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Seguidilla de cine contemporáneo de fin de semana.-

 

El pasado fin de semana miré tres películas de cine contemporáneo, lo cual es toda una rareza para mí y quise traer pequeñas reseñas porque todas las películas, si bien más o menos imperfectas, me dejaron puntos de interés.-


Das Vorspiel (La audición) - Ina Weisse, 2019.-




Anna (Nina Hoss) es una profesora de violín que, contra la opinión de sus colegas, vota por la incorporación de un nuevo alumno en el conservatorio. El joven Alexander (Ilja Monti) tiene algo que le llama la atención. Poco a poco Anna comienza a poner todas sus expectativas y obsesiones en la preparación de Alexander para una audición a medida que su vida familiar y artística se desbaratan.-

Esta película me atrapó bastante, la estética es impecable y super naturalista y las historias de músicos siempre me atraen. Weisse logra contar contar su historia a través de las imágenes, los personajes dicen más con la forma en la que se miran que con sus palabras (justamente en una escena Anna le reclama a su marido Philippe, interpretado por Simon Abkarian, que no le dice que la ama, a lo que él responde que se lo demuestra a diario) y construye una tensión que hace que no puedas desviar la mirada. Aún cuando Anna me crispó los nervios en más de un momento, debo confesar.-

Para mí, que estoy más familiarizada con el cine clásico de Hollywood, siempre es una grata sorpresa encontrar formas más sutiles de contar. En Das Vorspiel no tenemos (ni necesitamos) la típica escena en la que la protagonista se confiesa con una amiga o (peor aún) ante un auditorio o recurre a una sesión de terapia. La inestabilidad de Anna y las tensiones que existen en su familia, que se completa con un hijo preadolescente con inquietudes que están a mil años luz de las que su madre puede comprender o acompañar, saltan a la vista a través de sus acciones. Y cuando se desborda en una acción completamente inapropiada con su alumno, sufre las consecuencias. Para Alexander el fin no justifica los medios (algo que también hubiera sido diferente en una película hollywoodense).-

En otros momentos, pasamos de la sutileza al cine verdad más chocante y aquí hay un par de escenas que me parecieron completamente innecesarias y que involucran baños y personas en ellos y… no. Demasiado para mí. Pero descontando estos momentos, la película está muy bien.-


The Good Liar (La gran mentira) - Bill Condon, 2019.-




Betty (Helen Mirren) y Roy (Ian McKellen) son dos adultos mayores, ambos viudos, que se conocen a través de un sitio de citas. En su primer encuentro ambos reconocen que han dado nombres falsos en sus perfiles por precaución, pero como todo marcha bien se sinceran e intercambian sus números de teléfono. Al minuto de salir de la cita Roy nos deja ver que tiene una doble vida cuando entra en un club de streapers y se reúne con unos eventuales “socios de negocios”. A partir de aquí aprendemos que Roy y su colega Vincent (Jim Carter) son en realidad estafadores que pescan tanto incautos en busca de dinero fácil como viudas acaudaladas.-

The Good Liar comienza como un juego del gato y el ratón fascinante en donde el nieto de Betty, Stephen (Russell Tovey), intentará proteger a su abuela de lo que presume es un engaño. Al mismo tiempo, la ambigüedad del título en inglés (que no revela género) y la expectativa que uno se hace sobre el tipo de personaje que puede interpretar Helen Mirren en una historia de esta clase, genera la intriga respecto a quién le miente a quién o, en todo caso, cuál podrá ser el as que Betty esconda bajo la manga de su aparente inocencia.-

Al mismo tiempo, Roy es mucho más peligroso de lo que parece y no tiene reparos en literalmente eliminar a quien pretenda interponerse en su camino y esto es lo que rompe el tono de lo que podría parecer en un principio una tierna historia entre dos adultos que de pronto se enamoran pese a que el plan original era otro… y no hay verdaderamente, durante una parte de la película, motivos para pensar que esta película es algo más que eso, más allá de algunos detalles algo inquietantes.-

Y en esto reside mi mayor problema con esta película: de pronto, la historia se transforma en otra cosa y luego de eso directamente se va para el lado de los tomates con el giro narrativo final. Lo que de alguna forma arruinó para mí la película es que el guión (basado a su vez en una novela que no he leído) pretende abarcar mucho más de lo que puede apretar en una sola historia y se enreda demasiado a la hora de las explicaciones finales. Como suele suceder en este tipo de historias.-


The Children Act (La Ley del Menor) - Richard Eyre, 2017.-




Hace varios años leí la novela en la que está basada esta película y si bien no recuerdo demasiados detalles sobre ella, sé que me gustó y recordaba aún tras el paso del tiempo, los lineamientos de la trama. Lo que no sabía era que se había hecho una adaptación cinematográfica y fue una gran coincidencia que con ella cerrara mi fin de semana de cine, porque es una película que guarda alguna relación con Das Vorspiel. En efecto, ambas películas cuentan historias de mujeres de mediana edad con problemas matrimoniales que entablan relaciones inapropiadas con adolescentes. Y ambas tienen algún tipo de limitación en cuanto a la maternidad: en Das Vorspiel la incomunicación con el hijo, en The Children Act, la imposibilidad de tener hijos.-

