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American Film Institute, 100 años… 100 películas (#96 y #95).-

Puesto Nº 96: The Searchers (1956).-


Lecciones aprendidas de The Searchers. Número uno: las tribus comanches son extremadamente difíciles de rastrear y localizar. Número dos: el clima en el Oeste es una locura. Número tres: la ropa interior roja era el último grito de la moda entre los hombres rudos en el siglo XIX.-
Hablando en serio, debe haber algo que me estoy perdiendo aquí. Sigo buscando una puerta de entrada a un género que se me escapa y sigo quedándome fuera (un poco como el protagonista de esta película, vaya coincidencia he encontrado).-
Ethan Edwards (John Wayne) regresa a la casa de su hermano Aaron (Walter Coy) luego de combatir en la Guerra Civil, con tres años de retraso. Allí se reencuentra con sus sobrinos y especialmente con su cuñada Martha (Dorothy Jordan) y con Martin (un bello Jeffrey Hunter), un muchacho criado por la familia a quien Ethan no acepta como sobrino porque tiene sangre aborigen en sus venas. Cuando parte de la familia es masacrada y la más pequeña de las sobrinas de Ethan, Debbie, es secuestrada por una tribu comanche, Ethan y Martin emprenden una búsqueda de cinco años para recuperarla y vengar a las víctimas.-
Con The Searchers me pasa de alguna forma lo mismo que con Unforgiven. Rescato que visualmente la película tiene momentos impactantes, entiendo las subversiones al género con este héroe más que imperfecto (el Ethan de Wayne es racista, vengativo, emocionalmente hermético), la idea de la trama me parece interesante con sus pequeños detalles y recovecos fascinantes aquí y allá… pero el todo termina pareciéndome mucho menos que la suma de las partes.-
Empiezo por lo que me resultó fascinante. La primera parte de la película es atrapante: un ex soldado que regresa sin poder explicar dónde estuvo los últimos tres años y por qué no volvió a casa. Un hombre querido por todos, además, lo cual habla de que en algún momento Ethan debió ser un pilar emocional para la familia. Una relación inconfesable con su cuñada Martha (esas miradas y el gesto de la mujer de acariciar el abrigo de su cuñado cuando cree que nadie la ve) y la posibilidad latente de que tal vez Debbie sea la hija de Ethan y no su sobrina. Y luego una misión irrenunciable: encontrar a la niña aunque le lleve toda su vida. Y en esa misión un compañero inesperado, el joven Martin a quien Ethan desprecia por sus orígenes pero que se convertirá en su gran aliado y en una pieza clave para alcanzar el objetivo.-
Por otro lado, me quedo con esta idea de que Ethan no pertenece verdaderamente a la vida en sociedad. Es un eterno extraño, un mercenario que merodea por los alrededores sin involucrarse y sin (atención con esto) ser invitado a entrar tampoco. La verdad es que nadie lo quiere allí una vez que ha terminado su trabajo y su hermetismo resulta ser más un mecanismo de defensa que una opción personal.-
Ahora bien, estos aspectos están sepultados en la hojarasca generada por un guión con deficiencias, por severas fallas de continuidad y por interpretaciones actorales más que desparejas. En cuanto a lo primero, al igual que en Unforgiven me encontré con tiempo precioso destinado a subtramas que no conducen a nada (como la de la esposa que Martin consigue por accidente durante un intercambio de mercancías con los aborígenes, que además lleva a uno de los momentos de mayor crueldad en la película cuando esta mujer - que no es más que amable con este esposo que le tocó en suerte - es literalmente empujada por un barranco ante la mirada divertida de ambos protagonistas) y con un exceso de situaciones que intentan ser cómicas y que no siempre lo logran. En este esfuerzo se cuelan una serie de personajes pintorescos, algunos de los cuales son sorprendentes (como el querido Antonio Moreno en un pequeño pero importante papel), otros graciosos pero inoportunos (como Patrick Wayne, hijo de John, en el rol de un joven teniente inexperto que aparece en el momento del clímax, desinflando un poco la tensión de la trama) y otros exasperantes, como el potencial suegro de Martin, padre de su enamorada Laurie (Vera Miles), interpretado por John Qualen. Hay también buenos giros de la trama que luego resultan estériles. Por ejemplo, en uno de los caminos sin salida recorridos por Ethan y Martin vemos un campamento en donde encuentran un grupo de mujeres rescatadas de los comanches. Estas mujeres, profundamente traumadas por la experiencia, nos sirven de muestra de lo que podría estar sufriendo Debbie y aumentan la tensión. Al mismo tiempo se nos pinta a Scar (Henry Brandon), el líder comanche que mantiene cautiva a la joven, como un ser terrible. Sin embargo, cuando nos reencontramos con Debbie (que en su niñez tiene la cara de Lana Wood y en su adolescencia es su mucho más famosa hermana, Natalie) no parece haber nada demasiado malo con la muchacha. No ha perdido la razón, no vemos mayores secuelas en ella y si acaso rehúsa volver con su familia es porque esperó demasiado por un rescate que se produce tarde, cuando ya asimiló su nueva cultura.-
En el propio Ethan vemos la construcción de una trayectoria que luego resulta desperdiciada. Hacia el final de la película, el protagonista está decidido a matar a la sobrina por la que se sacrificó durante cinco años tras comprobar que ahora es una joven comanche. Pero cuando se produce el encuentro cara a cara entre ambos, el momento transcurre sin emoción. No hay chispa, no hay procesos internos revelados, sólo una acción sucedida por otra. The end.-
En cuanto a la continuidad de la película, no sólo el clima está loco sino también el reloj. El día sucede a la noche sin transición en el momento de mayor tensión, cuando Ethan por fin logra el respaldo armado que necesita para atacar el campamento comanche, desorientando al espectador y sacándolo de la acción (o tal vez sólo me sucedió a mí, que para esa altura ya estaba mirando mi reloj con impaciencia). Y en ese salto, se consume un hecho central de la trama que no sólo sucede fuera de la pantalla (eso no sería nada), sino también fuera de la historia (me refiero al enfrentamiento con Scar). ¿Cuándo se resolvió esa situación? No lo sabemos, los realizadores nos privaron de ese momento.-
Por último, no quiero cometer una herejía pero ¿qué pasa con la dirección de actores en esta película? Cada uno parece estar jugando su propio juego sin coordinación entre ellos. Estas variaciones en el tono y el estilo, sumadas a los excesivos esfuerzos de aportar humor que mencioné anteriormente, dan por resultado una película muy despareja en donde la mejor escena desde mi punto de vista es una que no tiene nada que ver con la historia principal y es la pelea entre Martin y el prometido de Laurie (Ken Curtis en otra caracterización intolerable) en el día de la boda.-
Uff… pese a todo lo dicho no me atrevo a contestar a la pregunta habitual porque reconozco una vez más que no soy la persona más calificada para opinar sobre westerns y contemplo la posibilidad de que todo lo escrito hasta aquí no sea más que una serie de imbecilidades. En todo caso, me siento más cómoda con esta película ocupando el puesto 96 de la lista y no el ¡¿12?! que ocupa en la edición del décimo aniversario. ¿Qué demonios…?


