Ir al contenido principal

El regreso de los años veinte (segunda parte).-

The Artist (El artista) - Michel Hazanavicius, 2011.-


Los años veinte fueron puro cambio social, tecnológico y cultural y el cine fue sin dudas gran protagonista, reflejo y motor a la vez, de esa historia. Este nuevo medio, nacido a fines del siglo XIX y convertido en industria en la década del diez tuvo su mayor expansión y al mismo tiempo sus primeros dos grandes sacudones en la década que nos ocupa: el primero con la seguidilla de escándalos protagonizada por Roscoe Arbuckle, William Desmond Taylor, Olive Thomas y otros; el segundo con el evento que retrata esta película, la llegada del sonoro.-
El “artista” del título no es otro que George Valentin (Jean Dujardin), una mega super estrella de cine mudo a lo Douglas Fairbanks que ve su fama desaparecer con la llegada del cine sonoro y su negativa a adaptarse a este nuevo medio. Paralelamente, una extra a la que alguna vez ayudó, Peppy Miller (Bérénice Bejo), asciende rápidamente al estrellato como una de las “caras nuevas” de la pantalla.-
Hacía mucho tiempo que no veía esta película y debo confesar que estaba un poco nerviosa por el reencuentro. Corrió mucha agua bajo mi puente en estos años - cinematográficamente hablando - y temía “verle las costuras” cuando prefería conservar un buen recuerdo. Por empezar, entre aquel primer visionado y este, he visto y revisto Singin’ in the Rain (dos textos a falta de uno pueden encontrarse en este blog aquí y aquí) y de inmediato saltan las referencias a la vista con este estreno exitoso de la primera escena y esta estrella que no deja lugar para su coprotagonista, una rubia a lo Lina Lamont interpretada por Missi Pyle. Y también con el encuentro casual entre la estrella y una jovencita desconocida aspirante a estrella que termina salvando el día en tono musical. Y también en la reiteración de esta idea según la cual el sonoro llegó de la noche a la mañana entre 1928 y 1929 sin que nadie en la industria pudiera preverlo. Tampoco había visto A Star is Born, Show People o Broadway Melody of 1940 y siguen lloviendo las referencias; y si bien había visto Citizen Kane, no había captado la clara alusión no sólo en la seguidilla de desayunos entre Valentin y su esposa (Penelope Ann Miller) sino también en ese rapto de ira que lleva al héroe a destruir todo excepto un único objeto preciado o en la imagen de un cuarto lleno de tesoros cubiertos con sábanas fantasmales.-
Tampoco había visto mucho cine mudo y no tenía tanta experiencia con la cuestión de la música de acompañamiento. No creo que en aquel tiempo haya tenido ninguna opinión particular sobre el uso del “tema de amor” de Vertigo, compuesto por Bernard Herrmann, que hoy me parece desconcertante.-
Ahora bien, con esto no quiero dar la impresión de que The Artist sea una seguidilla de “homenajes” e incongruencias. Por el contrario, es un bello canto de amor al cine hecho con amor y con técnica (que con el amor sólo no basta para hacer buen cine). En primer lugar, y tratándose de una película muda esto es fundamental, está llena de imágenes imborrables como el abrazo entre Peppy y la chaqueta de Valentin (aparentemente, otra cita en este caso de Seventh Heaven, que todavía no he visto) o la secuencia de tomas que los protagonistas repiten mientras se enamoran en pleno set, mostrada la primera vez en vivo, la segunda a través del celuloide. Y de homenajes que no suenan a citas literales, como el protagonismo del perrito-estrella, un hermoso tributo a las celebridades caninas que ya no se ven en la actualidad; o el recurso de las imágenes trucadas con miniaturas. Y también tiene un uso interesante del sonido y del silencio. No sólo con la escena de la pesadilla de Valentin en la que todo produce sonido menos él mismo, sino también con el sonido dentro de la película (ese que no escuchamos por ser muda): así, cuando termina la película que se está estrenando en la primera escena, la cámara se queda en George Valentin en lugar de enfocar al público. En su expectativa leemos ese segundo de silencio de la audiencia y en su satisfacción fanfarrona adivinamos el aplauso desatado. Más adelante, cuando Peppy triunfa en el sonoro vemos una escena de una de sus películas en la cual un galán enamorado declara su amor a una protagonista fuera de campo; esta imagen nos recuerda que el sonido permite tener en la escena a personajes que no necesariamente tienen que estar en pantalla. Finalmente, un Valentin abatido mira desconcertado a un policía que se acerca a hablarle sin palabras: nuestro héroe ya no comprende el lenguaje de la pantomima, ha quedado completamente fuera del universo que conoce y ama.-
El otro aspecto que me gustó de The Artist es la forma en la que los protagonistas no pierden su esencia, son lo que son de principio a fin. Valentin no hace su transición al sonoro (y triunfa, según se nos deja entrever) sacando conejos de la galera sino simplemente poniendo delante las características que mejor le permitan sobrevivir en este nuevo mundo. Quiero decir que desde un comienzo se nos muestra que es un showman que se desenvuelve tanto en la pantalla silente como frente a una audiencia o a los micrófonos de la radio y más adelante vemos que no hay otro impedimento para que protagonice una película sonora que su propia decisión de no hacerlo. En este contexto, nada más natural para el héroe que saltar al género musical para reinventarse. En paralelo, Peppy también tiene desde el comienzo la chispa y la determinación que la llevarán a rescatar a su amado pero también a avanzar en una industria sumamente competitiva que devoró más aspirantes que los que consagró.-
En definitiva, sí, he visto algunas de las costuras de The Artist. Pero también me reencontré con una película bella y a la vez relevante por más de un motivo. Por un lado la historia de Valentin nos enseña que siempre hay un camino por el cual seguir cuando parece que en el mundo ya no hay lugar para nosotros. Por el otro la película en sí misma demuestra que no todos los cambios son ineludibles: en un mundo de CGI, sonido envolvente, 3D y 4K, Hazanavicius desembarca con una peli (casi) “como las de antes” y arrasa con los premios, la taquilla y la crítica.-


