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¿Amigándome con el western? (primera parte).-

A veces pasan cosas por casualidad y de pronto, uno se pone a hacer cosas que nunca creyó posibles. El fin de semana que vi Mr Deeds Goes to Town para escribir mi reseña, me quedé embobada con Gary Cooper y decidí volver a ver High Noon. Podría haber elegido cualquier otra película del actor de las que tengo en mi biblioteca, incluyendo mi gran favorita Design for Living, pero en parte porque la sesión de cine incluía a mi padre (que no es un gran amante de esa película) y en parte porque en esa época estaba escuchando de nuevo el audiolibro homónimo de Glenn Frankel, me volqué hacia este western atípico. En general me mantengo alejada de los westerns, pero High Noon me encanta. Claro que muchos creen que no pertenece verdaderamente al género, y es considerado el western que les gusta a aquellos a los que no les gustan los westerns. Yo estoy en ese grupo, pero mirando la película pensé que no podía ser, que así como nunca había mirado musicales hasta que un día descubrí la película que me abrió la puerta al género (Singin’ in the Rain), en alguna parte tiene que haber un western para mí. Así que armé una lista para lanzarme a mirar. No es una lista de esenciales ni de las mejores películas del género (imagínense, la armé yo, así que pueden esperarse lo bueno, lo malo y lo feo… y sí, de pronto ya estoy haciendo guiños al género), es simplemente una lista improvisada con los títulos que incluso una neófita como yo escuchó nombrar alguna vez. Quién sabe, tal vez al final de este viaje termine siendo una fanática incurable…

Primera parada: 3:10 to Yuma (El tren de las 3:10) - Delmer Daves, 1957.-


3:10 to Yuma comienza con el atraco de una diligencia postal propiedad del Sr. Butterfield (Robert Emhardt) a manos de la banda de Ben Wade (Glenn Ford) y su segundo Charlie Prince (Richard Jaeckel). La banda se dispersa poco después, pero Wade es aprehendido en el cercano pueblo de Bisbee, en donde el ganadero Dan Evans (Van Heflin) acepta escoltarlo hasta Contention City y luego hacia Yuma, en el tren de las 03:10, a fin de ganar una recompensa que lo ayude a salir de la pobreza en la que cayó a causa de la sequía.-

Déjenme decirles de entrada que me encantó esta película, probablemente porque es una heredera directa de High Noon o tal vez porque me enamoré de Glenn Ford en ella, ¿quién sabe?

Empezando por el primero de estos motivos posibles, la conexión entre ambos títulos es ineludible. No sólo tenemos el uso de una canción como motivo recurrente (aunque no tan prominente y no tan memorable en este caso como en aquél), sino también el paso del tiempo en un espacio en el que pareciera que no hay dónde esconderse y la soledad del único hombre justo en medio de una comunidad corrompida. En este caso, Dan se une a la comisión de civiles que escoltará a Wade por un motivo económico y para demostrar su valía ante su esposa (Leona Dana) y sus hijos (Barry Curtis y Jerry Hartleben interpretando a los mocosos más insoportables del Oeste), pero tras presenciar el sacrificio del “borracho del pueblo”, Alex Potter (Henry Jones), decide que hay algo sagrado en la misión y que no puede simplemente abandonar aunque en ello se juegue la vida. Dan es un hombre más imperfecto que Will Kane, el héroe de High Noon pero queda igual de “solo ante el peligro” cuando hasta el propio Sr. Butterfield intenta abandonar la empresa.-

