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Perfect Strangers (Separación peligrosa) - Alexander Korda, 1945.-


Con esta película me declaro formalmente enamorada de Robert Donat. Siempre lo adoré en 39 Steps, me conmueve su fragilidad en su último papel en The Inn of the Sixth Happiness, me gustó mucho en The Citadel pero aquí directamente me derritió el corazón.-

Robert (Robert Donat) y Catherine (Deborah Kerr) son un joven matrimonio londinense atrapado en la rutina. Todas las mañanas ella sirve el desayuno, ayuda a su marido a prepararse para ir al trabajo y luego se queda en casa viéndolo partir desde su ventana. Y todos los años parten de vacaciones por dos semanas al mismo balneario en donde pasaron su luna de miel. Sus vidas de siempre quedan, sin embargo, interrumpidas por la Segunda Guerra Mundial. Robert es reclutado en la Marina sin siquiera contar con la seguridad de que al regresar (si es que regresa) conservará su trabajo de oficinista. Mientras tanto, Catherine se une al servicio de mujeres de la Marina Real (sus miembros son conocidas como “las Wrens” y así se las llama en la película) para hacer su parte en la Guerra… y también para hacer algo de su vida. Sus experiencias en la Guerra transformarán a Robert y a Catherine, poniendo en duda que puedan retomar su matrimonio al regreso de los tiempos de paz.-

Perfect Strangers es una coproducción de Alexander Korda con MGM, con lo cual creo que logra lo mejor de los dos mundos: por un lado la película “se ve”muy bien (efectos especiaes incluidos) pero al mismo tiempo conserva los pies sobre la tierra y se las arregla para introducir con sobriedad algunos temas que en una producción íntegramente hollywoodense solo se hubieran abordado en tono de comedia, de completo drama o de franca condena (estoy comparando Perfect Strangers con dos contemporáneas que retratan el regreso de la Guerra: The Best Years of Our Lives y Pride of the Marines). La idea de que Catherine pueda florecer cuando está alejada de su esposo y de que llegue incluso a expresar en voz alta que no está dispuesta a ser el sostén de un marido demasiado dependiente e inseguro a su regreso de la Guerra, es explorada aquí sin tapujos. Claro que Robert no ha estado verdaderamente en zonas de combate (su misión durante la Guerra consiste en patrullar la costa británica) y que sus heridas no son de gravedad y quedan curadas antes de su regreso, con lo cual no podemos decir que Catherine se enfrente a un dilema moral entre acompañar a un hombre afectado física y/o moralmente por la Guerra y priorizar su desarrollo individual. De nuevo, la comparo con el personaje de Virginia Mayo en The Best Years of Our Lives, quien se enfrenta a una disyuntiva similar pero es retratada con dureza, aunque no puedo decir que Robert se parezca al personaje de Dana Andrews en aquella película en cuanto al nivel de daño sufrido. Las cosas no llegan tan lejos en esta película porque se mantiene un tono decididamente ligero. Pero igualmente el tema se plantea e invita a la reflexión. Lo curioso es que la película fue distribuida en Estados Unidos bajo el nombre “Vacaciones del matrimonio” y tiene unos siete minutos menos (esa es la versión que vi, que dura 95 minutos en lugar de los 102 originales). Este título da, a diferencia del original, la impresión de que el orden quedará restablecido al final (las vacaciones son, por definción, algo de lo que uno regresa), al mismo tiempo que diluye por completo la idea de la guerra (parece más el título de una comedia de Rosalind Russell y Melvyn Douglas). El título en español tampoco ayuda, hace pensar que lo mejor hubiera sido que este matrimonio permaneciera aburrido pero unido.-

Y hablando de la falta de crudeza con la que la Guerra es retratada en esta película, debo decir que durante la primera parte me incomodó un poco esta idea romantizada de que la Guerra viene a procurar el desarrollo personal de estos dos personajes y a forjar amistades en un clima de camaradería. Solo en la segunda parte de la película (a partir de la entrada en escena de Ann Todd en el rol de la enfermera encargada del cuidado de Robert) se presentan algunos indicios de la tragedia de la Guerra, de las vidas perdidas, de las largas separaciones sin fecha cierta de reencuentro, de la tremenda destrucción sufrida en Londres. Pero al mismo tiempo pienso que la historia que Korda quiere contar necesita que la Guerra no sea mostrada en forma detallada y realista porque en este caso el punto no está en la Guerra en sí misma sino en la distancia que puede generarse entre dos personas que no se han visto por largo tiempo y que han crecido en sentidos diferentes.-

En todo caso, el enorme encanto que tiene la segunda parte de la película hace perdonar cualquier cuestionamiento que uno podría hacer a la primera parte. El regreso de Robert y Catherine a Londres, cada uno por su lado y en condiciones diferentes (Robert tiene un compartimento que elige dejar para conversar con su amigo en el pasillo mientras que Catherine viaja en el pasillo atestado de marinos y debe tomar turnos para dormir junto a su amiga Dizzy interpretada por Glynis Johns), es mostrado en un montaje paralelo que nos permite ver que ambos albergan las mismas dudas. Los dos han madurado durante la Guerra, han tenido oportunidad de conocer y ser flechados por nuevas personas y se sienten incómodos ante la idea de reencontrarse con un cónyuge extraño. Catherine incluso expresa su rechazo ante la idea de irse a la cama con un hombre al que ya no conoce.-