En este caso, la relación se establece entre la Juez de Familia Fiona Maye (Emma Thompson) y el joven Adam (Fionn Whitehead), un adolescente de 17 años que profesa la religión de los Testigos de Jehová. A causa de su religión Adam se niega a recibir una transfusión de sangre que sería vital en su tratamiento conta la leucemia, decisión en la que es respaldado por sus padres (Ben Chaplin y Eileen Walsh). Llevado el caso a la Corte por el Hospital que intenta llevar a cabo el tratamiento, le toca a Fiona decidir justo en el momento en el que su matrimonio con Jack (Stanley Tucci) atraviesa una crisis. Tras una entrevista con Adam, Fiona decide autorizar el tratamiento y Adam se recupera, iniciando un difícil camino de preguntas sin respuestas que atormentarán al joven y que alimentarán su obsesión por Fiona.-

En cuanto a la dirección, no pude menos que interesarme por una película dirigida por Richard Eyre, a quien conozco más por su trabajo en la ópera que en el cine. Aquí cuenta con precisión y excelente ritmo y excepto por un único plano cenital de la sala de audiencias que me descolocó, en general no aspira a hacerse notar. Deja que sus actores cuenten la historia con sus gestos y con el uso que hacen del espacio (yo quiero vivir en el departamento de los Maye). 

Sin ser perfecta, a esta película no le sobra ni le falta nada. Fiona ciertamente no es mi personaje favorito, no recuerdo si la novela tiene la misma subtrama de la crisis matrimonial, pero por lo que se ve en la película tal vez no reaccione de la mejor manera a los planteos nada descabellados que le hace su marido. Pero más allá de mi desacuerdo con el personaje, es atrapante ver a esta mujer que tiene una voluntad de hierro en la Corte pero se desbarata en su vida personal. Emma Thompson interpreta esa dualidad a la perfección; ninguna de las dos versiones de Fiona suena falsa y de inmediato creemos en esta mujer que tiene dos formas de ser completamente distintas (vamos, suele suceder que los abogados amemos el orden en el plano profesional pero seamos un poquito desastrosos para lo propio). Creo que esta fue mi película preferida del fin de semana y encima me ha hecho dar ganas de releer la novela, así que ¿qué más se puede pedir?

 


Comentarios

  1. Pues de tu seguidilla de cine contemporáneo solo he visto la tercera película que me resultó bastante interesante. Me encantó el dilema que se le planteaba a la jueza y en lo que deriva... Además me gusta Ian McEwan y he disfrutado de varias de sus novelas, pero curiosamente la que adapta esta película no la he leído. Hay otras películas que han salido de sus novelas que me han gustado mucho como Expiación (Atonement) o En la playa de Chesil (On Chesil Beach).
    De La audición, me voy a otra película que me fascinó de su actriz protagonista, Nina Hoss, Phoenix de Christian Petzold.
    Qué lástima una película que no aproveche tener entre sus actores a Helen Mirren y Ian McKellen, ¿verdad? En Helen Mirren empecé a fijarme en un papel secundario de un musical que me vuelve loca Noches de sol (White Nights). Y McKellen siempre será para mí el James Whale de Dioses y monstruos.
    ¡Me alegro de disfrutarte! Me ha gustado mucho leerte sobre cine contemporáneo.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Hildy querida, "Expiación" (la película, digo) me gusta muchísimo aunque no la he visto en años. De la novela no recuerdo mucho pero sé que la leí completa. Como me sucede con el cine, últimamente me siento más inclinada hacia los libros clásicos pero bien podría darle una releída a ambas novelas de McEwan. En este caso, me gustaron mucho las escenas que muestran a la Juez en plena labor y el sistema judicial inglés siempre llama la atención en la pantalla.-
      No he visto otras películas con la protagonista de La Audición, pero tengo la intención de ver más cine alemán porque estoy aprendiendo ese idioma hace ya algunos años y me encanta ir repitiendo las frases que logro entender en una película (que van a razón de dos por film, jajaja). Tomo nota entonces de la que mencionas.-
      ¡Ay sí! Qué descolocada me dejó The Good Liar. No es que la película sea inmirable (¿existe esa palabra?) pero me pareció demasiado volado el final. Los dos protagonistas están geniales de todos modos y sólo por ellos me quedé hasta el final. Para mí McKellen siempre será el Zar Nicolás II de Rasputin, aquella película con el queridísimo Alan Rickman (por cierto, se me cruzó por la cabeza que Rickman hubiera podido repetir como esposo de Emma Thompson en The Children Act, si hubiera estado aún entre nosotros, aunque a Tucci también lo amo). En cuanto a Mirren, siempre fue una favorita en mi casa. White Nights estaba en nuestra pantalla todo el tiempo, la teníamos en VHS, y en su momento no nos perdíamos episodio de la serie Prime Suspect, que fue una de las primeras series británicas que se vieron en la tele, al menos desde mi infancia hasta aquí. De las más nuevas de ella me ha encantado ver La Dama de Oro y me divirtió mucho Red.-
      Jaja, es verdad que salí de mi cápsula del tiempo por un par de días. Vi las tres películas con mi padre, quien me agradeció por no haberle impuesto el blanco y negro por una vez en la vida (textuales palabras suyas, jajaja). Ya volveré a mi programación habitual :D
      Un besote enorme, Bet.-

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