Puesto Nº 95: Pulp Fiction (1994).-


¡Guuuuau!
Sí, me doy cuenta de que no puedo terminar mi reseña aquí de modo que haré un esfuerzo por escribir algo medianamente coherente. Antes de ver esta película por primera vez en el día de ayer lo único que sabía sobre ella es que en algún momento vería a Uma Thurman y a John Travolta bailando el twist y a John Travolta y Samuel L. Jackson andando en auto. Eso era todo, no tenía idea sobre su estructura o temática y por algunos segundos, mientras veía a Pumpkin (Tim Roth) y Honey Bunny (Amanda Plummer) redefinir sus vidas en una cafetería, tuve mis dudas. Y de pronto esta dulce joven desenfunda un arma y empieza a vociferar instrucciones a los otros comensales devenidos en víctimas de un asalto y yo ahí, atrapada por la historia y por una forma de contar.-
La película está contada a través de una serie de viñetas que tienen diferentes protagonistas, todas vinculadas entre sí y contadas fuera de orden cronológico. Este creo que es el mayor acierto del director Quentin Tarantino, porque le permite meterse en diferentes universos y explorar distintas estéticas sin comprometer la cohesión de la historia y abarcar también un amplio reparto sin que los personajes queden fundidos en un ensemble.-
Por encima de la violencia, que es lo que más resalta en la película (de hecho en América se llamó “Tiempos violentos” mientras que el título original hace referencia a las historias por folletines), me impactó encontrar en los diferentes episodios historias de amor, honor y lealtad. Cada episodio muestra una o más parejas y distintas variantes del amor. Tenemos a Pumpkin y Honey Bunny, los asaltantes; a Vincent (John Travolta), un “pesado” que tiene que llevar a la esposa de su jefe, Mia (Uma Thurman), a cenar; a Butch (Bruce Willis), un boxeador en las malas y a su novia francesa Fabienne (Maria de Medeiros); a Lance (Eric Stoltz) y Jody (Rosanna Arquette), dos vendedores de drogas; a Marsellus (Ving Rhames), un gangster con su esposa trofeo (Thurman). Y las parejas que no vemos pero adivinamos: el compañero de Vincent, Jules (Samuel L. Jackson) y su novia vegetariana debido a la cual se volvió virtualmente vegetariano él también y su amigo Jimmie (Quentin Tarantino), casado con Bonnie. Y también el honor, que hace que Butch gane una pelea que se suponía debía perder (aquí resuena el eco del querido John Garfield despertándose de un sueño-flashback antes de una pelea arreglada en Body and Soul) y que, en el episodio más estrafalario de la película, rescate a su enemigo ante una situación de peligro que los expone a ambos. Y la lealtad: Vincent está visiblemente contrariado ante el giro que toma la vida de Jules, el cual por cierto tiene consecuencias nefastas en su vida.-
Con toda esta galería de personajes marginales, lo que más rescato es el amor que Tarantino siente por ellos. En ningún momento formula juicios de valor sobre ellos, ni siquiera por los más villanos Maynard (Duane Whitaker) y Zed (Peter Greene), que parecen habitar un universo paralelo al de Marsellus y sus satélites.-
Un repaso por las principales películas estrenadas en 1994 (que es también un repaso por las películas de mi infancia de la cual Pulp Fiction no formó parte porque no me dejaron verla) permite imaginar el impacto que habrá significado esta peli de bajo presupuesto en la gran escena hollywoodense. Al lado de Forrest Gump y Legends of the Fall debe haber parecido que los chicos malos amenazaban con tomar el reformatorio, algo no tan diferente a lo que pasó a fines de los años ‘60. Y sin ser una experta en la materia me atrevo a decir que nada parece haber cambiado demasiado, Hollywood siempre supo tomar la cantidad de elementos nuevos como para mostrar renovación y añadirlos a la mezcla de siempre como para que nada cambie demasiado. En alguna pequeña medida Pulp Fiction honra esa tradición con sus referencias a los ídolos cinematográficos del director pero también, a la distancia podemos decirlo, se incorporó a esa tradición inspirando a otros. Hay en la película muchas imágenes y situaciones que dialogan con películas posteriores tanto como anteriores (la conversación banal que antecede a una acción violenta, el diálogo con uno mismo mientras en el cuarto contiguo ocurre un desastre, el grupo desesperado en torno a un cuerpo exánime, el dúo de pesados que termina con un atuendo ridículo) y en ese sentido ciertamente veo justificado que esta película integre la lista. Sorprendentemente, ocupa un lugar bajo y sólo subió un puesto en la edición de 2007.-