Existe sin embargo una gran diferencia entre ambas películas y es en la persona del villano y en la relación que entabla con el héroe. Wade es un villano más que atractivo. Nunca pierde el control, nunca se muestra violento aunque a su alrededor sus secuaces comentan actos de violencia y tiene además una debilidad que lo hará caer no una, sino dos veces: las mujeres. Wade es aprehendido en Bisbee porque se demora seduciendo a una cantinera (Felicia Farr) y luego tiene un momento de muda sensibilidad cuando presencia una escena entre Dan y su esposa, poco antes del tiroteo final. Es más que interesante la forma en la que el guión de Halsted Welles y la dirección de Daves describen a este personaje pero es fundamentalmente la interpretación de Ford la que completa la creación. Su Wade es un seductor tanto de mujeres como de hombres, a diferentes niveles claro, y en la larga secuencia que comparte con Helflin en el hotel de Contention City en el que esperan la llegada del tren, hace las veces de encantador de serpientes. Wade intenta corromper a Evans ofreciéndole dinero y la dinámica entre ambos actores, uno todo moderación y el otro todo expresión, nos regala el verdadero punto de la historia: la lealtad que se construye entre ambos hombres.-



Como punto de partida en mi viaje, creo que no podría haber elegido mejor exponente del género. Otro western atípico, si se quiere, que me ayudó a hacer pie en territorios conocidos y que me sorprendió con sus desafíos al Código Hays: la escena entre Wade y la cantinera es de una sensualidad que no me esperaba en una peli “de vaqueros” y la amistad y la tensión moral entre un héroe débil y un villano honorable me resultó una delicia. Seguimos viaje entonces…

Segunda parada: The Searchers (Más corazón que odio) - John Ford, 1956.-



Aquí casi me tiro del tren en movimiento. Y sé que me voy a meter en problemas y que probablemente la equivocada sea yo, pero ¡ay…! Mejor me abstengo de dar una opinión contundente, porque pienso volver a esta película en algún momento y revisar mi primera impresión. Digamos entonces por el momento que no conecté con la historia ni con la forma en la que está contada.-

The Searchers es la historia de una búsqueda durante años de la única sobreviviente de la masacre de la familia Edwards a manos de una tribu comanche, una niña llamada Debbie que tiene el rostro no de una sino de dos actrices de apellido Wood: Natalie, cuando es una adolescente y su hermana Lana, cuando es una niña. Los que buscan son el tío de Debbie, Ethan (John Wayne) y Martin Pawley (Jeffrey Hunter), un joven huérfano que fue rescatado por Ethan en su infancia y se crió junto a los Edwards. Ethan y Martin siguen el rastro del a tribu durante años, recabando información sobre su líder Scar (Henry Brandon) a partir de sus encuentros con diferentes tipos de personas a lo largo del camino.-

Siendo diplomática, en un esfuerzo para evitar que sus amantes me tiren un zapatazo, diré que creo en principio que esta es una película que confía en que el espectador llegará a ella con una carga de información previa de la que yo carezco y que sería fundamental para apreciar en toda su gloria el resultado final. Vendrían a ser lo que entendidos llamarán sutilezas y que yo padecí como falencias del guión. Hay muchas cosas “no dichas” en esta película, algunas son sugeridas al espectador con maestría (la relación entre Ethan y su cuñada, interpretada por Dorothy Jordan; el estado escalofriante en que los comanches dejan a sus víctimas, especialmente a las mujeres) y otras me resultaron inexplicables. Paso a detallar: durante toda la película Ethan desprecia profundamente a Martin porque tiene una octava parte de sangre cherokee (¡sólo una octava parte! no el 100% ni el 50% y Martin ni siquiera fue criado en una tribu, se crió con los Edwards) pero de pronto, sin que yo haya encontrado explicación suficiente, decide confiar en él y designarlo como su único heredero. Con idéntica imprevisibilidad, Ethan está dispuesto a matar a Debbie cuando por fin la encuentra y descubre que ha adoptado la cultura comanche (qué otra opción le quedaba para sobrevivir, pero Ethan no es la clase de tipo que se detendrá a reflexionar sobre ello), pero a último momento vuelve en sí, la toma en sus brazos y la lleva adonde estará a salvo. Por otro lado, ¿quién es Ethan, por qué tardó tres años en regresar de la guerra, cómo aprendió tanto sobre los comanches? No tenemos idea, los realizadores no consideraron necesario explicárnoslo.-

