Ir al contenido principal

El regreso de los años veinte (primera parte)

Con la inminente llegada del año 2020 circulan en internet muchos juegos de palabras y bromas visuales respecto de los primeros años ‘20, por lo que decidí aprovechar la oportunidad para revisitar los “años locos” en el cine a través de películas que recrean esa época bajo diferentes miradas. Los invito entonces a vestirse para la ocasión y practicar los pasos del charleston mientras recorremos estas historias.-


Roxie Hart (1942) - William A. Wellman.-


Esta es una película bastante curiosa, a decir verdad. Da la impresión de que todos quisieron poner lo mejor de sí y el resultado, si bien no es del todo armónico, es altamente disfrutable.-
La trama proviene de la obra de teatro “Chicago” escrita por Maurine Dallas Watkins que luego fue adaptada en formato musical tanto en el escenario como en la pantalla; pero aquí tiene un par de vueltas de tuerca para ajustarse a las exigencias del Código Hays.-
En este caso la historia es contada por Homer Howard (George Montgomery), un reportero que revive en una serie de flashbacks la cobertura periodística del juicio por homicidio seguido quince años antes contra Roxie Hart (Ginger Rogers), una joven lo suficientemente ambiciosa como para dejarse acusar por un crimen que no cometió con tal de ganar notoriedad y tener su nombre en los periódicos. En el contexto de un Chicago en donde las homicidas se multiplican y ninguna recibe condena, la única carta que Roxie debe asegurarse en el juego de la publicidad es la de contar con los servicios del abogado estrella Billy Flynn (Adolphe Menjou).-
Lo primero que llama la atención en Roxie Hart es la bellísima fotografía de la película; de hecho, tal vez tenga una belleza digna de mejores causas, en el sentido en que esta es una película completamente olvidada en la que Wellman y el director de fotografía Leon Shamroy se ponen al nivel del más prestigioso cine negro. Por lo demás, la acción - que comienza con algo de lentitud - gana velocidad una vez que el periodista Callahan (Lynne Overman) y el productor teatral Benham (Nigel Bruce) convencen a Roxie de declararse culpable, contradiciendo la declaración que ya ha firmado su marido Amos (George Chandler). Así comienza el ácido comentario sobre la justicia y los medios que reconocemos de versiones posteriores, pero de alguna forma aquí se presentan con mayor sutileza (puntualmente la estoy comparando con la versión musical de 2002, la única que he visto). Wellman no comenta las situaciones, se contenta con mostrarlas y deja que los espectadores saquemos nuestras propias conclusiones.-


Sin dudas la estrella indiscutida de Roxie Hart es Ginger Rogers (y sus piernas, el célebre dúo recibe mucha atención en la película). Rogers demuestra una vez más aquí su don para la comedia y tiene la oportunidad de brillar en dos números musicales individuales. Ahora bien: pese a que siempre es un placer verla en movimiento, me pregunto hasta qué punto esos números cuadran en la estructura general de la película. Me inclino a pensar que fueron incluídos para capitalizar el talento de la protagonista, pero que si otra actriz hubiera asumido el rol, se hubiera prescindido de ellos con toda calma. En definitiva, estos números no restan, pero tampoco suman que digamos. La habilidad física de Rogers también es puesta al servicio de dos escenas de pelea, la primera con Callahan y la segunda con Velma (Helene Reynolds), la rival de Roxie en la cárcel que aquí tiene sólo esta escena. La pelea (con sonido de gatos hostiles de fondo) es terminada de pronto por la guardiacárcel Mrs.Morton (Sara Allgood) y es imposible verla sin recordar a las girl scouts que se muelen a golpes en la taberna portuaria en Airplane!
Por último, encontré fascinante la ambigüedad con la que Wellman maneja las restricciones impuestas por el Código. En efecto, el diálogo de los personajes aclara que Roxie es inocente, pero las imágenes no necesariamente cuentan la misma historia y lo cierto es que al final poco importa. Se nos ha ofrecido un espectáculo magnífico y eso es lo único que necesitamos.-

Comentarios

  1. Pero ¡qué idea más buena, por Dios! Otra serie magnífica. Esta película no la he visto, pero tengo la oportunidad, y después de leerte lo voy a hacer a la de 1, a la de 2 y a la de 3... ¡Además de nuestro adorado Wellman!

