Puesto Nº 100: Yankee Doodle Dandy (1942).-
Esta película dirigida por Michael Curtiz ya había pasado por aquí con motivo del curso Locos por los Musicales auspiciado por el canal TCM en 2018. En aquella ocasión mi reseña se enfocó principalmente en la importancia social que tuvo la película en el momento de su estreno o más bien en el ánimo que apuntaba a generar en un público que se preparaba para entrar en la II Guerra Mundial. La exaltación del nacionalismo era lo que se imponía y a eso se arroja de lleno Yankee Doodle Dandy.-
Evaluando en esta oportunidad sus méritos cinematográficos por derecho propio vuelvo a encontrar como en la oportunidad anterior que el gran punto fuerte de esta película está en su elenco, encabezado por el incomparable James Cagney en el rol del productor, compositor, director y actor de Broadway George M. Cohan. Sin esfuerzo aparente los actores principales del elenco envejecen (sobre y debajo del escenario) una buena cantidad de años a medida que se cuenta esta historia que es tanto la de un individuo como la de una familia. Y no sólo eso sino que además lo hacen cantando y bailando. Son todo un espectáculo… me refiero a Walter Huston y Rosemary DeCamp en los roles de los padres de Cohan, Joan Leslie como su esposa y Jeanne Cagney como su hermana.-
La película tiene además el sabor especial de un proyecto familiar, con William Cagney (hermano de James) como productor y Jeanne haciendo de hermana del personaje interpretado por su hermano.-
Por fuera de las interpretaciones, dos detalles estéticos llamaron mi atención. El primero es la hermosa fotografía de la película, obra de James Wong Howe; y el segundo es la adaptación a la gran pantalla de las obras teatrales creadas por Cohan. Es tentador imaginarse cómo hubiera resultado esta película si hubiera sido producida por MGM, pero bajo el sello de Warner Bros. en ningún momento pierde la escala. Sólo abandona el proscenio para reposicionar la cámara en algún momento puntual; por lo demás transmite a la perfección la sensación de estar viendo estos espectáculos en el teatro e incluso algunas escenografías fueron recreadas para la película a partir de fotografías de archivo.-
Ahora bien, esta es la pregunta que me haré cien veces a lo largo de esta serie: ¿merece esta película estar entre las cien mejores películas de la historia del cine? Creo que no… amén de su importancia para el momento en el que fue producida y de la tremenda emoción que me produce ver a Cagney bailar como si el tiempo no existiera y pudiera calzar infinitos pasos en unos pocos segundos, no veo la relevancia que pueda tener esta película en una lista tan acotada como la que nos convoca. Tanto Cagney como Curtiz como el género musical han dejado obras más trascendentes que no necesariamente están contempladas en la lista: Casablanca, la película más conocida de Curtiz está tanto como segunda en la lista pero, si vamos a hablar de musicales hay omisiones asombrosas, concretamente no hay ninguna película de Astaire y Rogers; y en cuanto al legado de Cagney, no hay ninguna otra de sus películas aquí ni siquiera The Public Enemy, fundacional tanto de su carrera como del género de gangsters o White Heat, una de sus interpretaciones más recordadas. Creo en definitiva que esta lista hubiera estado mucho más equilibrada con otra película en lugar de esta.-
Puesto Nº 99: Guess who’s coming to Dinner (1967).-
Nunca había visto esta película y debo confesar que un momento me desconcertó hasta que verifiqué un par de datos históricos y todo cayó en su lugar.-
John Prentice y Johanna “Joey” Drayton acaban de regresar de unas vacaciones en Hawaii, viaje hacia el que partieron cada uno por su lado y del que regresaron enamorados y decididos a casarse. Está todo maravilloso, excepto por un pequeño detalle: John es negro (lo interpreta Sidney Poitier) y Joey es blanca (tiene el rostro de Katharine Houghton). Cuando la pareja llega a San Francisco para dar la noticia a los padres de Joey (Spencer Tracy en su último rol y Katharine Hepburn), todos los problemas que enfrentarán en sociedad se presentan concentrados en la pequeña reunión familiar a la que se suman de imprevisto los padres de John (Roy Glenn y Beah Richards) y un sacerdote amigo de los Drayton, Monsignor Ryan (Cecil Kellaway).-
Lo que me desconcertó en un principio es la bambolla que se arma en torno a este romance interracial, pero es importante tener en cuenta qué sucedía en Estados Unidos en 1967: tan sólo dos años antes se habían abolido las últimas leyes segregacionistas, cuando la película comenzó a filmarse el matrimonio interracial todavía era ilegal en varios estados y pocos meses después del estreno ocurriría el asesinato de Martin Luther King Jr. En este contexto, los reparos de ambas parejas de padres, de la empleada doméstica de los Drayton (Isabel Sanford), una mujer negra que también desaprueba la unión - aunque su hija deja bien en claro que no tiene nada en contra de las relaciones interraciales - y del propio John son perfectamente razonables.-