Aquí es donde creo que mucho del sentido de esta película reposa en el conocimiento previo que tengamos sobre las reglas del género, el estilo personal de Ford y la imagen pública de Wayne. Digo esto porque la película parece operar en un universo en el cual todos estos aspectos se encuentran establecidos y por lo tanto ya no necesitan ser explicados. Claro que Wayne lo sabe todo y es el hombre mejor capacitado para la misión. Porque es Wayne. Claro que los momentos de comic relief serán insertados sin previo aviso. Porque los espectadores recurrentes saben que deben esperarlos como puntuación de la acción. Claro que los personajes secundarios parecen recortados del manual “Cómo declamar en un western”. Porque se supone que eso es lo que esperamos de ellos para identificarlos. Claro que nos dejaremos seducir por el uso del entorno majestuoso. Porque eso es lo que vamos a buscar en una película de Ford. Pero quien no vaya en busca de todo esto o quien ni siquiera sepa que debe buscarlo (servidora) se quedará desconcertado haciéndose todas estas preguntas. Y cuantas más preguntas se haga el espectador a lo largo del visionado, menos se concentrará en la historia, más se detendrá en los errores de continuidad y en las inconsistencias y, finalmente, perderá el interés en la película.-

Por otro lado, he leído comentarios sobre esta película que reparan en el racismo de Ethan como personaje. Pero yo daría un paso aún más largo y diría que es la película la que es racista, en una forma en la que no necesita ser para 1956. Quiero decir, no creo que el racismo del que hace gala sea una expresión de su época sino un posicionamiento de los realizadores, ya sea consciente o inconscientemente. Y creo que esto es en parte el motivo por el cual la película deja inexplorado uno de los caminos más interesantes que insinúa, pero en el que no se adentra: los paralelismos que existen entre Ethan y Scar. Ambos parecen dos caras de la misma moneda, los dos han perdido a sus familias y buscan venganza por ello y ese vínculo indeseado que los une hubiera podido dar pie a algo interesante. Pero creo que la película no se permite llevar tal comparación entre su héroe y el jefe indio a su máxima expresión, se contenta con solo insinuarla.-

Y otro elemento que me pareció ya no inexplorado, sino mal explorado, es la dimensión de tiempo y espacio. Las distancias que Ethan y Martin recorren y el tiempo que les lleva la búsqueda son dos elementos que considero no han sido bien trabajados en esta película. Los vemos enfrentar diferentes inclemencias del tiempo (con varias escenas nevadas) y en un momento uno de los personajes menciona que una carta llegó “a esta altura del año pasado” y de pronto aparecen algunas canas en el cabello de Ethan, pero no hay un indicio exacto de cuánto tiempo ha pasado hasta que alguien menciona que ya transcurrieron cinco años. En cuanto a la distancia… a mí me pareció que habían estado andando en círculos todo ese tiempo…

Sin embargo, como decía, estoy convencida de que la equivocada soy yo porque esta es una película que es considerada por muchos como el punto más alto del género. Indudablemente aún no estoy a esa altura pero me comprometo a estudiar más y regresar en el próximo turno de examen.-

Tercera parada: Winchester ‘73 - Anthony Mann, 1950.-



Esta película sí que me encantó y me reconcilió con este proyecto. Winchester ‘73 es la historia de otra búsqueda, en este caso por venganza, de Lin McAdam (James Stewart) y su compinche High-Spade (Millard Mitchell) contra Dutch Henry Brown (Stephen McNally). El motivo lo conoceremos hacia el final, pero en el camino Lin y High-Spade se encontrarán con varios personajes, algunos aliados y otros enemigos, todos ellos vinculados por un legendario rifle Winchester ‘73 que va pasando de mano en mano.-

Ví esta película al día siguiente de haber sufrido con The Searchers, y tal vez por eso lo que más llamó mi atención es la diferencia entre los héroes de ambas películas. En este caso, Lin tiene una puntería infalible, conoce a su enemigo (convenido, tampoco sabemos cómo sabe lo que sabe sobre los indios, Sioux en este caso), sabe de estrategias de ataque, pero al mismo tiempo y como no podía ser de otra manera tratándose de Stewart, es profundamente humano. En su primer encuentro con Dutch, es reducido a golpes y está inconsciente cuando es encontrado por High-Spade; más adelante admite ante Lola (Shelley Winters), la “chica” de la película, que tiene miedo del inminente ataque de los Sioux; en otro momento, cuando recuerda una vieja frase de su padre sobre la riqueza que radica en tener un amigo, se le llenan los ojos de lágrimas y termina su parlamento con un nudo en la garganta. Qué quieren que les diga, esos son los héroes que me gustan.-

