimoniales en las películas. Tengo la pequeña teoría (que arrastro desde mis tiempos de “Mi blog sobre Mr. Hitchcock”) de que en el cine los matrimonios que no comparten el lecho están en problemas, mientras que los que tienen cama doble se lo pasan de maravillas. En The Divorcee, Jerry y Ted están casi demasiado enamorados para ser verdad (y qué química tienen Shearer y Morris) pero cuando vi las dos camitas individuales en su cuarto, anticipé problemas (bueno, la película se llama “La divorciada”, no necesité ser muy sagaz tampoco). En cambio, en su departamento de soltera Jerry tiene una cama doble bien a la vista…


Barbara Stanwyck en Baby Face (Carita de ángel) - Alfred E. Green, 1933.-


“ - ¿Tiene alguna experiencia?
- Mucha.”
Barbara Stanwyck en Baby Face


De la sofisticación de MGM pasamos a la sordidez y realismo de Warner Bros. en esta película que es considerada por muchos como la película pre-code por excelencia.-
Lily Powers (Barbara Stanwyck) ha sido explotada sexualmente por su padre (Robert Barrat) desde su adolescencia. Los únicos aliados de Lily en el mundo son Chico (Theresa Harris), la empleada negra de su padre y el Sr. Cragg (Alphonse Ethier), un cliente del garito clandestino regenteado por el Sr. Powers que está convencido del potencial intelectual de Lily y le presta libros de Nietzsche. La muerte sorpresiva del Sr. Powers provoca que Lily se marche hacia Nueva York con Chico, decidida a hacerse de los lujos que nunca tuvo. Para ello consigue empleo en un banco importante y asciende meteóricamente, todo a fuerza de sexo y astucia.-
Lily tal como es representada por Stanwyck es un personaje fascinante. Desde su primera escena vemos que aspira a alguna forma de belleza (diligentemente se ocupa de una plantita en su ventana cubierta de hollín) y también que tiene una relación especial con Chico, tal vez no exactamente de igualdad pero sí de respeto y lealtad mutua (más adelante cuando Lily lo tenga todo, Chico no deja de servirla pero tiene sus propias pieles y ornamentos en su uniforme de mucama y vida social independiente de Lily, también).-
A partir de la muerte de su padre, Lily sigue el consejo del Sr. Cragg y pone a trabajar el único bien de cambio que tiene para ofrecer en un contexto de Depresión económica y hombres-lobo en el poder: su cuerpo. Este punto es muy interesante porque Lily sólo se define a sí misma como víctima en su última confrontación con su padre: nunca acusa de reducción a la categoría de objeto sexual a los hombres de los que obtiene ventajas en el universo laboral, porque esas son las reglas del juego que aceptó jugar y del cual se convierte en la mejor jugadora. Solamente expresa reproches hacia su padre, porque se suponía que él debía protegerla de esa exposición después del abandono de su madre. Respecto de los demás, Lily no pretende cambiarlos ni combatirlos. Negocios son negocios. Y tampoco es que Lily sea una prostituta de alto vuelo; tal vez gane bienes de lujo a través del sexo pero eso no significa que sea una incompetente en su trabajo sino todo lo contrario.-
Todo cambia cuando a raíz de un hecho que involucra a Lily el banco elige un nuevo director: Courtland Trenholm (George Brent) - sí ese es su nombre - e inmediatamente queda claro que este nuevo jefe es un hueso tan duro de roer como ella misma. Stanwyck y Brent siempre son una pareja interesante de ver (hay más sobre ellos aquí y aquí) y esta no es la excepción. A partir de su encuentro con Trenholm, Lily empieza a cambiar su aspiración y ya no quiere solamente los huevos de oro sino a la gallina también: aunque más no sea por unas pocas semanas antes del inevitable divorcio, quiere ser la esposa de Courtland y llevar el título de “señora Trenholm” de por vida. Tal vez presintiendo que su universo está por tambalear (después de todo, una carrera como la suya no puede durar para siempre y ya prácticamente ha agotado el agua del pozo) cambia de táctica y como de costumbre, sale ganando.-
Existen dos versiones disponibles de Baby Face. La más difundida elimina toda referencia a Nietzsche y al ejercicio de la prostitución de Lily bajo las órdenes de su padre y lava casi todo lo demás. La que vale verdaderamente la pena ver es aquella llamada de pre-estreno que fue encontrada en 2004 y que es la que estoy reseñando. Aún cuando esta versión tiene un “final feliz” moralizador impuesto por los censores que aún en este período pre-code ya existían, la hora y media anterior a ese final es imborrable. Y tampoco ese final está tan mal; no es incongruente ni inverosímil y en cierto modo el final inicialmente previsto hubiera importado una suerte de castigo para Lily (spoiler a la vista: en el final que podemos ver en la película, Trenholm está a punto de ir a la cárcel y necesita el medio millón de dólares de Lily para salvarse, Lily rehúsa ayudarlo y se dispone a marcharse pero se arrepiente justo a tiempo para encontrar a Trenholm con un hilo de vida luego de haberse disparado y ambos continúan su vida medio millón más pobres pero juntos y felices; en el final original ella volvía arrepentida y encontraba a su esposo muerto). En esta versión, entonces, el amor triunfa y el pasado no importa. Atención a otro aspecto: siguiendo con mi teoría sobre el tamaño y disposición de los lechos matrimoniales, Trenholm y Lily comparten la cama, así mejor para ellos ;)


