Estaba trabajando en otra entrada que había pensado traerles esta semana, pero ayer llovió a cántaros y al regresar a casa del trabajo tuve ganas de ver algo reconfortante y para eso qué mejor que una película favorita ¿no?
Radio Days cuenta en líneas paralelas la historia familiar de Joe (Seth Green), un niño del barrio neoyorquino de Rockaway en Queens - alter ego del propio Allen - y de varias personalidades radiales ficticias de comienzos de los años ‘40, entre ellos la cantante y presentadora Sally White (Mia Farrow).-
La trama está construida sobre la base de una serie de viñetas que vinculan piezas clásicas del cancionero americano o anécdotas de la vida real reversionados, con la historia de los personajes. No faltan la memorable emisión de Orson Welles de “La guerra de los mundos”, las tragedias relatadas por radio, los programas sobre personalidades del deporte, los concursos, los radioteatros, las orquestas transmitidas en vivo desde los clubes nocturnos a los que iban los ricos y famosos. Todo ello vale como telón de fondo de las historias cotidianas: las discusiones y los juegos familiares, las travesuras de niños, los proyectos comerciales frustrados, los desengaños amorosos de una tía solterona, el nacimiento de un nuevo hijo.-
Y paralelamente, la historia de Sally White, quien comienza como vendedora de cigarrillos en un elegante club nocturno y puede concretar su sueño de aparecer por la radio gracias a la ayuda de un mafioso (Danny Aiello) y de su encantadora, pero de armas tomar (literalmente), madre (Gina DeAngeles). Sally tiene muy mala voz y no es demasiado brillante, pero gracias a su trabajo duro logrará triunfar en ese medio mágico en el que todo es posible: la radio.-
Radio Days es la carta de amor de Woody Allen a la radio, a los programas y canciones que sonaban en su infancia. Es también una nostálgica carta de amor a un pasado romántico y romantizado: a las reflexiones que un niño podía tener sentado frente al mar en una playa desierta; a la época de la II Guerra Mundial en donde la fantasía de descubrir un submarino nazi en tus costas era algo emocionante y no se tenía conciencia del horror de la guerra; en donde acompañar a una tía soltera a una cita en la gran ciudad podía ser algo mágico; en donde una celebración de año nuevo traía la promesa de un futuro mejor y no la certeza del olvido.-
Si me apuran, diría que esta es mi película favorita de Allen. Es difícil, porque The Purple Rose of Cairo compite por el primer lugar, Midnight in Paris es absolutamente genial, Manhattan Murder Mystery es un clásico en mi familia (y un precioso homenaje a Rear Window, con lo cual suma puntos) y con una filmografía de cincuenta y siete títulos se complica elegir uno sólo como el más entrañable. De hecho, acabo de cerrar esta frase y sigo exclamando en mi cabeza “¡Y Zelig! ¡Y To Rome with Love! ¡Y… y… y…! Pero esta película me inspira un sentimiento especial, tal vez por su alta carga de nostalgia, tal vez porque la radio como medio me fascina y me acompaña desde que tengo memoria.-
Para despedirme, les dejo la pequeña historia que da inicio a la película: dos ladrones entran a la casa del señor y la señora Needleman, aprovechando que los dueños han ido al cine cuando de pronto suena el teléfono. A fin de no despertar sospechas, los ladrones atienden y para su sorpresa terminan participando de un concurso radial de “adivine el título de la canción”. Ganan y huyen con un magro botín. Al regresar, los Needleman encuentran todo revuelto y algunos faltantes pero a la mañana siguiente reciben con sorpresa la llegada de los premios del concurso: nuevos electrodomésticos y mobiliario para el hogar. Con un comienzo así, ¿cómo no sentirse atrapado por el humor y la inmensa ternura que emana de esta película?
Hola Bet
ResponderBorrarDesde luego Allen tiene un puesto de honor entre todos los directores pero su estatura es aún mayor entre los guionistas. Es una maravilla comprobar como enhebra historias -algunas se adivinan personales y otras nos "suenan" de otras pantallas- y logra cerrar todas las pelis con su particular sentido del humor.
Yo creo que esta Sally White es la sombra de varias "conocidas" entre otras de Marion Davies, la Susan Kane que tan bien interpretó Dorothy Comingore -y que le valió de bien poco-.