Cuando el encuentro finalmente se produce, no es en el viejo apartamento que compartían y que a ambos ahora les resulta insoportable sino en la calle, en pleno apagón (la única luz que se ve es la de los reflectores que apuntan al cielo de una Londres aún amenazada por los bombardeos). En una escena de una belleza visual increíble, Robert y Catherine discuten la posibilidad de un divorcio y resuelven, ya que ambos están de acuerdo en terminar con el matrimonio, ir a un pub a arreglar los detalles con una copa. Sólo allí se ven verdaderamente luego de tres años de separación y la sorpresa de ambos ante la pinta del otro quda dibujada en sus rostros: Catherine ya no es la mujer gris y permanentemente resfriada de las primeras escenas y Robert dejó atrás el bigote y los trajes anticuados de sus tiempos de oficinista y hasta parece más alto en su uniforme.-

Esta secuencia es bellamente interpretada por los dos protagonistas. El torrente de emociones que experimentan va desde la renovada atracción hasta los amargos reproches pasando por los celos, la complicidad, la sorpresa ante los cambios que cada uno descubre en el otro, y el lenguaje corporal acompaña, en especial en Robert Donat quien cambia permanentemente de asiento durante su escena con Kerr en el pub. La llegada de los amigos de ambos sólo sirve para aumentar la tensión, porque para estos terceros que se pasaron tres años escuchando anécdotas de lo aburrido que es el otro cónyuge resulta evidente el cambio de circunstancias. Y si bien en un punto el intercambio de reproches se pone un poquitito teatral, toda esta parte es encantadora y conserva la intriga. Para cuando Robert toma a Catherine en sus brazos para un baile como el que nunca tuvieron en su vida de casados (ninguno de los dos sabía bailar antes de la Guerra) uno ya está pidiendo a gritos un beso. Beso que tampoco tuvieron antes de la Guerra, ya fuera porque Catherine no quiere contagiarle su resfriado a Robert o porque la partida de éste hacia la Marina es demasiado precipitada. Pero pese a ello, el final no es necesariamente previsible. Robert y Catherine se han hecho daño a lo largo de esta noche y la única pista de una posible reconciliación está en esa Londres que, como ellos, aguarda con esperanza una reconstrucción.-


Tiempo de una historia innecesaria: hoy este blog está cumpliendo seis años, pero por una tonta distracción, no miré mi calendario a tiempo y sólo descubrí el aniversario ayer por la tarde. Pensé en escribir un artículo especial el cual me demandaba ver una película en particular para comentar (no quiero revelar demasiado porque se trata de un proyecto que aún pienso desarrollar), pero para este entonces había mirado la primera mitad de esta película (ya casi nunca miro una película de un tirón en estos días) y quise terminarla antes de pasar a otra. La segunda mitad de la película me gustó tanto y me hizo latir el corazón tan fuerte por esta pareja (y dibujar mentalmente mil corazoncitos por Donat) que no pude resistir el impulso de sentarme a escribir sobre ella, pero entonces me quedé sin tiempo para ver y comentar otra película y no quisiera que el día termine sin publicar algo. Entonces, para resumir, he aquí mi texto de aniversario. Bien mirado, llego a este sexto aniversario con una nueva película favorita y con un favorito redescubierto: Robert Donat. No está nada mal como festejo ¿no?


Comentarios

  1. ¡¡¡Seis años ya... La chica del parasol blanco!!! Felicidades y espero seguir muchos años más leyéndote y descubriendo películas a través de este imprescindible blog.
    Mi querida Bet, cuántos años de correspondencias y cine en vena... Qué placer.
    Y me encanta porque en este aniversario que hay que celebrar me regalas una película que me he muerto de ganas por ver. ¡Cuentas tan bien la emoción que te ha provocado esa segunda parte! Y muestras siempre tanto cariño por tus consentidos. ¡¡¡Robert Donat, qué papeles más bonitos tiene!!! Los has nombrado. Pero ahora yo también quiero apuntar Separación peligrosa... ¡y además está Deborah Kerr!, que me encanta.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. ¿Has visto cómo pasa el tiempo? Seis años aquí más unos dos y medio en mi blog sobre Hitchcock... toda una vida, jaja. Como siempre, tus palabras me llenan el alma y me incentivan siempre a seguir escribiendo, aunque más no sea tonterías. Creo que me desmayaría si alguna vez llegáramos a hablar en directo.-
      ¡Ay, espero que pronto puedas ver esta película! Es una bella perla que por algún motivo no es más conocida.-
      Ambos protagonistas están maravillosos porque en alguna medida hacen personajes dobles. Los dos se transforman y florecen a lo largo de este período que pasan separados. Kerr también está gustándome mucho de un tiempo a esta parte, algún día tendría que hacer un ciclo de actrices favoritas porque siempre que pienso en intérpretes me vuelco por el lado de los actores. Me cuesta identificar actrices favoritas mientras que los actores me surgen a montones.-
      Y qué decir de Donat, de pronto lo vi y me enamoré de nuevo, como si fuera la primera vez que lo veo. Estoy toda embobada, jaja. ¿Viste que dirigió una película también? Ya me puse en campaña para conseguirla. Me encanta el pequeño universo de actores que dirigieron una única vez.-
      Te mando un abrazo fuertísimo, Bet.-

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