Otro de los aspectos fascinantes de esta película es la trama redonda que se vale del motivo recurrente del rifle que va cambiando de dueño para hacer avanzar la historia. El guión concebido por Robert L. Richards y Borden Chase tiene una estructura episódica y sigue por momentos al héroe y a su amigo, por momentos a los villanos, y en ocasiones a los personajes secundarios que aparecen en el camino. En esta galería nos encontramos con John Alexander (¡sí, el Teddy Roosevelt de Arsenic and Old Lace!) como el cantinero que recibe primero a Dutch y luego a Lin en su camino hacia el pueblo de Tascosa y John McIntire como un impasible vendedor de armas de fuego; a la ya nombrada Winters como la novia de un hombre cobarde con el rostro de Charles Drake (el joven psiquiatra de Harvey y el primer amor de Bette Davis en Now Voyager); un grupo de soldados olvidados a merced de los indios, comandados por Jay C. Flippen y que incluye a un jovencito Tony Curtis; a un jefe indio con el rostro y la voz de ¡Rock Hudson! (tanto él como Curtis estaban en sus primeros años en Hollywood); unos maleantes liderados por Dan Duryea (siempre impecable), acompañado por Abner Biberman a quien siempre querré por su rol en His Girl Friday. Además hay muchas otras caras conocidas en roles diminutos, sobre todo en la primera secuencia que tiene lugar durante unas festividades del cuatro de julio. Y fundamentalmente, sosteniendo la estructura a fuerza de carisma, el trío formado por Stewart, McNally y Mitchell (no me había dado cuenta, pero revisando la filmografía de este último vengo a descubrir que es el jefe del estudio en Singin’ in the Rain). La complejidad y la riqueza del entramado en la relación de estos tres hombres, o mejor dicho, de Lin con Dutch y de Lin con High-Spade son el corazón y el alma de la película.-

Completando el panorama en el tridente guión-actuaciones-realización, encontramos la brillante labor de Anthony Mann, un director al que no conozco pero que aquí demuestra buen oficio. El ritmo de la película es excelente, no descansa nunca y nos mantiene expectantes de principio a fin. Aquí su cámara está siempre donde debe y nos regala bellas imágenes de la mano del director de fotografía William H. Daniels. Como resultado de su trabajo en conjunto, Winchester ‘73 se ve fantástica, en un blanco y negro límpido y lleno de vitalidad.-

Cuanto más pienso en esta película, más me convenzo de que también es un western atípico, al igual que High Noon, 3:10 to Yuma y otra que no he mencionado hasta aquí, pero que también me gusta mucho, The Ox-Bow Incident, y me voy formando una primera idea - a fuerza de comparación con The Searchers - de qué tipo de western puede llegar a ser para mí. Veremos si el resto del viaje confirma o desarma esta hipótesis.-



Comentarios

  1. Hola Bet
    Ensalada de tiros que nos preparas para despedir tu-verano/nuestro invierno. Y aliñada con tus sabias gotas de aceite suavizante... y algo de vinagre realzante.
    "3'10 to Yuma" yo creo que fue subiendo de cotización con los años y alcanzó su cenit con la versión, bastante sólida, que se hizo en 2007 con Russell Crowe y Christian Bale retomando a Van Heflin Y Glenn Ford.
    "The Searchers": no sé porque tubo tantos problemas para nombrarla; "Los Buscadores" me parece bastante claro. En España no pudieron ser más "epopéyicos" y la nombraron "Centauros del Desierto". No se puede llegar más lejos en cuanto a mitología pero, creo, te da la clave que te falta: no son humanos y no se pueden medir por "nuestras costumbres" Wayne es el rey y no puede permitir que su "hijo adoptivo" muestre ningún signo de debilidad por eso es inflexible con él. Como su sangre es "real" tiene el convencimiento que en su familia prevalecerá a la impura sangre comanche. El desencanto le hará querer eliminarla pero un rastro lejano de su impura sangre humana le hará recapacitar... (Tienes mucha razón si la miras entre los dedos que te cubren el espanto de la cara da bastante "cosica").
    De aquel famoso Winchester que todos los críos disparamos alguna vez sólo te voy a decir una cosa: ¡Mira que no conocer a Anthony Man! ¡Ostras! ¡¡El marido de Sara Montiel!!
    Un saludo... y unos chupitos de "zarzaparrilla" mientras se monta la algarabía en el Salooooon. Manuel.