Como comentas "Radio Days" es un homenaje a los cuarenta radiofónicos pero, como todas las de Woody, también es un homenaje a todo el cine interesante que le precede y del que extrae lo que le interesa dándole un barniz especial que hace exclusivo suyo.
Un saludo, Manuel.
Firmo al pie de su comentario, querido Manuel. Ciertamente, el Allen guionista supera al director, lo cual ya es mucho decir porque como director deja la vara bien alta con su estilo particular para el uso de la cámara y su gusto por un estilo de actuación que si no es improvisado, se le parece bastante.-
BorrarLe agrego otro paralelismo posible para Sally White: el hipotético futuro de Lina Lamont, la diva con voz de corneta de Cantando bajo la lluvia, si luego de quedar en evidencia en el estreno de su debut sonoro, se hubiera tomado en serio las clases de su profesora de vocalización.-
Le mando un abrazo cargado de nostalgia, Bet.-
Cuando la sensibilidad, la inteligencia y el talento se ponen al servicio de la nostalgia, el resultado, tratándose de Woody Allen, es lo más parecido a una emocionante, matizada y divertida obra maestra que destila amor no exento de ironía, hacia los personajes, la época y la ciudad que homenajea. Pues sí, sin duda, estamos ante uno de los trabajos más redondos e interesantes de la etapa de madurez del autor de MANHATTAN.
ResponderBorrarUn abrazo.
Ya ve cómo estamos coincidiendo más a menudo, estimado Teo jaja. A mí Allen me encanta, aún en sus películas menos redondas hay algo, un movimiento de cámara, un giro del guión, un gag, que llevo grabado en la memoria.-
BorrarLe mando un abrazo, Bet.-
Estar de acuerdo con el criterio de alguien ajeno a nosotros siempre nos reconforta (ya sabes, ¡no estoy solo en la isla, acabo de ver a alguien!). Sin embargo, disentir, aportar otra visión, puede resultar casi siempre enriquecedor.
BorrarEn cualquier caso, hay películas -como la que aquí comentamos- cuya valoración por parte de quienes amamos el cine resultaría, cuando menos, improcedente y muy difícil de argumentar la disidencia. ¿Quién con dos dedos de frente y un mínimo de sensibilidad podría hacerlo con DÍAS DE RADIO? Bueno, ahora que caigo, suelen existir "críticos" con complejo de enfant terrible.
Centrándonos en la película, el apunte de Hildy sobre el episodio de los ladrones, a mí en su día también me hizo sospechar, es más, estuve seguro de que Allen conocía la peli de Sáenz de Heredia porque lo calcó.
Con la cantidad de "enfants terribles" que nos rodean hoy en día, estimado Teo, yo no descartaría nada... Por lo demás, encontrar pisadas en la arena es algo que no deja de emocionarme, aunque coincido en que el disenso puede resultar enriquecedor CASI siempre (con énfasis en el "casi").-
BorrarLe mando un abrazo, Bet.-
Siempre hay películas a las que se regresa con placer. "Días de radio" es una de ellas. Hay muchas películas de la filmografía de Woody Allen a las que me gusta regresar.
ResponderBorrarPor otro lado es una hermosura el homenaje que se hace a un medio de comunicación que es la radio.
Me encanta cómo empieza esa película, ¿sabes que hay una película española de 1955 que se titula "Historias de la radio", que tiene un episodio similar?
Beso y viva el placer de ver películas
Hildy
Ay Hildy, ahora tengo que ver "Historias de la radio" (¿sabías que está en Youtube? Y con muy buena calidad de imagen por lo que parece). No me extrañaría que Allen la conozca y haya tomado inspiración de allí. En cuanto la vea te contaré qué me pareció.-
BorrarLa radio me encanta desde siempre, tengo tantos recuerdos con radio de fondo como con el cine. Y así como una de las maravillas del cine es poder volver siempre a él, lo efímero de la radio también tiene su encanto. Aunque ahora se puede escuchar mucho de archivo en internet, hay algo mágico en recordar momentos perfectos de radio que se desvanecieron en el aire, ¿no?
Te mando un abrazo enorme pero enorme, Bet.-