Jean Harlow en Red-Headed Woman (La pelirroja) - Jack Conway, 1932.-


“ - Cuando los beso, quedan besados por un largo tiempo”
Jean Harlow en Red-Headed Woman


Red-Headed Woman es uno de los clásicos indiscutibles del pre-code y sin embargo es una película con la que no termino de conectar. Creo que mi problema es que no hay un solo personaje simpático (con la excepción de Una Merkel en papel de la amiga de la protagonista, tal vez) pero ya llegaremos a eso.-
Para 1932 Jean Harlow ya era una sensación en Hollywood pero no mucha gente estaba convencida de que fuera una buena actriz o una comediante genial. Esta película (su primera con MGM) terminó de consagrarla como ambas. Aquí interpreta a la pelirroja del título, Lilian “Red” Andrews, una empleada en una empresa importante perdidamente enamorada de su jefe casado, Bill Legendre Jr. (Chester Morris). Lil tiene un novio contrabandista de alcohol pero está convencida de que merece algo mejor y se las ingenia para meterse por la fuerza en la casa de Bill y seducirlo. La llegada imprevista de la esposa de Bill (Leila Hyams) no empaña para nada las ilusiones de Lil, quien insiste una y otra vez hasta que logra que su amante se divorcie y la convierta en la nueva Sra. Legendre. Ahora Lil tiene una nueva ambición: ser aceptada en el círculo social de Bill para lo cual seduce al Sr. Gaerste (Henry Stephenson) un importante empresario con el cual los Legendre tienen una amistad de larga data. Cuando el embrollo se descubre, Lil pierde todos sus amantes pero termina bien parada con un nuevo benefactor en París y un sexy chofer a su alcance, interpretado por un joven Charles Boyer.-
Lil es fascinante en su falta total de escrúpulos pero más allá de eso, no tiene demasiados aspectos con los que podamos empatizar. Su única ambición es escalar socialmente y ni siquiera pone la vara muy alta: la Sociedad de Renwood, el pueblo en el que vive, se reduce a unos cuantos copetudos amigos de su esposo y de su suegro (Lewis Stone). Pero esos copetudos son tan desagradablemente elitistas que inclinan la balanza hacia la protagonista y - por oposición - hacen que vitoreemos por ella. En cuanto a sus hombres, son tan básicos que - de nuevo - terminamos creyendo que merecen ser destruidos por la pelirroja. Bill es un títere de su padre (es el Sr. Legendre padre quien arregla su vida sentimental en un aspecto u otro) y el Sr. Gaerste es un hipócrita. Lo que termina enganchando, en definitiva, es la intriga por saber qué tan bajo todos pueden llegar lo cual es fascinante en sí mismo, pero con el mismo grado de fascinación culpable que puede tener el ver un accidente de tránsito.-
Rayando en la obsesión debo señalar que nunca llegamos a ver la cama de Lil, pareciera que toma a todos sus amantes en el sofá, tal es su urgencia. En cuanto a Bill y la primera Sra. Legendre, no parecen compartir siquiera el dormitorio incluso antes de que comiencen sus problemas maritales. Pero ya está bien, voy a dejar de hacer comentarios sobre las camas de los personajes, ya se está poniendo raro…


Loretta Young en Midnight Mary (Rosa de medianoche) - William Wellman, 1933.-



“ - Ahora, escucha, cariño, el matrimonio es un precio muy alto para pagar
incluso por una cuenta bancaria como la tuya. Sólo duraría una
semana, y entonces te rompería la crisma y correría hacia un hombre de verdad.
Buenas noches, y que sueñes con los angelitos, pequeño Rollo”
Loretta Young en Midnight Mary