PD: si alguna vez Hazanavicius vuelve a convocar a Dujardin y a Bejo para filmar “Chispa de amor”, la peli que los protagonistas están filmando en la escena final, yo estaré primera en la fila del cine para verla.-

Comentarios

  1. Qué ganas de volver a verla.
    Recuerdo que la disfruté.
    A pesar de las costuras que tan bien aprecias.
    Me lo pasé bien. Y eso lo valoro mucho.
    ¡Por cierto te va a encantar El séptimo cielo! Hay dos versiones la muda y una hablada. Y a las dos las quiero. Aunque la de Borzage... es una joya. La de Henry King la tengo cariño inmenso.

    Beso
    Hildy

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Creo (pero no estoy segura) que tengo acceso a ambas versiones de Séptimo Cielo.-
      Disfruté mucho con El Artista. A veces de tanto encontrar detalles aquí y allá da la sensación de que a uno no le ha gustado la película pero no es el caso. Me gusta mucho porque pese a esos detalles aún así cautiva y entretiene y si además le da una vuelta más a la rueda de amor al cine, bienvenida sea.-
      Un beso a puro sonido, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Life Itself (Como la vida misma) - Dan Fogelman, 2018.-

Aviso: tomaré unos días de licencia mientras me preparo para un proyecto algo grande que ideé para el mes próximo. Si todo sale como lo planeo, el 1ero. de septiembre estaré de regreso y muy bien acompañada. ¡Hasta entonces! ✻✻✻✻ Hoy he llevado mi máquina del tiempo al taller mecánico y mientras espero que la reparen, decidí darme una vuelta por esta década. O más precisamente, por este último año. Así desembarqué en esta película que ya voy viendo en Internet, genera opiniones encontradas entre quienes la aman y quienes la detestan.- Life Itself es una de esas películas que te desarma para volverte a armar. La historia se desarrolla en una serie de “capítulos”, de historias que ya veremos están íntimamente conectadas aunque por momentos no lo parezca. La primera de ellas es la que sirve de hilo conductor y nos presenta a una joven pareja, Will (Oscar Isaac) y Abby (Olivia Wilde) a la que conocemos a través del relato que Will hace a su terapista (Annnette Bening) s

El hijo de la novia - Juan José Campanella, 2001.-

Confieso desde el comienzo que me encanta la obra cinematográfica de Campanella, de modo que no soy muy objetiva al decir que esta película está llena de “momentos”, casi todas las escenas son oro en polvo y con mucho esfuerzo seleccioné estas cinco. Aquí van... Momento N° 1: el sueño de Rafael.- Para el comienzo del segundo acto, Rafael (Ricardo Darín) está internado en un sanatorio luego de haber sufrido un infarto. A su lado, inclinada sobre un ejemplar de la revista “Cosas” (un guiño a la primera película del director, cuyos protagonistas trabajaban para una publicación del mismo nombre), duerme su novia Natalia (Natalia Verbeke). De pronto Rafael se despierta, llama a Natalia y comienza a contarle el sueño de su vida: lisa y llanamente, quiere irse a la mierda. Mientras Rafael se explaya sobre la idea hablando casi para sí mismo, Campanella se concentra en Natalia, quien rápidamente advierte que en el sueño de Rafael no hay ningún lugar para ella. En toda esta escena Verb

Left luggage (Por amor) - Jeroen Krabbé, 1997.-

“Por amor” cuenta la historia de Chaja Silberschmidt (Laura Fraser), una joven estudiante de Filosofía en el Amberes de los años ‘70 y su relación con sus padres (Maximilian Schell y Marianne Sägebrecht) - ambos sobrevivientes de los campos de exterminio nazis - y con una familia jasídica (encabezada por el propio director y por Isabella Rossellini) para la cual trabaja como niñera. El nexo entre ambos mundos es el Sr. Apfelschnitt (Chaim Topol), un vecino de los padres de Chaja con el cual la joven mantiene una amistad.- Momento N° 1: el “meetcute”.- En el comienzo de la película Chaja parece no encajar demasiado en ninguna parte: su espíritu independiente y apasionado la diferencia de sus compañeros de Universidad que pasan su tiempo en interminables discusiones políticas, de sus padres que se debaten entre la persistencia del pasado y un presente amnésico y de sus orígenes religiosos y culturales. Sin embargo, sus aprietos económicos la llevan a dejar de lado este último