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    1. ¡Ay querido Manuel, gracias por el elogio de origen culinario! Tuve toda la intención de ver la remake de 3:10 to Yuma, pero me quedé sin tiempo. En principio, me da un poco de pereza esta tendencia moderna a reversionarlo todo, pero en este caso, me intrigaba un poquito ver qué pudieron haber cambiado en una película que, para mi gusto, estaba pero más que bien en la versión original.-
      ¡Sí, por no decir "Los buscadores" se enroscaron con "Más corazón que odio" o peor, los "Centauros del desierto"! Es interesante analizar la película bajo esta última denominación. Voy a pensar en esta perspectiva cuando revisite la película.-
      Uf, desconocía la conexión entre Mann y Sara Montiel. Y mire que habitualmente "chusmeo" las trayectorias martiales de actores y directores.-
      Me sumo a su brindis mientras en el fondo, algunos se tiran con sillas en una típica pelea de Saloon. Un abrazo, Bet.-

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  2. Aunque detesto utilizar el término “sobrevalorado”, resulta inevitable a la hora de juzgar este western saludado en su día como una obra maestra que venía a aportar al género las dosis de "seriedad", psicologismo y mensaje (se quiso ver en el film, con cierta base, una parábola antimccarthysta) que según sus autores le había faltado. Creo que el paso de los años a hecho mella en la película, se ha encargado de matizar sus voceadas virtudes y ha puesto de manifiesto algunos de sus artificios narrativos. En mi opinión, lo que ahora queda es un ejercicio de un acusado enfatismo formal, cercano a la pura geometría, que consigue, no obstante, momentos cierta­mente tensos en los que un espléndido Gary Cooper presta fuerza dramática y patetismo al dibujo del atribulado protagonista que es abandonado por quienes entienden la lealtad solo en tiempos de bonanza.
    Respecto a los otros dos westerns reseñados por ti, te remito -si lo deseas- a mi blog donde ambos están comentados en sendos post (el dedicado a EL TREN DE LAS 3:10, que tenía preparado, le he dado oportuna salida ¡hoy mismo!. Al de CENTAUROS DEL DESIERTO (The Searchers), llegarás pinchando en “John Ford”).
    Mientras, un abrazo.

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    1. Volvemos a disentir, estimado Teo, como debe ser. En mi última visita a High Noon, experimenté una cierta incomodidad ante algunos parlamentos, hay algo en la forma en la que están escritos algunos diálogos que no me resultó del todo redonda. Pero por fuera de ello, la película sigue encantándome. En cuanto a su conexión con la caza de brujas, no la veo en la película en sí, quiero decir que logro abstraerme totalmente de ello cuando estoy viéndola, pero la misma es indudable en cuanto al contexto general y al exilio sufrido por Carl Foreman en particular.-
      Me daré una vuelta por su espacio para comparar notas respecto de 3:10 to Yuma y The Searchers, no me ha dejado ni una pista respecto de sus opiniones sobre ellas, jaja.-
      Le hago una pregunta, porque no la menciona en su comentario: ¿y Winchester '73? ¿Qué le parece?
      Otro abrazo, Bet.-