Brillante, brillante película con un director olvidado pero que merece ser reivindicado como uno de los grandes del cine clásico, Midnight Mary comienza en una sala de juicio en la cual tanto el Fiscal como el Juez le hablan directamente a la cámara. Wellman nos coloca de esta manera, desde la primera escena, en el rol de jurados de Mary (Loretta Young) y está en nosotros decidir, luego de conocer su historia a través de una serie de flashbacks, si es culpable o inocente. Su historia se nos presenta así: Mary quedó huérfana siendo muy niña (suponemos que su padre murió - posiblemente en la I Guerra Mundial - o abandonó a la familia), fue enviada a un reformatorio por un hurto que no cometió y tres años después, con dieciséis años, fue seducida por un gangster de poca monta visiblemente mayor que ella, Leo Darcy (Ricardo Cortez) e involucrada en un robo. Pero Mary es esencialmente honrada, por lo que mientras que su amiga de la infancia Bunny (Una Merkel) se queda en la pandilla como novia de uno de sus integrantes, Mary intenta sobrevivir en un mundo en el cual no hay empleos ni posibilidades. Así vuelve a caer en las redes de Leo como una pieza fundamental de la organización. Cuando en medio de un robo a un casino un policía resulta gravemente herido, Mary acepta la ayuda de un cliente que ya le había echado el ojo, el millonario Tom Mannering Jr. (Franchot Tone) y escapa con él. Tom le ofrece trabajo en su firma de abogados como secretaria y por un tiempo todo parece marchar sobre ruedas para Mary: por primera vez en su vida tiene trabajo estable y un hombre honrado que la ama pero las cosas buenas nunca parecen durar demasiado para nuestra heroína.-
Visualmente, Midnight Mary es impecable. Combina a la perfección la estilización de MGM (el estudio de su producción) con el estilo crudo y realista de Wellman, cuya casa era Warner Bros. Tiene además unos efectos visuales muy bien logrados: en el primer flashback vemos a Mary y a Bunny en su infancia, buscando objetos de algún valor en el basural y las actrices que las representan no son otras que las propias Young y Merkel. Una combinación experta de técnica y actuación nos hacen creer la ilusión. Y Wellman no duda en mostrarnos sin ambigüedades el crimen, la seducción y la violencia; en este juicio a Mary del cual somos jurados, no nos esconde evidencias aunque su simpatía está evidentemente con la protagonista.-
Fuera de la estética, uno de los aspectos más impactantes de esta película es la franqueza con la que habla (y muestra) sobre sexo. Desde la imagen de Mary y Bunny de juerga completamente borrachas en el auto de Leo hasta la escena en la que Mary seduce a Leo en su dormitorio, pasando por una Bunny que se casa embarazada, un caso de acoso sexual en el trabajo y el diálogo chispeante de Tom y Mary (a pocos minutos de conocerse Tom la mira directamente a los ojos y le pregunta “¿qué crees que me haya hecho pensar en sexo? a lo que Mary responde sin desviar la mirada “no lo sé, la mayoría de los hombres nunca piensa en eso”); Midnight Mary es bastante explícita en una época caracterizada como de avanzada por sus dobles sentidos e insinuaciones.-

Comentarios

  1. Qué pedazo mes de septiembre me voy a pasar. Además tu cumpleaños. Es un buen mes y muy querido por mí. También cumple años mi hermana adorada. Qué cuarteto maravilloso de damas de pre code. Y muero de ganas por ver la película de Loretta Young. Me ha fascinado tu teoría de las camas en las películas... Eso da para que escribas un ensayo apasionante. También tengo que ver la de Jean Harlow.
    Me vas a tener enganchadísima.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. ¡Ah, somos del signo de la balanza! (o tal vez no, Virgo también cae este mes, je). Estoy muy ilusionada con esta serie, de esta entrega había visto todas menos The Divorcee y hacía tiempo que quería reseñar Baby Face y Midnight Mary (es imperdible, la recomiendo con todo énfasis). Estas damas eran de fuego verdaderamente :)
      Ay, mi vieja obsesión con las camas, jajaja. Estuve revisitando algunas pelis de Hitchcock este fin de semana y volví a fijarme en ese detalle. Estoy para el diván freudiano jajaja.-
      Un beso grande de mi parte y de parte de mis amigas del pre-code ;)
      Bet.-

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