    Beso
    Hildy

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Jaja, encontré la luz al final del túnel con las series, me están ayudando mucho a cumplir un cronograma de publicación.-
      Yo tampoco había visto antes esta película y me sorprendió, es muy entretenida (el Billy Flynn de Menjou es tan bueno como el de Richard Gere en Chicago).-
      En un principio me sorprendió que Wellman estuviera detrás de este proyecto, pero se ve su mano en la estilización de las imágenes y en la acidez del comentario social. Espero que pronto puedas verla y me cuentes tus impresiones.-
      Un besote, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

The Roaring Twenties (Los violentos años veinte) - Raoul Walsh, 1939.-

Esta película bien podría formar una interesante sesión doble con The Public Enemy . Ambas son protagonizadas por James Cagney (con ocho años de distancia entre una y la otra) pero además ambas presentan dos modelos diferentes de películas de gangsters : el anterior y el posterior a la aplicación del Código Hays.- Durante el período pre - code , en el cual el género floreció, los realizadores pudieron colocar en el rol del héroe a criminales atractivos pero muchas veces despiadados, mientras que el lugar del villano quedaba reservado para otros delincuentes (con una fuerza de policía ausente), cuando no para la propia policía y otras figuras de autoridad. Esta inversión en los roles tradicionales, característica de este período, debió ajustarse con la aplicación del Código, surgiendo así una nueva figura: el gangster con el “corazón de oro”, es decir el delincuente simpático, que pese a sus acciones criminales de mayor o menor violencia, se sacrifica hacia el final por un ideal

Proyecto Cary Grant Nro. 28: In Name Only (Dos mujeres y un amor) - John Cromwell, 1939.-

¡Feliz cumpleaños, mi querido Cary! Hoy no podía faltar una nueva entrega de mi Proyecto Cary Grant, aún cuando estemos en medio de otro proyecto como lo es el Abecedario de musicales , y tocó una película a la que tengo ligado un recuerdo especial porque tuve oportunidad de verla por primera vez hace varios años en la pantalla grande, en una sala llena de amantes del cine clásico.- Julie Eden (Carole Lombard) es una joven viuda madre de una niña de cinco años (Peggy Ann Garner brillante en su papel) que está de vacaciones en una casita de campo cuando conoce por casualidad a Alec Walker (Grant), un rico empresario que vive cerca. Julie y Alec improvisan un picnic junto a un estanque, hacen una cita para el día siguiente incorporando a la niña de ella, se sienten atraídos el uno por el otro, todo va de maravillas… hasta que acompañamos a Alec a su casa y descubrimos que ¡está casado! Y nada menos que con una mala malísima que responde al nombre de Maida pero tiene el rostro de Kay Fran

West Side Story (Amor sin barreras) - Robert Wise, Jerome Robbins, 1961.-

Aquí va otra crítica absolutamente parcial de una película que adoro ;) Momento Nº 1: Jets y Sharks.- ¡Hablando de comienzos inusuales! Los musicales clásicos suelen acompañar los títulos iniciales con una breve compilación (no una verdadera obertura) de las melodías que escucharemos a lo largo de la película. En West Side Story Wise y Robbins prescinden de los títulos iniciales y en su lugar optan por dejar correr la obertura de Leonard Bernstein sobre un  intrigante dibujo abstracto de colores vibrantes que cambian. Esta presentación nos permite enfocarnos verdaderamente en la música, esta no es una pieza que podamos escuchar distraídamente mientras leemos quién escribió el guión o diseñó el vestuario sino que somos llamados a poner toda nuestr atención allí. Tras el título de la película, el dibujo se funde con la imagen de la zona sur de Manhattan a la que le sucede una serie de tomas aéreas que nos llevan lentamente hacia el noroeste de la isla, siguiendo el llamado de