Comentarios

  1. ¡Nada, no logramos que te fascine el western! A mí Centauros del desierto me fascina y mucho del universo fordiano se encierra en sus fotogramas. Muchas de sus virtudes las rescatas en tu texto. Señalas cosas que no te han hecho entrar, pero que son importantes. Ford creaba un abanico de personajes con sus luces y sus sombras, representaba la "vida" con sus momentos cotidianos e intrascendentes, con sus instantes de risas y lloros, con el ritmo de todas las vidas: con desgracias, desgarros, risas y alegrías, momentos de incertidumbre e intranquilidad, días de lluvia y de sol, de nieve... El paso de los años... Y las cartas, esas cartas donde solo cuentas lo que te parece peculiar, lo que ha llamado tu atención, lo que no has entendido.
    A ver sigo intentándolo, ¿por casualidad estará en la lista El hombre que mató a Liberty Valance?
    Y Tarantino, a mí su cine me gusta. Se nota, y lo señalas en tu texto, lo cinéfilo que es. Efectivamente sus películas están llenas de todo tipo de referencias cinéfilas y dialoga con un montón de películas de todos los tiempos. Y también fue el momento de oro para mí de Bruce Willis: esta película, 12 monos. El sexto sentido...

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. ¡Ay! Estoy empezando a pensar que esto del western no es para mí. Y bueno... hay gente que no mira musicales o películas de época o cine clásico en absoluto... ¿será que yo no miraré westerns? Sin adelantarte si "El hombre que mató a Liberty Valance" está o no en la lista dejame decirte que no hace mucho tiempo atrás le di los veinte minutos de rigor y huí despavorida (aquí hundo la cabeza en los brazos con desesperación, jaja).-
      Aluciné con "Pulp Fiction", solo en un momento hacia el final sentí que ya era hora de ir cerrando, tal vez a la película le sobren diez minutos pero no más que eso. Amé "Doce monos" y hace mucho que no veo "Sexto sentido" pero la última vez que la vi todavía me gustaba mucho, pero mis recuerdos más queridos de la filmografía de Bruce Willis tienen que ver con pelis que no creo que gocen de tanto prestigio pero que en mi casa se veían todo el tiempo cuando yo era niña: "Cita a ciegas", "La muerte le sienta bien" y "Hudson Hawk". Y también daba vueltas por allí "La hoguera de las vanidades", que creo que fue un fracaso y en casa había una copia, pero no recuerdo nada de esa película. Y más tarde, "El quinto elemento" que mirábamos una y otra vez. Mi hermana mayor tenía un flechazo con Willis (y con Mel Gibson) así que no era raro verlo en nuestra pantalla cada vez que alguien preguntaba "¿qué miramos?" Lo seguro es que nadie proponía un western, esto viene de familia, jajaja.-
      Un beso enorme, Bet.-
      PD: Ya anticipo que la semana próxima tendremos otro disenso, mi querida Hildy.-

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