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    2. Ay! es cierto. Dejé sin comentar nada menos que WINCHESTER 73.
      Fue el primero de una serie de westerns que Anthony Mann rodó en la primera mitad de la década de los cincuenta teniendo como colaboradores habituales al excelente guionista Borden Chase y al actor James Stewart. Este equipo (en el que alternaron otros guionistas) creó un estilo perfectamente reconocible en el que destaca sobre todo el nervio y el talento de Mann para el género que daba lugar a enérgicas y contundentes puestas en escena. Y con éste comenzaba ese dibujo de sutiles trazos de un héroe ambivalente y torturado (siempre interpretado por Stewart) que iría prolongándose y evolucionando de western en western en los restantes títulos de la serie, HORIZONTES LEJANOS, COLORADO JIM, TIERRAS LEJANAS, y EL HOMBRE DE LARAMIE.
      De nuevo, un abrazo.

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    3. Tomo nota de todos estos títulos, estimado Teo, para incorporarlos a mi cargamento de westerns. Me ha gustado tanto esta colaboración Mann-Stewart que no puedo menos que desear la continuación de este viaje.-
      Un saludo, Bet.-

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  3. Qué felicidad que te hayas decidido a ver wésterns. Jajaja, ya sabes el amor que yo los tengo. ¡Y has empezado fuerte! Con tres directores que acudieron bastantes veces al género a la largo de su filmografía. Yo tengo un especial cariño a las tres películas que reseñas. ¡He disfrutado mucho con tu mirada!
    A veces, ya lo hemos hablado, hay películas con las que no se conecta y eso te ha pasado con Centauros del desierto, quizá en futuros visionados entres en ella por algún momento concreto o personaje.
    Las otras dos, son dos joyas. La de Daves das todas las claves por las que me gusta ¡hasta Glen Ford (que al pobre le tengo manía)! La de Winchester la tengo más olvidada, pero recuerdo que me fascinó cómo se contaba la historia.
    Seguro que ya tienes todo el trayecto que quieres realizar con el western, pero me permito nombrar tres de estos realizadores que me gustan mucho: Delmer Daves (La ley del talión-The last wagon), John Ford (El hombre que mató a Liberty Valance) y de Anthony Mann (Las furias).
    Me encanta este nuevo proyectooo
    Beso
    Hildy

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    1. ¡Ay Hildy querida, algún día iba a tener que ponerme con este género!
      Por supuesto que corrí a leer tus entradas sobre estas películas en cuanto terminé de descubrirlas, pero no dejé ningún comentario porque no quería delatar mi pequeño proyecto, jeje.-
      ¿Qué pasa con Glenn Ford? Sabés que a mí no me impresionó particularmente en Gilda (la primera que ví de él y que debo confesar, no me interesa demasiado), me gustó mucho en The Big Heat (la segunda que ví) pero aquí, le entregué mi corazón jaja. Me gustó muchísimo lo que hace con el personaje de Ben Wade.-
      The Searchers no me dejó indiferente, pensemos que eso es algo bueno (peor es quedarse frío, ¿no?) pero te juro que planeo volver a ella. Glenn Frankel, el autor de ese libro sobre High Noon que mencionaba en la presentación, tiene un libro sobre The Searchers y ya me hice de una edición en audiolibro, pero todavía no lo empecé. Cuando lo haya leído, volveré a verla y tal vez reabra la discusión, aunque sea para ratificar mi opinión inicial y entrar en conversación con ese libro.-
      Winchester '73 me encantó, siempre se puede confiar en James Stewart para obtener una interpretación auténtica y cargada de emoción. Y esa dinámica entre hermanos (los hermanos de sangre y los hermanos de la vida) me resultó fascinante.-
      Te cuento en secreto que El hombre que mató a Liberty Valance está en mi lista, pero las otras dos no las conocía (qué elenco tiene Las Furias). Las agrego porque, más allá de esta lista inicial (que tampoco es inamovible), este camino recién empieza. En su momento, mi descubrimiento del género musical duró dos años (y continúa), así que cuánto podrá durar este nuevo proceso es algo que está aún por verse.-
      Gracias por acompañarme siempre en mis proyectos locos, un abrazo enorme mi querida amiga, Bet.-

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