La película (dirigida por Stanley Kramer) tiene la intensidad de aquellos films que se desarrollan en entornos cerrados, en donde los personajes van circulando de un espacio a otro manteniendo conversaciones generales o en grupos de dos o tres cada vez. En este sentido, la casa de los Drayton cobra gran importancia y ciertamente se trata de una pieza de escenografía impresionante. Pero también es importante la única escena que transcurre fuera de la casa con posterioridad a que la pareja principal llega: para distender un poco los ánimos los Sres. Drayton salen a tomar un helado y el contraste entre el ambiente tradicional que se respira dentro de la casa (y en las pocas locaciones que habíamos visto con anterioridad, un aeropuerto y una galería de arte) y el convulsionado mundo de los ‘60 que los rodea en la calle, nos golpea con contundencia y marca hasta qué punto han cambiado las cosas desde los tiempos representados por las parejas de mayor edad de la película.-
Otro de los aspectos interesantes de Guess who’s coming… es la profundidad de los conflictos presentados en la pantalla, que en cierto modo abonan la vigencia de la película (y no es que el conflicto racial haya perdido vigencia, atención). A medida que avanza la trama vemos que el racial no es el único conflicto latente entre estas familias. Como capas de una cebolla van desprendiéndose conflictos generacionales, conflictos de clases sociales, conflictos de pareja, conflictos ideológicos y conflictos internos que cada personaje tiene consigo mismo (especialmente los hombres de la película, las mujeres parecen ser más auténticas). La pregunta que nos mantiene pendientes del desenlace es si triunfará el amor o… no me decido si escribir la razón o el prejuicio, porque uno de los aciertos del guión es que todos tienen argumentos perfectamente atendibles. Es decir que los que se oponen a la unión no son meros racistas obtusos sino que, movidos por el amor y la admiración hacia la pareja, temen por las dificultades que claramente enfrentará un dúo interracial y su descendencia también. Ese es un gran mérito del guión, porque mostrar el conflicto en términos maniqueos hubiera sido muy fácil pero también hubiera quitado toda relevancia a la película. Lo que la convierte en algo que vale la pena ver es que nos interpela y nos obliga a considerar cuánto de cada personaje (de cada punto de vista) tenemos en nosotros mismos.-
Entonces ¿merece estar entre las cien mejores películas? En este caso se me plantea una disyuntiva, porque la película en sí misma, como producto cinematográfico, no me encantó (no termina de gustarme la forma en la que Kramer usa su cámara, en mi canon personal lo considero mejor productor que director), pero si pensamos que esta lista está integrada no sólo por películas que a nivel estético hayan marcado tendencia sino también a nivel de contenido, de impacto social, de imposición de nuevos estándares culturales, esta película ciertamente responde a todos esos parámetros y me resulta curioso que haya desaparecido de la edición aniversario de la lista, publicada en 2007.-
Cómo voy a disfrutarte este año. De la de Cagney solo he visto fragmentos. Recuerdo la serie musicales TCM. La tengo pendiente. "Adivina quién viene esta noche" es una de esas pelis que forman parte de mis recuerdos y mi amor al cine. Cómo me gustó la primera vez que la vi. ¡Cómo adoré a Spencer Tracy y Katherine Hepburn! Cuánto amor y complicidad..., aunque su historia no fue fácil. Me encantaban de adolescente (y ahora también) esta y En el estanque dorado, donde me parecía también preciosa la química entre Hepburn y Fonda.
ResponderBorrarLuego qué importante es la figura de Sidney Poitier en el contexto histórico donde situas la película. ¡Tiene una filmografía maravillosa! Sus primeras películas como Un rayo de luz o Dónde la ciudad termina son una pasada.
Beso
Hildy
Querida Hildy, disfrutarás mucho de "Yankee Doodle Dandy". En lo personal, siempre me parece estar presenciando un pequeño milagro cuando veo bailar a Cagney; este tipo rudo me emociona mucho cuando se pone sus zapatos con alas.-
BorrarEn cuanto a "Adivina quién viene a cenar", debo confesar que es mi primera peli de Poitier, aunque siempre lo tuve por un actor importante por su relevancia cultural. No he visto tampoco "En el estanque dorado" (¿no fue la última película de Henry Fonda?) y del dúo Hepburn-Tracy sólo conozco "La mujer del año". ¿Sabés que tengo en mi biblioteca las memorias de Hepburn pero todavía no les eché mano? Conozco algunos retazos de su relación con Tracy y sí, tengo entendido que no fue nada fácil...
Sin adelantar nada te cuento que Hepburn volverá a aparecerse por aquí la semana que viene, shhhh...
Un beso enorme, gracias por acompañarme en esta pequeña aventura, Bet.-
A mí la Hepburn me gusta un montón. ¿Será Historias de Filadelfia o La fiera de mi niña? O ya en sus papeles más maduros... Creo que de las que hizo con Spencer mi favorita es La costilla de Adán (en inglés se titula igual).
ResponderBorrarSí, En el estanque dorado fue la última película de Henry Fonda. Y es emocionante ver a Jane haciendo de su hija. También fue una relación padre-hija difícil, pero aquí se nota tanto cariño.
Beso
Hildy
¡Aahh, será sorpresa, jaja! Debo ponerme al día con Hepburn, en general me resulta difícil, siento que su personalidad como actriz es tan fuerte que se come a los personajes y no siempre coincido con eso.-
BorrarMás besos, Bet.-
susufFacme Kelly Roan Comment
ResponderBorrarget it now
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erexanab